miércoles, 29 de mayo de 2013

AUTOBIOGRAFIA E INTERSUBJETIVIDAD










Muy interesante libro del psicoanalista y neurólogo Boris Cyrulnik sobre cómo funciona la memoria, fundamento de la identidad personal. Cyrulnik ha experimentado que la memoria construye, no sólo archiva. Que trabaja, rehace, borra y reescribe en función de la propia vida para lograr un relato coherente. El psicoanalista y neurólogo ha trabajado sobre su propia experiencia como niño judío en la guerra mundial.   Cyrulnik tenia recuerdos de su infancia y pensaba que correspondían firmemente a la realidad de los hechos que había vivido. Pero cuando fue a reconocer los lugares, como la sinagoga de Burdeos, y las personas, la enfermera que lo salvó, se dio cuenta de que su memoria había cambiado ciertas cosas. La memoria transformó involuntariamente, pero reforzando las imágenes en el sentido de la vivencia que los hechos vividos supusieron para él. No es que la memoria engañe, sino que “trabaja” a favor de la coherencia del relato de nuestra vida.

No podemos ni debemos “adaptarnos” a una realidad sin sentido, como pudo ser la persecución sufrida por los judíos en la guerra.
De ahí ese trabajo interesantísimo de la memoria a favor de la propia salud mental del que habla Cyrulnik. Es de resaltar así mismo la enseñanza de la guerra. Bastaron unas pocas horas para que los que eran temidos, venerados, obedecidos y servidos olvidaran su arrogancia y tuvieran que mendigar la comida y pedir por favor. La derrota “humanizó” a los prepotentes oficiales nazis que habían ocupado Francia.

En ese relato que cada uno se hace a sí mismo sobre su propia vida es tan importante la propia persona como los que reciben el relato. No se cuentan las mismas cosas ni con la misma coherencia y sentido cuando se encuentra una oreja que escucha que cuando lo que se encuentra es desinterés. La simple mirada, gesto del cuerpo o de la cara del que recibe la narración delatan la disposición a escuchar, a entender, a empatizar o a desaprobar. Y es fundamental para el sentido y el conjunto de lo que se está contando. Incluso se puede detectar sólo prestando atención de qué tipo es la escucha interesada, con verdadero sentimiento de empatía y respeto o como mero afán de investigación y fuente de “información”. Al final cada historia personal tiene muchos autores, el que la cuenta porque la ha vivido y el que la escucha “empatizando”. Sin oyentes no hay historia. Nuestras historias son un asunto de “intersubjetividad”.

Las neurociencias confirman según dice que las historias que nos contamos sobre el pasado o sobre el futuro activan los mismos circuitos cerebrales. Las neuronas no distinguen pasado y futuro, y hacia delante o hacia atrás, contar una historia es siempre un trabajo de la imaginación.

Cyrulnik trata el pensamiento mágico de los niños y su mundo categorizado en opuestos: lo que no es grande es pequeño, lo que no es bueno es malo. Sin duda una ayuda para poder introducirse en la filosofía, la conceptualización clara que pide Oscar Brenifier y que tanto cuesta a los adultos deseosos siempre de “matizar”. Los niños no matizan, dicen lo que ven. Traen a colación en la entrevista el concepto de resiliencia que Cyrulnik puso de moda y que consiste en la capacidad de sobreponerse a los traumas existenciales. Resiliencia que muchos supervivientes de la guerra hubieron de poner en práctica, fue duro recomponerse y ver que la vida seguía como se nada hubiera pasado. Para Cyrulnik la posguerra fue más dolorosa que la guerra, porque en ella se produjeron los desgarros afectivos y las categorías bueno-malo aplicadas a las personas ya no estaban tan claras.
Tema apasionante el del libre arbitrio, una pequeña ventana que casi ni se ve en nuestra vida, pero que no hay que despreciar. Todos los condicionamientos de nuestra infancia nos acompañan hasta el final, y de ellos dependen nuestras elecciones y nuestro modo de vivir las desgracias vitales. Es fundamental el relato que nuestros padres nos van haciendo del mundo para la manera en que cada cual va a vivir su vida. El amor y la seguridad que se experimentan alejan la angustia de la vida, no se trata de un bienestar material sino afectivo.

Importantísima la empatía para la construcción de la moral, es fundamental representarse los sufrimientos ajenos o la capacidad de sufrimiento al menos de forma que seamos capaces de respetar al otro y no provocar dolor. En esto el teatro, el cine, las representaciones y puestas en escena de todo tipo juegan un papel fundamental. El dolor que no se cuenta no existe, no se ve, y puede seguir siendo provocado. Las ideologías políticas o religiosas excluyentes son muy peligrosas en su capacidad de engendrar dolor, siempre hay otro al que no consideran como un “sí mismo”, por usar la expresión de Ricoeur al revés. Y disponen a la manipulación, al exterminio incluso. En algunos casos de forma muy visible, nazismo, fundamentalismo islámico actual. En otros más disimulado, cualquier forma de racismo o de elitismo social. Nuestra verdad, nuestro Dios, nuestro Jefe, nuestra Ley. Reaparece el proceso de socialización más arcaico, la ley del más fuerte. Menos mal que en toda sociedad hay siempre un tanto por ciento bajo de “resistentes”.

La historia del padre de Cyrulnik es un ejemplo de lo injusta que puede llegar a ser la vida. Está al final de la entrevista.

1 comentario:

  1. Hola Ana, Boris Cyrulnik me parece un ejemplo interesante de la fuerza del carácter. Esoy escribiendo un artículo sobre el tema. El carácter me parece que es la estructura básica a partir de la cual un sujeto tiene o no resiliencia. Boris e sun buen ejmplo y el porqué alguien tiene o no un carácter estructura, sólido y fuerte para conseguirlo me parece resultado d eun proceso complejo que no puede reducirse a un solo factor.
    El yo narrativo también es interesante. La identidad personal en una sociedad líquida como la nuestra, no nos viene dada por la sociedad: hemos de inventarnos a nosotros mismos, construir nuestra autobiografía.
    Finalmente llegamos a la intersubjetividad necesaria : d elo contrario caemos en el narcisismo. La teoria que dices d ela empatía no deja de ser una nueva formulación de la teoría del emotivismo moral de Hume que me parece en buena parte cierto.
    Un abrazo

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