lunes, 28 de octubre de 2013

DRÁCULA. LAS METAMORFOSIS DEL MITO

Si alguien nos preguntara qué sabemos sobre Drácula, sin duda le contestaríamos que es el vampiro más poderoso. Camuflado bajo la apariencia de un elegante y misterioso conde procedente de Transilvania, este monstruo intenta destruir la especie humana infectándola con el mordisco de sus afilados colmillos. Vive de noche y, durante el día, duerme en un ataúd. Como carece de alma, no se refleja en los espejos. Es rey de las tinieblas y señor de los animales más repugnantes. Puede transformarse en murciélago o en lobo, lo mismo que desvanecerse en el aire. Lo espantan el ajo y el crucifijo pero, para destruirlo, el ritual más eficaz es clavarle una estaca en el corazón. Esta es la imagen popularizada por Hollywood que todos conocemos. Sin embargo, apenas somos conscientes de la forma en que se ha forjado y evolucionado este mito de raíces antiquísimas, ni de cuáles son las razones por las que nos seduce tanto. Vamos a examinar algunos de los aspectos de su rica simbología, para comprobar cómo se han ido articulando a lo largo de los siglos. Al final nos sorprenderá descubrir hasta qué punto somos nosotros mismos el reflejo escondido en la leyenda de Drácula.
 Uno. Los orígenes
 Todas las culturas consideran la sangre como el fluido más vital. Su pérdida arrebata la vida y, al contrario, recibir sangre la renueva. Por ello existe un temor ancestral a los seres malignos que se apoderan del rojo líquido, y ese miedo se traslada a relatos que comparten pueblos muy alejados entre sí en el tiempo y en el espacio, como refleja La rama dorada (1890) de Sir James G. Frazer. Sobre el año 2300 a. C. ya se registraron en Mesopotamia historias de diosas y demonios que bebían la sangre de los recién nacidos, como Lamashtu o Lililu (la Lilith de los judíos).

Todos perdemos o perderemos aceite

¿Qué es una mujer? ¿Qué es un hombre? ¿Varón o hembra? Distinciones “naturales”..., pero, ¿vivimos los humanos en un mundo natural? ¿No será “lo natural” aquello que precisamente abandonamos expulsados por nuestra soberbia curiosidad o por nuestro infinito deseo de supervivencia y dominio?

Se nos obligó tal vez a que pusiéramos nombre a las cosas para mejor controlar su futuro. Nos lo hemos tomado muy en serio. “Mujer”, “homosexual”, “heterosexual”, “bisexual”, “lesbiana”, “gay”, “transexual”, “travesti”, “drag queen”,  “macho”, “hembra”… A pesar de la inflación de términos para referirse a la orientación sexual, seguimos pensando en dos colores. Puede que en tres o en cinco, pero ¿no tendrá el arco iris infinitos colores, incluidos aquellos que no pueden todavía ser vistos, que todavía no han sido creados? Nuestra capacidad para el matiz es muy limitada.

Mark Nelissen, famoso etobiólogo belga, experto en psicología evolutiva, vaticina que en el futuro describiremos nuestras opciones sexuales menos categóricamente que en la actualidad. Limitaremos nuestro afán de etiquetar y dar nombres. Diremos algo así como “soy un 75 % heterosexual y un 25 % homosexual”. Aunque mucha gente sea marcadamente heterosexual, o se crea tal, su orientación no se manifiesta esencialmente en blanco y en negro. Pienso que depende más de las circunstancias históricas y socioculturales de lo que en general creemos.

Entre los estereotipos “puros” del heterosexual y del homosexual las personas vivimos en estados dinámicos e intermedios. Un famoso psicólogo lanzó una encuesta por Internet. Quien desee comprobar su grado de heterosexualidad u homosexualidad puede todavía hacerlo en:


Decenas de miles de personas han contestado a las preguntas de la encuesta, como “¿cuántas veces ha soñado que tiene contacto sexual con alguien de su mismo sexo?". A partir de los datos obtenidos se ha elaborado una escala de trece grados de orientación sexual, desde la más netamente heterosexual en un extremo, hasta la más homosexual en el otro. Podríamos esperar que la mayoría de los encuestados se apiñasen en torno al valor 0 ó 13. Pero no es el caso. La tasa máxima se sitúa en el valor 1 y a partir de ahí el número de heterosexuales desciende gradualmente. Comienza a aumentar a partir del valor 7 y alcanza su punto culminante entre el 11 y el 12. En medio estarían los bisexuales.

Conclusiones: La mayoría de la gente “pierde más o menos aceite”, o sea, que posee una orientación sexual mixta. Esto explica porqué alguien heterosexual puede adoptar eventualmente (en un campamento, en una cárcel) una conducta homosexual, y viceversa.

domingo, 27 de octubre de 2013

La fuerza mágica de la muerte según Hegel

Si tuviera que decir en pocas líneas cuál es la concepción hegeliana de la muerte, diría lo siguiente:
Tener conciencia de la muerte no significa sólo tener la certeza de que vamos a morir, sino comprender que la muerte es constitutiva de nuestra conciencia.
Dicho de otro modo, tener conciencia de la muerte implica comprender que la muerte no es algo que nos espera al final del recorrido de la vida, sino que nos hace ser lo que somos.
Para mayor claridad consideremos lo siguiente:
A diferencia del animal, y por supuesto del vegetal y el mineral, los humanos no somos seres dados. Nuestra naturaleza no está definida de suyo. Ya que nuestra naturaleza se define, entre otras cosas, por nuestra apertura e inacabamiento.
Así, el hombre no es un ser natural; no es un ser dado; el hombre es un ser cuya naturaleza consiste, justamente, en llegar a ser. Llegar a ser lo que era, pero lo era no de manera inmediata, ya dada, sino como finalidad a realizar.
Y esa finalidad puede quedar truncada. Ya que el humano puede fracasar en ser; puede perderse a sí mismo. Los animales, en cambio, no fracasan ni se pierden a sí mismos. Los animales padecen, por supuesto, pero son siempre lo que son hasta que mueren y dejan de serlo. A los animales, como al hombre, al vivir les va la vida, lo que no es poco, pero a diferencia del hombre no deben llegar a ser lo que son, no les va el ser.
Eso, la posibilidad y necesidad de llegar a ser, es lo que expresan intuitivamente tanto el hombre común y mundano como el hombre religioso cuando dicen 'estamos aquí, en el mundo, para algo'.
Incluso en un nivel prosaico y cotidiano se pone en juego esa intuición. Por ejemplo en los padres que le dicen a su hijo adolescente (sabemos que los adolescentes suelen vivir en la inmediatez propia de su edad y su entorno) que debe prepararse para 'llegar a ser alguien' en la vida.

lunes, 21 de octubre de 2013

De la tentación totalitaria al nihilismo disolvente

Acabo de terminar de leer el libro de J. F. Revel 'La tentación totalitaria'. Si bien sabe un poco 'anticuado', debido a que refleja preocupaciones y problemas anteriores a la caída del muro del Berlín, es un trabajo interesante y plantea cuestiones que llaman a la reflexión más allá de la coyuntura histórica en que fue escrito.

En su intento por limitar y desmentir las sugestiones de la izquierda de su tiempo, una izquierda que se negaba a reconocer las funestas consecuencias prácticas del marxismo que la historia había puesto de manifiesto, Revel plantea en cierto momento algo que nos parece particularmente interesante: que las críticas de la izquierda al 'establishment' parecen estar animadas y guiadas por un pathos y un patrón de pensamiento de tipo religioso.

La idea en sí no era nueva cuando Revel la expuso. Pues, de hecho, Mircea Eliade, aunque en un contexto de reflexión distinto, ya había llamado la atención sobre el trasfondo de religiosidad de las ideologías seculares del siglo XX. Particularmente del nazismo y el marxismo, cuyo sesgo mesiánico es evidente.

Visto así, se comprende porqué las izquierdas presentan, a menudo, características típicas de una religión, y particularmente las del catolicismo romano. A saber: propensión a la condena moral, unilateralidad intelectual, voluntarismo salvífico (hacia los pobres, los marginados, las minorías, etc.), finalismo mesiánico en la interpretación de la historia, depreciación del individuo en favor de la comunidad, y sujeción a una autoridad infalible.

Ahora bien, esa crítica de izquierda ha mutado bastante desde Revel a hoy. Pues, en nuestra postmodernidad la crítica del 'sistema', y de todo lo que se le asocia, ya no remite tanto, ni siempre, a un proyecto social alternativo sino que se ha vuelto nihilista.

Es decir, la crítica hoy ya no apunta impugnar el sistema vigente en favor de un proyecto superador, sino que constituye una suerte de disolución ad infinitum de las bases de la realidad económica, social y cultural occidental.

Así, en lugar de la vieja y sabia fórmula alquímica 'Solve Coagula', nuestros críticos, debido a que su arte carece de una finalidad superior a su propio ejercicio, trabajan con puro solvente. Por lo mismo, rara vez logran extraer un poco de oro del opaco y pesado plomo de la realidad que critican.

Por supuesto, en esa crítica también encontramos algunas cosas interesantes, y sin duda genuinas dentro de su propio nivel hermenéutico. Lo que le reprochamos aquí no es el ejercicio de la crítica como tal sino la apasionada unilateralidad con que la misma se realiza.

Para volver a Revel, un punto de contacto entre la crítica nihilista, en cualquiera de sus variantes, y las izquierdas de ayer, es que ni la una ni las otras reparan nunca, al menos no con el detenimiento que el asunto requeriría, en que la misma sociedad que critican es la única conocida que no sólo acepta el disenso y la diversidad, sino que tolera e integra a sus propios detractores y críticos.

Para decirlo en forma brutal: un Foucault, un Vattimo, y los citamos sólo a título de ejemplo porque son muy conocidos, en la Cuba de Castro, como antes en la Rusia de Stalin, o en un estado teocrático de Medio Oriente, no sólo habrían sido perseguidos a causa de su homosexualidad sino que su trabajo intelectual se habría desarrollado, en el mejor de los casos, bajo censura.

Con esto no queremos implicar, de ningún modo, que esos críticos, o cualesquiera otros, deberían ser complacientes con el 'sistema'. De hecho nosotros también pensamos que dicho sistema es criticable en más de un aspecto; e incluso en algunos de ellos raya con lo abominable.

Lo único que decimos, y no es un dato menor, es que llama mucho la atención que esa crítica se ejerza de modo tan unilateral que no incluya nunca un análisis de cómo y porqué la sociedad que critican es, justamente, la única que hace posible su propia actividad crítica, propicia su circulación, y hasta, en muchos casos, le brinda reconocimiento y respeto.

Parece como si estos pensadores, y a pesar de que para todos ellos Hegel es un lugar de paso obligado, ignoraran la más básica de las lecciones del filósofo alemán: que en una contradicción viviente, la verdad no se encuentra nunca en un solo lado de la misma; y que, sensu stricto, lo único realmente falso es la fijación unilateral de sus posiciones.

Y es justamente esa fijación unilateral, esa demonización a ultranza y sin matices, lo que criticaba Revel en su tiempo a las izquierdas europeas, y que hoy percibimos bajo formas nuevas en gran parte de la crítica postmoderna al 'poder' y sus instituciones.

Por eso, y para volver al tema inicial, pensamos que esa crítica postmoderna también está asociada, como la izquierda de ayer, a un pathos moralista y religioso subyacente, aunque invertido en su dirección final. Ya que el pathos moral y religioso nihilista no se orienta a la trascendencia sino a la nada. Y nihilismo significa literalmente eso: ser partidario de la nada, nihilizar, hacer de todo nada.

'Il n’y a pas de hors-texte'. Es decir, no hay nada fuera del texto. Es una de las consignas del nihilismo contemporáneo en su modalidad 'decontructivista'.

De nuestra parte queremos hacer notar que las implicaciones de esa idea son, como mínimo, inquietantes. Pues, 'fuera' del texto se encuentra nada menos que la presencia viva del espíritu. Es decir aquello en virtud de lo cual un texto es un texto y no un montón de trazos ininteligibles y mudos.

Por eso queremos terminar este post evocando otra frase. Pero, cabe aclarar, apelando a su alcance más general y más allá de toda filiación religiosa. Nos referimos a aquella que dice: 'la letra mata, mas el espíritu vivifica'...

viernes, 18 de octubre de 2013

ESCUELA Y PODER EN MICHEL FOUCAULT

  Escrito por Luis Roca Jusmet


 En un ejemplar del diario “El País” aparecido hace un tiempo Mario Vargas Llosa plantea que la causa de la degradación de la enseñanza pública:


 http://elpais.com/diario/2009/07/26/opinion/1248559212_850215.html 

en países como Francia está en el Mayo del 68 y más particularmente en la influencia de las ideas de Michel Foucault. El planteamiento no es nuevo, ni la pseudo-argumentación tampoco. Pero más que entrar en el tema de Mayo del 68 quiero centrarme en lo que plantea Michel Foucault sobre la escuela (en relación a su análisis del poder) y lo haré partiendo de la crítica de Vargas Llosa. Y no sólo por lo apasionante del tema de la enseñanza pública, tan actual en nuestro país, sino también para resituar a Michel Foucault y a sus ideas respecto al tema de la educación y, algo más ampliamente, del poder.


AUTORIDAD Y DEMOCRACIA


Reseña

Una historia de la autoridad. Permanencias y variaciones.
Gérard Mendel
(traducción de Hugo Vezzetti)
Buenos Aires : Nueva Visión, 2011.

Escrito por Luis Roca Jusmet

 

  Gerard Mender (1930-2004), es un psicoanalista y sociólogo poco conocido en nuestro país. Es una lástima, porque es un pensador arriesgado que se atreve con temas interesantes, complejos y de difícil abordaje, como es el tema de la autoridad. Así como el tema del poder ha sido tratado a fondo y desde diferentes perspectivas no podemos decir lo mismo con el tema de la autoridad. No hay muchos análisis contemporáneos sobre el tema, más allá del clásico de Max Webber, que corresponde además a otra época. Quizás los únicos son el de Hannah Arendt ( sobre La crisis de la autoridad ) y el de Alexandre Kojève con su libro la noción de autoridad. Otra obra titulada La autoridad, del sociólogo Richard Sennett me parece, en contra de lo que esperaba, bastante decepcionante. 
 Lo primero que señala el autor del libro que nos ocupa es que la autoridad en abstracto no existe, que tiene una historia y  que siempre hay que contextualizar. De otra manera el debate se vuelve estéril, ya que la autoridad siempre se manifiesta históricamente socializada.  Mendel sitúa su ensayo dentro del proyecto de una antropología general. Estaría en la línea de lo que defiende también Todorov y en consonancia con lo que se ha llamado antropología filosófica. Se trata de buscar una visión global del ser humano en contacto con las diferentes ciencias sociales.
 Parte del axioma de lo que llama los universales empíricos, que serían aquellos que, de diferentes maneras, están presentes en todas las sociedades humanas. También parte de una hipótesis sobre la modernidad, que él divide en tres momentos diferentes. El hilo conductor de la modernidad sería el cuestionamiento de la tradición comunitaria, a la que llama genos. La modernidad introduce así elementos totalmente originales y propios de nuestra civilización. Los conceptos básicos para su análisis ( aparte del ya citado de genos) son el demos, el de ego y el de plutos.

jueves, 17 de octubre de 2013

HANNAH ARENDT: LA CRISIS DE LA AUTORIDAD



 Escrito por Luis Roca Jusmet

El tema de la Autoridad es un tema que preocupa e interesa especialmente a Hannah Arendt. Lo trata en diversos textos pero le dedica un breve y denso texto que se llama Qué es la Autoridad. Es un escrito muy interesante, claro y denso al mismo tiempo, que nos ofrece un excelente material para pensar en diversos temas fundamentales para la sociedad y la política. Planteo en primer lugar un resumen de lo que formula y en segundo una serie de reflexiones críticas.

La tesis de Hannah Arendt es que la Autoridad ha desparecido en la Modernidad en el terreno político, aunque continúa en contextos prepolíticos, como la familia o la escuela.. Pero la esfera importante, central, es la de la Política. Hoy, dice Hannah Arendt, ya no existe la Autoridad en la política. Hay, además, una confusión entre Autoridad, Poder y Violencia. Pero hay que entender, dice la filósofa, que son esferas diferentes. Están además en tres registros temporales diferentes: Autoridad (referida al pasado), Poder ( al presente) y Violencia (al futuro). La Autoridad implica obediencia, no supone ni argumentación ni tampoco violencia. El poder es horizontal, ya que se comparte una capacidad, una potencia colectiva. La violencia es un instrumento que está en función de un fin que se busca.

La Autoridad supone un reconocimiento. La Autoridad no necesita persuasión ni fuerza para imponerse. El que tiene Autoridad la basa en el lugar que ocupa, en lo que representa. Implica obediencia porque proviene de la Tradición, considerada como actualización de unos orígenes míticos. Hay algo fundacional que conservar. La Autoridad es religiosa porque es un re-ligare, nos liga a algo que está más allá, en este caso a los orígenes.

martes, 15 de octubre de 2013

¿ QUÉ ES LA AUTORIDAD ?

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 Escrito por Luis Roca Jusmet


Alexandre Kòjeve es un personaje fascinante y un pensador interesante. Nacido en 1902 en Moscú se traslada a París como funcionario soviético, llegándose a convertir en un alto funcionario internacional. Según algunas fuentes, fue espía soviético durante treinta años. En todo caso fue un filósofo que ejerció un influencia relevante en gente tan interesante como André Breton, Georges Bataille o Jacques Lacan. Formó con ellos parte del seminario que dirigía Alexander Koyré sobre la Fenomenología del Espíritu de Hegel. Tanto Vicent Descombes en su importante libro sobre la filosofía francesa ( Lo Mismo y lo Otro) como Élisabeth Roudinesco en su extraordinaria biografía sobre Lacan ( Jacques Lacan. Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento ) señalan la importancia de ambos en la vida filosófica francesa .
 El libro de Kojève sobre la noción de autoridad es muy sugerente.

viernes, 11 de octubre de 2013

EL ENEAGRAMA : UN APUNTE CRITICO

Luis Roca Jusmet

¿Qué es el eneagrama ? A la mayoría ni le suena, otros lo utilizan y algunos lo veneran. Expliquemos un poco su origen, su discurso y su práctica. El origen es mítico, lo cual ya levanta cierta sospecha: procede, dicen, del sufismo a través de Gurdieff. Para los que no lo conocen Gurdieff es un supuesto maestro espiritual ruso, que pretende haber entrado en contacto con diversas tradiciones esotéricas. Tiene escritos bastantes libros, algunos por él mismo y otros por un discípulo suyo llamado Oupenski. Sus afirmaciones son bastante enigmáticas. Hablan de una transformación radical a partir de un trabajo interno. Gurdieff funda una secta de seguidores que lo siguen ciegamente. El eneagrama es una figura de nueve puntas que Gurdieff utiliza en sentido esotérico. 

 
A todo esto aparece un tal Oscar Ichazo que dice haber aprendido estas técnicas secretas y formula un eneagrama de la personalidad. Este eneagrama es una figura de nueve tipologías que se relacionan entre sí de una determinada manera. Funda una escuela. Pero será Claudio Naranjo, psiquiatra chileno, el encargado de difundir por EEUU, America Latina y Europa este sistema. Naranjo procedía de la Escuela de la Gestalt, una variante de la psicología humanista, que combinaba con un eclecticismo muy al gusto de la New Age.

lunes, 7 de octubre de 2013

LA FILOSOFIA COMO ARTE DE VIDA : EL ESTOICISMO DE MARCO AURELIO según PIERRE HADOT


 



Escrito por Luis Roca Jusmet

En el imaginario cinematográfico de mi generación, Marco Aurelio era el gran actor inglés Alec Guinnes, uno de los protagonistas de La caída del Imperio Romano. En el imaginario de nuestros jóvenes es otro gran actor, igualmente inglés, Richard Harris, en Gladiator. Siempre la misma imagen, la del emperador-sabio que sucumbe frente al hijo perverso. Marco Aurelio es, para Erasmo de Rotterdam en su Elogio de la locura, el ejemplo del desastre al que conduce el filósofo-rey de Platón. No sabemos si hay que entender irónicamente o literalmente el elogio a la sirazón de uno de los precursores de la racionalidad moderna y como hay que interpretar este juicio sobre Marco Aurelio. El lúcido y amargo Cioran, finalmente, nos dice en uno de sus aforismos que prefiere el escepticismo de un Emperador ( Marco Aurelio) que las propuestas de un soñador ( Nietzsche). Muchos han sido los análisis del que quizás fue el único Emperador-filósofo: Marco Aurelio. Nos llega con este libro un estudio sobre sus meditaciones, en el contexto de la época y del escritor, que serán dificilmente no ya superadas sino tan siquiera igualadas. El autor, uno de los grandes filósofos franceses del último tercio del seiglo XX: Pierre Hadot.
Pierre Hadot nació en 1922 y murió en 1920. Es un estudioso excepcional de la filosofía antigua que ha defendido que hay que entenderla no como un discurso sino como una forma de vida. La teoría se justifica por una práctica. Hay que saber pensar para poder pensar bien. Hay que saber actuar para poder actuar bien. La palabra que Hadot consieraba más adecuada para esta comprensión de la filosofía era la de ejercicio espiritual. Sin connotaciones religiosas, ni tan solo espiritualistas, la filosofía se entiende así como una transformación interna profunda y global, no solo como un ejercicio intelectual. En este sentido hubo una proximidad en su última etapa con Michel Foucault, cuya prematura muerte impidió un debate que sin lugar a dudas hubiera sido apasionante y fecundo.
Se acaba de traducir uno de los mejores libros de Pierre Hadot, el que dedicó a Marco Aurelio y tituló La ciudadela interior (magnífico título, por cierto).

sábado, 5 de octubre de 2013

LAS MUSAS DE EDVARD MUNCH

Este año 2013 se celebra el 150 aniversario del nacimiento de Edvard Munch. Siempre se aprovechan estas efemérides para refrescarnos en la memoria a los homenajeados, las más de las veces con poco disimulados fines comerciales. Pero lo que me lleva a recordarlo aquí son más bien sus Musas, mujeres extraordinarias que marcaron su vida y su arte. Hemos oído hablar poco de ellas, porque fueron amores prohibidos que había que esconder, pero conocemos perfectamente sus bellos rostros, que podemos evocar en la Madonna, la Vampira o El Puente. Me gustaría que esta entrada nos permitiera conocer mejor a este artista mayúsculo y averiguar cómo puso en marcha su revolución introspectiva en la pintura, y cómo llegó a alcanzar un lugar clave en la historia de la cultura occidental, siempre apoyado o en conflicto con sus Musas. Sin ellas, no se entenderían sus grandes logros.  
1.     La Musa familiar
Edvard Munch, el más conocido de los pintores noruegos, nació el 12 de diciembre de 1863. Era el segundo hijo de los cinco que tuvieron Laura Bjolstad y Christian Munch. Esta familia fue un auténtico desastre de salud física y mental, y Edvard pagó con creces el peso de su herencia genética. Las escenas de enfermedad y muerte fueron una constante desde sus recuerdos más tempranos. La madre falleció a causa de tuberculosis cuando él tenía sólo cinco años, el día 29 de diciembre de 1868, con el árbol de navidad puesto en el salón de la casa. Su hermana favorita, Sophie, la mayor, moriría de la misma enfermedad con 15 años, y fue un suceso tan traumático para él que lo llegó a pintar en multitud de ocasiones a lo largo de cuatro decenios. Edvard tenía otra hermana pequeña que padecía esquizofrenia, y él mismo tuvo que soportar una niñez enfermiza. Hasta estuvo a punto de morir a los 13 años.
Su padre era un médico militar de clase media, emparentado con sacerdotes, profesores y artistas. “Mi padre pertenecía a una familia de poetas, con signos de genio pero también de degeneración”. Munch anotó igualmente: “Mi padre era temperamentalmente nervioso y obsesivamente religioso… hasta el punto de la insania. De él heredé las semillas de la locura”. Christian Munch, palabra que significa “monje”, tenía un apellido muy acorde con sus frecuentes arrebatos pietistas. Hizo de su vivienda una especie de monasterio urbano en Kristiana, la capital de Noruega, que fue rebautizada como Oslo en 1925. La familia era muy aficionada al espiritualismo, corriente que tuvo gran predicamento en América y Europa en la segunda mitad del siglo XIX. Tenían costumbre de leer en voz alta libros de literatura, lo mismo que historias de fantasmas. Ese ambiente ocultista en que Edvard creció hizo que tuviese siempre un enorme interés por los fenómenos sobrenaturales e intentó plasmar lo irracional en sus obras. Todo un desafío al realismo de corte burgués.
Karen Bjolstad
 Pero entre tanta oscuridad mental hubo una luz muy potente que consiguió atraer a Munch hacia la creatividad. Fue su tía Karen, que vino a vivir con la familia tras el fallecimiento de su hermana Laura y se hizo cargo de la casa con firmeza pero también con dulzura. Karen Bjolstad era una artista a su estilo doméstico. Hacía collages con musgo, paja y hojas, un género muy popular en aquella época, y los vendía en las tiendas de la ciudad. Embarcó a los niños en aquella pequeña industria, con la que redondeaba los ingresos del hogar. Así fue como Edvard aprendió a recortar siluetas en papel para crear aquellos paisajes vegetales, y dio sus primeros pasos con el dibujo. La tía Karen estaba muy orgullosa de su destreza y guardó cuidadosamente sus trabajos. Los más antiguos que se conservan los hizo con 12 años. Siempre fue su confidente y, en sus cartas, él le contaba con detalle todos sus éxitos.