viernes, 30 de agosto de 2013

Qué podemos hacer por mejorar nuestra herencia genética


Traducción de la entrevista: Ana Azanza 

 Para ir abriendo boca ante el nuevo curso que se acerca y los nuevos retos que se van a presentar traigo esta entrevista a un científico sobre epigenética y genética.
 

Jörg Blech es un autor de libros de ciencia al alcance de no iniciados, con títulos tan interesantes como "Los inventores de enfermedades" (2005), o "Medicina enferma" (2007). Le hacen una entrevista excelente sobre asuntos tan corporales y cotidianos como los dolores de espalda y sus causas perfectamente evitables: Movimiento, movimiento, movimiento.

Intento remediar a mi ignorancia científica en la que incurriría seguro según los criterios de Michel Serres. No se puede vivir sólo de lecturas  filosóficas. Es preciso salir de la disyuntiva ciencias-letras, o como él dice los “expertos incultos por un lado, y los cultos ignorantes por otro”. Ya lo propuso en su libro “El tercero instruido”:

 “Todo aprendizaje consiste en mestizaje. Extraño y original, mezcla de los genes de su padre y de su madre, un tercero entre los dos, el niño no evoluciona más que por nuevos cruces. Toda pedagogía repite la generación y el nacimiento de un niño: nace zurdo, aprende a escribir con la derecha, sigue siendo zurdo, renace diestro, en la confluencia de los dos sentidos: nace gascón, sigue siéndolo y se hace francés, mestizo de hecho; nace francés, se hace español, italiano, inglés o alemán si aprende esa cultura y esa lengua, conservando la suya propia, y se hace cuarterón, alma y cuerpo mezclados. Su espíritu se parece a un traje de Arlequín. Esto vale para enseñar y para criar los cuerpos.">El mestizo, en el libro “Le tiers instruit” se llama el tercero instruido. Científico por naturaleza entra en la cultura porque la ciencia se encuentra hoy con las cuestiones que por sí sola no puede prever del dolor y del mal. Basta saber dos cosas: hay razón exacta y hay males injustos; se sigue por tanto la libertad de invención, de pensamiento. Esto vale para la conducta y para la sabiduría, para la educación. Es y pretende casarse con la alteridad más extraña, quiere renacer mestiza. Ama al otro que engendra en ti, una tercera persona, el espíritu.”

La entrevista es un intento de caminar hacia el tercero instruido.

jueves, 29 de agosto de 2013

1.922: SEIS GRADOS DE SEPARACIÓN EN LA HISTORIA DE LA CULTURA OCCIDENTAL


Año 1922. Vamos a retroceder casi un siglo para hacer un experimento mental. Descenderemos a la tumba de Tutankamon; viajaremos a otros continentes, en pleno apogeo de los imperios coloniales, durante la edad de oro de la Antropología; podremos atisbar a Joyce y Proust juntos, en una noche de primavera en París, en el cénit de sus carreras literarias; y pasearemos por los rincones de la legendaria Residencia de Estudiantes, cuando Lorca, Buñuel y Dalí se hacían grandes amigos y abrían nuevas sendas para la creación artística. No faltará tampoco una ojeada al Berlín vanguardista y cabaretero de la Alemania pre-nazi, en el contexto de una Europa que, tras la Primera Guerra Mundial, intentaba sin éxito recomponer sus pedazos rotos para volver a empezar. Y trataremos de descubrir los hilos ocultos que atan a estos escenarios y personajes aparentemente tan dispares.
Primer grado: H. G. Wells y el mundo entreguerras


Einstein en la Residencia de Estudiantes en 1.924
La “cátedra” de la Residencia de Estudiantes acogió a las personalidades más prestigiosas de su época. Por allí pasaron eminentes científicos, literatos e intelectuales, que dejaron una huella indeleble en la cultura de nuestro país. Contribuyeron a que se forjara lo que, muy acertadamente, se ha llamado la Edad de Plata española. Los residentes estaban al tanto de las últimas novedades gracias a los extraordinarios ciclos de conferencias anuales organizados. La continua presencia de figuras internacionales, como Einstein, Marie Curie o John M. Keynes, supuso un auténtico revulsivo “en un país que olía a cerrado”, como apunta Javier Rodríguez Marcos. Una de las disertaciones más celebradas sobre actualidad política fue la que, en marzo de 1922, impartió Herbert George Wells (1866- 1.946). 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Ejercicios Espirituales de Pierre Hadot y Goethe

Autora: Ana Azanza 

PIERRE HADOT, No te olvides de vivir. Goethe y la tradición de los ejercicios espirituales. 2010

Pequeño gran libro. Apenas 150 páginas sin las notas ni la bibliografía. Hadot (1922-2010), profesor en el colegio de Francia es mencionado con admiración por Onfray, Foucault, Ferry, Luis Roca… y más filósofos que se dedican a hacer de la filosofía un saber pertinente hoy reconocen el valor de los escritos de Pierre Hadot. En este libro recoge sus escritos sobre Goethe.

Ejercicios espirituales hay muchos no sólo los de san Ignacio ni los del budismo. En este caso y apoyado en una larga tradición occidental laica de ejercicios, Goethe enseña la concentración en el instante presente, vivir intensamente el ahora, corrigiendo el sentido vulgar que se le ha dado a la máxima de Horacio “Carpe diem”. “Carpe diem” no es un consejo de vividor, es por el contrario una toma de conciencia de la vanidad de los deseos superfluos y sin límite. Una toma de conciencia de la inminencia de la muerte, de la unicidad de la vida, de la unicidad del instante. Acoger cada instante como si fuera el primero y también como si fuera el último, en ello se ejercitaban los epicúreos de la Antigüedad.

En la pluma de Goethe, con su diálogo de enamorados Fausto y Helena personifican por una parte el hombre moderno en su esfuerzo por el progreso y por otra la belleza antigua en su presencia apaciguadora. La antigua y noble Helena revela el esplendor del Ser. Goethe reprochó a los románticos, sus contemporáneos, que despreciaban lo real, lo cotidiano. Llevados de nostalgia corren tras el ideal del pasado o del futuro inaccesibles.

¿Cómo superar lo vulgar, lo banal, lo rutinario?

Tomando conciencia del valor del presente.
Respondiendo a las exigencias del deber, como hacían los estoicos antiguos, sabedores de que la serenidad del alma se alcanza cuando somos uno con el logos cósmico. Pierre Hadot recoge los mejores textos de epicúreos, estoicos y de Goethe que van en la línea de valorar el ahora.

Otro ejercicio físico y filosófico al que se han entregado diversos sabios es la subida de la montaña. A la mirada desde lo alto y al viaje cósmico dedica Hadot el segundo capítulo. Tenemos el ejemplo de Petrarca que en 1336 subió al Mont Ventoux, hoy más conocido por ser una de las míticas subidas del Tour de Francia, donde un ciclista se dejó la vida. 
Subida al Mont Ventoux en el Tour de 2013






O la ascensión del Etna del emperador Adriano y del filósofo Lucrecio. La mirada desde lo alto tiene una profunda significación filosófica atestiguada por los textos de los mejores pensadores, desde Platón hasta Pascal, Voltaire y el propio Goethe. He aquí una muestra que trae Pierre Hadot de un ensayo del escritor alemán de 1784:

“Sentado en la cumbre alta y yerma, abarcando con la vista una amplia región, puedo decirme: aquí te encuentras directamente sobre un fondo que llega hasta los puntos más profundos de la tierra, ninguna capa más reciente, ningunos escombros acumulados y traídos por el agua se han depositado entre tí y el fondo firme del mudo principio (…) En este momento cuando las fuerzas profundas de la tierra, atractivas y energéticas, en cierto modo obran directamente sobre mí, cuando las influencias del cielo fluyen más cerca de mí, entonces me siento elevado a superiores consideraciones de la naturaleza (…)”


Lo más extraordinario de nuestra época con relación al ejercicio filosófico de las alturas es que el hombre ha visto realizarse los viajes cósmicos con los que soñaban los antiguos. Como el de Dédalo e Icaro. En 1987 tuvo lugar en París un coloquio titulado “Fronteras y conquista espacial. La filosofía a prueba”. Y el mismo año salió una compilación de estudios: “El Espaciopiteco. Hacia una mutación del hombre en el espacio.”

Ni Goethe ni otros sabios podían imaginar la experiencia de la liberación de la gravidez terrestre, “el cambio de comportamiento corporal, el hecho de encontrarse en un medio donde no hay ni arriba ni abajo, el hecho de descubrirse flotando en el universo como la Tierra misma, como un astro entre los astros del cosmos.”

Las reflexiones de los cosmonautas a la vista de la tierra desde el espacio son de lo más iluminador del libro. Desde allí, no hay fronteras, a la vez que experimentan la nostalgia del viento y del olor de la Tierra, ella es nuestra Madre sin duda. Y proponen que los políticos deberían darse paseos espaciales. El universo es inteligencia, armonía, amor dice Pierre Hadot inspirado por los astronautas y por los filósofos griegos.
 



Pero sin viaje cósmico interior, el viaje interplanetario no serviría de mucho al político, seguiría llevando la mezquindad consigo. En cualquier caso esta parte del libro anima a hacerse con esas narraciones de los sentimientos vividos por los que han salido y han vuelto a la tierra queriéndola más.

En la última parte el libro “No te olvides de vivir” adquiere un acento nietzscheano. Ilustra el ejercicio espiritual de “sí a la vida y al mundo”, el consentimiento a la existencia. Las grandes leyes de la naturaleza nos dominan y sobrepasan. Pero son la alegría pura e irreflexiva del niño y el animal el símbolo del misterio del universo. Para ser hay que aceptar cambiar y morir. ¿Cómo superar la angustia que supone el hecho cierto de la muerte? ¿Cómo alcanzar esa conciencia serena de aceptación de la finitud? La belleza del arte es sólo un intento de ir más allá.

Hadot se plantea incluso los límites de estos Ejercicios espirituales. Quizás sólo sirvan para lectores, intelectuales, filósofos que no son ni serán la inmensa mayoría de la humanidad. Y acaba con una conclusión breve pero llena de sentido:

“Nosotros los intelectuales, vivimos en una burbuja como Homúnculo y deberíamos imitarlo rompiendo nuestro frasquito sobre el trono de Galatea. ¿No deberíamos como los estoicos reconocer que la acción al servicio del progreso forma parte de la vida filosófica?”


“No te olvides de vivir” es el complemento necesario de la otra máxima famosa “No te olvides de que has de morir”. 

lunes, 26 de agosto de 2013

MATERIA Y ESPIRITU EN LA ERA DE LA GLOBALIZACION

Autora: Ana Azanza 

Recupero esta conferencia magistral de Luc Ferry. Fue ministro de Educación, muy poco tiempo, y es un republicano de derechas. Esta adscripción también me agrada particularmente porque entre nosotros "republicano" y "de derechas" parecen dos términos irreconciliables. La república la vemos prácticamente como idéntico a revolución. Nos han educado de esa forma, y es fruto de una larga historia de la que he escrito en otros lugares.
Me agrada especialmente escucharle porque es un hombre comprometido con los valores republicanos que entiendo significan nada más y nada menos que el ejercicio de la responsabilidad con respecto a los asuntos de interés común en un país.

Por otra parte resulta ameno y utiliza un lenguaje sencillo, lleno de expresiones típicas que le dan mucho color a la exposición. Habiendo sido un autor que ha pasado por la Escuela Normal Superior, el nido de formación de la alta intelectualidad, tiene mérito, al menos yo se lo veo, el hecho de que sea capaz de ponerse al nivel del común de los mortales. Todo ello después de haber hechos sus correspondientes sacrificios en forma de libro a la deidad Heidegger y los demás autores del panteón filosófico del siglo XX.

Habla primero de la crisis. Se pone la gorra de improvisado economista para ello. Reconoce que no es su especialidad. Su tesis es que la crisis está originada en la economía real, porque determinados líderes mundiales “discurrieron” que una forma de estimular el crecimiento de la economía norteamericana era el endedudamiento de los hogares de las clases medias. En un segundo tiempo la crisis se habría hecho financiera, al crear productos que escondían en su interior cuál regalos envenenados, los préstamos difíciles de devolver firmados por “los pobres”.

No puedo ponerme esa gorra de economista ni en broma. Desconozco los intríngulis del problema. Luc Ferry da por sentado que la economía capitalista global es “indesmontable”.

Me interesa más y me ha parecido verdaderamente ilustrativa la explicación que da del origen de la globalización actual. Sobre todo me parece plausible y muy bien argumentado el origen de los problemas educativos que nos acechan. Establece dos etapas que se relacionan respectivamente como tesis y antitesis. La primera sería la de la revolución científica que va de la mano con la Ilustración, y sus sueños de felicidad para el mundo entero. Dice Luc Ferry que el discurso científico fue el primer discurso global de la historia y que gracias a las escuelas ese discurso se ha podido extender por todo el planeta. Sólo el eurocentrismo nos lleva a pensar que un primer discurso global habría sido la religión cristiana. En el fondo de países como la India o China sigue sin saberse nada de Jesús. Pero la ciencia ha llegado a todas partes.

La antitesis de esa primera etapa sería el capitalismo global en el que actualmente vivimos. El capitalismo global nos pone frente a una realidad totalmente distinta que se caracteriza por la competitividad. El problema es que “ser competitivo” para los países y para las empresas es una cuestión no opcional, sino de supervivencia. Y aquí está parte de la interpretación filosófica del asunto, el mundo esta hoy movido por las causas eficientes y no por las finales. Es decir, mucha competitividad desencadena mucha innovación como única forma de salir a flote. Pero el resultado acaba siendo que corremos mucho sin saber adónde, “dans le brouillard”, dice Ferry.

Esta sería la primera de las tres consecuencias de la globalización, hemos perdido los fines. En tiempos el fin era el progreso de la humanidad entera, progreso material y científico que traería la felicidad a todos. No sé hasta que punto estas ideas ilustradas calaron en algún momento en nuestro país. Me parece que nunca llegaron a ser asimiladas más que por un muy reducido grupo de notables españoles. Entre otros motivos históricos bien conocidos, ser vecinos de Francia y vernos obligados a rechazar al invasor en nombre de la tradición era empezar con mal pie para la idea del progreso de la humanidad en el imaginario del pueblo español. Tenemos unas tradiciones muy bien conservadas que hacen la delicia de propios y extraños, pero a la hora del civismo y determinados valores se echa en falta una pizca de ilustración del pueblo y en las élites. Se podría decir más pero lo dejo en ese punto para no desviarme.

La segunda consecuencia de la economía competitiva globalizada es que hemos perdido el control de la historia. Luc Ferry expresa en repetidas ocasiones su escepticismo con respecto a la regulación del capitalismo. Describe su experiencia en el Foro social de Porto Alegre donde fue enviado por el presidente Chirac e insiste en que le parecieron unos personajes muy simpáticos pero fuera de la realidad. En esto habría que recordar a Ferry que suelen ser las gentes que están fuera de la realidad las que marcan el camino del progreso, un poco de ilusión por un mundo más justo es necesario. Pero reconoce y por lo visto Chirac estaba de acuerdo en que los “altermondialistes” ponían el dedo en la llaga de la situación actual, con todo su utopismo. Ahora bien, Ferry piensa que no hay “hombres malos” que tiran de los hilos de la economía mundial y que serían ellos los culpables de la actual situación. El problema es la mercantilización del mundo y su logica ciega.

La tercera consecuencia y en esta parte es donde el estudio del origen de la situación actual me ha resultado más interesante es lo que él llama las “contradicciones culturales de los hombres de derechas”. Aquí es donde surge el problema de la educación. Se detiene morosamente en explicar el movimiento de la vida de bohemia, descrita por un alemán instalado en París, Henri Murguer que escribió “Scènes de la vie de Bohème” en 1848. De aquí surgió toda una corriente de escritores, pintores, artistas que se divertían siendo pobres y burlándose de los burgueses. Desconozco el origen de la palabra “filisteo” para referirse a los llamados “burgueses” que llevan una vida ordenada, basada en la comodidad, en hacer dinero y en hacer del arte algo entretenido, un pasatiempo que en el fondo no se entiende.

Hay una relación dialéctica interesante entre esos bohemios que se burlaban con gracia de la sociedad bien ordenada y los burgueses. Ferry pone en esa relación el origen de nuestras dificultades actuales con la educación. En este punto se entretiene en una descripción muy pintoresca e ilustrativa con ejemplos gráficos de cómo ha cambiado el mundo en el curso de su propia vida.
Se pueden ver la antigua escuela en la película de Topaze a la que se refiere, en algún extracto como este que debe ser un conocido pasaje para todos los franceses.



. Y el  contraste con el “estado de la cuestión” que hace Begodo en “Entre les murs”.




Pero cómo explica, los bohemios han sido los “engañados” de la historia, ahorro la expresión malsonante que usa Luc Ferry, mientras que los burgueses han salido ganando. El capitalismo global se ha adueñado de la innovación constante predicada de manera burlona por los bohemios, y para funcionar, necesita que la sociedad rompa con los valores tradicionales.
Es el nudo del problema. Y que él explica con mucha gracia, “cuántos más valores espirituales tiene una persona, menos necesita comprar cosas absurdas”. Pero por otra parte el capitalismo sólo funciona si la gente no para de comprar cosas absurdas.

Parece que pone el acento en que son los jóvenes los que han perdido los valores tradicionales, no estoy segura y tal vez no sea verdad. Mi idea es que los jóvenes reflejan lo que los mayores les damos. Se echa la culpa a menudo de la crisis educativa a los alumnos y él pone un ejemplo muy gráfico sobre la pérdida de las buenas maneras. Pero es lógico suponer que los alumnos son y aprenden en gran parte lo que los mayores les enseñamos. A mi modo de ver el problema seríamos los adultos que no sabemos hacer frente en nuestras propias vidas al modo consumista de vivir.

De ello da cuenta una frase que también se ha hecho célebre en Francia pronunciada por Patrick Le Lay el antiguo PDG de TF1, esta cadena de televisión alcanzó las mayores cotas de audiencia presidida por Patrick Le Lay. La frase en cuestión es que su trabajo como jefe de una de los canales más vistos consistía en "facilitar a las empresas el tiempo disponible del cerebro humano". Facilitando el entretenimiento se pone el cerebro a punto de relajación para no poder resistirse a las tentaciones publicitarias.

Muy agudo Luc Ferry al criticar mayo del 68, no hubo revolución política, sólo una revolución de los valores llamados "societales", el hombre unidimensional de Marcuse que ha perdido las trabas, es el objetivo de la publicidad. No hubo revolución política y la prueba es que las grandes figuras de los años 90 y 2000 en Francia ya estaban en los 60, Miterrand y Chirac. Para que especificar en el caso de nuestro país, en el que muchas de las grandes figuras de la democracia habían crecido a la sombra del "régimen anterior".

Por todo ello sigue planteada la necesidad de un cambio, aunque según Ferry, no vamos a poder pintar "toda la economía de verde" en un minuto, es decir, hacer a todas las empresas ecologistas, y el decrecimiento no es una alternativa seria.

De ahí la gran cuestión del final que dejo para quien quiera disfrutar de esta conferencia en directo.



miércoles, 21 de agosto de 2013

Walter Benjamin: Cuerpo y alma mezclados hasta el vértigo

Autora: Ana Azanza 


El título del post lo tomó prestado del autor de este libro magnífico sobre uno de los escritores que parecen haberse puesto de moda en algunos círculos. A lo mejor me he enterado tarde de la moda, pero me es igual. He disfrutado de esta lectura a tope, reído y llorado y me he emocionado con una persona que vivía la vida "en otra onda" diferente a la frecuencia ordinaria.


Bruno Tackels, dramaturgo y ensayista belga, es el autor del libro“Walter Benjamin. Una vida en los textos” editado en 2009 en francés y en 2012 en español en la universidad de Valencia.
Benjamin es un autor enigmático y difícil, nada “conceptualizable”  ni clasificable, al que había conocido antes de este libro por las “Las Tesis sobre la historia” que de él edita y comenta Reyes Mate.





Tackels ha dedicado otros dos libros a Benjamin. Ignoro cuántas obras se han escrito sobre la vida y obra de este genio de la escritura, pero el sólo hecho de que Tackels haya dedicado 20 años a leer a Benjamin, me parece una buena carta de presentación para la solvencia del libro.

Hace un recorrido estrictamente cronológico en la vida del escritor, que empezó en 1892 en el seno de una familia judía acomodada en Berlín y terminó en septiembre de 1940, en la ratonera que supuso para él intentar abandonar la Francia ocupada por los nazis para entrar en la España de Franco con el propósito de viajar a América. La fecha de la muerte, un baile entre el 24 y el 25 de septiembre, el hecho de que sus huesos depositados “provisionalmente” en el cementerio de Port Bou nunca pudieron ser rescatados y repatriados, añaden o muestran la sinuosidad, lo inaprensible, lo fragmentario de un escritor que sin duda tenía una inteligencia y una sensibilidad fuera de lo común. Por si fuera poco se ve que las autoridades municipales de Port Bou  no estaban puestas en nombres germánicos y creyeron que el apellido era el nombre. Con lo cual en la lápida y en los documentos figurara como sr. Walter, Benjamin. Tras la lectura de esta obra intuyo que el equívoco no le hubiera molestado.

El libro es denso y  extenso. Pocas cosas se habrá dejado su autor en el tintero. No sólo se limita a la biografía entrelazada con la composición de sus escritos y viceversa. Al final del libro vienen unas notas de lectura sobre los 10 ensayos más destacados del berlinés. Tackels se resistía a escribir esta obra porque al propio Benjamin le parecía que la biografía del escritor no debía figurar, y se burló del que osó “biografiar” a Kafka. Pero en este caso vida y obra están tan entrelazadas que ha hecho bien en desoír el principio benjaminiano. Además una particularidad de Benjamin captada maravillosamente por el ensayista es que, nos hable de lo que nos hable, y los temas de Benjamin son un auténtico bazar, siempre sale a relucir el hombre que fue este desarraigado de la vida. El mismo desarraigo lo colocó en una especie de posición elevada sobre la sociedad que ya la quisieran para sí muchos de los autores contemporáneos que lo entendieron a medias y lo amaron a medias. Me refiero en especial a sus compañeros de la Escuela de Frankfurt, Horkheimer y Adorno.

Tackels se hace eco de que las mismas personas que en vida no le comprendieron, las visiones de Benjamin no eran visibles ni audibles cuando las formuló por eso le cuadra el nombre de profeta, se apresuraron a homenajearlo unos cuantos años después de su muerte. Nadie como Benjamin ha sufrido el saqueo, la cita sin autor. Hay mucha desvergüenza intelectual por el mundo.
Benjamin que vió y descuartizó como nadie el “mito del progreso” cuando todos corrían como locos tras él, incluidos algunos de los más conspicuos intelectuales contemporáneos, se ha visto también barrido por ese viento de la historia. Eso dice Tackels, por el uso fraudulento que se ha hecho de él. Pero pienso que en eso se equivoca el belga, él mismo es un ejemplo de que todavía se puede respirar como dice ese viento de libertad y apertura mental, de desconcierto que producen los textos benjaminianos. A pesar de la mercantilización que nos domina, siempre hay rendijas por las que se cuela ese viento fresco del espíritu libre, como lo fue el de Benjamin.

Tras conocer todos los malos pasos y dificultades que tuvo para sobrevivir de los que no dejo de hacer materiales para una obra asombrosa, me he planteado que Benjamin, como ángel que era hubiera necesitado otro ángel que se ocupara de él, siguiéndolo a distancia pero vigilando para que no cayera en los diversos hoyos que se encontró. Bertolt Brecht le ofreció su casa en Dinamarca, los de Frankfurt le contrataron para que pudiera escribir algún tiempo, Hannah Arendt como prima política también se preocupó de que se publicaran algunos inéditos y fue capaz de llamar por su nombre a los amigos que no se comportaron como tales hasta el final. Scholem desde Jerusalén fue amigo y corresponsal hasta el último momento, a pesar de algunos desencuentros normales cuando la gente se aprecia. Pero no fue suficiente.

Su existencia fue desastrosa, como corresponde a su descomunal inteligencia. Nacido en una familia de comerciantes, será incapaz de preservar su herencia intelectual y material. Si su padre había hecho negocios con las obras de arte, él se dedicó a coleccionarlas y admirarlas. Benjamin además de escritor y filósofo, lector infatigable, viajero empedernido, fue coleccionista, empezando por una de tarjetas postales. Para alguien que se pasó gran parte de su vida sin domicilio fijo no era la afición más cómoda. Estudiante brillante, su tesis no fue comprendida por sus maestros y de ahí que lo excluyeran de los círculos académicos. Radical en su pensamiento no le encajaba ninguna etiqueta, kantismo, positivismo, formalismo lógico...En el terreno afectivo se metió en relaciones triangulares y amores desgarrados que como dice el biógrafo fueron el método infalible para asegurarse la soledad y el abandono. Igual de incapaz para comprometerse políticamente, siempre veía los límites de cualquier proyecto y comprendió que las ideas se quiebran cuando las usan los hombres.

Su devoción por la ciudad de París, por la que se sintió deslumbrado desde su primera visita en 1913 y que le inspiraría una obra tan preciosa como el Libro de los Pasajes se convirtió en una trampa mortal. De haber tenido una pizca de sentido práctico hubiera comprendido antes que no podía quedarse por más tiempo en la ciudad de la luz, que los nazis avanzaban. Pero fue incapaz de tomar esa decisión que en su momento a lo mejor le hubiera salvado la vida. Se vió atrapado se puede decir por su amor a la Biblioteca Nacional, en la que le gustaba leer y escribir y a las calles y gentes que le sirvieron para muchos de sus textos. Fue internado en un campo de trabajo en Nevers, y sólo las “influencias” de algunos escritores pudieron sacarlo de ahí. Pero la huida a pie por los Pirineos no salió bien.

La lógica de este libro sobre Benjamín es todo menos sistemática, no hay un sentido global de su vida ni hay un sentido global de su obra. La dispersión se impone. Tackels asegura que el género literario que más le cuadra es el ensayo, y este libro se puede ver como una colección de ensayos sobre los diferentes ensayos que escribió Walter Benjamin. Una lógica paradójica que ni acaba de unificar ni acaba de dispersar. La seducción de Benjamin es que va más allá una y otra vez.  Si nuestra lógica habitual, analítica, examinadora nos lleva a un callejón sin salida,  Benjamin ilumina, salta por encima de todas las tapias y de todos los obstáculos de lo cuadriculado. Es muy desconcertante. La verdad no es ni coherencia lógica, ni hechos, ni una mezcla de ambos, con Benjamin se tiene la impresión de sabor agustiniano de que la verdad es iluminación. La diferencia es que no se trata de una iluminación genérica, sin que en cada ocasión donde hay un obstáculo Benjamin ilumina.

Ya se trate de dialéctica, de materialismo, de la fotografía, del teatro, del intelectual, del progreso, del ritual, de la historia, del cine, del arte, de la poesía, de la guerra o de la paz, de Goethe, de París, de Berlín, de Baudelaire, de los ángeles o de los demonios, del aura, de la alegoría, de los sueños….Benjamin en sus ensayos tiene una chispa de luz que ilumina el camino, pero como rayo de luz potente deslumbra a la vez. No es fácil de entender, y a veces dudo de que se pueda entender. Muchos de los textos benjaminianos hay que saborearlos. En ese sentido recuerda un poco a la filosofía poética de María Zambrano, que también tiende a escaparse de los moldes habituales y que en el mismo sentido ha sido igual de incomprendida. 

El ensayista Tackels nos anima a descifrar su vida para comprender la nuestra. Benjamin no fue leído en su momento porque no era legible. Elabora un pensamiento cincelado de destellos poéticos, frases concisas y fulgurantes, chocantes que incluso enmascaran el sentido. Son como fragmentos de un cristal que reflejara el todo.
 Además de los escritos, Benjamin participó en programas de radio. Lamentablemente no se han conservado las grabaciones, aunque sí los guiones de los programas.
Poco comprensible, fragmentario, poco publicado en vida…. Benjamin lo tenía todo para que su obra se hubiera olvidado. Pero más vale tarde que nunca, Rolf Tiedemann publicó sus obras completas en los años 70 y acaba de hacer una revisión con una línea editorial algo más benjaminiana, que imagino significa más fragmentaria.

“Aventuras del alma, hay que salirse de los senderos trazados”, dice en uno de sus escritos más tempranos Diario de Wengen, “para atreverse a buscar en episodios aislados de la experiencia vivida, pragmática, común que nos acompaña la única clave y la única expresión esencial del pensamiento humano.”

Tras la guerra sólo Arendt, Scholem se acordaban de sus textos. Malraux y Bataille se ocuparon de darlo a conocer en Francia.

Al parecer Benjamin ya ha “polinizado” el mundo y este libro es un intento de ampliar el número de lectores. Conmigo lo ha conseguido.

De todos los ensayos benjaminianos, los que dedicó al lenguaje, al arte y el ensayo sobre la traducción son mis favoritos.

Un libro que no es ni para el tren, ni para leer “entre dos puertas” como dicen los franceses. Mejor llevárselo al campo y estarse una semana de retiro sumergidos en la vida y obra de un ser excepcional.



martes, 20 de agosto de 2013

La justicia con jota minúscula, Camus visto por Onfray

Autora: Ana Azanza 


Onfray atacó de nuevo tras el “escándalo” Freud al que ya nos referimos con este libro sobre Camus que todavía no he podido leer. Por supuesto sigue con su contrahistoria de la filosofía que debe de haber llegado a término. Tras el año dedicado al freudomarxismo, es decir, ya se sitúa en 1960 y del que también ha sacado un volumen, desconozco cuál es el plan que va a presentar en la Universidad popular de Caen para el curso próximo 2013-2014. 

Tras Camus ha explicado Onfray la vida y obra del marqués de Sade, el famoso marqués que en su momento fue ensalzado por su falta de moral y su ruptura de toda norma y cuyas hazañas han dado lugar al adjetivo "sádico". Un revolucionario en suma que Onfray se ocupa de mostrar que era un hombre al que no le importaba humillar y maltratar a los demás, en especial si eran mujeres de inferior clase social. Todo por su propio placer. Tal y como lo presenta me pregunto cómo se puede llegar a proponer a alguien carente de la mínima empatía como modelo ni de ruptura ni de liberalismo. Fue el poeta Apollinaire quien catapultó a imagen de demócrata, libertario....Pero Camus y Arendt se extrañaron cada uno por su parte de este ensalzamiento. Dejo a Sade para otro día.


He descubierto que su fama es tal que incluso ha conseguido que alguien escriba un libro sobre él y contra él. “Michel Onfray,une imposture intellectuele” Le acusan de maniqueismo, de no querer discutir con argumentos. También de pensador conservador aunque dice que es todo lo contrario. No me puedo detener en todas y cada una de las acusaciones, pero esta última no me parece justa. En lo que llevo leído y visto y desde aquí, no estoy en medio de los debates franceses sino un poco más lejos, me parece que si de algo no se le puede acusar es de esa tendencia política. Más justo me parece señalar su anarquismo, su posición antiinstucional, y en la medida en que muchos filósofos y pensadores de izquierdas franceses han sido "institucionales", por ejemplo, Sartre, tienen a Onfray enfrente. También acusan a Onfray de hacer comentario literario no filosófico.

 No sé qué pretenden decir con esta acusación, el método de Onfray me parece válido en la medida en que no se conforma con unas pocas páginas de un autor para intentar comprenderlo. Cada vez que ataca un autor lo ataca por entero: se lee las obras completas, la correspondencia, la biografía. Todo. Una inmersión en el filósofo para no dejar escapar ningún aspecto del personaje.

No me extraña que no quisiera debatir con Paraire, el autor del libro "antiOnfray" en un encuentro por sorpresa en Balma, Haute Garonne, en abril de 2013. El alcalde que contrató a ambos para una conferencia sobre Camus dice que ignoraba el libro que había escrito Paraire sobre la impostura de Onfray. Onfray reparte fama a los enemigos. 

Paraire dice que Onfray no tiene un sistema filosófico como pretende. Pienso que su objetivo no es construir un sistema filosófico. Más bien es un difusor y clarificador de la filosofía. Y no le importa sacar a relucir algunos trapos sucios celosamente guardados, como los que aparecen en el libro "Camus, l'ordre libertaire". Dichos trapos conciernen a Sartre y a Beauvoir y sus nada claras posiciones en la segunda guerra mundial durante la ocupación. Más luego cierto desprecio del filósofo institucional y reconocido, Sartre, por el "filósofo para bachiller" como algún ilustrado académico de segunda fila, designó a Camus, premiado con el Nobel en 1957.

Por lo visto Camus juega el papel de texto obligatorio en lengua y literatura como entre nosotros Unamuno, Baroja o Eduardo Mendoza. Fácil de comprender, accesible al público juvenil. Onfray recalca la limpidez del compromiso de Camus con los desfavorecidos. Onfray se identifica sin duda y sin ocultarlo con el argelino "pied noir". Sus respectivas madres fueron limpiadoras y sus respectivos padres obreros agrícolas. La madre de Camus era analfabeta. Es algo de lo que Onfray presume, y lo lleva como un honor, un origen humilde que no le ha impedido acceder a la alta cultura filosófica. 

Si Freud es en palabras de Onfray un personaje detestable del que se han dicho muchas cosas buenas, Camus es lo contrario un personaje admirable del que se han dicho muchas cosas malas. La parte política de la recuperación de Camus por Onfray se refiere al retrato que hizo Sartre de él, como un filósofo defensor del régimen colonial francés en Argelia. 
Camus existencial, Sartre existencialista. Descripción despiadada del "complejo de profesor" (8.00) que tenían Sartre y Beauvoir y de su existencia burguesa, reglando su vida según las vacaciones escolares. ¿Cómo distinguir un profesor de filosofía de un filósofo? otra buena estocada de Onfray a Sartre: El hombre del compromiso que nunca se comprometió.

Camus anticolonialista, antifascista, que nunca se puso de ejemplo. Dió clases a los niños judíos en Orán cuando estaba prohibido que fueran a la escuela, escribió en los tiempos de Vichy en revistas "resistentes". Por tuberculoso no se le permitió entrar en la carrera de la enseñanza. Gracias a una beca pudo estudiar en la universidad de Argel. Si Sartre desde pequeño, por su medio familiar, "sabía" que algún día sería famoso, Camus se sentirá extranjero en el gran mundo de la cultura. Otra identificación de Onfray con Camus. Una vez más comprobamos que la justicia no es para predicarla con jota mayúscula, sin para procurarla con j minúscula. Sartre y Camus ofrecen ejemplos de ambos comportamientos.

La germanofilia de muchos filósofos franceses del siglo XX es una enfermedad que no contrajo Camus. No entró en el juego de la invención de palabras extrañas en el intento de traducir los oscuros conceptos heideggerianos creando neologismos imposibles. Onfray recuerda la larga serie de filósofos franceses desde Montaigne que han escrito simple y llanamente. De todas formas si Onfray se queja de la fascinación de sus compatriotas por Alemania en lo filosófico, debería de saber que la fascinación de los alemanes por Francia no es menor. Hay una relación amor-odio entre estos dos grandes países europeos digna de examen y que ha concluido por dar lugar a la Unión Europea de nuestros dolores después de al menos tres graves conflictos. Pero en realidad Onfray se refiere sólo al encantamiento filosófico sobre todo ejercido por Heidegger y la Fenomenología.
Cuando se dicen cosas comprensibles la persona no puede ser inteligente, es el prejuicio compartido bastante ampliamente. Y Sartre echó en cara a Camus con frecuencia que "no había comprendido". 

Después de Freud tenemos otro rey desnudado por Onfray. Camus se tomaba en serio las palabras y no está de acuerdo con las propuestas surrealistas de André Breton, ni como "metáfora" tiene sentido decir que el acto surrealista sería disparar en la calle a la gente. Las palabras tienen un peso, llegan lejos y tienen sus efectos.
Explicación del "individualismo altruista" de Camus. Estamos solos viviendo nuestra vida, aunque amemos mucho a otra persona no vivimos sus enfemedades ni sus alegrías. La vida es de cada cual. Somos en grupo la suma de individuos y el grupo jamás "nos trasciende" como una especie de entidad flotante sobre todos. Pero al mismo tiempo el individuo tiene el sentido de la justicia, de la libertad, que los regímenes políticos no aplasten a los ciudadanos. En aquellos tiempos de la guerra fría Camus quería el sentido de la libertad que faltaba en la Unión Soviética  y el sentido de la justicia que faltaba en Estados Unidos. Rechazó los socialismos apoyados en la dialéctica que justifican los males presentes en vistas al bien futuro. La utopía que nunca llega.
El socialismo de Camus es un socialismo libertario que se identifica con los republicanos españoles vencidos, con la CNT, con los derrotados en la Comuna de París. Onfray explica que Marx se impuso en la Internacional como si él fuera la máxima y mayoritaria expresión del socialismo. El socialismo de Camus está más por el mutualismo, la autogestión, es de tipo proudoniano. Ese socialismo libertario fue masacrado en Francia en su momento y en España durante la guerra civil, con la extinción del POUM, me parece, así como con la desaparición de los anarquistas que tuvieron una presencia considerable a principios del siglo XX. Los que no creen en el poder del estado llevan las de perder.


Personalmente el toque de Camus que me ha llegado gracias a este retrato es el apoyo que dió a los republicanos españoles exiliados, por ejempo cuando fue a recoger el Nobel llevaba una distinción que le habían dado los españoles en vez de la legión de Honor que también poseía por sus hechos en la guerra. Era un modo de apoyar una causa perdida.
Aleccionante final sobre "perdón" y "justicia" tras la segunda guerra mundial. Aquí querríamos al menos la verdad. ¿Cómo realizar la justica y cambiar el orden del mundo sin cortar cabezas? 

Al final me doy cuenta de que la deriva de la exposición es más política que espiritual-corporal, pero me parece igualmente digno de atención este vídeo.

Para redondear, este verano y de manera al parecer fortuita, se ha encontrado una carta de Camus a Sartre y Beauvoir en las páginas de un libro comprado a un coleccionista. La carta va sin fecha y parece ser de la época en la que todavía se llevaban bien, entre 1943 y 1948. En septiembre se celebra en Lourmarin una exposición con motivo del centenario de su nacimiento .