miércoles, 27 de febrero de 2013

Crepúsculo de un ídolo



Autora Ana Azanza

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Michel Onfray explicó la obra de Freud durante 20 años en el instituto, el psicoanálisis forma parte del examen de bachillerato.  Antes lo había descubierto de adolescente, leyó los tres ensayos de la sexualidad, cuando le explicaron que según Freud al contrario de que lo que enseñaban otros en el confesonario la masturbación no provocaba el crecimiento de las orejas sino que era una etapa normal en el desarrollo. En la universidad siguió un curso sobre Freud, se enteró de que el doctor vienés obtenía resultados, curaba. Y conoció los 5 casos más célebres de los efectos salutíferos del psicoanálisis. Y que Freud solo a partir del autoanálisis descubrió universales humanos: el complejo de Edipo, el banquete primitivo, la horda primitiva, la muerte del padre...etc. Explicó "Totem y tabú", los estadios de la sexualidad, el nacimiento de la ley, al mismo nivel que el imperativo categórico kantiano o la alegoría de la caverna. Freud era un momento importante de la historia de la filosofía.

En el instituto Onfray descubre que cuando narra estas historias de Edipo y Electra, los alumnos se sienten "tocados", alguno de ellos después de clase le cuenta asuntos personales, su infancia, sus problemas. Se Hablan del porqué de la pedofilia o de las violaciones. El profesor se ve convertido en psicoterapeuta muy a su pesar. El marido de otra profesora era psiquiatra y aceptó ocuparse de los alumnos.  Había cierto "chamanismo" en el hecho de ser profesor, podría haber estado todo el curso explicando psicoanálisis y obtener un ascendiente peligroso sobre los alumnos. Pero el espíritu libertario de Onfray le impide seguir y guiar a los demás. No le gusta tener "ovejas" que pastorear. El siguiente encuentro con el psicoanálisis será en la universidad creada por él.

 En 2002 inauguró su universidad popular de Caen. Cuando no se está en la universidad lo más fácil es montar una propia. En realidad lo hizo impulsado por el hecho de que Jean Marie Le Pen llego a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas y esto no sólo le indignó, sino que pensó que si una gran parte de la población apoyaba una propuesta nacionalista y racista, la gente tiene razón del hartazgo porque la política tradicional no soluciona,  pero por otra parte la ideología excluyente no es una buena salida. De ahí que elevar la cultura del pueblo, dar instrumentos para la reflexión fuera su propuesta. Por eso creó la universidad popular de Caen en la línea de los ilustrados, hay que expandir la cultura, sacarla de los cenáculos y mostrar los recursos que ofrece la reflexión. No todo el mundo tiene el arte para poner en pie una iniciativa parecida y convencer a otros 16 amigos especialistas de diferentes campos de que participen en el proyecto, un proyecto por el que nadie gana un céntimo y por el que nadie paga tampoco. Pero Onfray lo llevó adelante.

En esa universidad imparte sus conferencias que han dado lugar a los diferentes volúmenes de “Contra historia de la filosofía”. Se ocupa de personajes olvidados por los manuales o por las explicaciones oficiales, empezó por los antiguos, continúo por los medievales, dedicó tres cursos  al siglo XIX y tras explicar Jean Marie Guyot y Nietszche que es su gran maestro del pensamiento, planeó dedicar un cuarto año a Freud, tratándolo como un filósofo vitalista.

Onfray da una conferencia por semana que según dice le lleva 30 horas de preparación. Es un obrero del trabajo filosófico, ha calculado todos los tiempos de lectura y escritura que hacen falta, se plantea el trabajo intelectual no como diletante ni como una cuestión de vanidad intelectual, es entre otras cosas lo que hace de él un personaje muy atractivo filosóficamente hablando, incluso aunque no se compartan todas sus ideas. La cultura, la filosofía, la lectura y la escritura no son un pasatiempo, son como cualquier trabajo actividades que ayudan al cuidado de sí, a la construcción personal y a la vez tienen una dimensión de servicio social. Ese aspecto de “servicio social” de la filosofía es el que me parece mas valioso y que se echa en falta entre nosotros. Tenemos algunas islas aquí y allí, pero no hay un diálogo continuado de filósofos españoles o hispanohablantes, por ensanchar la comunidad,  que ilustraran al país y en el que participara, sino la totalidad, sí una gran parte de la población, al menos con titulación universitaria o con inquietudes culturales-intelectuales-espirituales.

El mero hecho de que un libro de filosofía sobre Freud pueda dar lugar a escándalo y controversia nacional y que genere varios debates televisivos en franja horaria de mayor audiencia me parece envidiable, sanamente envidiable.

Así que en 2010 su libro número 50 incendió la discusión. El “Crepúsculo de un ídolo” empezó vendiendo 50.000 ejemplares en una semana, motivo suficiente para que algunos trataran a Onfray de nazi, fascista, antisemita, agente de la ultraderecha. Antes de la publicación, Onfray solo había llegado a Freud desde Nietzsche y quería presentarlo como un filósofo vitalista ante su público de la universidad popular. Fue entonces cuando leyó “El libro negro del psicoanálisis” una obra de 2005 en la que participa un puñado de especialistas en psicología. Este libro también fue denostado por el establishment “psi” francés con parecidos insultos que se le dedicarían a Onfray cinco años más tarde. Al acceder a dicho “Libro negro” Michel Onfray comprobó que se hablaba de hechos reales de la vida del maestro del psicoanálisis ignorados por el público. Por ejemplo: que el psicoanálisis existía antes que él, y siguió existiendo durante su vida y después que él, Freud no fue su creador propiamente hablando. Sólo se hizo más famoso que nadie gracias a esta práctica. Según Onfray el psicoanálisis no cura, hay un 30% de éxito por el llamado efecto placebo, más o menos lo que ocurre en la gruta de  Lourdes o lugares similares en que se ven los ex votos de los sanados por efectos milagrosos del agua o la simple visita.

En este vídeo me parece interesante la intervención de Boris Cyrulnik, psicoanalista practicante que asegura que muchas de las afirmaciones de Onfray que han provocado tanto escándalo entre los colegas él las había leído ya. Solamente cambia el ponerlas a disposición del gran público y el carácter polémico de Onfray. No pretende desanimar a los que recurren al psicoanálisis, que por otra parte discute que esté tan extendido como se dice. Las sesiones de Freud costaban  450 euros la hora, se ha molestado en calcular al cambio. Freud prescribía una sesión diaria de lunes a viernes y había que pagar en metálico, todo libre de impuestos. Con esas bases no era una terapia muy popular en la Viena de principios del siglo XX, aunque hoy los hospitales de día de la salud pública francesa ponen psicoanalistas a disposición de la población.

Además Onfray asegura que en una sesión de psicoanálisis es el ego el que sale todo el tiempo: “yo y mi padre”, “mi  madre”,  “mi infancia”. Demasiado narcisismo. Le parece que Freud extrapolaba sus propios problemas al resto de la humanidad. Concretamente el complejo de Edipo de querer relaciones con su madre y matar al padre, como origen y explicación de ciertos sufrimientos, de demasiados sufrimientos no le acaba de convencer. Desmonta algunos de los casos que le hicieron famoso como el del pequeño Hans. Supuestamente este niño tenía miedo a los caballos y la explicación de Freud era que el bocado de los caballos le recordaba el bigote de su padre, y en el fondo temía que su padre lo castrara por querer acostarse con su madre. Pero el pequeño Hans ya adulto reconoció que tenía miedo de los caballos porque una vez vió una caída del caballo que le impactó. Hay más desmontajes de la leyenda en el libro de Onfray, el caso Dora, la pretendida renuncia a la práctica de las relaciones sexuales a los 37 años que no fue tal, puesto que si bien dejó las relaciones con su mujer eso no le impidió relacionarse con su cuñada, el destrozo que le hizo en la cara a una paciente queriéndole curar con cirugía de alguna enfermedad y olvidando retirar 50 cm de gasa antes de cerrar, la muerte de una amigo por ingesta de cocaína que él le había recetado…Oscuridades de la biografía freudiana, como la “atención flotante”, concepto creado por Freud para justificar que el analista eche una cabezada durante la sesión, pues los inconscientes hacen el trabajo. La supuesta renuncia a la sexualidad de Freud se debía a que según confesión propia debía sublimar toda su energía en la creación del psicoanálisis.

En el siglo XIX las ciencias humanas pretendían cientificidad como las naturales, de esa ola  participó el psicoanálisis. En la actualidad pro Onfray y anti Onfray parecen estar todos de acuerdo en que no es ciencia, la prueba es que ante el relato de un sueño cada psicoanalista da su interpretación propia, no hay una común. La tesis final de Onfray es que Freud tomaba sus propios deseos por la realidad de los demás.

La pregunta que queda tras la lectura del libro es cómo y por qué ha podido tener tanto éxito si las bases no eran seguras. Eso daría lugar a otro libro pero Onfray asegura que no es su tema. En los últimos capítulos del libro muestra el modo como se organizó la “secta” freudiana. Primero exclusión de algunos colaboradores, (Adler, Jung) formación de un círculo de adeptos dispuestos a darle la razón en todo al maestro y a quitársela al resto de la “malvada” humanidad. Fabricación del personaje “elegido” con la gran biografía escrita por Jones, 1500 páginas para mostrar los signos de persona marcada desde el nacimiento para una misión. Leyenda dorada de Freud creada y mantenida por sus seguidores, reuniones de iniciados, anillo para todos los pertenecientes al círculo cercano, corresponsales en diversos países, organización de los congresos y las revistas.

La relación con su hija Ana que recogerá el legado paterno no parece cabal, la tesis de Onfray es que no le dejó vivir aparte de la “leyenda del psicoanálisis”. Han acusado al filósofo de Caen de que si Freud pasó de la filosofía al psicoanálisis Onfray hace el camino inverso, Onfray quiere matar al padre. Sólo que él no ha tenido problemas con su padre. La filosofía de un hombre es su vida, una tesis nietzscheana del prefacio de la "Gaya ciencia"que le es muy cara, le lleva a interesarse por las vidas de todos los filósofos que explica en su “Contrahistoria”. El pensamiento es confesión vital. También Onfray ha sufrido, primero como huérfano sin serlo alojado cuatro años en una institución con curas que abusaban aunque no de él, luego ha tenido un infarto de miocardio, y alguna otra enfermedad grave. Pero partiendo de la miseria y de no haber nacido en una familia acomodada, no se hunde en ello, sino que hay una superación en su vida. Invita a la reflexión y como Montaigne hacía dictando sus confesiones que no escribiéndolas, ese decir en voz alta ya es terapéutico.

Hay otros caminos para la autorrealización personal, otras terapias. El psicoanálisis posfreudiano es una opción, pero con conocimiento de causa, sin leyendas. El arte, la música, la filosofía, no la “Crítica de la razón pura” con la que un ciudadano corriente tiene poco que hacer, tampoco con la “Gramatología”, todo ello es muy interesante para los profesores de filosofía.

Pero para el ser humano en general la filosofía está en Séneca, en la carta a Meneceo, en Epicuro, en Marco Aurelio o Epicteto. Habla del recurso a los filósofos antiguos cuando la filosofía era una forma de vida y no motivo de parloteo para iniciados. De adolescente Onfray descubrió que hay una moral sin religión, que hay una diferencia entre el bien y el mal, hay cosas que nunca se deben hacer, y para afirmarlo no hace falta ni estar loco ni ser creyente. Basta ser persona. Hubo filósofos antes del cristianismo, seres humanos con un  sentido de la existencia. Este extremo se ve que ha sido determinante en su recorrido vital. La moral no es el privilegio ni de las religiones ni de ninguna institución. Le ha pasado lo mismo con el psicoanálisis, Onfray necesita poner de relieve que hay más psicologías y psicoanálisis que el freudiano, antes y durante y después de Freud. 

Hay otros interesantes vídeos sobre la cuestión



7 comentarios:

  1. Muchas gracias , Ana, por esta entrada. Los que admiramos a Onfray estamos de suerte contigo. Estaba dudosa de si esta obra sobre Freud se escoraba más hacia el escándalo o hacia el estudio crítico del autor y, gracias a ti, ya me he decidido, así que haré un hueco para leerla.Enhorabuena por tu trabajo.

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  2. Onfray cumple con su oficio de filósofo demoliendo ídolos. "El rey está desnudo" -afirma-, Freud era un machista y un burgués engreído... Pues claro. Y Platón, el fundador de la filosofía, un aristócrata, un eupátrida, un niño bien... Y Jesús el hijo putativo de un carpintero o de un albañil. Eso desde luego no impide valorar sus extraordinarias palabras, sus formidables creaciones literarias. Y el efecto que han tenido en nuestra cultura, en la vida del espíritu, requiere una explicación. No se puede negar su energía transformadora.
    En el interesante debate que nos has regalado, Ana, la posición de Boris Cyrulnik me parece muy equilibrada. Me encanta el gesto de la directora del Libro Negro del psicoanálisis, serena, sabia...
    El psicoanálisis freudiano no es más que una terapia, una literatura, un arte, una liturgia, un saber, un "movimiento de ideas", entre otros. A fin de cuentas -como diría su admirado Nietzsche, al que también habría que desmitificar uno de estos días-, Verdad es esa hembra esquiva a la que los filósofos persiguen sin alcanzar nunca.

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  3. Muchas gracias por la lectura, visionado y comentario. Me dais pie a explicarme más.
    Tela que cortar, el rey Freud en mi caso no puedo decir ni que está desnudo ni vestido porque no lo conozco. Nunca me ha sido explicado en la universidad, en el instituto el profesor de filosofía que nos daba ética como alternativa a la religión entonces, nos explicó algo. Pero no me he abrevado en el psicoanálisis como sí en la filosofía medieval o moderna. Así que no es ni santo ni demonio de mi devoción. Por el contrario observo que en la educación nacional francesa es un autor del programa desde hace décadas en todo el estado. No como aquí que tenemos 17 programas cambiantes, puesto que dice Onfray que él lo estudió en su último año de instituto. Lo que significa que Freud es en Francia para la población con estudios lo que aquí puede ser Platón, una base de todo hombre medianamente cultivado.

    Destaco el hecho de que su propósito en la universidad popular cuando llegó a Freud no era señalar fallos en el psicoanálisis. De su “Cristianismo hedonista” que me he leído en el puente andaluz me ha gustado el retrato de Montaigne al que le dedica 100 páginas, Onfray utiliza categorías freudianas para explicar la historia familiar del autor de los Ensayos. Es un lenguaje que domina. Onfray ha sido honesto para enfrentarse al tema, se pone a leer el “Libro negro” y descubre que es más que un panfleto y lo dice sin pelos en la lengua, aunque suponga enfrentarse a los que con el psicoanálisis hacen fortunas.
    Me gusta su forma de ir por libre en la filosofía sin pertenencia a camarillas ni a instituciones, sin afán de protagonismo ni vanidad. El lado “servicio social” de la filosofía es lo que más admiro en él como ya he dicho mil veces. El no oscurantismo, señal de que no necesita ni quiere hacerse el interesante. La vanidad de los filósofos, los floripondios intelectuales tan corrientes en el gremio me desagradan. En eso coincidimos.
    Me impactan las vivencias de Onfray en su trabajo de profesor de instituto, se da cuenta de que explicando psicoanálisis se toca la “fibra” de los alumnos, que hay alumnos con problemas que se acercan y se los cuentan, que necesitan una ayuda. Me llama la atención que Onfray ve que frente a determinados alumnos se puede ejercer un poder sobre las conciencias no formadas, y tiene la honestidad de retirarse y respetar, no invadir ni manipular al que es inferior a él. He vivido en un ambiente en el que todo estaba encaminado a pillar los resortes de la gente, grandes, chicos y medianos, para quedarse con ella y llevarla al huerto, sea lo que sea ese huerto, y me encanta encontrar gente así: Seres humanos que no usan su superioridad intelectual y moral para manipular a los demás, sino para abrir caminos, poniendo a las personas frente a sus responsabilidades y su libertad. Será ateo como dice, pero muestra con esa actitud un sentido de lo sagrado que se echa en falta en otros profesionales de lo divino, que saben muy bien que para quedarse con el hijo primero hay que quedarse con los padres. Me une a Onfray que nunca he valido para quedarme con nadie. No a la adulación. Espíritus y cuerpos libres en un mundo libre.

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  4. Hola amigos. permitidme que discrepe. No conozco a Onfray y por tanto me abstengo de una opinión sobre él. Ahora bien, sus críticas me parecen oportunistas. No porque desmitifique a Freud, que está bien, sino proque al desmitificarlo lo trivializa. Si se sigue la historia del psicoanálisis se ve claramente la incompatibilidad entre Freud y Adler y Jung.
    De los casos que habla hay que leer los matices y los análisi para ver que la crítica de Onfray es superficial.
    Otra cosa es el sectarismo de algunos de sus seguidores o la mificación que hacen de él.
    Otra cosa es también críticas que me parecen más interesantes, como la de Foucualt ( no la de Deleuze, que me parece del estilo de Onfary en esta cuestión).
    Freud no es un científico ni un filósofo, crea una teoría metapsicológica y una práctica terapéutica que se basa en su experiencia. Seguramente el psiquismo humano es tan complejo que hay que acercarse de manera interdisciplinaria. me parece que el psicoanálisis contribuye. Lo hace a través del propio Freud o de gante como Melaine Klein o Lacan, según mi punto de vista.
    Un abrazo a los tres

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  5. Por cierto, cosas como la "atención flotante" me parece mala fe por parte de Onfray. Saber escuchar el inconsciente del otro ( es la hipótesis) obliga a ello.
    Un abrazo
    Luis

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  6. >Gracias Luis por la intervención esperada por otra parte pues seguramente eres el que más sabes del tema, te pregunto ¿es cierto que existía el psicoanálisis antes de Freud? ¿es cierto que algunas de las afirmaciones que lo han hecho famoso las sacó de otros? Edipo por ejemplo, ¿qué aprendió de Charcot? al que también se acusa de fraude con las histéricas pagadas para hacer como que se curaban en el hospital de la salpetrière...

    Lo grave es que Onfray dice, y por lo visto no es el primero que lo dice, que esos famosos casos, son 5 los más famosos creo entender, no fueron curados, y el hombre lobo apareció con 80 años más diciendo que no se habia curado y seguía analizándose...Deberías de leer el libro porque no se habla tanto de conceptos como de hechos que documenta, y sobre eso no hay teoría que valga. Quiero decir que si realmente dijo que curó pero no curó, si generalizaba sin tener base en casos...No tengo el libro a mano, lo leí este verano y no puedo señalarte documentos, fechas...etc. Si me gustaría si tienes tiempo y te interesa y te apetece que lo vieras y dijeras habiéndolo leído tu opinión con base en lo que pone, porque el libro no elucubra, aporta cartas, textos, sucesos documentados..

    La idea que yo me he hecho es que Onfray veneró desde su adolescencia a Freud porque se lo presentaron como ciencia, así en el instituto, con las limitaciones del instituto. Y luego en la universidad esa visión de veneración no fue corregida sino aumentada. Y que él pensaba dedicarle su conferencia después de Nietzsche porque ya le tocaba en la contrahistoria de la filosofía que hace en la universidad popular, y al profundizar en vida y obra completa fue cuando se llevó la sorpresa de que su ídolo se caía.

    La parte chismorreo del libro de Onfray, que si deja a su mujer colgada en Viena y se va de viaje con la cuñada, es bastante dura de leer. Las cartas que le escribe a su mujer. La distribución de las habitaciones en la casa... el precio astronómico de las consultas...todo eso yo quisiera tener certezas porque o pasó o no pasó. No son elucubraciones.

    Ya me he perdido entre tanta afirmación, quien dice que es filósofo y quien dice que es científico, él mismo Freud no recuerdo que decía de sí mismo, Onfray hasta 2010 me parece que lo tenía por filósofo, científico, y desde luego había asimilado que el psicoanálisis curaba. Ante sus acusadores de destruir el psicoanálisis se defiende, él no quiere destruirlo, es una terapia para quien crea en ella, y en eso le doy la razón. Las terapias funcionan si el paciente colabora al menos con la buena disposición, no creo que Onfray quiera destruir el psicoanálisis.

    Las discrepancias con Jung y Adler me parece que también las cuenta en el libro.

    Otro dato interesante del que habla en otros programas y no en este, es que hubo una segunda ola de introducción de Freud en Francia que fue mayo del 68, el freudomarxismo que subrayó determinados puntos, haciendo de Freud un liberador de la moral burguesa...y Onfray con textos de Freud en la mano justifica tenerlo por misógino y homófobo, lo cual sorprende y choca de alguien propagado por mayo del 68.

    Pero repito la propuesta de que si puedes lo leas y escribas con fundamento en el libro.

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  7. y hablando de psicoanálisis no sé si sabes de este autor que presenta su obra el 14 en Barcelona

    http://www.mireteditorial.es/catalog-libros/en-portada/el-escritofrenico/

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