Empatía, moralidad, comunidad, los monos lo tienen todo. El primatólogo Frans de Waal y la excepción humana
Frans de Waal titula su nuevo libro "El último abrazo de Mama" en referencia al emocionante encuentro entre Mama, una chimpancé de 58 años y Jan van Hooff, profesor de biología de 80. Mama está enferma y le queda poco cuando Van Hooff que hacía décadas no la había visto, entra en su jaula del Burgers Zoo (Holanda). Mama sonríe y atrae Van Hooff hacia sí. Le toca el pelo, se cuelga de su brazo golpeándole la cabeza con los dedos. "Algo típico de Mama" escribe De Waal, que lleva tiempo observando a la chimpancé. Le puso Mama por su posición de matriarca. "Parece una abuela que lo ha visto todo y no le importa nada" escribe De Waal. “Nunca ví tanta sabiduría y pose en ninguna otra especie". Cuando Van Hooff entró en la jaula de Mama, “tuvo que sentir los nervios de Jan al invadir su espacio y le hizo saber que no tenía que preocuparse, estaba contenta de volverlo a ver.”
El emocionante vídeo de Mama y Van Hooff ha recibido 10 millones de visitas en YouTube. Es evidente que ha tocado la fibra a la gente ver la alegría y la ternura de un chimpancé al final de una larga vida. De Waal, que dirige el Living Links Center en el Yerkes National Primate Research Center de Atlanta, se sirve de esta escena para introducirnos en las emociones de los animales, desde los primates hasta perros y ratas. “Empezaré con una propuesta radical: las emociones son como los órganos," escribe, "las necesitamos todos y las compartimos con los demás mamíferos." Quienes conocen la investigación de De Waal saben que su propuesta no es tan radical, pues el primatólogo lleva décadas mostrando que los humanos no somos tan especiales como muchos de nuestra especie piensan que somos. El título de su anterior libro ofrece una buena perspectiva: "¿Somos los humanos suficientemente inteligentes para darnos cuenta de lo inteligentes que son los animales?"
El trabajo de De Waal es contrario al "excepcionalismo humano". El libro de 2013 , El Bonobo y el ateo, se dirige a críticos y oponentes—antropólogos, conductistas, cristianos fundamentalistas—y al estridente ateísmo de Richard Dawkins y Christopher Hitchens. De Waal, no creyente, ve la religión como un retoño de nuestro impulso biológico a hacer el bien. La entrevista tuvo lugar tras la aparición de The Bonobo and the Atheist. De Waal es un buen conversador con su agudo sentido del humor, habla rápido, las ideas se amontonan, mostrando la seguridad de un famoso científico que lleva a sus espaldas mil batallas intelectuales.
Mucha gente piensa que los humanos son fundamentalmente diferentes del resto de los animales. ¿Qué piensa usted?
Mucha gente lo piensa, también los biólogos somos animales, es duro de creer porque no hay nada fundamentalmente diferente en el cerebro humano que no esté en el cerebro de un mono. Nuestro cerebro es mayor, tenemos un computador más potente que el de otros animales, pero no hay diferencias fundamentales.
¿no hay por tanto una separación fundamental entre el humano y el chimpancé?
No. Si me pregunta cuál es la gran diferencia le diría que el lenguaje, pero como ocurre con todas las capacidades, una vez que la divides en trozos, encontrarás algunas partes en otras especies.
No hay nada en el cerebro humano que no esté presente en el cerebro del mono.
¿Por qué estamos tan apegados a la idea de que somos especiales?
Nos han criado así, es una vieja idea cristiana, sólo los hombres tienen alma, no los animales. Pienso que se debe a que nuestras religiones aparecieron en el desierto donde no hay primates, eran gente que vivían con camellos, cabras, serpientes y escorpiones. En esas condiciones es fácil concluir que somos totalmente diferentes del resto de los animales, porque no hay primates con los que compararnos. Cuanto los primeros grandes monos llegaron a Europa, a los zoos de Londres y París, la gente estaba totalmente asombrada. La reina Victoria expresó su disgusto al ver estos animales. ¿Por qué te va a disgustar un mono si no es por qué sientes que algo te une a él?, jamás dirás que una jirafa te disgusta, sí lo hacen un chimpancé o un orangután porque nos damos cuenta de que se parecen mucho a nosotros. Y venimos de una religión que no está acostumbrada a hacer este tipo de comparación.
Pero muchos científicos no religiosos defienden la excepcionalidad humana, siguen creyendo que el hombre es fundamentalmente diferente.
Sí claro, no son biólogos. Las ciencias sociales y las humanidades siguen muy influenciadas por la religión. Y siguen en esa tesis fundamental de que el hombre es absolutamente especial. Pero el biólogo medio cree que todo es un continuo. Sabemos que las plantas tienen ADN y nosotros tenemos ADN, vemos que estamos conectados unos con otros.
¿Los animales tienen cultura?
Hay bastante evidencia de la transformación cultural en los chimpancés y en muchos otros animales, aprenden cosas unos de otros. Por ejemplo observamos que los grupos de chimpancés salvajes tienen conductas muy diferentes, una tecnología diferente de piedras y herramientas, costumbres sociales, señales de comunicación. Hay variaciones culturales en los monos.
¿Una de nuestras mayores equivocaciones con respecto a los animales?
¿Una de nuestras mayores equivocaciones con respecto a los animales?
Pensamos que los animales viven en el presente, que no tienen futuro ni pasado. Pero sabemos que no es verdad. Pueden usar herramientas para arreglar algo de cara al futuro. En un zoo suizo, los orangutanes tenían una claraboya en la jaula y la quitaron, así podían pasar las noches de verano en el tejado. Luego por la mañana antes de que llegaran los cuidadores ponían la claraboya en su sitio. Así nadie se daba cuenta. En una noche de verano es más agradable dormir en el tejado que dentro de la jaula.
Dice usted que los chimpancés muestran señales de moralidad, explíquelo.
Tienen un sentido de la justicia y son animales cooperativos como nosotros. Digamos que si vamos a cazar y usted siempre se queda con las mejores piezas y a mí me das la peor parte, no es una buena compañía para mí. Hemos descubierto que chimpancés y bonobos son sensibles a la justicia. Tienen empatía. Responden al malestar de los otros consolándolos y compartiendo su comida. Hacemos experimentos sobre ello, ¿Prefieren el resultado que sólo beneficia a uno mismo o prefieren beneficiar a los dos?
¿Cómo lo han comprobado?
En un experimento típico ponemos a dos chimpancés que se conocen uno al lado del otro separados por una malla metálica, se pueden ver, oír, sonreírse. Luego les das a elegir entre dos fichas. Hay un cubo con fichas de diferentes colores, azules y rojas. Si cogen la azul y nos la dan l damos una recompensa. Si cogen la roja le damos la recompensa a él y al otro chimpancé. No hay diferencia para él chimpancé que siempre recibe algo. La única diferencia es ¿Mi compañero recibirá algo? descubrimos que con el tiempo prefieren lo que hemos llamado la ficha pro social, la ficha que recompensa a los dos.
Dice usted que los chimpancés muestran señales de moralidad, explíquelo.
Tienen un sentido de la justicia y son animales cooperativos como nosotros. Digamos que si vamos a cazar y usted siempre se queda con las mejores piezas y a mí me das la peor parte, no es una buena compañía para mí. Hemos descubierto que chimpancés y bonobos son sensibles a la justicia. Tienen empatía. Responden al malestar de los otros consolándolos y compartiendo su comida. Hacemos experimentos sobre ello, ¿Prefieren el resultado que sólo beneficia a uno mismo o prefieren beneficiar a los dos?
¿Cómo lo han comprobado?
En un experimento típico ponemos a dos chimpancés que se conocen uno al lado del otro separados por una malla metálica, se pueden ver, oír, sonreírse. Luego les das a elegir entre dos fichas. Hay un cubo con fichas de diferentes colores, azules y rojas. Si cogen la azul y nos la dan l damos una recompensa. Si cogen la roja le damos la recompensa a él y al otro chimpancé. No hay diferencia para él chimpancé que siempre recibe algo. La única diferencia es ¿Mi compañero recibirá algo? descubrimos que con el tiempo prefieren lo que hemos llamado la ficha pro social, la ficha que recompensa a los dos.
Háblenos de Peony, una hembra mayor de chimpancé en la colonia de Yerkes.
Peony tenía artritis y era muy vieja, apenas podía moverse. Le habría gustado subirse a una red donde un grupo de chimpancés estaban acicalándose unos a otros. Quería llegar pero le resultaba imposible. Entonces un par de jóvenes hembras se acercaron, y entre las dos la empujaron subiéndola con el resto de chimpancés. También la hemos visto andar hacia el grifo de agua, pero como el recinto es muy grande y andaba con dificultad, una hembra joven cogió agua en su boca y se la llevó a Peony, escupiéndola en la suya, así no tenía que andar hasta el grifo. Estas acciones que demuestran amabilidad nos interesaron y empujaron a realizar experimentos de manera más sistemática sobre la conducta altruista, pues en la literatura científica se ha dicho que sólo los humanos se preocupan de los demás, y si los primates son altruistas es sólo porque buscan algo a cambio.
¿Y qué han revelado los tests?
Los chimpancés desarrollan gran cantidad de conductas altruistas hacia individuos con los que no están emparentados. Lo probamos en el campo porque la gente dice que sólo son altruistas con aquellos con los que están emparentados. Podemos saber el ADN de un individuo y la medida en que se relaciona con los demás. Los científicos se dieron cuenta de que la mayor parte de las ayudas dentro de los grupos de chimpancés se dan entre individuos no emparentados, entre individuos que no están emparentados unos con otros.
Por lo tanto ¿los humanos no son los únicos que se dan cuenta del dolor y la dificultad del otro?
Los seres humanos sobrestimamos la complejidad de la empatía, si le hablas al psicólogo medio de la empatía en animales, te dirá que no es posible. Piensan que empatía significa ponerse uno mismo conscientemente en los zapatos de otro. Sabemos por la investigación en humanos que hay mucha empatía en respuestas automáticas. Si frunzo el ceño y estoy triste tú también vas a fruncir el ceño y mostrarte triste porque te verás afectado por mis emociones faciales. Si río y sonrío tú reirás y sonreirás.
Los humanos sobrevaloramos la complejidad de la empatía.
Esta conexión corporal, llamada contagio emocional es fácilmente demostrable en muchos animales. Hemos investigado el contagio del bostezo en los chimpancés. Si bostezo, tú acabarás bostezando. Sabemos por estudios en los humanos que está correlacionado con la empatía. La gente que es muy empática es también muy sensible al bostezo de los demás. Hicimos pruebas con los chimpancés. Les mostramos películas de chimpancés bostezando y empezaron a bostezar. Lo hacen todavía más si se trata de alguien conocido, como les pasa a los humanos. Estas conexiones físicas son el modo cómo comienza la empatía.
¿Es lo mismo que ocurre en las neuronas espejo o células cerebrales que sienten las emociones que vemos en los demás?
La neurona espejo se menciona a menudo como fuente de empatía pero hay bastante controversia al respecto. Pero sí, probablemente las neuronas espejo tienen que ver con este tipo de contagio emocional. El cuerpo del otro se representa en tu cerebro. Y nunca deberíamos olvidar que las neuronas espejo se descubrieron no en humanos sino en los macacos. La evidencia es que el sustrato neuronal de la empatía está mucho más presente en todos los primates. Un chimpancé que mira a otro que grita después de haber perdido en una riña se va a sentir igual. Esto podría explicar porqué los chimpancés se consuelan unos a otros y porque también lo hacemos nosotros cuando vemos a alguien angustiado.
Los chimpancés tienen una vida social complicada. Se pelean por alcanzar el estatus tanto hembras como machos. ¿Los macho alfa acaban siempre por dominar el gallinero?
La gente piensa que el macho más fuerte es el dominante y cuando ya no es fuerte otro macho ocupa su posición. Pero hemos visto grupos en el que el macho más pequeño es el macho alfa. Necesita compañeros que lo apoyen, así que tiene que acicalarlos y compartir su comida con ellos incluso compartir las hembras. No puede tener la exclusividad de los derechos.
Necesita fraguar alianzas políticas
Sí tiene que sobornarlos. En cautividad las hembras tienen algo que decir. Como todas las familias viven juntas, hay un enorme bloque de poder en el que no entra el macho. Si a la hembra alfa no le gusta cierto macho, se las va a ver moradas porque la hembra apoyará a uno de los rivales para que llegue a ser el alfa. Es un verdadero juego político.
Dice usted que cuando un macho alfa asalta a una hembra sumisa, las demás hembras se unen para proteger a la atacada.
En cautividad la cópula forzada por los machos es prácticamente imposible porque las hembras actúan como un bloque y se oponen a ello. Las hembras chimpancés no siempre se ayudan en otras circunstancias pero cuando un macho intenta forzar a la hembra, entonces de pronto se unen todas en un acto de solidaridad y el macho se arrepiente de haberlo intentado. En libertad es más difícil porque los machos no tienen a todas las hembras cerca, así que la diferencia de poder entre machos y hembras es mayor que en cautividad.
Los chimpancés comprenden su comunidad como un todo en mayor medida que cualquier otro animal.
Escribe usted que cuando dos machos han estado luchando una hembra les fuerza a hacer las paces y a veces les quitan las armas de las manos.
Les confiscan las armas. Sólo las hembras pueden hacerlo. Un macho nunca puede ser mediador porque en cuanto entra en escena enseguida lo van a percibir como el amigo de uno o del otro. Los chimpancés parecen tener el sentido de su comunidad como un todo en mayor medida que ningún otro animal. Parecen preocuparse por el nivel de armonía en el grupo, claro que tienen un interés propio haciéndolo. Cada uno se beneficia si el grupo está en armonía, y por eso las hembras vigilan las luchas entre machos. Si dos machos no se reconcilian después de la batalla, una hembra de alto rango se acerca y empieza a acicalar a uno de los dos. Luego va hacia el otro llevando al primero consigo. Si el primero no quiere le obliga cogiéndolo del brazo. Una vez que los ha juntado los dos machos tienen que acicalarse el uno al otro y muchas veces lo hacen.
También hay algunos machos de alto rango que se encargan de tomar el control. En cuanto hay una pequeña riña, aunque sea entre dos chimpancés niños, llegan y deshacen la riña. Y son muy imparciales. No tienen porque apoyar a su amigo o a su madre. Es importante que hagan esto porque a veces las pequeñas riñas suben de nivel. He oído que esto suele ocurrir en los centros humanos de cuidados de día. Es importante cortar por lo sano al principio.
¿Cómo se lo explica? Durante décadas se nos dijo que el egoísmo dirige la selección natural, que sólo sobreviven los más fuertes.
Es una simplificación. La lucha por la vida no siempre consiste en reñir y pelear, a veces estriba en tener un mejor sistema inmunitario, mejores oídos o mejores ojos. Sobrevivir no tiene por qué basarse en la derrota de otro. La competición forma parte del cuadro pero hay mecanismos contrarios que son muy fuertes y mantienen la sociedad unida. Vivimos en grupos porque es beneficioso para nosotros, por ello tenemos que conseguir que el grupo siga unido. Es lo mismo para muchos animales.
Los chimpancés pueden ser violentos y orientados al dominio, y también pueden ser cooperativos y amistosos. ¿Cuál de las dos conductas te recuerdan a ti mismo? A veces la gente dice que no se puede decir que los chimpancés sean empáticos porque se matan unos a otros. El mismo argumento se puede aplicar a los humanos. Los humanos también cubren todo el espectro. Me parece que los humanos son más altruistas que cualquier otra especie pero también probablemente somos los peores y más desagradables cuando se trata de nuestro enemigo.
¿Los chimpancés no van a la guerra contra otro grupo rival en otro territorio?
Sí pero los chimpancés no conocen el genocidio como nosotros lo conocemos. Así que los humanos podemos enorgullecernos de que una de nuestras características propias es el genocidio. También lo comparo con los bonobos. Los bonobos son tan parecidos a nosotros como los chimpancés, en mi opinión son igualmente relevantes. Muestran más empatía de la que hemos visto en los chimpancés.
Los ha llamado los primates "políticamente correctos".
Son los hippys del mundo animal, prefieren el sexo a la guerra. Cuando dos grupos de bonobos se encuentran en medio de la selva al principio muestran algo de hostilidad, pero enseguida lo superan. Tendrán relaciones sexuales con sus vecinos, se acicalarán unos a otros y las crías de ambos grupos jugarán juntas. En todos los años que llevo estudiando los bonobos en cautividad y en la selva jamás he visto una agresión letal.
Dice usted que el sexo es algo rutinario para los bonobos.
En cualquier momento, en 10 segundos se saludan y ya. Se frotan sus genitales, tocan los del otro. A veces se necesita un poco más, pero en general es como quien saluda a otro dando una palmada en la espalda.
Los bonobos son matriarcales. ¿Cómo se ve que las hembras dominan?
Las hembras no dominan individualmente a los machos. Son más pequeñas y menos musculosas, no tienen los super dientes de los machos. Pero juntas, las hembras bonobos pueden viajar juntas y estar juntas. Colectivamente dominan a los machos.
Nuestro ancestro evolutivo salió de uno común a los chimpancés y a los bonobos al mismo tiempo. ¿Era más como los bonobos o como los chimpancés?
Es la gran pregunta que quizá nunca podamos contestar. Los chimpancés concuerdan con la idea de que el hombre es un mono asesino y que sólo con el tiempo se apacigua. Otra escuela de pensamiento no cree que estemos inclinados a la guerra, la guerra sólo existe que sepamos desde hace 12.000 años, lo que coincide con la revolución neolítica. Este grupo piensa que los bonobos son más relevantes.
¿Entonces los humanos somos por naturaleza buenos o malos?
¿Entonces los humanos somos por naturaleza buenos o malos?
Soy de la escuela de los que piensan que somos buenos por naturaleza y en algunas circunstancias capaces de cosas horribles. La resistencia a la Evolución de los fundamentalistas cristianos es en parte resistencia a la idea de que se pueda ser moral sin Dios.
Francis Collins, el famoso genetista y director del NIH, dice que no se puede explicar la moralidad a partir de la evolución.
Ha debido leer los libros equivocados. Ha habido una avalancha de libros empezando en el The Selfish Gene, que nos explican que la evolución no puede explicarnos la moralidad, que hemos nacido egoístas y que no sabemos de donde viene la moralidad. Esos libros no son darwinistas. Si Collins hubiera leído The Descent of Man de Darwin se habría dado cuenta de que Darwin creía que la moral formaba parte de la historia de la evolución. Sabemos que nuestros juicios morales son intuitivos. No son necesariamente producto de nuestro razonamiento como dijo Kant. También sabemos que los niños pequeños incluso antes del año eligen al bueno en el show de marionetas. Así que la historia ha cambiado mucho desde que los neurocientíficos han descubierto que nuestras decisiones morales arraigan en procesos evolutivos que compartimos con otros primates.
¿Cuándo aparece la religión?
La religión me interesa mucho. Mi libro se titula The Bonobo and the Atheist en parte porque objeto al nuevo ateo que tira la religión al cesto de los papeles como algo irrelevante y moralmente equivocado.
Usted dice de sí mismo que es ateo.
Sí, pero realmente no me importa si Dios existe o no. Si la gente puede llevar una buena vida creyendo en Dios, me parece estupendo siempre que no sean dogmáticos. Pero algunos ateos también se han vuelto muy dogmáticos.
¿Por qué le preocupa que a los ateos no les guste la religión y quieran destruirla?
Porque la religión es algo tan inherente a la humanidad que no sé qué puede pasar si la sacas de la sociedad. Sigmund Freud escribió todo un libro contra la religión y al final dice que no está seguro de lo que pasaría si se la echara completamente de la sociedad, probablemente nada bueno. Vemos que los comunistas experimentaron cuando intentaron eliminar completamente la religión. Stalin mató a muchos líderes religiosos y el experimento no salió bien. La religión forma parte de la sociedad humana. Todas las sociedades humanas que conocemos han tenido algún tipo de creencia en lo sobrenatural, para mí como biólogo la cuestión no es si la religión es buena o mala sino ¿de dónde procede? ¿por qué tenemos esa tendencia? ¿Es una forma muy especial de supervivencia desarrollada por los humanos? Creo que la moralidad nació antes que la religión, la religión no puede reclamarse como fuente de la moralidad humana. Pero la religión puede contribuir a mantener la moralidad en la sociedad.
¿Especialmente en las grandes sociedades?
¿Especialmente en las grandes sociedades?
Es lo que piensan algunos estudiosos de la religión. Los grupos humanos contaban unos 100 o 200 miembros, un poco como los primates. En esos grupos pequeños se puede controlar a cada cual, si no es cooperativo, si engaña o miente. Pero eso no funciona en una sociedad más amplia donde viven miles y hasta millones. Hace falta entonces algún tipo de monitorización de la moralidad. ¿Y qué mejor invento que pensar en un ser omnisciente que te ve en todos los rincones y por supuesto también de noche? Puede ser que por eso surgieran las religiones y ayudaran a mantener las sociedades grandes.
Pero la religión también tiene un lado oscuro.
Los humanos hacen cosas terribles unos a otros. A veces en nombre de Dios, a veces sin referirse a la religión. No hay prueba de que sin religión trataríamos mejor a nuestros enemigos. No somos precisamente una especie muy amable con el que no pertenece a nuestro grupo. Pero no admito tolerancia alguna con las prácticas religiosas crueles como las hogueras o la mutilación genital. En ese aspecto estoy de acuerdo con los ateos, sería una alivio si todas esas conductas supersticiosas desaparecieran.
Le parece que la religión es fascinante porque usted no es religioso. Usted no cree en Dios pero parece lo que yo llamaría un "ateo espiritual".
Una expresión interesante.
Ha escrito usted sobre la experiencia de la trascendencia.
Creo que la razón por la cual muchos científicos son ateos es porque hemos reemplazado la religión por alguna otra cosa. No vemos la ciencia como una religión pero tenemos una conexión con un universo más amplio gracias a la ciencia. Es parte de la trascendencia como nosotros la sentimos.
Pero trascendencia es más que saberse parte de un universo más amplio. Es un sentimiento más poderoso y profundo.
Sí es un sentimiento emocional de conexión. Claro que cualquier científico yo incluido no estará satisfecho si le decimos que es misterioso y que ha debido de ser causado por alguna fuerza sobrenatural. Nos sentimos conectados a un todo más grande. Hace poco estuve en una reunión donde había un astrónomo que se puso a llorar. Se le hizo un nudo en la garganta cuando mostró unas fotos de estrellas a billones de años luz. No podía hablar, se recompuso y nos dijo que desde niño esas imágenes le afectaban profundamente. Para el primatólogo, para la mayoría de nosotros, lo más fascinante fue la primera vez que vimos los ojos de un mono. Enseguida notamos la conexión entre los monos y los humanos. La notamos en un nivel muy visceral.
¿Los demás primates tienen alguna forma de religión?
No creo que los primates tengan religión, pero puede que tengan ciertas supersticiones. Por ejemplo si empieza una tormenta con gran estruendo de truenos y lluvia, los machos chimpancés se ponen a andar sobre dos extremidades mientras levantan las manos iniciando una especie de danza. Se llama danza de la lluvia y se ha observado cuando los chimpancés se acercan a una catarata. No sabemos por qué hacen eso. ¿Les impresiona lo que pasa? ¿Piensan que lo pueden parar? Podría ser una superstición. ¿Temen la naturaleza? También reaccionan a la muerte. Vemos cómo los primates se muestran muy afectados por la muerte de los demás. Se pasan días sin comer cuando ha muerto uno del grupo.
¿Hacen duelo?
Lo puede llamar así. Digamos que si una madre pierde a su hijo, no sólo deja de comer, chilla y se acurruca en un rincón, pienso que saben que la muerte es definitiva, pero no sabemos si lo saben de sí mismos como los humanos sabemos que un día moriremos. Esto es un punto interesante porque la vida después de la muerte tiene un papel esencial en la religión.
Los primates se ven muy afectados por la muerte de uno de los suyos. Pasan días sin comer cuando uno muere.
¿Nos puede contar la historia del chimpancé Lody del Milwaukee County Zoo? Es una historia llamativa sobre la memoria y el pesar.
Un día Lody atacó a la veterinaria que le daba la comida. Le arrancó un dedo de un mordisco. Los monos tienen unas mandíbulas muy potentes y pueden morderte en una fracción de segundo. Al día siguiente volvió del hospital con la mano vendada y se la mostró al mono tras el cristal del zoo, el chimpancé nada más verla corrió al rincón y se acurrucó en posición fetal.
Un día Lody atacó a la veterinaria que le daba la comida. Le arrancó un dedo de un mordisco. Los monos tienen unas mandíbulas muy potentes y pueden morderte en una fracción de segundo. Al día siguiente volvió del hospital con la mano vendada y se la mostró al mono tras el cristal del zoo, el chimpancé nada más verla corrió al rincón y se acurrucó en posición fetal.
La veterinaria se fue del zoo, y 15 años después volvió de visita y Lody seguía allí. Enseguida apareció. La mujer estaba de pie, escondía su mano izquierda. El mono intentaba mirar la mano pero no podía verla. Luego la veterinaria sacó la mano a la que le faltaba un dedo. El mono miró la mano y la cara de la mujer y ella tuvo la impresión de que 15 años después Lody todavía recordaba lo que había hecho.
Steve Paulson es productor de radio en Wisconsin Public Radio’s . Autor de Atoms and Eden: Conversations on Religion and Science.
Artículo publicado original en What Makes You So Special”. Mayo de 2013.
Muy interesante, Ana. La etología aporta conocimientos de esa frontera, en la que empezamos a construirnos históricamente desde la biología, como habitantes del límite, como seres limítrofes (E. Trías). La biología es como el gato aquel de Virginia Woolf. "¡Oiga, que se ha olvidado usted del gato!". Algo así hay que decirle a quienes piensan que podemos por ejemplo construir o decidir el género sin tener en cuenta el sexo; o la historia, sin tener en cuenta o conocer en profundidad la naturaleza humana.
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