jueves, 31 de enero de 2013

EL LENGUAJE NOS HACE HUMANOS




Escrito por Luis Roca Jusmet

  Helen Keller, nacida en EEUU a principios del siglo XX, fue una niña  que con pocos meses de vida se quedó ciega y sorda por una infección vírica aparentemente inofensiva. El caso es paradigmático por lo que tiene de extraordinario: considerada prácticamente una deficiente mental a causa de su grave limitación sensorial, acabó escribiendo libros e inventando un método de aprendizaje del lenguaje para los niños sordo-ciegos. En una película de los años setenta, dirigida por Arthur Penn y titulada El milagro de Annie Sullivan, se muestra como este niña de nueve años realiza el duro aprendizaje para entrar en el Orden simbólico del Lenguaje y de la Ley. Inicialmente la niña es absolutamente primaria en todos los aspectos. Consigue superar su condición gracias al esfuerzo de su maestra para inscribirla en el lenguaje simbólico. Ésta sabe que es la única vía de acceso al mundo humano, que no es otro que el estructurado por el lenguaje, el universo de la palabra. Porque de lo que se trata, como muy bien entiende esta maestra, Annie Sullivan, no es enseñarle la relación que hay entre una cosa y un signo, ya que esta asociación puede entenderla, con un método adecuado, hasta un  primate. Tampoco es cuestión de adiestrarla para cambiar su conducta salvaje por unos hábitos socialmente aceptables, porque esto también lo conseguimos con un perro. Lo que hay que poner en juego es una mediación que nos permita establecer un vínculo simbólico (es decir lingüístico) entre nosotros y el mundo exterior, que básicamente son los otros.

miércoles, 23 de enero de 2013

LAS SIBILAS, ORÁCULOS DE SABIDURÍA



¿Quiénes fueron las Sibilas? Esas fascinantes mujeres vivieron en la Antigüedad y fueron reverenciadas por su capacidad para entrar en contacto con el más allá y vaticinar el futuro. Jugaron un papel decisivo para la política de ciudades e imperios, y cayeron en el descrédito y el olvido con el cristianismo. Los datos históricos que conservamos acerca de ellas son escasos y confusos. Su imagen está rodeada de mitos y leyendas extraordinarios, que nos hablan de una cosmovisión muy distinta a la nuestra. Intentaremos comprender por qué llegaron a ser tan importantes en el mundo antiguo. En un recorrido histórico, veremos cómo la figura de la sibila resurgió en la Edad Media como profetisa cristianizada, con un maravilloso canto que hoy está siendo recuperado como patrimonio de la humanidad, y examinaremos el auge y transformación de su imagen en el Renacimiento, como una expresión cualificada del eterno femenino del que hablaron Goethe y Nietzsche. Al final del viaje podremos disfrutar con un bonito montaje audiovisual, que espero que ilustre adecuadamente esas metamorfosis.


1. La Sibila en Grecia
Una de las primeras referencias escritas a la Sibila de Delfos la encontramos en Heráclito (544-484 a.C.) pero la figura se remonta a un pasado mucho más remoto. “Sibylla” quiere decir profetisa o mujer sabia, y era el nombre que recibían quienes se dedicaban al oráculo más prestigioso de la antigüedad. Los griegos consideraban a Delfos el “ómphalos”, el ombligo del mundo. En un paraje de  singular belleza, al pie del majestuoso monte Parnaso, el dios Apolo se reunía con las Musas, en un bosquecillo de laurel, su planta emblemática, a cantar, danzar y recitar poesía con su lira. Pero antes de convertirse en esta idílica Arcadia, el lugar fue escenario de un cruento sacrificio que otorgó al dios solar sus poderes de adivinación. En un tiempo remoto esa mágica montaña fue sede del culto  arcaico a la diosa madre minoico-micénica y, después, morada de la diosa Gea (Tierra) y la gran serpiente Pyto, poseedora de la sabiduría. Para apoderarse de ella, en un combate que prefigura el de San Jorge contra el dragón, Apolo mató a la Serpiente, se purificó en la fuente Castalia y enterró las cenizas del mítico animal en un sarcófago bajo el “ómphalos” de piedra, que marcaba el kilómetro cero para los griegos. Sobre él se erigió un santuario excavado en la roca, donde la sibila o “pitia” (de ahí la palabra “pitonisa”) actuaba como intermediaria entre los hombres y el dios.

jueves, 17 de enero de 2013

UNAS NOTAS SOBRE TERRY EAGLETON

Luis Roca Jusmet



 En su monumental y al mismo tiempo fresca obra Los extranjeros. Por una ética de la solidaridad están expuestos todos los matices que le merecen estos pensadores. Hay toda un crítica radical al planteamiento ético-político de Jacques Derrida, pero dice de él que es uno de los grandes filósofos del siglo XX. Se ríe de Žižek llamándole el "representante de Lacan en la Tierra",  pero en el prefacio le agradece sus comentarios y en el libro desarrolla una reflexión muy interesante sobre varias de sus posiciones teóricas. Aunque todo esto es anecdótico en este gran libro, que plantea desde una óptica muy original las principales problemáticas actuales de la ética y de su relación con la política. Esta óptica es nada menos que las teorías éticas actuales pueden asignarse a los tres registros formulados por Lacan: imaginario, lo simbólico y lo real. Aquí hay que precisar que lo real para Lacan es lo que está más allá de lo imaginario y lo simbólico, es decir de lo que podemos representa o formular.
Concluye además de forma bastante provocativa que la mejor opción surge de un encuentro entre la tradición socialista y la judeocristiana. La crítica más radical es a lo que Eagleton llama el postmodernismo despolitizado y a la repulsión de lo normativo en la moral (o ética, que en el libro es sinónimo). Igualmente al rechazo a  lo bueno y a lo justo entendidos en una dimensión universal. 

martes, 8 de enero de 2013

Fotografía de naturaleza, espíritu y cuerpo

Gramática lacustre

por Salva Solé

Invitado a colaborar en este blog por José Biedma, quien aprecia en más de lo que valen mis talentos, voy a aportar aquí mi visión personal sobre el tema de la relación entre el espíritu y el cuerpo desde una de las vertientes más básicas de mi vivencia; la fotografía de naturaleza.

Si bien la fotografía - cuando no es forense ni industrial - como expresión esencialmente estética deriva en línea directa del espíritu, también es hija del cuerpo. Ya no sólo porque, como para todo, necesitemos un cuerpo con ojos que vean, cerebro que reflexione y manos que obren, sino porque, en la fotografía de naturaleza, el cuerpo trabaja, sufre y goza lo suyo. Para empezar, el cuerpo regresa al entorno natural que le dio origen. No, no voy a obviar que el entorno urbano le es natural al hombre que lo ha creado pero, como en tantos otros casos (¿tantos otros caos?) el hombre parió un invento al que sucumbe, un invento que no controla, un invento que se le impone y casi, casi se le opone. No obstante, ahora una gran proporción de la humanidad es urbanita, y se halla más o menos adaptada a ese ecosistema cuyo defecto, seamos justos, no radica en su artificialidad sino en su insostenibilidad, su cualidad estresante y despersonalizada. Artificial también lo es este texto y no por ello debería causar perjuicio a nadie.

Tormenta sobre Ko Phida (Tailandia)

Nací, crecí y vivo en Barcelona pero, cuando salgo al campo, cuando camino hasta la orilla del mar o por las laderas de los valles, mi cuerpo siente un placer que no encuentra a menudo en la ciudad. Quizás fue ese el impulso primordial que me atrajo hacia la naturaleza y que me llevó, ya en la primera adolescencia, a frecuentarla y retratarla. Pero ese placer físico es sólo un pálido fantasma comparado con el gozo que, a base de años de entrañable contacto con el medio natural, experimenta mi espíritu. Gracias a ese poderoso estímulo, nunca me importó agotarme, herirme, mojarme, congelarme o cocerme. Y es que, tras treinta y tres años (desde los 14), de excursiones, vivacs y caminatas, incluso las incomodidades físicas parecen formar parte - al menos para mí - del gozo de estar allí donde más y mejor me encuentro. Esa peculiaridad mía a veces ha sido confundida, desde el sentir ajeno, con algún tipo de masoquismo. Pero mi cuerpo tiene claro que no extrae placer del dolor sino que lo siente a pesar de él; la sensación de íntimo contacto con la naturaleza trasciende el concepto de comodidad del mismo modo que el amor trasciende el concepto de dinero (o debería trascenderlo).

Espumas a alta velocidad (Costa da Morte, Galicia)

Esa corporalidad está en armonía con un fuerte sentimiento espiritual de pertenencia -de pertenecer a la naturaleza, no de que ella me pertenezca - y, desde bien temprano, ambas percepciones desembocaron en una búsqueda de su plasmación estética. Por eso siento la fotografía de naturaleza como una experiencia integral que, para mis necesidades, suple holgadamente los beneficios de una vocación religiosa que nunca llegué a echar de menos. Y es que le encuentro paralelismos a ambos fenómenos; hace unos años articulé los propósitos de lo que di en llamar “apostolado estético” y que podríamos resumir en una alegría tan grande ante la belleza del mundo que ayuda a superar los humanos horrores y se desborda hacia el prójimo para compartir la maravilla.

Juego

Tras una juvenil etapa toscamente mística que me llevó a vivaquear en la nieve, escalar en solitario las crestas de los Pirineos y otras locuras a las que creo deber, al menos en parte, mi actual salud mental, entré en una edad más lírica (o menos épica) y me volqué hacia la ornitología. Esa especialización no es objeto de este ensayito pero debo aclarar que gracias a ella he recorrido parte de nuestro planeta y he visto belleza suficiente como para que, aunque ahora mismo me muera, mi vida quede justificada. Al menos - claro está- desde mi sentir.
Helada (Saldes)
De todo ello surge mi obra como fotógrafo de naturaleza; esa es la base espiritual y corporal que sustenta mi ansia por captar y expresar la belleza, una necesidad que se extiende hacia todo lo bello y no se restringe al ámbito natural (su núcleo) sino que se expande a cualquier detalle que pueda hallar, incluso entre la basura. Para quien sienta curiosidad, vistas las pocas muestras que aquí caben, le dirijo a mi galería personal en FotoRed, la web donde actualmente voy dando forma a una selección temática de mi obra;


En mi experiencia de la fotografía de naturaleza, espíritu y cuerpo colaboran para hacer posible una búsqueda estética que no deja de evolucionar y ramificarse y que, rechazando los concursos y otras perversiones mediáticas, encuentra por igual alegría y propósito en transmitirse hacia las almas sensibles y - más aún - hacia las sensibilizables; aquellas que, a pesar de los imperativos de nuestros tóxicos modos de vida, intuyen que existe algo más que la noria del trabajo cotidiano y los placeres automáticos que nos venden como alivio al mismo. Con el cuerpo atrapado en rutinas embrutecedoras y la mente aturdida por el cinismo, la indiferencia y/o el temor, son muchos los espíritus que anhelan una armonía que se sospecha posible, una visión de la realidad donde quepa el asombro, la serenidad y un amor amplio (el agape o amor universal) que otorgue sentido a la existencia. Tengo claro que uno de los caminos que llevan hacia ese sentir es la percepción estética de nuestro mundo. Y la fotografía, junto a otras nobles artes, bien puede servir de vehículo en esa dirección.

Agradecimiento (Zumaia, Euskadi)

Puesto que, para mí, la naturaleza no es creación de nadie sino consecuencia de sí misma, dicho agape no desemboca en un descubrimiento de Dios, pero comprendo y hasta simpatizo con quienes no pueden evitar sentir que tanta belleza habla - casi directamente - de la divinidad. Dios o no Dios, ahí está la filigrana infinita, fractal y alucinante del hielo al borde del arroyo o los trazos que la hierba refleja al atardecer en un lago de los Pirineos; eso llena mi espíritu y mueve mi cuerpo - que ya no tiene veinte añitos - como pocos otros estímulos. Si me he de poner filosófico diré que quizás no exista menos verdad en la percepción de la belleza física de un paisaje que en sus causas primigenias, sean estas divinas o no (se me difuminan las diferencias).


Con estas pocas líneas espero haber compartido aquello que yo entiendo como un trinomio particular formado por cuerpo, espíritu y estética de la naturaleza. No sé si un texto tan falto de referencias eruditas satisfará a quien me lea, pues no deja de ser la descripción de una vivencia tan íntima como estrictamente personal de la cual no puedo extraer conclusiones universales. En cualquier caso, posiblemente más acertadas que mis palabras, os dejo mis fotos.   

Gramática pelárgica (Tarragona)

lunes, 7 de enero de 2013

Filosofía del abandono



Autora Ana Azanza

Presento esta entrevista de dos personas que además de su capacidad intelectual demostrada por los libros que ambos han publicado, tienen tras de sí una experiencia vital que hace de ellos seres humanos con mucho que enseñar.

Boris Cyrulnik es neuropsiquiatra, psicoanalista, autor del libro por el que llegué a él “Autobiografía de un espantapájaros”. En ese libro recoge experiencias de seres humanos del mundo entero, “heridos por la vida”, “espantapájaros”, seres necesitados de encontrar la “normalidad” de una vida en sociedad.  El sufrimiento es el mismo para todas las personas del planeta, pero la expresión del mismo, la reelaboración emocional del que lo ha pasado depende de los recursos de “Resiliencia” que la cultura dispone alrededor del afectado. La invitación a contarlo o la obligación de callar, el acompañamiento afectivo o el desprecio, la ayuda social o el abandono cambian el significado de la herida. Particularmente son las palabras y la posibilidad de contar historias lo que cambian las relaciones entre los humanos. Con las palabras tejemos la realidad, transfiguramos las cosas que tenemos a nuestro alrededor, también las vivencias.
Cualquier narración es una legítima defensa, basta dirigir nuestra historia a alguien que escucha para modificar nuestras relaciones, para no sentirnos igual.
Cyrulnik enseña que contar lo que nos pasó no es volver al pasado, sino que nos reconciliamos con la propia biografía. La fabricación de nuestra narración llena el vacío del origen que estorba a la propia identidad. Un hombre sin historia está como disperso, sin memoria y sin proyecto, sometido al presente en el brillo de lo inmediato.

Las calamidades humanas son más frecuentes que los terremotos o los tsunamis. Y le han permitido a Cyrulnik estudiar el mundo mental de los que las han provocado. Ocurren cosas tan increíbles como que hombres bien educados cometen actos perversos sin ser ellos mismos perversos.

Los supervivientes de cualquier genocidio o desastre humano, niños usados en la guerra por ejemplo, no están muertos del todo. Son espantapájaros, seres humanos ilusorios que sólo podrán ser verdaderamente humanos si su entorno les deja hablar. Sobre esas cuestiones empezando por su propia infancia de niño judío en la segunda guerra mundial, trata Cyrulnik en la entrevista.

Alexandre Jollien es un filósofo suizo, al que descubrí hace dos años por su libro sobre la “Algodicea”. Encantada de volver a encontrarlo y profundizar. Entonces escribí mi opinión sobre dicho libro, filosofía que vale, hecha desde la propia realidad, el propio cuerpo, la circunstancia de ser un discapacitado, y como afrontar la vida. Antes de nacer Alexandre Jollien se enredó el cordón umbilical alrededor del cuello varias veces lo que le provocó Atetosis, una discapacidad neuromotora.

Cuando no tenemos discapacidades miramos con lástima a los que las tienen, pero al leer “El oficio de ser hombre” somos los “capacitados” los que damos pena. Tenemos todo tan fácil que no valoramos ni disfrutamos nuestras capacidades. Menciona en el libro citado a Cioran, el filósofo rumano que se atrevió a ponerle semejante título a su obra: "Del inconveniente de haber nacido":

"El sufrimiento abre los ojos, ayuda a ver las cosas que no se habrían percibido de otro modo, Sólo es útil para el conocimiento y, al margen de ello sólo sirve para envenenar la existencia."

Los griegos hacían un juego de palabras "ta patemata matemata", lo que hace sufrir, enseña. Ellos inventaron la "algodicea" que parte de la experiencia de que no hay nada peor que un sufrimiento gratuito, absurdo, desprovisto de sentido. Mientras que la joven madre olvida alegremente los dolores del parto, mientras el trofeo del vencedor hace desaparecer los arañazos y las agujetas, los sufrimientos gratuitos y estériles no desaparecen nunca. Nos desposeen, nos privan poco a poco de la libertad. Así, frente al escándalo y, sobre todo, frente a lo absurdo de aquello que duele, los antiguos invitan a usar todos los medios posibles para hacer fructífero el momento doloroso.

No se trata de correr en busca del peligro, ni de revolcarse en el sufrimiento, sino de aprovecharlo cuando este se impone.

Aunque el sufrimiento envenene la existencia, también enseña. Pero, ¿cómo puedo practicar la algodicea? Los débiles me enseñan que sacar provecho del sufrimiento es, primero, aprovecharse, gozar de la vida. Celebrar lo que le da valor. Tampoco hay que caer en el espejismo de la curación perfecta, las heridas que recibimos en la vida se irán con nosotros a la tumba, forman parte de nosotros, así lo ve Cyrulnik al final de la entrevista.

El primer libro que dio fama a Alexandre Jollien fue precisamente “Elogio de la debilidad” que en 1999 recibió el premio de la Academia Francesa de apoyo a la creación literaria, cuando contaba sólo con 24 años. Desde entonces ha escrito “El oficio de ser hombre”, “Construcción de sí”, “El filósofo desnudo”, “Pequeño tratado del abandono”. Sobre este último le preguntan en la entrevista. Actualmente sigue escribiendo en su web,  donde la gente le aclama y le quiere como un auténtico guía y en la que anuncia que lamentablemente ya tiene todo el 2013 ocupado y no puede comprometerse a más conferencias.

Para alimentarse espiritualmente por una buena temporada…

miércoles, 2 de enero de 2013

Materialismo de Demócrito visto por Onfray



Se pueden activar los subtítulos.

Autora Ana Azanza
En esta conferencia Michel Onfray defiende con pasión el materialismo, hedonismo, ateísmo, la ironía y su filosofía alternativa a la filosofía académica. Se puede no estar de acuerdo con todo el contenido que expone pero hay que reconocer que Onfray tiene argumentos y capacidad de convicción. La filosofía del museo como él dice no es muy útil a la sociedad.

Un primer punto que merece ser subrayado en Onfray es su tesis de que la biografía del filósofo dice más que sus obras. Le gusta que los filósofos lleven una vida filosófica. De ahí su interés por el pensamiento griego y romano, época en la que los filósofos no eran "burócratas" de la filosofía. Reprueba el absurdo de las tesis doctorales contemporáneas, él también hizo una. Ese cortar, pegar y recoser lo que otros dijeron carece de sentido social. Y se sufre mucho, podríamos añadir, haciendo una tesis doctoral. Personalmente me desmejoró.  El estructuralismo estropeó la filosofía interesándose por lo "microscópico" de los textos y olvidando la vida y personalidad del que los escribe.

Otra característica de Onfray es su gracia para arremeter contra el "star system" de la filosofía francesa. Lo borda y no deja títere con cabeza. En especial en su último libro sobre Camus se explaya contra los Sartre y Beauvoir que es un gusto. Espero colocar algún día el vídeo en el que presenta esta obra. También su libro sobre el crepúsculo del ídolo Freud se las trae. Hay psicoanalistas que ante esa publicación han montado en cólera como Elisabeth Roudinesco que según he entendido ejerce de gran sacerdotisa del psicoanálisis francés, pero hay otros como Boris Cyrulnik que reconocen las verdades que Onfray ha sido capaz de poner de relieve sobre la vida del creador del psiconanálisis. En la vida de Freud hay muchas sombras. ¿Qué menos se podía esperar en el gran profeta del inconsciente?

Onfray descubrió la filosofía antigua gracias a su profesor Jarphagnon, ya difunto, con el que sin embargo mantiene diferencias de opinión. Diógenes Laercio es la fuente de información sobre los filósofos antiguos y nos muestra el enciclopedismo del que éstos gozaban. El filósofo tiene que interesarse por todas las cosas. Demócrito era de esa clase. En esta conferencia lo opone a Platón, el filósofo oficial de la academia. En este ataque a Platón como aliado del poder no seguiré a Onfray, que identifica a idealistas, "colaboradores del poder", religiosos y espiritualistas como la encarnación de todas las desgracias para la filosofía. En particular dice que si Demócrito no es conocido en parte se debe a la acción de Platón para ocultarlo. Tampoco comparto su no creencia en la existencia de Jesús. Es probable que Onfray tenga razón cuando afirma que almas bienintecionadas añadieron menciones a Jesús y a los cristianos en Suetonio y Flavio Josefo. No tengo medios de saberlo, pero es probable. Tampoco era el objetivo de Jesús crear la religión del imperio y sin embargo eso fue lo que pasó. Pero todo ello me parece que no son razones para dudar de su existencia.

Muy atinadas informaciones sobre los copistas de la edad media, personas no especialmente letradas, que a veces copiaban tonterías porque no entendían lo que estaban escribiendo. Además de que a menudo en tiempo de crisis usaban pieles ya usadas para escribir encima, los célebres palimpsestos.

Los textos de Demócrito representan el 80% del corpus presocrático y sin embargo Heráclito y Parménides que ocupan menos han pasado a la historia. Da una explicación plausible sobre la relación entre oscuridad de un texto y profundidad que se le presupone. Pero que conste: "la razón por encima de todo es el invento de Demócrito", Nietzsche dixit. ¿Por qué entonces no es tan conocido? las claves en la conferencia.

Schopenhauer y el puercoespín, una gran metáfora desconocida de las relaciones humanas. La soledad del filósofo, ateísmo, alegría, hedonismo, el ser antes que el tener, no a la riqueza, no a los hijos, no al ascetismo...todo ello motivos de la risa de Demócrito. Para reír no faltan ocasiones, al final de la conferencia Onfray ofrece una retahíla bastante completa de ellas.



¿ QUÉ ES EL YO ? : UNA PERSPECTIVA PSICOANALÍTICA


 Escrito por Luis Roca Jusmet

A esta situación se refiere el mito de Narciso. Cierto que está enamorado de su propia belleza., pero el mito seguiría teniendo sentido si amara su propia infelicidad. Se inclina al borde del agua indiferente a la voz que le pide que retroceda; quiere acercarse más y más a la imagen de sí mismo reflejada en la superficie del agua; en el mometo de esta unión consigo mismo, se ahoga. La estructura emocional del mito es que cuando uno no puede distinguir entre el yo y el otro y trata a la realidad como una proyección del yo, se halla en peligro. Este peligro está contenido en la metáfora de la muerte de Narciso: se inclina tan cerca del espejo de las aguas, su sentido del exterior está tan absorbido por los reflejos de sí mismo que el yo desaparece, queda destruido. En la vida ordinaria, tras la caída en el agua, como si dijéramos, el perfil clínico que presenta el paciente es el de sentirse muerto interiormente, sentir que uno no vale nada y ver que en el exterior no hay nada que valga la pena.                       
                                                                                                Richard Sennett



    Jacques Lacan plantea que la teoría del yo más fiel con el genio freudiano hay que abordarla desde dos aspectos claves: desde el yo corporal y desde las identificaciones. Esta declaración de principios la enfrenta radicalmente con otra interpretación del psicoanálisis centrada en la psicología del yo, entendido éste como la esfera libre de conflictos, el elemento mediador  que la cura psicoanalítica ha de reforzar. En este sentido un yo fuerte sería la garantía de una buena adaptación y, por tanto de una vida satisfactoria, es decir, sana. Para Lacan, por el contrario, lo que tiene que hacer el yo es abrirse al ello, no intentar dominarlo. 

   Si rastreamos directamente en Freud comprobamos que su teoría del yo es muy compleja que puede ser interpretada de varias maneras. A partir del “Proyecto para una psicología para neurólogos”, la noción de yo constituye uno de los hilos conductores de su elaboración teórica, que formula básicamente en  “Introducción al narcisismo” y  “El Yo y el Ello”. Pero no hay que olvidar otros escritos interesantes como “Duelo y melancolía”, “Psicología de masas y análisis del yo” y “”La escisión del yo en el proceso defensivo.” En todo caso lo que sí puede afirmarse es que hay una serie de elementos que son indiscutibles en la teoría freudiana del yo (y la diferencia de interpretación está en como se articulan todos estos aspectos): El yo es una instancia psíquica diferenciada del ello y del superyo y es el producto secundario de una acción psíquica específica y no de una derivación biológica espontánea.  El yo tiene una función mediadora  respecto a la prueba de realidad  (a la que nos someten las exigencias del entorno y de los otros) y a las tensiones internas ( derivadas de la presión contradictoria del ello y del superyo). Las identificaciones son un elemento constitutivo del yo y una función reparadora de las pérdidas de aquellos a los que amamos. El yo tiene una función unificadora de los límites corporales (la superficie del cuerpo, la envoltura corporal) y es la proyección del organismo en el psiquismo El yo es objeto de la líbido a través del narcisismo (El mito de Narciso, como sabemos, es el amor a la imagen de sí mismo) que se inscribe por lo tanto directamente en el 
 registro del  imaginario.


Foto


   Si vinculamos el yo con el imaginario es básicamente a través de las identificaciones, aceptando la definición lacaniana de que una identificación es la transformación de un sujeto a partir de una imagen. En esta línea el yo percibe imágenes que una vez recibidas e inscritas conforman su propia sustancia. Podemos ampliarla a partir de la definición de Laplanche y Pontalis en su diccionario de psicoanálisis:
 El proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un aspecto, una propiedad, un atributo de otro y se transforma, total o parcialmente, sobre el modelo de éste. La personalidad se constituye y se diferencia mediante una serie de identificaciones.