viernes, 8 de febrero de 2013

EL PROBLEMA CUERPO/MENTE : NI DUALISMO NI MONISMO




Escrito por Luis Roca Jusmet



   Antonio Damasio, reconocido neurólogo con una buena formación filosófica, reivindica a Spinoza después de criticar a Descartes. Damasio mantiene que a la luz de lo que sabemos hoy del cerebro no es posible mantener una postura dualista como la de Descartes. Sostiene que quien conoce lo que dice la neurociencia y defiende una postura dualista ( como si mente y cerebro-cuerpo fuesen dos realidades independientes) lo hace por motivaciones religiosas. Así, es la fe católica la que llevó a destacados neurocientíficos como John Eccles a defenderlo. 

 

  En todo momento hay una explicación paralela de los procesos cerebrales que sustentan cada proceso mental o consciente. Aquí nos encontramos entonces con una cierta ambigüedad que se manifiesta en la última nota del apéndice final, que trata sobre la equivalencia entre mente y cerebro. La ambigüedad reside en que Damasio acepta la identificación entre los dos términos como haría un materialista reduccionista pero al mismo tiempo sigue manteniendo el término mente cómo de una realidad diferente al cerebro. Aquí parece acercarse más a las teorías emergentistas que aunque consideran que el cerebro y las actividades neuronales son la base física de la mente, los estados mentales no pueden reducirse a los anteriores. Pero en el fondo Antonio Damasio sigue manteniendo un materialismo reduccionista. Damasio nos da una imagen muy interesante del cerebro: es como una estructura física, donde cada elemento ocupa un lugar que está relacionado con otros, en la que se teje una red neuronal. Como bien nos dice, la gran paradoja del cerebro humano es que es al mismo tiempo universal (la organización y los patrones de conexión neuronal siguen unas pautas con pocas variaciones) y singular, ya que cada cerebro es distinto entre un humano y otro gracias a nuestra plasticidad neuronal. El ser humano es un cuerpo y lo es en el único mundo real, que es el físico. La mente es una imagen del cuerpo que tienen los animales que tienen memoria y emociones. La conciencia es un nivel superior de la estructura cerebral, que tenemos los humanos exclusivamente (que se sepa, por lo menos) y que nos permite una idea del cuerpo. Para Damasio la conciencia es el resultado de una combinación de determinados circuitos cerebrales capaces de unir las percepciones con los recuerdos, que se mantiene porque tiene una función evolutiva.
   Damasio contrasta la intuición errónea de Descartes (dualista) con la genial de Spinoza, que anticipa el monismo materialista. Analizamos como lo plantea Damasio. Parte, por supuesto, de la lectura de Spinoza. Damasio considera que la tesis básicas de Spinoza es que “la mente es la idea del cuerpo”. Idea es representación o imagen de lo que pasa en el cuerpo, sus afecciones. Las emociones son para Spinoza modificaciones del cuerpo. Pero Spinoza profundiza más y dice que la mente es una idea de la idea. Esto le viene bien a Damasio porque para él la conciencia es el yo que se da cuenta de estas imágenes o representaciones. Salvando la cuestión de que para Damasio todo forma parte del cuerpo y en este sentido la mente (en su doble sentido de conjunto de representaciones y de conciencia son el doble efecto de la actividad cerebral que genera representaciones y conciencia). La conciencia es la percepción de las imágenes: idea de las ideas. ¿Podríamos decir entonces que las imágenes y representaciones son las ideas confusas de Spinoza y la conciencia la idea de las ideas? Esta sería la primera duda. Porque para Damasio los animales, que tienen memoria y emociones, tienen representaciones, es decir mente pero no consciencia. ¿Cuando Spinoza habla de mente se refiere a la conciencia ? 

 Pero Damasio se equivoca respecto a Spinoza porque el filósofo holandés no es monista en la cuestión cuerpo-mente sino dualista. Spinoza es monista desde el punto de vista de la substancia. Hay una sola realidad, que se manifiesta de infinitas maneras. El cuerpo y la mente son dos de sus manifestaciones. Pero son dos manifestaciones diferentes. Esto quiere decir que Spinoza apunta la solución en la polémica dualista/monista en cuanto a la relación cuerpo/mente. La solución pasa por el matiz y el matiz pasa por reformular el problema. El cuerpo y la mente no son ni una ni dos substancias. Son dos realidades no substanciales. 


  Explicaré mi postura. El cerebro forma parte del cuerpo y produce una realidad diferente que es la mente ( "La mente es la idea del cuerpo" dice Spinoza). El cuerpo y el cerebro son estructuras físicas. Generan una red semántica de representaciones. Son los significados, que tienen un marcador emocional (como dice Damasio) o una carga afectiva (como dijo Freud). Esta red crea su propia lógica, diferente de la del cuerpo). La conciencia es la capacidad reflexiva que tiene la mente. Creo que Spinoza anticipa, con su lenguaje, este tipo de explicación, que es capaz de buscar una alternativa al dualismo animista y al materialismo reduccionista, del cual forma parte, con todos sus matices, Damasio.
 
  
 

11 comentarios:

  1. El tema es una de esas simas misteriosas que por más cercana que la tenemos, estás hablando de tí mismo y de cualquier "uno mismo", no deja de ser desconcertante.
    Es probable que no haya más remedio que echar mano de la religión. a lo mejor no lo hemos pensado todavía suficientemente, pero es que la experiencia de la relación con uno mismo y de la relación con los demás nos aleja tanto de estas explicaciones sobre circuitos neuronales que yo por lo menos sigo en tinieblas.
    Seguramente todas estas personas que se han dedicado a pensarlo han dicho cosas muy inteligentes, y cada día las neurociencias avanzan más y nos descubren secretos bien escondidos entre los pliegues de nuestro cerebro. Pero a mí sobre todo cuando pienso en los seres humanos de carne y hueso que he querido y quiero no me llena nada todo lo que la neurociencia pueda decir. A lo mejor soy una ilusa, pero el caso es que no puedo dejar de pensar que en especial los demás se nos revelan cuando los queremos y nos quieren, y por supuesto que todo eso tendrá su base neuronal y glandular, pero el hecho es que vivencial y experiencialmente no nos relacionamos así, mi circuito neuronal con sus paranoias con otros circuitos neuronales con las suyas.

    Algo pasa que hay una distancia infinita, como la que separa unas estrellas de otras, sólo que dentro de nosotros mismos, entre nuestra base física innegable y nuestra humanidad, conciencia, sociedad, relaciones con otros seres humanos o llámale como quieras. Sigo viendo un abismo, aunque reconozco que Espinosa es admirable con su idea de la idea y aunque reconozco que me gusta enterarme de todo lo que las neurociencias nos van contando sobre el interior de nuestro sistema nervioso.
    Es como si, aunque no nos guste reconocerlo, no tuviéramos más remedio que bizquear en este asunto. Porque no hay forma de juntar de manera sintética lo que la ciencia analiza con nuestra manera de vivir real en la que nadie se acuerda de los circuitos neuronales de los demás ni de los suyos propios.

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón Ana. Este es el límite. El estudio objetivo de lo subjetivo nunca es satisfactorio porque nos cosifica. Pero es una dimensión que hay que tener en cuenta. En todo caso lo subjetivo en cuanto a tal es irreductible. los materialismo reduccionistas fallan en esto, gravemente. Por esto me parece que está bien pensar que existe el espíritu pero que sin materia no existe. Quizás también tenemos una idea demasiado mecánica d ela complejidad de lo físico.
    Un abrazo
    Luis

    ResponderEliminar
  3. Evidentemente si me pregunto QUÉ soy, he de responder que soy un cuerpo. Pero si me pregunto QUIÉN soy, la cosa cambia. La persona es una entidad metafísica. Llámala alma, espíritu, voluntad racional, libertad, capacidad creadora, sujeto ejecutivo, self, extraño bucle o "esa masa vacilante de temores y de sueños" (Hofstadter)... Como persona, tengo un cuerpo, que moldeo, domino y manejo en parte (incluido mi propio cerebro, que transformo con mis decisiones), y por eso no "pesa" ni "mide" menos mi persona cuando me corto las uñas o pierdo un dedo, y por eso no pienso que los restos mortales de mi abuelo recién fallecido "sean" mi abuelo... Afirmar que el único mundo real es el físico suena a megalomanía totalitaria, un prurito del físico endiosado. Nadie me negará que Lisa Simpson es ecologista y buena estudiante, aunque, en el mundo físico, sólo exista como una radiación fotónica, sus condiciones de ecologista y buena estudiante son otra cosa que los fotones de que esté físicamente compuesta.
    La concepción de la mente como "imagen del cuerpo", o de la conciencia como "metaimagen", resultan de una simpleza grosera. Mi mente, al menos por el momento, no es (sólo) un monitor, ni sólo un monitor de monitores. Para empezar, la mente también se conforma con la imagen, las ideas y emociones, sentimientos y prejuicios, de otras mentes y puede que de Otra Mente (el "otro generalizado" del que habla Mead). Puede que la "iluminación" no sea un fenómeno "animista". Es un hecho que una mente sola se disuelve fácilmente en la locura. Pero en cualquier caso, nunca se forma sola. No nacemos con alma, aunque sí con su potencia, que se actualiza socialmente, en el proceso de comunicación. Incluso un logicista tan cientifista como Hofstadter (Yo soy un extraño bucle, 2008) ha tenido que reconocer el fenómeno de la "fusión de almas"...
    Es cierto lo que dices del sefardita Spinoza, Luis, aún admitiendo la unidad de la sustancia (Deus sive Natura), Spinoza insiste en que los órdenes de causalidad de las ideas y los cuerpos son distintos. La causalidad concatena los modos sólo en la unidad del mismo atributo. Así que desde el espinocismo sería problemático afirmar que el cerebro (cuerpo) fuera causa de las ideas. "No se hallará nunca una idea que sea causa de un cuerpo o un cuerpo que sea causa de una idea" (Abbagnano, exponiendo a Spinoza)... Otra cosa es que, para nosotros (quoad nos), las ideas requieran el soporte físico de un cerebro.
    Sin embargo, y paradógicamente, el spinocismo parte de la identificación entre el orden de la causalidad lógica y el orden de la causalidad física (more geometrico demonstrata). Esto lleva, claro, a la atribución al orden físico de un orden necesario (el de la demostración euclidiana) y de ahí se deduce el extravagante teorema de la negación de la contingencia y de la libertad en cualquier mundo posible. Pero después del principio de Heisenberg, esta identificación resulta, cuando menos, problemática. En el mundo de los hechos físicos no hay necesidades matemáticas, algo que puso genialmente de manifiesto Hume. El trueno no se deduce con necesidad lógica del rayo, ni el futuro del pasado, aunque sea muy probable que el trueno siga al rayo, como la enfermedad pulmonar al tabaquismo.

    ResponderEliminar
  4. Al espinocismo, tan de moda (y eso que el mecanicismo tiene sus días contados), se le pueden hacer otras objeciones:
    1. Un dios q no crea, ¿sería una sustancia infinitamente infinita?, ¿sería Dios?
    2. ¿No es ingenuo sostener que el orden y lógica de las causas sea lo mismo que el orden y la lógica de las ideas? Un racionalismo así, ¿es sostenible después de la crítica de Hume, la lógica borrosa y de la mecánica cuántica?
    3. ¿Se puede deducir lo finito de lo infinito? Ni Tomás ni Cartesius hubieran aceptado esto. El 1º por empirista, el 2º por que parte de la existencia del yo dubitativo y menesteroso...
    4. Excluir la contingencia de los hechos va contra el sentido común y es tan absurdo como excluir la libertad de elección. Al final, a Spinoza no le queda más remedio que absorber -como ya hizo Aristóteles- la voluntad en el conocimiento, 'amor intelectualis'; o eso, o la alegría y la tristeza no son más que azares mecánicos, y entonces, si no me puede procurar la alegría voluntariamente, moneda contante y sonante de la felicidad, ¿para qué la ética?...
    5. A pesar de su monismo sustancialista, Spinoza separa la causalidad ideal de la física, pero hoy creemos que las ideas emergen, aún de modo misterioso, del cerebro (aunque también puede que la actividad del cerebro emerja de las cuantos, cuantos que tienen mucho de ideas en sentido platónico) de modo que hemos de buscar mediaciones entre ambos modos, si es que no hay un tercero (físico-mental-ideal, según el esquema Popper-Penrose)...
    6. La relación entre virtud y conatus, o instinto de supervivencia, hará las delicias de Nietzsche y Dawkins (El gen egoísta), pero vacía de contenido a la ética. Impide comprender una acción inteligente más allá de su utilidad. Por consiguiente, impide comprender las formas más sublimes de creación religiosa, filosófica, científica y artística.
    7. La dura consideración del derecho natural como poder no sólo es discutible, sino ética y políticamente peligrosa.
    8. ¿Es la estructura matemática del universo la sustancia última de las cosas? Dudo que nos podamos alimentar alguna vez con bocadillos de raíces cuadradas o seducirnos con estrofas de números irracionales...

    ResponderEliminar
  5. Bueno José, muchas e interesantes preguntas. Yo no voy ha hacer de defensor incondicional de Spinoza perque no ya no sigo a nadie, por suerte.
    Vayamos por partes.Yo creo que para Spinoza Dios es un nombre que acaba sobrando. Es la totalidad de lo que hay, podría ser hasta el vacío cuántico.
    En el segundo punto si hay un problema. Hay una lógica de lo mental y de lo físico que no son simétricas. Acepto el problema porque no acabo de entender lo que quiere decir Spinoza.
    Pero si una realidad infinita puede tener manifestaciones finitas. Negarlo me parece un axioma que no hay porque aceptar.
    Para Spinoza decir que no hay contingencia responde a su determinismo, similar al de Shopenhauer, con el que estoy de acuerdo. Lo que llamamos contingente es necesario porque responde a un conjunto de condicionantes anteriores que hacen que las cosas sean de la única manera que pueden ser. Contingente sería si lo comparamos con un mundo de posibles, que es imaginario.
    Hay interacción entre lo mental y lo físico. incluso podría afirmar que lo mental e sposible por lo físico pero lo mantal tiene una existemncia y una lógica propia. El tercer mundo me parece que es complicar la cuestión. Existe el mundo físic y el de los signnificados ( mente-cultura). Dicho de otro modo : un mundo sintáctico y otro semántico.
    La ética de Spinoz se basa en la alegría y en el amor y esto produce creaciones digamos espirituales. Lo que no justifica es una moral como obligaciones respecto al otro.
    Derecho como poder me parece que es en Spinoza poder compartido. No en vano fue el primer defensor moderno de la democracia.
    Bueno Jose, todos son pequeños apuntes, el diálogo continua. Gracias por la reflexión.

    ResponderEliminar

  6. Voy ahora, José, al comentario anterior. Desarrollo más el tema de la contingencia y de la necesidad. Me parece que cuando decimos que todo es necesario y nada contingente nos referimos a algo que está sometido a leyes inexorables. Pero yo entiendo ( y quizás Spinoza también) que lo necesario es el resultado de un conjunto interactivo de condicionantes. En este sentido el planteamiento de Hume no me parece que haga referencia a algo onntológico sino al desconocimiento que tenemos de los encadenamientos. las cosas podrían pasar de otra manera si el mundo fuera otor. Que yo escriba ahora es consecuencia del encadenemiento condicional anterior. la única posibilidad que yo no escriba sería que este encadenamiento fuera diferente, es decir que el mundo fuera otro.
    El principio de indeterminación de Heisenberg es complejo, porque habla del mundo subatómico, no del atómico en el que vivimos. Ahora físicos cuánticos están planteando posiciones deterministas, en los que la probabilidad sería nuestro cálculo, no el movimiento real de las cosas.
    De acuerdo con tu crítica a Damasio. Me parece una hipótesis poco consistente.

    ResponderEliminar
  7. Conozco bien a Hume, Luis. Lamento disentir en tu interpretación meramente gnoseológica de su crítica de la noción de conexión necesaria, causal. Su negación de la idea de conexión necesaria no sólo afecta a nuestro modo de conocer los hechos (pasados, presentes y futuros), conocimiento que es preciso reformular en términos de meras posibilidades o probabilidades, sino que también afecta a la relación misma entre los fenómenos (correlato objetivo, ontológico de las impresiones). Fíjate: "La verdadera cuestión es si todo objeto que empieza a existir tiene que deber su existencia a una causa; y yo afirmo que esto no es ni intuitiva ni demostrativamente cierto" (*Tratado de la naturaleza humana*, 82). No habla Hume aquí de nuestro conocimiento (meramente probable de los fenómenos), sino de conexión entre los fenómenos mismos. O más adelante: "No hay objeto que implique la existencia de otro". Por tanto es la costumbre (contigüidad, sucesión, conjunción habitual) la que nos hace "creer" que una existencia exige necesariamente otra. Y entonces decimos "siempre" y "necesariamente" (términos apropiados para los dioses geómetras), donde deberíamos decir "muchas veces" y "probablemente"... La contingencia empírica (gnoseológica y ontológica) se lleva muy bien con la libertad y con el espíritu liberal ilustrado, y es desde luego también ontológica, como en la tercera vía tomista, ni más ni menos. Sólo que las "criaturas" de Hume son fenómenos independientes.

    ResponderEliminar
  8. Por cierto, ese "no hay objeto que implique la existencia de otro" (Hume) se hará extensivo con Wittgenstein a los objetos que llamamos proposiciones: "p -> q" es una proposición contingente. Pero jamás una proposición implicará necesariamente otra distinta, o sea: "¬ (p => q)" es verdadera.

    ResponderEliminar
  9. Interesante lo que dices. Pero hay aquí una cuestión discutible, que es una interpretación del determinismo en términos de necesidad. En realidad hay de base la diferencia escolástica entre lo ncesario y lo contingente. Pero como dice Felipe Martinez Marzoa en un excelente estudio de Hume decir que todo es contingente o todo es necesario viene a ser lo mismo. Si hay cosas necesarias otras son contingentes. Si todo es contingente quiere decir que podría no haber pasado pero que pasa. pasa porque todos los condicionamientos lo conducen a ello. Mi existencia es contingente en el sentido que podría no haber existido si las cosas ( lo anterior) hubiera sido diferente pero en este mundo existo necesariamente. Es la identidad, que yo he leído expl´citamente en Schopenhauer entre lo necesario y lo posible ( es decir lo contingente). hay aquí un determinismo que no es mecánico y que me parece una vía interesante, incluso a partir de la física cuántica.

    ResponderEliminar
  10. Enhorabuena, Luis, por tu estupendo texto. Aprovecho para recomendar encarecidamente la lectura de “En busca de Spinoza” de Damasio que, aunque es un texto de gran rigor científico, resulta muy accesible para el público lego, que podrá disfrutar de su enriquecedor enfoque sobre Spinoza. Me adhiero, no obstante, a las objeciones formuladas por Ana y Pepe Biedma, con la salvedad de que a mí los avances de las neurociencias no me causan tanta desazón. Intento utilizar una especie de “gafas bifocales” para ver al mismo tiempo: de cerca, nuestros circuitos neuronales, la composición bioquímica y la estructura molecular del cuerpo y, de más lejos, nuestras grandezas (y miserias) de seres humanos con una individualidad irreductible. Son dos niveles de investigación de una realidad única. Que seamos, en el plano más profundo, un conjunto de reacciones químicas y eléctricas, no deja de ser la causa de que ese simio evolucionado que es el hombre haya llegado a la luna, o sea capaz de dar la vida por los demás en un gesto de absoluta renuncia de sí. Y es que no estamos constituidos solo como una red de conexiones ni como un puro flujo sanguíneo. En eso eran iguales Shakespeare y Perico el de los Palotes, aunque no en talento. Ahora bien, lo que de verdad importa no es que estemos igualados por lo bajo en lo biológico, sino que somos iguales al máximo nivel, el de los derechos humanos, uno de nuestros mayores logros. Por más que la naturaleza nos dote de manera diferente, todos somos exactamente iguales y valiosos en términos de dignidad como seres humanos. Esa es, en definitiva, la forma en que nos relacionamos(o deberíamos relacionarnos) con los demás, no como cyborgs, manojos de cables nerviosos, u organismos gobernados solo por las hormonas. Sin duda somos eso pero, afortunadamente, también mucho más.

    ResponderEliminar
  11. Gracias por el comentario, Encarana. justamente esta visión bifocal, sería quizás la de Spinoza ( perspectiva extensión que nos la da las neurociencias. y la del pensamiento, que es nuestro mundo subjetivo). Ahora bien, me parece que es Freud quien marca la línea. Freud quiere explicar en términos neurológicos, es decir en connexiones neuronales, los procesos mentales. Es un gran neurólogo de la época. Al final acaba defendiendo una realidad psíquica totalmente diferente de la física, aunque esta última es la que la posibilita.
    Un abrazo

    ResponderEliminar