Aquí estoy, contento de volver a compartir con Uds., queridos amigos de Espíritu y Cuerpo, luego de una ausencia de meses. Resulta que migrar a Japón desde Buenos Aires, estudiar intensivamente el idioma local, el dolor del desarraigo, las nuevas relaciones y experiencias, todo junto, ha sido sumamente interesante pero también muy difícil. Por eso no he podido, hasta ahora, encontrar el 'momento', es decir la calma y disposición interior, para volver a leerlos y escribirles. Pero aquí estoy, 'vivito y coleando' como se dice en nuestros pueblos.
La experiencia más importante de estos meses ha sido la concurrencia las aulas de la JASSO (Japan Students Service Organization); pero no tanto por el idioma en sí, que es un verdadero dolor de cabeza, como por los encuentros humanos que ahí tuve. Me ha tocado compartir el curso con gente de Tailandia, Nepal, Filipinas, Taiwán y China. Dicho sea de paso, yo era el único occidental, pues no cuento a un norteamericano que claudicó a la semana de comenzar. Por cierto la empatía que se generó entre todos fue una de las cosas más conmovedoras, sino la más, que me han tocado vivir en estos meses. El hecho de que gente tan distinta pueda saltar por encima de las barreras idiomáticas y culturales, y logre construir un ámbito común de cooperación y entendimiento, es algo digno de ser contado. Y por eso lo hago.
La experiencia más importante de estos meses ha sido la concurrencia las aulas de la JASSO (Japan Students Service Organization); pero no tanto por el idioma en sí, que es un verdadero dolor de cabeza, como por los encuentros humanos que ahí tuve. Me ha tocado compartir el curso con gente de Tailandia, Nepal, Filipinas, Taiwán y China. Dicho sea de paso, yo era el único occidental, pues no cuento a un norteamericano que claudicó a la semana de comenzar. Por cierto la empatía que se generó entre todos fue una de las cosas más conmovedoras, sino la más, que me han tocado vivir en estos meses. El hecho de que gente tan distinta pueda saltar por encima de las barreras idiomáticas y culturales, y logre construir un ámbito común de cooperación y entendimiento, es algo digno de ser contado. Y por eso lo hago.