Año 1922. Vamos a retroceder casi un siglo para hacer un experimento mental. Descenderemos a la tumba de Tutankamon; viajaremos a otros continentes, en pleno apogeo de los imperios coloniales, durante la edad de oro de la Antropología; podremos atisbar a Joyce y Proust juntos, en una noche de primavera en París, en el cénit de sus carreras literarias; y pasearemos por los rincones de la legendaria Residencia de Estudiantes, cuando Lorca, Buñuel y Dalí se hacían grandes amigos y abrían nuevas sendas para la creación artística. No faltará tampoco una ojeada al Berlín vanguardista y cabaretero de la Alemania pre-nazi, en el contexto de una Europa que, tras la Primera Guerra Mundial, intentaba sin éxito recomponer sus pedazos rotos para volver a empezar. Y trataremos de descubrir los hilos ocultos que atan a estos escenarios y personajes aparentemente tan dispares.
Primer grado: H. G. Wells y el mundo entreguerras
Einstein en la Residencia de Estudiantes en 1.924 |
La “cátedra” de la Residencia de Estudiantes acogió a las
personalidades más prestigiosas de su época. Por allí pasaron eminentes
científicos, literatos e intelectuales, que dejaron una huella indeleble en la
cultura de nuestro país. Contribuyeron a que se forjara lo que, muy
acertadamente, se ha llamado la Edad de Plata española. Los residentes estaban
al tanto de las últimas novedades gracias a los extraordinarios ciclos de
conferencias anuales organizados. La continua presencia de figuras
internacionales, como Einstein, Marie Curie o John M. Keynes, supuso un
auténtico revulsivo “en un país que olía a cerrado”, como apunta Javier
Rodríguez Marcos. Una de las disertaciones más celebradas sobre actualidad
política fue la que, en marzo de 1922, impartió Herbert George Wells (1866-
1.946).