...gravísima, altisonante, mínima, dulce e
imaginada historia
Don
Quijote de la Mancha (I, 22)
Un hidalgo
aficionado a los libros de caballerías, llena “la fantasía de todo aquello que
leía en los libros”, viene a dar “en el más extraño pensamiento que jamás dio
loco en el mundo y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república hacerse caballero
andante”. Rematado el juicio “del mucho leer y el poco dormir”, sale una buena
mañana en busca de aventuras, imaginando cómo comenzará el sabio que la escriba
la historia que le dará fama eterna.