domingo, 6 de julio de 2025

LA NO-EVOLUCIÓN DE LA DEMOCRACIA

 

Imagen creada por la IA Gemini para la ilustración de este artículo

LA NO-EVOLUCIÓN DE LA DEMOCRACIA

Con el inicio de la Revolución Tecnológica en el que nos encontramos inmersos, no es que la democracia haya sufrido una involución, pero sí un atascamiento o estancamiento.

Aproximadamente en el año 2010, la mayoría de los ciudadanos comenzaron a crear su perfil de Facebook, las redes sociales ya eran una realidad. Nuestros hábitos sociales, para bien o para mal, comenzaron a cambiar, así como también nuestras relaciones interpersonales.

Este cambio de paradigma socio-tecnológico también se produjo en la relación del ciudadano con la Administración Pública, con el Estado y con las entidades financieras y el comercio: declaraciones de la renta telemáticas, transferencias bancarias, ahora bizums, firmas digitales, compras por internet, etc. Podría decirse que este giro telemático (también se teletrabaja) ha afectado a la mayoría de ámbitos de nuestras vidas, pero no a la democracia: por poner un ejemplo, en España seguimos votando presencialmente a representantes cada cuatro años con las mismas papeletas y sobres de papel que se vienen utilizando desde hace ya casi 50 años.

La diferencia entre democracia directa y democracia representativa es archiconocida. La democracia directa, también conocida hoy como democracia real, se dio en algunas ciudades-estado griegas y hoy en día en algunos cantones suizos. ¿Por qué no se ha dado el paso evolutivo desde una democracia representativa hacia una democracia directa en los inicios de esta revolución tecnológica? O, preguntado de otra manera: ¿por qué el giro telemático que afecta ya a casi todos los ámbitos de nuestras vidas no ha llegado todavía a la democracia?, ¿podríamos los ciudadanos, en lugar de votar a representantes o partidos políticos, decidir telemáticamente sobre cuestiones legislativas sin necesidad de mediadores políticos? Porque sí se vota telemáticamente para elegir al ganador o ganadora de Eurovisión, así como para otros tipos de concursos. Alguien podría argumentar que podría existir brecha digital, pero siempre se podrían alcanzar soluciones mixtas, tal como están haciendo las entidades financieras.

A este respecto, el filósofo Pierre Lévy, en su ensayo Inteligencia colectiva, pinta una democracia digital aún más directa que la denominada “democracia directa”. La representación se sustituye por la participación directa. Estaríamos hablando de una democracia digital en tiempo real, una democracia presencial que convertiría al smartphone en un Parlamento móvil. Pero otros filósofos como el recientemente galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, el alemán de origen surcoreano Byung-Chul Han, en su libro Infocracia, argumenta que “se ha demostrado que democracia en tiempo real, con la que se soñó en los primeros tiempos de la digitalización como la democracia del futuro, es una completa ilusión”.

A principios de siglo, el humanista argentino Guillermo Sullings, en su trabajo Introducción a la Democracia Real, apuntaba a una crisis de representatividad y de los partidos políticos, donde el poder económico nunca ejerció al poder político tanta presión y chantaje. Apostaba por formas organizativas que faciliten y potencien las virtudes de la buena gente y proponía consultas populares vinculantes para opinar sobre decisiones de interés general, sin llegar a una saturación.

El 15 de mayo de 2011, se produce la denominada por los medios de comunicación internacionales “Revolución Española”, también conocida como el Movimiento 15-M o “Los Indignados”, inspirados en el libro del escritor francés Stéphane Hessel ¡Indignaos! (2010). También en España, autores como la arquitecta Cristina García-Rosales y el filósofo Manuel Penella publicaron Palabras para indignados. Hacia una nueva revolución humanista (2011). Este movimiento surgido en España y que en principio era apartidista, con desafección política, donde muchos ciudadanos se sintieron identificados, tenía como reivindicaciones principales la democracia participativa real y la reforma del sistema electoral, así como el fin de privilegios para políticos. Mucha gente entendió este movimiento como un ejercicio de progreso evolutivo que propiciara el paso de una democracia representativa a una democracia directa, dado que la revolución tecnológica podría favorecer estas circunstancias. Pero nada de esto tuvo lugar. Todo este proceso de cambio social desembocó en la creación de un nuevo partido político que finalmente también se acogió a los brazos de la representatividad y así fue como todo este atisbo de revolución fue olvidado.

Pasado todo este intento frustrado, el problema que nos ocupa en la actualidad es otro muy diferente: con la aparición de la Inteligencia Artificial, muchos filósofos y sociólogos centran el debate en si la Inteligencia Artificial sustituirá a la actual democracia humana representativa. Autores como el filósofo bilbaíno Daniel Innerarity en su libro Una teoría crítica de la inteligencia artificial (2025), especula con esta posible opción futura: “los profetas del entusiasmo anuncian el poder absoluto de la tecnología sobre la política (..) la democracia en la era de la inteligencia artificial ni se va a superar ni se va a suprimir; se va a condicionar”.

Desde luego, si como sostienen algunos, la gobernanza algorítmica pudiera tomar el control de la política en el futuro y la inteligencia artificial fuera capaz de hacerse cargo de la democracia (o “cargársela”) estaríamos ante un “salto evolutivo” en el proceso de evolución democrática, ante un “eslabón perdido” donde posiblemente no va a existir una democracia directa humanista y al mismo tiempo tecnológica, con la tecnología al servicio del ser humano y no a la inversa (transhumanismo). Sin embargo, por desgracia, lo que muchos prevén es el salto de estar gobernados por representantes a estar gobernados por máquinas o robots. A esto me refería al principio con la “no-evolución” de la democracia y a este estancamiento o atascamiento actual de la misma y a este “eslabón perdido”. Por algo será. Veremos qué ocurre.

Juan Fco. Cordero.

Antropólogo sociocultural. 

                                             

Bibliografía:

-          Han, B.-C. (2022). Infocracia: La digitalización y la crisis de la democracia. Editorial Taurus.

-          Innerarity, D. (2025). Una teoría crítica de la inteligencia artificial. Editorial Galaxia Gutenberg. 

-          Marquina Espinosa, A. (2004). El ayer y el hoy: Lecturas de antropología política. Volumen II: El futuro. UNED.

-          García Rosales, C., & Penella Heller, M. (2011). Palabras para indignados: Hacia una nueva revolución humanista. Mandala Ediciones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario