En su célebre “Discurso para unas bodas de plata”, Copelipón
-para los amigos Cope- había usado la
analogía del vuelo en tándem de las libélulas…
El macho sujeta a la hembra por el cuello con las abrazaderas
anales del décimo segmento de su abdomen. La hembra curva su cuerpo formando arco
completo hasta tocar con el extremo uno de los órganos reproductores del macho
buscando su esperma, que éste previamente ha transferido, replegando el abdomen
sobre sí mismo, desde el segmento nueve donde tiene su orificio genital, al
segmento dos donde se halla el órgano copulador. En algunas especies, tras
formar el corazón que simboliza el amor, el macho remolca después a la hembra
mientras ésta deposita sus huevos en la charca, el río o el riachuelo, ya sea
para defenderla de la inseminación de otros machos o para protegerla de otros
peligros.