domingo, 3 de febrero de 2013

MICHEL SERRES, FILÓSOFO DEL PLANETA


Autora Ana Azanza


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Presento en este vídeo a Michel Serres (1930), filósofo, marino, historiador de la ciencia, deportista, amante de los grandes espacios, sean desiertos, sean las cumbres del Himalaya. Profesor en universidades de los cinco continentes, fiel a su idea de que un docente que no ponga en contacto su saber con todas las culturas y sensibilidades sería hoy profesor a medias. La ciencia está mundializada, pero también la enseñanza, por eso lleva más de 30 años en Stanford y se ha paseado por Sudamérica, Sudáfrica, India, Corea. Ha experimentado que lo que en unos países se entiende con una explicación de un minuto en otros se necesita una hora, es decir, sabe muy bien que el hombre con h mayúscula de la filosofía no existe.


Michel Serres es a su vez un hombre de mundo y del mundo, que cuando está en altamar siente el planeta de manera especial como el único lugar habitable, nuestra raíz, nuestra casa, también nuestra tumba. Antes de escuchar sus entrevistas y conferencias que están en Internet, pensaba que desde la muerte de Leibniz se habían acabado los filósofos capaces de aunar una visión de conjunto sobre el saber humano. Michel Serres es capaz de esa visión “panóptica”, una capacidad de síntesis apabullante basada en un acercamiento humilde a todas y cada una de las ciencias actuales. El documental en 12 capítulos “La legende des sciences” es una muestra de su conocimiento enciclopédico. 

Miembro desde 1990 de la Academia Francesa se ha preocupado por la vulgarización de los conocimientos científicos. Dicha tarea no le ha alejado de sus raíces, antes bien con frecuencia recuerda que se crió navegando sobre el río Garona al lado del que nació, y por él que llegó al mar. Como oficial de Marina participó en la reapertura del canal de Suez tras la guerra que enfrentó a las potencias coloniales con Egipto.

El mar es una de sus pasiones, altamar, alta aunque sea llana. Alta montaña, desierto, los casquetes polares, lugares inhabitables que hacen sentir la tierra, este planeta que algunos dicen está vivo, pero que Michel Serres, aunque la ve como sujeto de derecho “Le contrat naturel” (1990), asegura que le falta la característica de lo vivo: reproducirse. Frente a los filósofos de “piso” o de “biblioteca”, Michel Serres es un filósofo del planeta. Me parece relevante a este respecto su faceta deportiva, en general los filósofos que conozco no son amantes del desgaste físico. Es un intelectual  que ejercita no sólo su mente leyendo, escribiendo, enseñando, sino también su cuerpo a través de aventuras vividas en esos rincones distantes e inhóspitos.

Y no son sólo palabras. ¿Qué llevó a Michel Serres desde las matemáticas y la Marina a la filosofía? un acontecimiento de consecuencias catastróficas, la explosión de Hiroshima. Entonces algunos físicos que investigaban la energía atómica “se desviaron” hacia la biología o la medicina, fue el caso de Schrödinger que escribió tras la guerra “What’s life?”. El progreso científico indefinido se encontró con una primera refutación histórica que llevó a la crisis de conciencia en los físicos y al nacimiento de la epistemología como ética de la ciencia. Entonces Serres escribió “Tanatocracia”, libro que le valió algún que otro disgusto profesional, no todos habían escuchado como él el trueno de Hiroshima ni habían entendido su  significado.
 



Entre los autores que han inspirado su vida está Simone Weil, su reivindicación de la importancia del trabajo manual ayudó a muchos filósofos de su generación. El gran cambio del siglo XX es la desaparición de la agricultura, en 1900 el 80% de la población vivía y trabajaba en oficios relacionados con el campo. Al acabar el siglo casi no llega al 1%.
Julio Verne, fue el propagador de la ciencia en el siglo XIX, contó historias que han resultado proféticas y Michel Serres estima que hoy nos falta el narrador de la ciencia para niños y adultos. A mí parecer él puede perfectamente ocupar su lugar, es lamentable que el documental “La leyenda de las ciencias” no esté traducido en español y que no se haya proyectado en la televisión en nuestro país.
Simone Weil, en la guerra civil española, de miliciana con los anarquistas


En “Rameaux, espoir et esperance” (2004) defiende que un filósofo debe saber ciencias exactas y ciencias humanas, matemáticas, física, química, biología….los grandes lo hicieron. Prototipo de sabio no sólo por esos vastos conocimientos que se ha preocupado de adquirir sino por su capacidad de juicio adquirido en su propia experiencia vital.

La revolución de la agricultura, la revolución del cuerpo es la del siglo XX por el crecimiento de la esperanza de vida. En 1900 era de 30 años mientras que los niños nacidos en la actualidad serán centenarios. Y esto afecta a muchos aspectos como el matrimonio que no es el mismo, cuando la vida se ha alargado tanto. Michel Serres observa que hace un siglo las personas se prometían fidelidad a diez años a vista, las muertes en el parto eran frecuentes. Hoy cuando se contrae matrimonio de por vida el asunto es mucho más serio dado el aumento de la esperanza de vida. No es el mismo matrimonio. Tampoco el dolor ni la muerte tienen el mismo sentido. Recuerda que el cuerpo es un concepto central en el cristianismo, en el que tantos artículos de fe llevan esa referencia: nacimiento, muerte, resurrección, encarnación…

Todas las morales eran doloristas en la antigüedad, el dolor era un elemento cotidiano, para el rey y para el último de sus súbditos. Había que aprender a soportar el dolor. Tras la segunda guerra mundial se descubrieron sulfamidas contra las infecciones, analgésicos, anestésicos, antibióticos que han cambiado el cuerpo de la humanidad. Michel Serres es a este respecto un optimista de la ciencia. El dolor ha desaparecido de nuestra vida cotidiana. Antes de 1945 de diez pacientes que esperaban en la consulta del médico, 4 eran sifilíticos, otros 5 tuberculosos y el último padecía cualquier otra enfermedad, Tras los avances médicos citados, los primeros 9 han desaparecido y sólo ha quedado el décimo.

Particularmente relevante es el arte de Michel Serres para señalar el divorcio entre ciencia y filosofía. La formación que se imparte en las universidades da lugar a dos grupos muy separados, “los de letras” y “los de ciencias”, que él llama respectivamente “cultos ignorantes” y “expertos iletrados”. La ciencia va muy rápido y los filósofos no están formados, son, somos víctimas del divorcio ciencias-letras. Michel Serres escribió el “Tercero instruido” con vistas a remediarlo.
La confianza ciega en la ciencia de un Emile Zola se terminó. La ética de las ciencias empieza en 1947. Primero fue la Física, luego la química, más tarde la biología…todas las ciencias se ven actualmente llenas de inquietud y problemas

Escribió “Hominiscencia” (2001) contra la abundancia de angustia expandida de los medios de comunicación, las malas noticias venden. Ya lo sabía Aristóteles que señalaba el terror y la piedad como las pasiones necesarias para mover el corazón de la gente, los managers de los grandes medios han leído a Aristóteles y explotan estas pasiones al máximo. Tomemos el caso de las llamadas “vacas locas”,  cuando se expandió el miedo a la enfermedad se mataron en Inglaterra millones de animales. ¿Fue esa matanza necesaria? Michel Serres confiesa que de joven tuvo fiebre aftosa,  tras una semana infernal, se recuperó sin más tragedia. La ciencia mide y hace ver los peligros, pero la ciencia no es un riesgo en sí misma. Los riesgos que acechan a la humanidad son la competición, la avidez de riquezas y el deseo de aplastar al adversario.

No está seguro del dicho baconiano “saber es poder”. Todos los poderosos son ignorantes. El saber contribuye al poder, es quizás un contrapoder. Se multiplica el saber por Internet, la barbarie, la tiniebla en Internet.  El último libro de Michel Serres “Petite Poucette” (2012) hace referencia a un cuento infantil tradicional. Petite Poucette es hoy una mujer joven de menos de 30 años, que nació cuando la revolución digital ya era un hecho cotidiano, que viaja en el tren de cercanías, y que juega en su móvil o MP3 manejando los pulgares con habilidad pasmosa. Es una chica y no un chico, Michel Serres homenajea así a las mujeres porque tras 40 años en la universidad dice que los mejores estudiantes han sido mujeres. Quizás porque la sociedad les exige más para llegar a lo mismo.
Es un optimista tecnológico. Como el “plato de lengua” que le sirvieron a Esopo, las nuevas tecnologías pueden ser la mejor y la peor comida. Invita a observar el cuerpo del que está ante el ordenador y comparar con el del que ve la tele. O el cuerpo del que conduce y el cuerpo del acompañante, el uno está en tensión y el otro relajado, ¿cómo está el cuerpo del que escucha y del que mira? La posición del cuerpo indica si el sujeto está activo o pasivo.

Entre las historias que le contaba su abuela figura la del obispo Denis. Saint Denis estaba predicando al pueblo de Lutecia cuando una cohorte de legionarios romanos entró en el lugar y el general que los conducía de un tajo le cortó la cabeza al obispo. La leyenda asegura que el santo cogió la cabeza bajo el brazo y se dirigió al lugar donde quería ser enterrado. Precisamente allí se levanta desde la edad media la basílica de saint Denis al norte de París. Michel Serres ve en esta imagen del santo que lleva la cabeza a cuestas la figura de lo que nos ha traído la era digital, nuestra imaginación, memoria, razón están en el ordenador, en nuestra mano.

Saint Denis


 Con respecto a los predicadores de la posmodernidad y del fin de los grandes relatos Michel Serres contraataca: no saben ciencia.  Por primera vez en la historia del hombre disponemos del gran relato que sustituye a la enciclopedia. Empieza con la Gran Explosión de hace 15 mil millones de años, continúa con la formación del sol y sus planetas, entre ellos la tierra  hace 4 mil millones de años, y llega hasta la aparición de la vida y del hombre. Es una narración que lo comprende todo. Ese gran relato será el horizonte temporal de la humanidad futura, es la gran historia de nuestro habitar y de nuestra aventura como especie.

1 comentario:

  1. Interesante introducción a Michel Serres, Ana. Otra de mis cuestiones pendientes, seguro que vale la pena.
    Un abrazo

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