domingo, 5 de abril de 2020

LA MADRE DE TODAS LAS PANDEMIAS


LA GLOBALIZACIÓN Y SUS RIESGOS



 Ana Azanza por la traducción

Hablando de la pandemia actual el historiador de la medicina Harald Salfellner explica qué aprendimos de la gripe española sucedida hace un siglo y qué no hemos aprendido.
Harald Salfellner austríaco nacido en 1962 vive desde 1989 en Praga donde se dedica a escribir y editar. Sus libros sobre la historia cultural de Bohemia y Austria se venden por millones, destaca la monografía traducida en 8 idiomas “Franz Kafka  y Praga”.
Buenos días sr.  Salfellner,  en la actualidad nadie se acuerda de la llamada gripe española que causó 50 millones de muertos hace un siglo. Usted se ha ocupado específicamente de este tema, ¿cómo llegó a él?

Soy médico, historiador y amante de la literatura. Llegué a la gripe española porque alguien me preguntó sobre Kafka y la gripe que pasó en 1918. Cuando quise obtener más información, descubrí que prácticamente no había literatura especializada al respecto, y los únicos  títulos  publicados  se basaban en el relato estadounidense del paciente cero, un cocinero en un campamento militar norteamericano  que en marzo de 1918 fue el primero en contraer esta extraña enfermedad ... Una bonita leyenda, ciencia light hasta cierto punto, pero suena muy bien y es fácil de recordar.

¿A qué se debe según Vd que a pesar del enorme número de víctimas mortales que causó la gripe, entre el doble y triple que la primera guerra mundial, nadie se acuerde de ella? 

El ser humano es olvidadizo. Pero en este caso el momento en que se produjo la epidemia fue un factor esencial. Acababa de terminar la guerra mundial, la gente había sufrido tanto que querían dejarla atrás lo antes posible. Además había una relación con la muerte muy diferente a la que domina en nuestras sociedades actuales. La muerte, también la muerte masiva, estaba mucho más presente. Fue padecida y aceptada. No estoy expresando un juicio moral sobre la actualidad, es simplemente historia de las mentalidades. Lo podemos comprobar en los periódicos de la época. Se informó de la gripe española, pero sólo en pequeñas notas que ocupaban poco espacio en el conjunto del periódico. Incluso en el apogeo de la epidemia, cuando los carros que transportaban cadáveres circulaban sin cesar por todo el país, las notas al respecto rara vez iban más allá de una columna. No se publicaron fotos.



¿Qué enseñanzas podemos extraer de la gripe española?

El poder estatal debe estar al servicio de los ciudadanos. La gripe española se produjo en un momento de descomposición política y anarquía. La primera ola de gripe tuvo lugar al final de la guerra, en Alemania y Austria-Hungría coincidió con un momento de decadencia política. Así que la gripe funcionó como una especie de amortiguador entre dos épocas. No había un gobierno fuerte que hubiera podido contener la catástrofe.  La población se tuvo que apañar por su cuenta. Dicho crudamente, se dejó que  la gripe  se desatara con furia, pensando que en algún momento sería agua pasada. 



Y no quedó nada de eso.
No. Desde el punto de vista médico la gripe española fue una gran maestra. Surgio la virología, la búsqueda de agentes infecciosos llevó a los conocimiento de microbiología que hicieron posible en la década de los 40 las primeras campañas de vacunación. La pandemia proporcionó el material decisivo a la epidemiología. Las moderadas pandemias de 1957, 1968 ó 2009 no pudieron ofrecer nada igual. Y en palabras del virólogo americano Jeffery Taubenberg, la gripe española se convirtió en la madre de todas las pandemias. El coronavirus se diferencia esencialmente del virus de la gripe, pero los procesos epidemiológicos, la extensión de la plaga, todo podría pasar como en 1918.  


Coronavirus: la preparación para la pandemia fue insuficiente

¿Cómo ha afectado todo esto a la gestión del corona?

Lamentablemente, tengo que decir que no hemos aprendido nada o al menos no mucho. Aunque era de esperar una pandemia de este tipo, la preparación fue insuficiente. En este momento la casa se nos quema y nos agitamos corriendo de un lado para otro intentando apagar el incendio con tazas de café. Desde la gripe española, no hay duda para los profesionales de que las pandemias graves representan un escenario de amenaza real y que a pesar de los avances tecnológicos y las unidades de cuidados intensivos de relucientes cromados, tendríamos que evitar dormirnos en los laureles de una falsa seguridad. Tendría que haber quedado claro para los gestores de las políticas de salud. Nos encontramos con que a pesar de un sistema de salud que cuesta mil millones de dólares, nos vemos prácticamente improvisando. Esta falta de herramientas banales es completamente incomprensible, especialmente cuando se considera cuánto dinero y horas de trabajo se invirtió en hacer planes en caso de  pandemia.

Harald Salfellner
Harald Salfellner
© privado

 Salfellner historiador de la medicina acaba de publicar: "La gripe española en Centroeuropa. Una historia de la pandemia de  1918“ (Vitalis-Verlag). 


Al menos había planes.
Sí pero si se hubieran tenido en cuenta los mecanismos psicosociales de la gripe española, no se habrían convertido los planes para la pandemia en una orgía de burocracia. Vi esos planes, una mezcla de perezosas consideraciones teóricas sin conexión ninguna con la práctica. En Austria por ejemplo se cerraron las fronteras por el coronavirus. Una semana después se comprobó que las residencias de ancianos estaban a punto de colapsar porque hace tiempo que el personal procede de Eslovaquia, Hungría o Rumanía.  Clama al cielo tamaño error en la gestión. Si se va realizar el confinamiento del país hay que pensar al menos en las consecuencias. 



Coronavirus: La Globalización tiene riesgos y efectos secundarios 


¡Hace Vd un juicio condenatorio!
La moda de la globalización en la que estamos involucrados tiene sus riesgos, nos olvidamos de las amenazas y efectos secundarios. La reacción de una completa renacionalización y la compra de mascarillas para las necesidades del país es igualmente excesiva y un regreso esperable del péndulo en la dirección opuesta. Desde la Edad media las epidemias siguen el mismo modelo psicosocial: se declara la enfermedad, no hay forma de dominarla, quiebra la vida, llega el pánico y se extiende el estado de ánimo apocalíptico, no es raro que surja el desenfreno, y al final nos preguntamos: ¿quién fue responsable de esta miseria?


¿Cómo se podría responder a esa pregunta?

Desde el punto de vista psicosocial la repuesta es hoy muy importante. No se trata del origen de la enfermedad, no tiene sentido y en la historia se cometieron muchas injusticias acusando a los judíos de las epidemias por ejemplo.
Pero la lucha por la hegemonía de la interpretación ya ha comenzado. Hace 100 años condujo a medidas de censura implementadas por el estado rudimentario que teníamos, con bien poco éxito. Hoy el Estado y la ciencia han de luchar contra las fake News. No faltan los rumores y teorías de la conspiración ni bucles interminables de falsas evaluaciones sobre la pandemia. 


Después del coronavirus nos amenaza la siguiente pandemia de gripe. 

Pero no se trata tanto de pronosticar una discusión sobre la responsabilidad como sobre los resultados.


Surgirá la pregunta sobre la preparación para la pandemia y la gestión de la crisis. Y ya predigo que habrá llanto. Con suerte quizás logremos acabar con el corona. Pero eso no cambiará nada la amenaza de la siguiente pandemia de gripe, quizás en 2021, 2022 ó 2030 – y podría suceder que hubiera hasta 5 ó 10 mil veces más víctimas que con el corona. Lo mismo que hace cien años.
Entrevista: Joachim Frank


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