Autora del post y traducción del artículo: Ana Azanza
Este artículo es un poco largo, pero me ha llamado mucho la atención, porque significa que las cuestiones centrales del blog interesan hoy a la industria global. No en España, ya veremos si salimos de esta y cómo. Pero desde nuestro rincón de barrio pobre con pretensiones, todavía nos puede quedar algo de "ocio" para interesarnos por esta "industria mundial de la conciencia".
El artículo va en serio, se habla de miles de millones de dólares y los autores pertenecen a instituciones tanto públicas como privadas patrocinadas por inversores mundiales. El lenguaje sociológico de frases largas y palabras largas me ha desquiciado, pero el quid de la cuestión es que de manera paradójica, la tecnología más avanzada pone sobre el tapete la eterna cuestión del blog ¿qué es el yo? o mejor ¿qué será el yo cuando pasen todos estos sucesos que se avecinan? Hay quien predice que a no mucho tardar, 2045 más o menos, se dará una "singularidad histórica", un cambio tal en el cuerpo por la interacción con la máquina que ya no nos reconoceremos. Eso me plantea la pregunta de si tal y cómo están las cosas, los españoles al lado de todos esos países que van a participar en serio en la industria de la conciencia, no nos quedaremos como especie inferior "a extinguir". Algo así como los neandertales frente a los cromañones. Dados nuestros problemas de supervivencia vamos camino de convertirnos en los esclavos de los que pueden pagar el desarrollo tecnológico. Y lo grave del caso es que ese desarrollo ya no se va a limitar a "cosas", máquinas fuera de nuestro cuerpo que se pueden mirar en un centro comercial. Sino que esas "cosas" van a formar parte del hombre modificando la vida y la visión de la vida veremos hasta donde. Detener el proceso de envejecimiento me parece una quimera, pero si hay quien puede pagarlo y le apetece no hay que descartarlo.
Me agrada el punto de vista de los autores, Benedikter, que por su curriculum parece un científico social a la altura de la globalización, y Karim Fathi, que además de investigar los conflictos, trabaja en un "Instituto para la empatía". Defienden el yo filosófico frente a los materialistas del transhumanismo que reducen todos los problemas del bienestar humano a aspectos físicos.
Han puesto su correo electrónico al final del artículo. Interpreto que están abiertos a recibir ideas de los lectores. Por si alguien se anima a enviar sugerencias.
Este artículo es un poco largo, pero me ha llamado mucho la atención, porque significa que las cuestiones centrales del blog interesan hoy a la industria global. No en España, ya veremos si salimos de esta y cómo. Pero desde nuestro rincón de barrio pobre con pretensiones, todavía nos puede quedar algo de "ocio" para interesarnos por esta "industria mundial de la conciencia".
El artículo va en serio, se habla de miles de millones de dólares y los autores pertenecen a instituciones tanto públicas como privadas patrocinadas por inversores mundiales. El lenguaje sociológico de frases largas y palabras largas me ha desquiciado, pero el quid de la cuestión es que de manera paradójica, la tecnología más avanzada pone sobre el tapete la eterna cuestión del blog ¿qué es el yo? o mejor ¿qué será el yo cuando pasen todos estos sucesos que se avecinan? Hay quien predice que a no mucho tardar, 2045 más o menos, se dará una "singularidad histórica", un cambio tal en el cuerpo por la interacción con la máquina que ya no nos reconoceremos. Eso me plantea la pregunta de si tal y cómo están las cosas, los españoles al lado de todos esos países que van a participar en serio en la industria de la conciencia, no nos quedaremos como especie inferior "a extinguir". Algo así como los neandertales frente a los cromañones. Dados nuestros problemas de supervivencia vamos camino de convertirnos en los esclavos de los que pueden pagar el desarrollo tecnológico. Y lo grave del caso es que ese desarrollo ya no se va a limitar a "cosas", máquinas fuera de nuestro cuerpo que se pueden mirar en un centro comercial. Sino que esas "cosas" van a formar parte del hombre modificando la vida y la visión de la vida veremos hasta donde. Detener el proceso de envejecimiento me parece una quimera, pero si hay quien puede pagarlo y le apetece no hay que descartarlo.
Me agrada el punto de vista de los autores, Benedikter, que por su curriculum parece un científico social a la altura de la globalización, y Karim Fathi, que además de investigar los conflictos, trabaja en un "Instituto para la empatía". Defienden el yo filosófico frente a los materialistas del transhumanismo que reducen todos los problemas del bienestar humano a aspectos físicos.
Han puesto su correo electrónico al final del artículo. Interpreto que están abiertos a recibir ideas de los lectores. Por si alguien se anima a enviar sugerencias.
Roland Benedikter |
La batalla por el « Yo »
Empieza la industria global de la conciencia, ¿Qué pasará con el hombre y la imagen de sí mismo bajo el influjo de la neurotecnología y el Transhumanismo?
- 2013 quedará como el año en que empezó la década de la conciencia. No es extraño que haya muchos que la vean como una amenaza y otros tantos como una oportunidad. Roland Benedikter y Karim Fathi hablan sobre el desarrollo de la investigación global de la conciencia y sus perspectivas.
Origen de un complejo "neuro-industrial"
Según el instituto para la paz de Estocolmo (SIPRI) en 2012 como en 2011 se gastaron en armas unos 1,25 Billones
de Euros, es decir 3,4 Millares de Euro diarios. En la mayoría de los países
desarrollados el gasto en armamento ocupa el tercer lugar del presupuesto tras
el gasto social y la deuda. El poder del complejo militar-económico y su
influjo en los gobiernos es notable
El cambio de la transformación de una investigación internacional
sobre la conciencia a la industria de la conciencia globalizada se ve en la
masiva inversión de capitales que se van desde el inmueble a la neurotecnología
y sus campos afines.
Más de 300 mil millones de Dólares se han invertido sólo en
neurotecnología y aplicación, hoy la industria vale 3 billones de euros lo que
significa que desde 2005 el valor ha ido subiendo a razón de un 25-30% anual, en los próximos 10 años las
estimaciones a la baja dan un crecimiento similar mientras que otras más
optimistas doblan y triplican los cálculos. La industria de la conciencia está en camino
de ser en un corto período de tiempo un serio competidor del complejo militar
económico, y eso a pesar de otras investigaciones tecnológicas de vanguardia.
El último informe Nuffield Council on Bioethics de Noviembre
2011 establece que la neurotecnología y campos relacionados progresan de
manera exponencial. La explosión de las inversiones en la industria de la
conciencia de los últimos años ha sido posible gracias al crecimiento de
disciplinas como la anatomía, fisiología y farmacología; en segundo lugar a la
fusión de nuevas disciplinas como la genética, la nanociencia, la cibernética
con la antropología, filosofía y ética.
No es extraño que la industria armamentística haga todo lo
posible por tomar parte en la nueva industria de la conciencia, unirse pronto a
ella, mezclarse con ella lo más amplia y rizomáticamente posible. Los poderes
militares ven la neurotecnología y la creciente conexión hombre máquina como el
futuro de la tecnología armamentística, atrae un crecimiento exponencial de las
inversiones públicas. La parte de las inversiones militares USA en la industria
de la conciencia, en particular en la neurotecnología y sus derivados en 2009
fueron de 500 millones de dólares, en 2012 3 mil millones, la tendencia sube
rápidamente. Iguales desarrollos ocurren en China, Rusia, ambos todavía en un
nivel todavía bajo, que refleja las diferencias del presupuesto de armamento.
Las tecnologías como BCI (interfaces cerebro ordenador, que así se llama las
conexiones directas sin cable entre el cerero y el ordenador), implantes cerebrales,
neuroprotetica, ingeniería neuronal o estimulación magnética transcraneal (así
se llama a la simulación magnética a través de bóveda cráneal) pertenecen hoy
en día a los campos de inversión global de más rápido crecimiento. Y esta es la
primera prognosis de los expertos. Con razón escribe la organización
internacional Neurotech con sede
en USA que la neurotecnología es “el uso de la electrónica y la ingeniería en
el sistema nervioso humano y ha alcanzado madurez comercial y científica, que
producirá enormes ventajas y promete grandes ganancias para los inversores”.
Cuatro pilares básicos de
la nueva industria humana
Se dibujan ya cuatro pilares de la nueva industria, que
probablemente pronto relevará a la tradicional industria de computadoras en
significado global. En los próximos años se trata de investigar la conciencia
humana (ejemplos actuales de que ya no sólo colectivamente sino la simulación
individualizada del cerebro en algoritmos computacionales, inteligencia
artificial y programas de autoaprendizaje matemático); es probable que de
manera inmediata y sin pérdida por fricción sea posible conectarse con máquinas
(por ejemplo a través de interfaces cerebro-máquina o a través de prótesis
cibernéticas), ya sea para curar (a través de estimulaciones electrónicas
centradas en el cerebro para el tratamiento de las depresiones)ya sea para ampliar capacidades (entre otros
mediante el aumento de la capacidad de rendimiento en el tratamiento de la
información y su almacenamiento)
De esta manera se origina en la industria globalizada una nueva
constelación que todavía no se ha revelado a los inversores en los rankings
disponibles. Mientras hoy son las firmas basadas en ordenadores y en internet
como Apple o Google, o un sitio como Facebook, que en sí mismo no produce nada,
las más valoradas en la Bolsa , probablemente en está década serán
sustituidas por estas otras compañías que se dedican a las tecnologías en lo
“físicamente tangible” y cuyo objetivo es mezclar el Yo humano con las más
avanzadas tecnologías.
Interfaces neurocomputacionales, control del pensamiento por
máquinas, tecnología de implantes, almacenamiento
biotecnológico, (como por ejemplo las biobaterías que se presentaron en 2012 en
Stanford que lograron un avance revolucionario con la combinación de material
celular y su correspondiente refrigerador integrado para el aumento de su
longevidad, prometen un nuevo nivel en capacidad de almacenamiento y de
velocidad de procesamiento), Bioordenadores, inteligencia artificial y nuevos
tipos de sistemas armamentísticos hombre- máquina, son las palabras clave con
las que la industria de la conciencia puede sustituir a la alta tecnología
dominantes hasta ahora: la globalizada industria militar que con la excepción
de Europa ha dominado no sólo en USA también en China.
La gran paradoja de nuestro
tiempo: la tecnología de quinta generación convierte el „yo“en la pregunta más importante.
Con estos desarrollos se plantean nuevas preguntas sobre el
futuro del hombre, sobre los inminentes cambios del concepto y la
concepción que el hombre tiene de sí
mismo. Estas preguntas no son más que el retorno de las preguntas más viejas en
una situación y paradigma civilizatorio y técnico totalmente transformado
Estando así los desarrollos actuales, debe reflexionarse conceptual y
filosóficamente sobre ellos, como símbolo de la llamada “década de la
conciencia”. En 2006 y 2007 se celebraron en USA jornadas sobre el tema “Década
de la conciencia“ (Decade of the mind), que condujeron al cluster-proyecto
multidisciplinario bajo la dirección estadounidense a la investigación internacional
sobre la conciencia humana y deberían conducir a una discusión global e
integral. No se trata sólo de cambios tecnológicos o del volumen de las
inversiones económicas, sino que también está en el centro la imagen de sí
mismo y el futuro del yo humano como un todo.[1]
Subyace en especial la aclaración de las más significativas
preguntas antropológicas del presente: ¿Cómo producen las actividades del
cerebro humano ese fenómeno que llamamos conciencia? ¿Cómo a su vez la conciencia conforma el cerebro?
¿Qué se sigue de ahí para el concepto? ¿cuál será el futuro del „yo“
como hasta ahora lo hemos entendido y practicado en la sociedad?
El resultado de esas jornadas fue una declaración sobre la
„década de la conciencia“ en la que se deberán de invertir 4 mil millones de dólares.
Desde 2009 las ideas fundamentales nacidas en América se han formalizado en una
imagen global, en particular por la participación de Europa y Asia en jornadas
y se han presentado al gobierno norteamericano para la financiación, hasta
ahora debido a los compromisos globales y a los miedos de la administración
Obama, esto podría conducir frente a poderes florecientes como China a una
pérdida de capacidad tecnológica sin resultado definitivo.
Sobre el fondo de una cada más rápida y amplia industria global
de la conciencia surgen las preguntas filosóficas sobre el Yo humano en el
centro de los debates interdisciplinarios entre política, economía, cultura y
sociedad. Se origina así la paradoja de que la revolución tecnológica hace del
„Yo“ la pregunta más importante, precisamente la tecnología que es el símbolo
de lo más lejano al yo, así la ven la mayoría de los pensadores contemporáneos
como Bill Joy, Adam Keiper o Colin
McGill como "Lo otro del Yo" o lo "contrario del Yo".
Teniendo en cuenta que la tecnología desde hace
algunos años por primera vez en la historia está en condiciones de transformar
al hasta ahora hombre en otra cosa diferente a lo que es, se plantean preguntas
no sólo sobre el uso en regiones fronterizas entre el cuerpo humano y la
tecnología, sino también y sobre todo
preguntas sobre teoría del reconocimiento y preguntas normativas sobre el
deseable futuro del ser del hombre como tal.
La actual teoría del discurso y del reconocimiento está
lógicamente caracterizada según un nuevo debate sobre el alma y el cuerpo. El
materialista („No hay espíritu, sólo son reales los procesos cerebrales“), el
idealista („sólo cuenta el espíritu“) y el dualista: („Espíritu y cuerpo son
dos categorías perfectamente diferenciadas“) compiten entre sí. La pregunta es
cuál de estas imágenes se impondrá en la gran batalla del presente a propósito
del Yo. Y justamente aquí comienza la parte más fascinante de todas las que hoy
se presentan.
La gran batalla por el Yo:
Humanismo contra Transhumanismo
Decididamente la industria de la conciencia no está hecha sólo por
la cultura estadounidense, sino también por el ámbito anglosajón con la filosofía
del transhumanismo. El transhumanismo es un amplio movimiento de ideas cuya
sede principal está en la universidad de Oxford en el "Future
of Humanity Institute" . Hoy domina la discusión normativa y parte de
la discusión política sobre el futuro de los hombres. En ella predomina una
imagen materialista del Yo presentada por los idealistas radicales: un
„Idealismo materialista“. Pretende llevar a los hombres „más allá de sí mismos“
a un nuevo hombre. El transhumanismo quiere convertir el cuerpo en un ciborg, o
en paralelo reproducir el espíritu humano en un algoritmo computacional, de manera que en
su forma experiencial actual será superfluo.
La tendencia a llevar el discurso sobre el futuro de la humanidad
desde el “humanismo” al “transhumanismo” es proporcional al creciente aumento
de las inversiones y la especialización de la industria de la conciencia.
Del análisis de la naturaleza, investigación y la modificabilidad
de la conciencia humana surgen muy variadas preguntas ético-normativas, que se
plantean en el descrito desarrollo de la nueva industria: ¿qué será del Yo? ¿qué
es lo que hay que defender de él y qué se puede perder cuando continúe la
fusión entre el hombre y la máquina? ¿el Yo quedará intacto o se transformará en otra cosa totalmente diferente?
Y en este caso ¿será una pérdida de humanidad o una ganancia en calidad
de vida?
No hay una respuesta suficientemente satisfactoria para ambos
bandos a estas y otras preguntas lógicas y éticas. El Humanismo y el Transhumanismo siguen siendo
hasta ahora enemigos irreconciliables. El Humanismo se aferra al hombre como lo
conocemos porque es el fundamento de todos los logros considerados por la
sociedad abierta: los derechos humanos, la dignidad personal y la inviolabilidad, la autonomía, la
individualidad, la democracia.
El objetivo principal del Transhumanismo consiste en ampliar
completamente las capacidades espirituales, corporales y emocionales del hombre
con ayuda de la ciencia y la tecnología y sobrepasar las fronteras
biológicamente condicionadas, aunque sea al precio de la renuncia de los logros
ilustrados. El Transhumanismo se siente menos comprometido con la Ilustración , que la
herencia del humanismo renacentista. Comparte con él más aspectos, incluido un
respeto fuertemente funcional y pragmático por la razón y la ciencia, el reconocimiento de la
necesidad de la existencia humana como el deber del progreso. Este movimiento
se inspira de la filosofía hedonista según la cual se trata de llevar lo más
lejos posible la felicidad, el bienestar, el placer y la libertad gracias particularmente
al desarrollo tecnológico.
En el centro del enfoque de la discusión transhumanista sobre el
futuro del „yo“ y del hombre en general está el uso de las futuras y nuevas
tecnologías, entre otras el alargamiento la vida, que permitiría detener de
manera duradera el proceso de envejecimiento.
Tecnologías "Human Enhancement"-: Usos técnicos, para
capacidades naturales humanas que se deberían mejorar o ampliar.
Interfaz Cerebro-ordenador: conexión del cerebro humano con un
ordenador y manejo de máquinas (prótesis entre ellas) con la fuerza del
pensamiento.
"Uploading y Upshifting": cargar la conciencia humana
en soportes digitales de una vez ("Uploading") o gradualmente
("Upshifting").
Desarrollo de la Superinteligencia : creación de seres o máquinas
con distintas formas de inteligencia autorreferencial, incluyendo la capacidad
de resolver problemas, que sobrepasen al hombre.
Desarrollo de la crionización: la crionización es la
crioconseración (por ejemplo a través de la hibernación) de organismos o de
órganos particulares, sobre todo el cerebro y la médula espinal para
utilizarlos siempre que sea posible en el futuro.
El filósofo sueco Nick Bostrom y el investigador norteamericano
Ray Kurzweil son los más conocidos optimistas técnicos del Transhumanismo .Este
último pronostica en 2045 una singularidad tecnológica, un punto en el que la
inteligencia artificial superará en todos los ámbitos a la inteligencia humana
y después de ese momento no se sabe lo que va a pasar, porque la inteligencia
actual no bastaría para anticipar los siguientes desarrollos.
Después de un corto período de tiempo el hombre no sólo se habrá
fusionado mentalmente también corporalmente con la tecnología inteligente y
debido al desarrollo de la superinteligencia y al "Uploading" /
"Upshifting" ya no tendrá que morir. Este hombre no se reconocerá en
el actual.
Los próximos años: ¿Una
nueva guerra ideológica?
La pregunta sobre en qué medida los pronósticos transhumanísticos
sobre el desarrollo tecnológico son realistas, es muy controvertida, la discuten
por ejemplo el sociólogo Max Dublin o el genetista Steve Jones. Más importante
que la factibilidad debería ser la cuestión si y en qué medida son deseables
las consecuencias éticas y antropológicas de la visión característica del
Transhumanismo. De aquí surgen sobre todo en una disciplina objeciones críticas
que podrían ser decisivas para la “década de la conciencia”.
Con repecto a los supuestos básicos de la teoría del
reconocimiento llama la atención que el transhumanismo presenta el
punto de vista materialista como
centro de gravedad. Como se dijo la mayoría de sus representantes se
presentan como „idealistas marerialistas“, son puros idealistas que pretenden
liberar a los hombres del cuerpo y acabar con el dolor. Por lo tanto la
felicidad, el bienestar y la ausencia de dolor son los motivos centrales de la
vida humana y consiguientemente las metas vitales que valen la pena.
Esto es filosofía. Desde la moderna búsqueda de la felicidad
hasta las antiguas sabidurías tradicionales o la vieja filosofía griega. Sin
embargo y con respecto a este tema son muy diferentes las estrategias concretas
para conseguir la felicidad y la plenitud, hay diferentes subrayados en las
disciplinas concretas, que van desde la superación del dolor en la propia
psique a través de la meditación (sabidurías tradicionales) hasta los factores
sociales, políticos y económicos (búsqueda de la felicidad).
El Transhumanismo entiende la afirmación de la felicidad como meta
central digna de esfuerzo de la existencia del yo de manera puramente
materialista: entendido como camino real para el desarrollo humano debe „liberar“ al hombre, al optimizar el cuerpo
humano y de esa manera cambiarlo a largo plazo. El supuesto que está detrás
dice: el cuerpo humano mismo es la causa de todo dolor y felicidad, por tanto el
bienestar y la ausencia de dolor pueden obtenerse a través de la optimización
de las capacidades funcionales del cuerpo humano.
Las consecuencias resultantes de este supuesto básico centrado en
la tecnología de tendencia materialista
son discutibles. Porque tanto desde el punto normativo como desde las
consideraciones de otras disciplinas, surgen preguntas sobre los efectos en el
ser del hombre que se seguirían de las intervenciones en su cuerpo promovidas
por el Transhumanismo.
Por ello en el futuro habrá que esperar muy probablemente una
nueva „guerra ideológica“, que
caracterizará la discusión básica sobre la individualidad y la sociedad, el si
mismo y el colectivo, el cuerpo y el espíritu, pero también el nuevo concepto
clave de “sociedad resiliente”. En cuanto la industria de la conciencia penetre
en la vida cotidiana, esta discusión ya no se llevará a cabo sólo en los
círculos especializados sino que también se dará diariamente en los telediarios
en relación a casos concretos.
Perspectiva
La aclaración de esta cuestión
resultante –actualmente totalmente abierta y de resultado incierto- necesita en los próximos años con urgencia creciente un enfoque
integrado, que destaque por la multidimensionalidad y multidisciplinariedad, de
manera que los diferentes puntos de vista sobre la actual „lucha por el yo
humano“ se puedan enlazar unos con otros y lleguen a una conclusión final
equilibrada sobre la dirección a tomar, que se pueda y se debiera ofrecer a la
humanidad en la „década de la conciencia“. La desde nuestro punto de vista
exitosa discusión sobre el yo humano podría allanar el camino en ese contexto a
una conclusión „neohumanista“ y establecer un contrapeso dialéctico a la actual
ideología „transhumanista“ dominante en la industria de la conciencia.
En conclusión: La pregunta sobre el yo humano vuelve a ser la
nueva cuestión central de nuestro tiempo. O algo más científicamente dicho: su norte paradigmático. Porque lo
que llamamos „Yo“ y normalmente sin discusión vivimos como origen y núcleo de
todas las cosas, no sólo nos sirve para percatarnos del mundo sino que gracias
a él somos conscientes de nosotros mismos. No es que el yo sea sólo el sujeto
que pregunta por la conciencia, sino que también es el objeto sobre el que se
pregunta. La conciencia se pregunta
por sí misma. Esto hace del „Yo“ el enigma central de nuestra época y
por ello es el centro de toda la investigación sobre la conciencia. En palabras
del filósofo de Bremen Thomas Metzinger: „El problema de la conciencia
constituye, probablemente junto con el del origen de nuestro universo, la mayor
frontera de la aspiración humana al saber.” [2]
La discusión sobre qué será del „Yo“ cuando en los cuerpos
humanos se introduzcan particularmente en el cerebro y en el sistema nervioso
nuevas conciencias y tecnologías corporales que establezcan nuevos fundamentos
fisiológicos, ha empezado ya en serio. Dado que las consecuencias probablemente serán de gran alcance, como
sugiere la consideración de lo psicosomático, la naciente industria global de
la conciencia está ya bien asesorada no sólo para no impedir una discusión crítica,
integradora sobre los procesos ni para dejarse llevar por la visión parcial de un lobby cualquiera,
sino mediante el reparto de los beneficios promover donaciones
voluntarias.
Está discusión debería incluir sin prejuicios tanto „humanísticos“
como „transhumanísticos“. En el futuro se ofrecerá la posibilidad de participar en ella por medio de un Instituto Universitario sobre cuestiones sobre el Tiempo y el
desarrollo de la humanidad en Alemania. La
industria de la conciencia debería aprovechar esta oportunidad.
Roland
Benedikter, Dr. Dr. Dr., es profesor europeo de análisis político
multidisciplinario y anticipación política en el Orfalea Zentrum de estudios
globales e internacionales en la universidad de santa Bárbara en California y
profesor visitante del Europa Zentrum del Instituto Freeman Spogli para los
estudios internacionales en Stanford USA. Forma parte de uno de los más
importantes Think-tanks americano, el Potomac Institute for Policy Studies de Washington
DC, Fundador del Institute for Cultural Intelligence (Washington DC) y asesor
internacional del gobierno:
rben@stanford.edu.
El Dr. Karim P. Fathi es asesor sobre conflictos, estudió
economía social e investigación sobre la paz y los conflictos. Forma parte del grupo de investigación "Ethisch-Ökologisches
Rating" de la Goethe-Universität Frankfurt Main. Trabaja
en Berlín en un instituto para la investigación del futuro "Die
Denkbank" así como en la "Akademie für Empathie”. karim.fathi@die-denkbank.de.
El texto es muy revelador de los nuevos vientos que orientarán las grandes inversiones en el futuro, y pone de manifiesto qué peligrosa es esa ideología del Transhumanismo. A ver si tengo un poco de tiempo y en otro mensaje resumo el Nuevo Humanismo, un movimiento en el seno de la Antropología política que sí que me parece digno de que incorporemos a nuestro programa de vida. Gracias, Ana, por permitirnos asomarnos contigo al mundo que se avecina, para decidir con tiempo si es ese modelo inhumano el que queremos como destino o si todavía podemos cambiar de rumbo.
ResponderEliminarInteresante aportación, Ana. Pero yo planteo el debate en otros términos, más que Humanismo contra Transhumanismo, para mí sería en otros términos. Estoy pensando exactamente en cuales, no lo tengo claro. He colgado otro artículo que me gustaría que comentarais.
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