viernes, 27 de septiembre de 2013

HUMANISMO FRENTE A ROBOTISMO

Traducción Ana Azanza

El robotismo es una enfermedad social


David Gelernter, profesor de "computer Science" en Yale University, habla en este artículo en favor de un resucitado humanismo y en contra del robotismo anhelado por muchos jóvenes que sueñan con ser robots.

¿Por qué los investigadores del cerebro tienen tanto miedo de la subjetividad? Porque nos ven como un perro con Iphone.

Se acerca una crisis intelectual, la ciencia  y la filosofía del espíritu amenazan a la cultura occidental con lo contrario del humanismo: llamémoslo Robotismo. Si Protágoras dijo que el hombre es la medida de todas las cosas, ellos dicen que el ordenador es la medida de todos los hombres.
Robert Downey Jr.




La ciencia tiene cada vez menos sitio para los individuos humanos y su subjetividad. Pero sólo podemos ver el mundo desde nuestro propio espíritu. Vemos un mundo en el que hay bien y mal, fealdad y belleza, justicia e injusticia, un mundo de deberes morales. No sólo vemos el mundo también lo sentimos. No somos puras máquinas amontonadoras de información, somos seres conscientes. Nuestra vivencia consciente (aunque sólo sea accesible para nosotros) es tan real como el árbol ahí fuera ante la ventana o los fotones que inciden en nuestra piel.
Si la ciencia quiere ocuparse de toda la realidad y no sólo de una parte, no puede limitarse a la realidad objetiva, tiene que tener en cuenta también la realidad subjetiva.

domingo, 22 de septiembre de 2013

La colección de Werner Nekes y la prehistoria del cine


1_ El maravilloso gabinete de curiosidades de Werner Nekes


Los Cuartos de Maravillas, Cabinets de Curiosités, Wonder Chambers o Wunderkammern, eran, como es sabido, los aposentos donde se coleccionaban y mostraban multitud de objetos extravagantes, procedentes de la naturaleza o bien de factura humana, como obras de arte o instrumentos científicos. Fue famoso, por ejemplo, el gabinete de arte y curiosidades del emperador Rodolfo II de Habsburgo, en el Castillo de Praga, que sirvió de inspiración al brillante Arcimboldo. Tras su apogeo entre los siglos XVI y XVII, muchas de estas colecciones fueron desmanteladas para formar parte de los emergentes museos del s. XIX.

En los Cuartos de Maravillas, las colecciones podían organizarse en cuatro categorías, denominadas por sus nombres en latín: artificialia, que reunía los objetos creados o modificados por la mano humana (como antigüedades u obras artísticas); naturalia, que recopilaba criaturas y objetos naturales; exotica, que agrupaba plantas y animales exóticos; y scientifica, que concentraba instrumentos científicos. Esta clasificación intuitiva respondía a la mentalidad universalista de la época, y de cierta forma, aún reverbera su eco en algunas colecciones modernas.



Werner Nekes (nacido el 29 de abril 1944 en Erfurt) es un director de cine alemán, conocido por sus filmes experimentales y, sobre todo, por su singular colección de juguetes ópticos y aparatos precinematográficos. Su afán por coleccionar despuntó desde que era niño, con una vasta recopilación de minerales y fósiles que sus padres se vieron forzados a desechar. Años después, ya convertido en cineasta, Nekes se ha dedicado a recoger todo lo que tenga que ver con la historia del cine, dando lugar a su propio gabinete de maravillas, a medio camino entre la curiosidad científica y la fascinación por lo misterioso y lúdico. En cualquier caso, la colección de Werner Nekes no sólo es capaz de narrar por sí misma la historia del séptimo arte, sino, en un sentido más amplio, la del uso artístico de la luz por parte de la Humanidad.

Werner Nekes presentando su documental Film Before Film.


Aunque los intentos de presentar esta colección en una exposición permanente han fracasado hasta ahora, la muestra tuvo en 2004 una multitudinaria exhibición en la Hayward Gallery de Londres –dando lugar a la notable publicación Eyes, Lies and Illusions–. Nekes ha realizado sus propios esfuerzos para hacer llegar su colección al gran público, a través de un bello documental, Was geschah wirklich zwischen den Bildern? (1985) más conocido como Film Before Film, accesible en el enlace, y de su propia serie de televisión Media Magica (1996).


Film Before Film:




sábado, 21 de septiembre de 2013

Fantasma de luz de luna


 

“ils sont charnels, tous deux, l’amour et la mort”La montaña mágica. « Sopa de eternidad »


Hacia 1976 leí La montaña mágica (Der Zauberberg, 1924) de Thomas Mann, en una traducción de Mario Verdaguer que editó Plaza y Janés en su popular colección Reno. Formaba parte de la biblioteca de mi padre, al que seguramente debo parte de mi afición a la lectura. La novela me absorbió tanto como aquellos Cuentos lapones que nos leía mi madre de chicos, tanto que mandé encuadernar sus dos volúmenes en tela azul añil, el color de los ojos del hada de Pinocho. Este verano, incitado por el artículo de Marisa Siguán “Hans Castorp: hechizado por el tiempo”, he retomado la lectura de sus capítulos centrales. Ahora, la traducción me ha parecido imperfecta; su prosa, algo retórica y reiterativa; su motivo romántico, un tanto cursi. Los gustos cambian y el tiempo hace de testigo insobornable.
Pista de patinaje del sanatorio de Davos

Sin duda sigue siendo una obra maestra, un ejemplo admirable de lo que a su autor le gustaba considerar como una “novela de formación” o “iniciática”, un Bildungroman. El protagonista, Hans Castorp, viaja a los Alpes suizos para visitar a su primo tuberculoso. Planea una visita de tres semanas, pero se quedará en el Berghof siete años. ¿Qué es lo que le hipnotiza y retiene en el sanatorio de Davos?

Según Marisa Siguán[1], tres ámbitos temáticos marcan sus experiencias: La abolición del tiempo convencional que miden los relojes; el contacto trascendental con la enfermedad, el amor y la muerte; y los grandes debates intelectuales de la cultura europea de las dos primeras décadas del siglo XX. Aquí insistiremos en los dos primeros temas.

viernes, 13 de septiembre de 2013

SIMONE WEIL, EXIGENCIA DE VERDAD

Autora: Ana Azanza 


1. Notas biográficas
2. La cuestión problemática de la pertenencia
3. La cuestión de sus publicaciones
4. Compromiso político de Simone Weil
5. Desprenderse de lo que se es
6. Un desafío a la sabiduría de los filósofos


Escribo este post después de escuchar la entrevista a Stéphane Barsacq, autor de “Le ravissement de la raison” y de las lecturas que ya he realizado de y sobre Simone Weil.




En este largo vídeo, más de una hora, aparecen testimonios de familiares, sindicalistas, religiosos, filósofos, que conocieron a Simone Weil y de otros “afectados” póstumos por esta vida fuera de lo común.

domingo, 8 de septiembre de 2013

VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

Autora: Ana Azanza 

No quiero que se acabe el verano sin hablar de una lectura que me ha costado hacer pero que me ha resultado muy provechosa. Me refiero a “Las variedades de la experiencia religiosa” de William James (1842-1910). Son 400 páginas de letra muy menuda en las que se recogen las conferencias Gifford que en el curso 1901-2 este filósofo norteamericano impartió en Edimburgo.

El título del libro responde literalmente al contenido. James hace una reflexión sobre la religión de enfoque no antropológico ni cultural, sino psicológico y para ello presenta innumerables experiencias religiosas de muy diversa procedencia y talante

viernes, 6 de septiembre de 2013

El cuerpo según William Blake

Con respecto a 'espíritu y cuerpo' me viene a mente aquél verso de Blake que dice:

"that call'd Body is a portion of Soul discern'd by the five Senses" 
(en Matrimonio del Cielo y el Infierno). 

Es decir:  lo que llamamos cuerpo es la porción del alma que nos es accesible a través de los cinco sentidos. 

Me parece interesante la afirmación de Blake, que no era un científico sino un artista, y por lo tanto un intuitivo, porque pone en cuestión un prejuicio cultural: la idea de que el cuerpo es algo per se y el alma alguna otra cosa. 

Asumir esa dualidad, nos demos cuenta o no, condiciona nuestra manera de plantearnos cualquier tema en relación al cuerpo y el espíritu.  Entonces nos preguntamos cómo puede ser que siendo distintos estén tan íntimamente 'unidos'.  O bien negamos la existencia de alguno de los dos. Por ejemplo la del alma, cuando se intenta reducirla a no ser sino un epifenómeno de procesos bioquímicos cerebrales. O, al revés, se niega al cuerpo. Por ejemplo, cuando se lo reduce al rango de un objeto exterior que puede ser manipulado a gusto del 'alma'. 

Ejemplo de eso último es que las mujeres de hoy se operan los pechos sin tener motivos de salud y sólo para adaptarse a un patrón cultural de belleza femenina; o cuando las personas con la llamada 'disforia de género' mutilan quirúrgicamente su cuerpo para adaptarlo a su identidad psicológica. 

No digo que eso esté mal, ni bien, no hago un planteo moral, sólo digo que ahí se trata al cuerpo como un objeto exterior al que se puede modificar en función de las preferencias del 'alma'. Se lo trata del mismo modo, con la misma actitud, que se modifica la materia para que sirva a nuestros propósitos (como se corta madera para hacer una silla o una mesa).            

En cambio lo que dice  Blake es que lo que percibimos como cuerpo es el alma misma. Es el alma manifestándose en un registro sensible.  Puede extenderse la idea de 'cinco sentidos' hasta incluir cualquier método de registro que se base en datos sensibles, como una electrocardiograma, una resonancia magnética, etc. 

Desde el punto de vista de Blake  sólo por un proceso de abstracción concebimos el cuerpo como una realidad dada per se; como una realidad 'objetiva' separable del alma. Pero lo que percibimos, y vivenciamos, al percibir un cuerpo es al alma.  

A mí esa mirada me  resulta particularmente interesante en el caso del cuerpo humano. Pues el cuerpo humano es un cuerpo personal. Por eso parafraseando a Blake yo diría: lo que llamamos el cuerpo es siempre el cuerpo de alguien. 

Para tomar conciencia de eso basta con considerar que si un cuerpo no es el cuerpo de alguien, entonces, ya no es un cuerpo, es un cadáver. 

Pues, la vida no se retira del cuerpo humano como la electricidad se retira de un artefacto, sino que hay un elemento personal en la vida del cuerpo del hombre y es ese elemento personal el que falta en el cadáver.   

De ahí que el cuerpo sin 'alguien', el cadáver, es decir el cuerpo reducido a mera materialidad sensible, se disgrega, se descompone. ¿No hay ahí una indicación de que el soporte material sin el 'alguien'  es totalmente irrelevante, o es más bien nada?  

Por algo en ciertas escuelas budistas se enseña a los discípulos a meditar en la descomposición cadavérica. No se trata de necrofilia sino de una toma de conciencia de la insustancialidad de nuestro soporte material sensible. 

Por supuesto a todo esto se pueden plantear objeciones. Pero el verso de Blake tiene el mérito, a mi juicio, de que plantea el cuestión del cuerpo como desde fuera de los hábitos mentales de nuestra cultura. Una cultura heredera de la modernidad, y en la que todavía rige, sea explícita o implícitamente, la separación entre res cogitan y res extensa.   

Bueno, habría mucho más que considerar con respecto a esto. Pero sólo quise compartir estas ideas con Uds. para responder a la amable invitación de José Biedma.  Gracias.