sábado, 18 de junio de 2011

Se podrá resucitar el cuerpo pero no la mente

Autora Ana Azanza

Gracias a este simpático científico chino me he enterado de qué es un conectoma y de las investigaciones que algunos "locos" científicos se han empeñado en llevar a cabo.

Empieza hablando de nuestro DNA que nos identifica, y puede estar en la base de enfermedades y desórdenes mentales. Pero a Sebastian le gusta pensar que "Soy más que mis genes". Y así se lo hace repetir al público.
De hecho su lema es "Soy mi conectoma" . Sólo se ha logrado conocer el conectoma de un gusano que tiene 300 neuronas, el C Elegans, las conexiones entre sus neuronas son su conectoma. Pero cada uno de nosotros tenemos un cerebro infinitamente más complejo que el de ese animal.

Con 100 billones de neuronas las conexiones son diez mil veces más que en el gusano.

¿Estarán nuestros recuerdos almacenados en las conexiones entre las neuronas de nuestro cerebro? lo que me hace ser yo serían esas conexiones de mis neuronas, únicas por otra parte. La información que me hace a mí ser yo.

¿Quizás también la personalidad y el intelecto están encriptadas en esas conexiones?

Hacen falta muchos años de trabajo para encontrar y dibujar el mapa de un solo conectoma. Sólo una neurona es como un árbol frondoso y muy ramificado.En el laboratorio colorean las neuronas para ver sus conexiones. La sinapsis la conexión entre dos neuronas las describe como dos amigos hablando por teléfono.

¿Son diferentes los cerebros de hombres y mujeres? Para responder a esta pregunta pone el ejemplo del cerebro gofre, sería el del hombre, y el cerebro como un plato de espagueti, el de la mujer.

Verdaderamente la complejidad del cerebro humano se puede relacionar con el sentimiento de la insignificancia que tuvo Pascal ante "los espacios infinitos". Quizás la infinidad está dentro de nosotros mismos.

¿Tendrá la humanidad algún día la tecnología adecuada para dibujar el conectoma de un ser humano recogiendo todas las conexiones neuronales del cerebro? Sebastian Seung piensa vivir para verlo.

Nuestra personalidad cambia con la edad. Las neuronas como los árboles tienen nuevas ramas, otras mueren. Las sinapsis son eliminadas, otras se empequeñecen. ¿Por qué cambian las conexiones? hasta cierto punto nuestro ADN tiene mucho que ver, pero no sólo. La actividad neuronal juega un gran papel. Como la corriente de agua hace su trabajo en el lecho del río, las conexiones trabajan nuestro cerebro. Nuestras experiencias pueden cambiar nuestro conectoma. Por eso cada conectoma es único, incluso en gemelos idénticos. Nuestra forma de pensar puede cambiar nuestras conexiones.

La actividad neuronal no para, está en continuo movimiento. El conectoma sería el camino que se va haciendo en nuestro cerebro a fuerza de pisarlo. La actividad de las neuronas puede cambiar ese camino, nuestro conectoma. La actividad de las neuronas es la base física de nuestros sentimientos, pensamientos y percepciones.

El objerivo de estos científicos sería deshacer el lío que tienen las neuronas entre sí y buscar los caminos de nuestra actividad  neuronal, por ejemplo el conectoma del pianista que sabe tocar una sonata de Bethoven.

La muerte sería la destrucción del conectoma.

La crionización puede conservar el cuerpo y que alguna futura evolucionada civilización lo resucite. Pero los recuerdos no se pueden recuperar.

Construir y reconstruir nuestro propio cerebro con la tecnología más evolucionada, todo un sueño de la humanidad al alcance de una tecnología que va a suponer un cambio en nuestra manera de vernos a nosotros mismos como especie.

Es todo lo que da de sí mi inglés, a lo  mejor si lo escucháis encontráis más matices que he pasado por alto en el vídeo que ayudan a maravillarse todavía más ante la complejidad del contenido de nuestros cráneos.

1 comentario:

  1. Hay que tener cuidado con esto del billón de neuronas. Son incontables los errores en prensa procedentes de la mala traducción del inglés "billion" (mil millones) al español billón (millón de millones). Se calcula que tenemos unos 100.000 millones de neuronas, tantas como estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea.

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