martes, 5 de marzo de 2013

LA DÉCADA DE LA CONCIENCIA

Autora del post y traducción del artículo: Ana Azanza

Este artículo es un poco largo, pero me ha llamado mucho la atención, porque significa que las cuestiones centrales del blog interesan hoy a la industria global. No en España, ya veremos si salimos de esta y cómo. Pero desde nuestro rincón de barrio pobre con pretensiones, todavía nos puede quedar algo de "ocio" para interesarnos por esta "industria mundial de la conciencia".
El artículo va en serio, se habla de miles de millones de dólares y los autores pertenecen a instituciones tanto públicas como privadas patrocinadas por inversores mundiales. El lenguaje sociológico de frases largas y palabras largas me ha desquiciado, pero el quid de la cuestión es que de manera paradójica, la tecnología más avanzada pone sobre el tapete la eterna cuestión del blog ¿qué es el yo? o mejor ¿qué será el yo cuando pasen todos estos sucesos que se avecinan? Hay quien predice que a no mucho tardar, 2045 más o menos, se dará una "singularidad histórica", un cambio tal en el cuerpo por la interacción con la máquina que ya no nos reconoceremos. Eso me plantea la pregunta de si tal y cómo están las cosas, los españoles al lado de todos esos países que van a participar en serio en la industria de la conciencia, no nos quedaremos como especie inferior "a extinguir". Algo así como los neandertales frente a los cromañones. Dados nuestros problemas de supervivencia vamos camino de convertirnos en los esclavos de los que pueden pagar el desarrollo tecnológico. Y lo grave del caso es que ese desarrollo ya no se va a limitar a "cosas", máquinas fuera de nuestro cuerpo que se pueden mirar en un centro comercial. Sino que esas "cosas" van a formar parte del hombre modificando la vida y la visión de la vida veremos hasta donde. Detener el proceso de envejecimiento me parece una quimera, pero si hay quien puede pagarlo y le apetece no hay que descartarlo.
Me agrada  el punto de vista de los autores, Benedikter, que por su curriculum parece un científico social a la altura de la globalización, y Karim Fathi, que además de investigar los conflictos, trabaja en un "Instituto para la empatía". Defienden el yo filosófico frente a los materialistas del transhumanismo que reducen todos los problemas del bienestar humano a aspectos físicos.

Han puesto su correo electrónico al final del artículo. Interpreto que están abiertos a recibir ideas de los lectores. Por si alguien se anima a enviar sugerencias.
Roland Benedikter


La batalla por el « Yo »

Roland Benedikter 24.02.2013

Empieza la industria global de la conciencia,  ¿Qué pasará con el hombre y la imagen de sí mismo bajo el influjo de la neurotecnología y el Transhumanismo?

  • 2013 quedará como el año en que empezó la década de la conciencia. No es extraño que haya muchos que la vean como una amenaza y otros tantos como una oportunidad.  Roland Benedikter y Karim Fathi hablan sobre el desarrollo de la investigación global de la conciencia y sus perspectivas.
Origen de un complejo  "neuro-industrial"

Según el instituto para la paz de Estocolmo (SIPRI) en 2012 como en 2011 se gastaron en armas  unos 1,25 Billones de Euros, es decir 3,4 Millares de Euro diarios. En la mayoría de los países desarrollados el gasto en armamento ocupa el tercer lugar del presupuesto tras el gasto social y la deuda. El poder del complejo militar-económico y su influjo en los gobiernos es notable

El cambio de la transformación de una investigación internacional sobre la conciencia a la industria de la conciencia globalizada se ve en la masiva inversión de capitales que se van desde el inmueble a la neurotecnología y sus campos afines.
Más de 300 mil millones de Dólares se han invertido sólo en neurotecnología y aplicación, hoy la industria vale 3 billones de euros lo que significa que desde 2005 el valor ha ido subiendo a razón de un  25-30% anual, en los próximos 10 años las estimaciones a la baja dan un crecimiento similar mientras que otras más optimistas doblan y triplican los cálculos.  La industria de la conciencia está en camino de ser en un corto período de tiempo un serio competidor del complejo militar económico, y eso a pesar de otras investigaciones tecnológicas de vanguardia.

El último informe  Nuffield Council on Bioethics de Noviembre 2011 establece que la neurotecnología y campos relacionados progresan de manera exponencial. La explosión de las inversiones en la industria de la conciencia de los últimos años ha sido posible gracias al crecimiento de disciplinas como la anatomía, fisiología y farmacología; en segundo lugar a la fusión de nuevas disciplinas como la genética, la nanociencia, la cibernética con la antropología, filosofía y ética.
No es extraño que la industria armamentística haga todo lo posible por tomar parte en la nueva industria de la conciencia, unirse pronto a ella, mezclarse con ella lo más amplia y rizomáticamente posible. Los poderes militares ven la neurotecnología y la creciente conexión hombre máquina como el futuro de la tecnología armamentística, atrae un crecimiento exponencial de las inversiones públicas. La parte de las inversiones militares USA en la industria de la conciencia, en particular en la neurotecnología y sus derivados en 2009 fueron de 500 millones de dólares, en 2012 3 mil millones, la tendencia sube rápidamente. Iguales desarrollos ocurren en China, Rusia, ambos todavía en un nivel todavía bajo, que refleja las diferencias del presupuesto de armamento. Las tecnologías como BCI (interfaces cerebro ordenador, que así se llama las conexiones directas sin cable entre el cerero y el ordenador), implantes cerebrales, neuroprotetica, ingeniería neuronal o estimulación magnética transcraneal (así se llama a la simulación magnética a través de bóveda cráneal) pertenecen hoy en día a los campos de inversión global de más rápido crecimiento. Y esta es la primera prognosis de los expertos. Con razón escribe la organización internacional Neurotech con sede en USA que la neurotecnología es “el uso de la electrónica y la ingeniería en el sistema nervioso humano y ha alcanzado madurez comercial y científica, que producirá enormes ventajas y promete grandes ganancias para los inversores”.

Cuatro pilares básicos de la nueva industria humana

Se dibujan ya cuatro pilares de la nueva industria, que probablemente pronto relevará a la tradicional industria de computadoras en significado global. En los próximos años se trata de investigar la conciencia humana (ejemplos actuales de que ya no sólo colectivamente sino la simulación individualizada del cerebro en algoritmos computacionales, inteligencia artificial y programas de autoaprendizaje matemático); es probable que de manera inmediata y sin pérdida por fricción sea posible conectarse con máquinas (por ejemplo a través de interfaces cerebro-máquina o a través de prótesis cibernéticas), ya sea para curar (a través de estimulaciones electrónicas centradas en el cerebro para el tratamiento de las depresiones)ya sea  para ampliar capacidades (entre otros mediante el aumento de la capacidad de rendimiento en el tratamiento de la información y su almacenamiento)
De esta manera se origina en la industria globalizada una nueva constelación que todavía no se ha revelado a los inversores en los rankings disponibles. Mientras hoy son las firmas basadas en ordenadores y en internet como Apple o Google, o un sitio como Facebook, que en sí mismo no produce nada, las más valoradas en la Bolsa,  probablemente en está década serán sustituidas por estas otras compañías que se dedican a las tecnologías en lo “físicamente tangible” y cuyo objetivo es mezclar el Yo humano con las más avanzadas tecnologías.
Interfaces neurocomputacionales, control del pensamiento por máquinas, tecnología de implantes,  almacenamiento biotecnológico, (como por ejemplo las biobaterías que se presentaron en 2012 en Stanford que lograron un avance revolucionario con la combinación de material celular y su correspondiente refrigerador integrado para el aumento de su longevidad, prometen un nuevo nivel en capacidad de almacenamiento y de velocidad de procesamiento), Bioordenadores, inteligencia artificial y nuevos tipos de sistemas armamentísticos hombre- máquina, son las palabras clave con las que la industria de la conciencia puede sustituir a la alta tecnología dominantes hasta ahora: la globalizada industria militar que con la excepción de Europa ha dominado no sólo en USA también en China.

La gran paradoja de nuestro tiempo: la tecnología de quinta generación convierte el „yo“en la pregunta más importante.

Con estos desarrollos se plantean nuevas preguntas sobre el futuro del hombre, sobre los inminentes cambios del concepto y la concepción  que el hombre tiene de sí mismo. Estas preguntas no son más que el retorno de las preguntas más viejas en una situación y paradigma civilizatorio y técnico totalmente transformado
Estando así los desarrollos actuales,  debe reflexionarse conceptual y filosóficamente sobre ellos, como símbolo de la llamada “década de la conciencia”. En 2006 y 2007 se celebraron en USA jornadas sobre el tema “Década de la conciencia“ (Decade of the mind), que condujeron al cluster-proyecto multidisciplinario bajo la dirección estadounidense a la investigación internacional sobre la conciencia humana y deberían conducir a una discusión global e integral. No se trata sólo de cambios tecnológicos o del volumen de las inversiones económicas, sino que también está en el centro la imagen de sí mismo y el futuro del yo humano como un todo.[1]
Subyace en especial la aclaración de las más significativas preguntas antropológicas del presente: ¿Cómo producen las actividades del cerebro humano ese fenómeno que llamamos conciencia? ¿Cómo a su vez la conciencia conforma el cerebro? ¿Qué se sigue de ahí para el concepto? ¿cuál será el futuro del „yo“ como hasta ahora lo hemos entendido y practicado en la sociedad?

El resultado de esas jornadas fue una declaración sobre la „década de la conciencia“ en la que se deberán de invertir 4 mil millones de dólares. Desde 2009 las ideas fundamentales nacidas en América se han formalizado en una imagen global, en particular por la participación de Europa y Asia en jornadas y se han presentado al gobierno norteamericano para la financiación, hasta ahora debido a los compromisos globales y a los miedos de la administración Obama, esto podría conducir frente a poderes florecientes como China a una pérdida de capacidad tecnológica sin resultado definitivo.
Sobre el fondo de una cada más rápida y amplia industria global de la conciencia surgen las preguntas filosóficas sobre el Yo humano en el centro de los debates interdisciplinarios entre política, economía, cultura y sociedad. Se origina así la paradoja de que la revolución tecnológica hace del „Yo“ la pregunta más importante, precisamente la tecnología que es el símbolo de lo más lejano al yo, así la ven la mayoría de los pensadores contemporáneos como  Bill Joy, Adam Keiper o Colin McGill como "Lo otro del Yo" o lo "contrario del Yo".
Teniendo en cuenta que la tecnología desde hace algunos años por primera vez en la historia está en condiciones de transformar al hasta ahora hombre en otra cosa diferente a lo que es, se plantean preguntas no sólo sobre el uso en regiones fronterizas entre el cuerpo humano y la tecnología, sino también  y sobre todo preguntas sobre teoría del reconocimiento y preguntas normativas sobre el deseable futuro del ser del hombre como tal.  
La actual teoría del discurso y del reconocimiento está lógicamente caracterizada según un nuevo debate sobre el alma y el cuerpo. El materialista („No hay espíritu, sólo son reales los procesos cerebrales“), el idealista („sólo cuenta el espíritu“) y el dualista: („Espíritu y cuerpo son dos categorías perfectamente diferenciadas“) compiten entre sí. La pregunta es cuál de estas imágenes se impondrá en la gran batalla del presente a propósito del Yo. Y justamente aquí comienza la parte más fascinante de todas las que hoy se presentan.


La gran batalla por el Yo: Humanismo contra Transhumanismo

Decididamente la industria de la conciencia no está hecha sólo por la cultura estadounidense, sino también por el ámbito anglosajón con la filosofía del transhumanismo. El transhumanismo es un amplio movimiento de ideas cuya sede principal está en la universidad de Oxford en el "Future of Humanity Institute" . Hoy domina la discusión normativa y parte de la discusión política sobre el futuro de los hombres. En ella predomina una imagen materialista del Yo presentada por los idealistas radicales: un „Idealismo materialista“. Pretende llevar a los hombres „más allá de sí mismos“ a un nuevo hombre. El transhumanismo quiere convertir el cuerpo en un ciborg, o en paralelo reproducir el espíritu humano en un algoritmo computacional, de manera que en su forma experiencial actual será superfluo.

La tendencia a llevar el discurso sobre el futuro de la humanidad desde el “humanismo” al “transhumanismo” es proporcional al creciente aumento de las inversiones y la especialización de la industria de la conciencia.
Del análisis de la naturaleza, investigación y la modificabilidad de la conciencia humana surgen muy variadas preguntas ético-normativas, que se plantean en el descrito desarrollo de la nueva industria: ¿qué será del Yo? ¿qué es lo que hay que defender de él y qué se puede perder cuando continúe la fusión entre el hombre y la máquina? ¿el Yo quedará intacto o se transformará en otra cosa totalmente diferente? Y en este caso ¿será una pérdida de humanidad o una ganancia en calidad de vida?  
No hay una respuesta suficientemente satisfactoria para ambos bandos a estas y otras preguntas lógicas y éticas. El  Humanismo y el Transhumanismo siguen siendo hasta ahora enemigos irreconciliables. El Humanismo se aferra al hombre como lo conocemos porque es el fundamento de todos los logros considerados por la sociedad abierta: los derechos humanos, la dignidad personal y  la inviolabilidad, la autonomía, la individualidad, la democracia.


El objetivo principal del Transhumanismo consiste en ampliar completamente las capacidades espirituales, corporales y emocionales del hombre con ayuda de la ciencia y la tecnología y sobrepasar las fronteras biológicamente condicionadas, aunque sea al precio de la renuncia de los logros ilustrados. El Transhumanismo se siente menos comprometido con la Ilustración, que la herencia del humanismo renacentista. Comparte con él más aspectos, incluido un respeto fuertemente funcional y pragmático por  la razón y la ciencia, el reconocimiento de la necesidad de la existencia humana como el deber del progreso. Este movimiento se inspira de la filosofía hedonista según la cual se trata de llevar lo más lejos posible la felicidad, el bienestar, el placer y la libertad gracias particularmente al desarrollo tecnológico.
En el centro del enfoque de la discusión transhumanista sobre el futuro del „yo“ y del hombre en general está el uso de las futuras y nuevas tecnologías, entre otras el alargamiento la vida, que permitiría detener de manera duradera el proceso de envejecimiento.  
Tecnologías "Human Enhancement"-: Usos técnicos, para capacidades naturales humanas que se deberían mejorar o ampliar.
Interfaz Cerebro-ordenador: conexión del cerebro humano con un ordenador y manejo de máquinas (prótesis entre ellas) con la fuerza del pensamiento.
"Uploading y Upshifting": cargar la conciencia humana en soportes digitales de una vez  ("Uploading") o gradualmente ("Upshifting").
Desarrollo de la Superinteligencia: creación de seres o máquinas con distintas formas de inteligencia autorreferencial, incluyendo la capacidad de resolver problemas, que sobrepasen al hombre.  
Desarrollo de la crionización: la crionización es la crioconseración (por ejemplo a través de la hibernación) de organismos o de órganos particulares, sobre todo el cerebro y la médula espinal para utilizarlos siempre que sea posible en el futuro.
El filósofo sueco Nick Bostrom y el investigador norteamericano Ray Kurzweil son los más conocidos optimistas técnicos del Transhumanismo .Este último pronostica en 2045 una singularidad tecnológica, un punto en el que la inteligencia artificial superará en todos los ámbitos a la inteligencia humana y después de ese momento no se sabe lo que va a pasar, porque la inteligencia actual no bastaría para anticipar los siguientes desarrollos.
Después de un corto período de tiempo el hombre no sólo se habrá fusionado mentalmente también corporalmente con la tecnología inteligente y debido al desarrollo de la superinteligencia y al "Uploading" / "Upshifting" ya no tendrá que morir. Este hombre no se reconocerá en el actual.  

Los próximos años: ¿Una nueva guerra ideológica?

La pregunta sobre en qué medida los pronósticos transhumanísticos sobre el desarrollo tecnológico son realistas, es muy controvertida, la discuten por ejemplo el sociólogo Max Dublin o el genetista Steve Jones. Más importante que la factibilidad debería ser la cuestión si y en qué medida son deseables las consecuencias éticas y antropológicas de la visión característica del Transhumanismo. De aquí surgen sobre todo en una disciplina objeciones críticas que podrían ser decisivas para la “década de la conciencia”.
Con repecto a los supuestos básicos de la teoría del reconocimiento llama la atención que el transhumanismo presenta  el  punto de vista materialista como  centro de gravedad. Como se dijo la mayoría de sus representantes se presentan como „idealistas marerialistas“, son puros idealistas que pretenden liberar a los hombres del cuerpo y acabar con el dolor. Por lo tanto la felicidad, el bienestar y la ausencia de dolor son los motivos centrales de la vida humana y consiguientemente las metas vitales que valen la pena.
Esto es filosofía. Desde la moderna búsqueda de la felicidad hasta las antiguas sabidurías tradicionales o la vieja filosofía griega. Sin embargo y con respecto a este tema son muy diferentes las estrategias concretas para conseguir la felicidad y la plenitud, hay diferentes subrayados en las disciplinas concretas, que van desde la superación del dolor en la propia psique a través de la meditación (sabidurías tradicionales) hasta los factores sociales, políticos y económicos (búsqueda de la felicidad). 
El Transhumanismo entiende la afirmación de la felicidad como meta central digna de esfuerzo de la existencia del yo de manera puramente materialista: entendido como camino real para el desarrollo humano debe  „liberar“ al hombre, al optimizar el cuerpo humano y de esa manera cambiarlo a largo plazo. El supuesto que está detrás dice: el cuerpo humano mismo es la causa de todo dolor y felicidad, por tanto el bienestar y la ausencia de dolor pueden obtenerse a través de la optimización de las capacidades funcionales del cuerpo humano.  
Las consecuencias resultantes de este supuesto básico centrado en la tecnología  de tendencia materialista son discutibles. Porque tanto desde el punto normativo como desde las consideraciones de otras disciplinas, surgen preguntas sobre los efectos en el ser del hombre que se seguirían de las intervenciones en su cuerpo promovidas por el Transhumanismo.
Por ello en el futuro habrá que esperar muy probablemente una nueva  „guerra ideológica“, que caracterizará la discusión básica sobre la individualidad y la sociedad, el si mismo y el colectivo, el cuerpo y el espíritu, pero también el nuevo concepto clave de “sociedad resiliente”. En cuanto la industria de la conciencia penetre en la vida cotidiana, esta discusión ya no se llevará a cabo sólo en los círculos especializados sino que también se dará diariamente en los telediarios en relación a casos concretos.


Perspectiva

La aclaración de esta  cuestión resultante –actualmente totalmente abierta y de resultado incierto- necesita en los próximos años con urgencia creciente un enfoque integrado, que destaque por la multidimensionalidad y multidisciplinariedad, de manera que los diferentes puntos de vista sobre la actual „lucha por el yo humano“ se puedan enlazar unos con otros y lleguen a una conclusión final equilibrada sobre la dirección a tomar, que se pueda y se debiera ofrecer a la humanidad en la „década de la conciencia“. La desde nuestro punto de vista exitosa discusión sobre el yo humano podría allanar el camino en ese contexto a una conclusión „neohumanista“ y establecer un contrapeso dialéctico a la actual ideología „transhumanista“ dominante en la industria de la conciencia.
En conclusión: La pregunta sobre el yo humano vuelve a ser la nueva cuestión central de nuestro tiempo. O algo más científicamente dicho: su norte paradigmático. Porque lo que llamamos „Yo“ y normalmente sin discusión vivimos como origen y núcleo de todas las cosas, no sólo nos sirve para percatarnos del mundo sino que gracias a él somos conscientes de nosotros mismos. No es que el yo sea sólo el sujeto que pregunta por la conciencia, sino que también es el objeto sobre el que se pregunta. La conciencia se pregunta por sí misma. Esto hace del „Yo“ el enigma central de nuestra época y por ello es el centro de toda la investigación sobre la conciencia. En palabras del filósofo de Bremen Thomas Metzinger: „El problema de la conciencia constituye, probablemente junto con el del origen de nuestro universo, la mayor frontera de la aspiración humana al saber.” [2]

La discusión sobre qué será del „Yo“ cuando en los cuerpos humanos se introduzcan particularmente en el cerebro y en el sistema nervioso nuevas conciencias y tecnologías corporales que establezcan nuevos fundamentos fisiológicos, ha empezado ya en serio. Dado que las consecuencias  probablemente serán de gran alcance, como sugiere la consideración de lo psicosomático, la naciente industria global de la conciencia está ya bien asesorada no sólo para no impedir una discusión crítica, integradora sobre los procesos ni para dejarse llevar por la visión parcial de un lobby cualquiera, sino mediante el reparto de los beneficios promover donaciones voluntarias.  

Está discusión debería incluir sin prejuicios tanto „humanísticos“ como „transhumanísticos“. En el futuro se ofrecerá la posibilidad de participar en ella por medio de un Instituto Universitario sobre cuestiones sobre el Tiempo y el desarrollo de la humanidad en Alemania. La industria de la conciencia debería aprovechar esta oportunidad.


Roland Benedikter, Dr. Dr. Dr., es profesor europeo de análisis político multidisciplinario y anticipación política en el Orfalea Zentrum de estudios globales e internacionales en la universidad de santa Bárbara en California y profesor visitante del Europa Zentrum del Instituto Freeman Spogli para los estudios internacionales en Stanford USA. Forma parte de uno de los más importantes Think-tanks americano, el Potomac Institute for Policy Studies de Washington DC, Fundador del Institute for Cultural Intelligence (Washington DC) y asesor internacional del gobierno: rben@stanford.edu.

El Dr. Karim P. Fathi es asesor sobre conflictos, estudió economía social e investigación sobre la paz y los conflictos. Forma parte del grupo de investigación "Ethisch-Ökologisches Rating" de la Goethe-Universität Frankfurt Main. Trabaja en Berlín en un instituto para la investigación del futuro "Die Denkbank" así como en la "Akademie für Empathie”. karim.fathi@die-denkbank.de.


2 comentarios:

  1. El texto es muy revelador de los nuevos vientos que orientarán las grandes inversiones en el futuro, y pone de manifiesto qué peligrosa es esa ideología del Transhumanismo. A ver si tengo un poco de tiempo y en otro mensaje resumo el Nuevo Humanismo, un movimiento en el seno de la Antropología política que sí que me parece digno de que incorporemos a nuestro programa de vida. Gracias, Ana, por permitirnos asomarnos contigo al mundo que se avecina, para decidir con tiempo si es ese modelo inhumano el que queremos como destino o si todavía podemos cambiar de rumbo.

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  2. Interesante aportación, Ana. Pero yo planteo el debate en otros términos, más que Humanismo contra Transhumanismo, para mí sería en otros términos. Estoy pensando exactamente en cuales, no lo tengo claro. He colgado otro artículo que me gustaría que comentarais.

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