lunes, 3 de abril de 2023

FÍSICA Y MÍSTICA

 

Síntesis personal de las páginas más interesantes de L. Racionero, Filosofías del Underground (1977):

La cosmología que emerge de la física moderna tiene características compartidas con las tradiciones filosóficas y místicas de Oriente.

En primer lugar la unidad, los constituyentes de la materia y los fenómenos básicos están todos interconectados, son interdependientes. Son partes de un todo y no se pueden entender tomados cada uno por su lado.

Niels Bohr explica: “las partículas elementales aisladas son abstracciones, porque son propiedades solo definibles y observables a través de su interacción con otros sistemas. El investigador se ve conducido a una nueva noción de no fragmentada totalidad, que niega la idea clásica de analizar el mundo en partes separadas que existen independientemente…” En lugar de partir de las partes, la nueva física empieza por el principio: la realidad fundamental es la inseparable conexión cuántica de todo el universo, y las partes son formas particulares dentro de ese todo.

De ahí que digamos que la cosmovisión contemporánea concuerda mejor con la filosofía oriental que con la cosmología dualista occidental nacida en Grecia.

El segundo paralelismo es la fusión de opuestos. Chuang Tzu dice: “La noche empieza a mediodía”. La noción de que todos los opuestos son polares, luminoso y oscuro, ganar y perder, bien y mal son aspectos distintos de lo mismo viene de Oriente y fue introducida entre nosotros por la Dialéctica hegeliana.

En la física de la relatividad ocurre parecido con espacio y tiempo, y en la cuántica con partícula y onda. Aunque de Broglie haya formulado la relación entre masa y frecuencia de una partícula-onda, es difícil de entender que se pueda ser a la vez dos “cosas” de propiedades incompatibles.

El espacio y tiempo de Kant en un espacio cuatridimensional no se distinguen. Y no se puede decir que una partícula exista o que exista en determinado lugar. Solo hay probabilidad de que aparezca. Con lo que el dilema ser o no ser hamletiano se resuelve en ser y no ser a la vez. Esa es la cuestión.

Palabras de otro físico atómico eminente, Oppenheimer: “si preguntamos si la posición del electrón se mantiene igual, debemos contestar no, si preguntamos si la posición del electrón cambia con el tiempo, debemos decir no; si preguntamos si el electrón está en reposo, debemos decir no; si preguntamos si está en movimiento, debemos decir no.”

Como en los Upanishads: “Se mueve. No se mueve. Está lejos y está cerca. Está dentro de todo esto y está fuera de todo”. La física cuántica trasciende las tradicionales oposiciones materia y fuerza, partícula y onda, existencia y no existencia.

El tercer paralelismo tiene que ver con el cambio. Según Einstein las partículas elementales no son más que modos convenientes de agrupar sucesos. Es el observador quien agrupa sucesos y los llama protón, electrón. Cambia el énfasis de objetos “cosas”, a sucesos. La teoría cuántica señala que una partícula subatómica solo se puede entender como manifestación de la interacción entre varios procesos de medición. No es un objeto aislado, sino más bien algo que ocurre. Heisenberg: “el mundo se ha dividido no en grupos distintos de objetos, sino en grupos diferentes de conexiones. Lo que se puede distinguir es  la clase de conexión más importante en un cierto fenómeno. El mundo aparece así como una complicada malla de sucesos, en la cual se alternan, se superponen y combinan conexiones de distintas clases, determinando la textura del todo”.

La materia como flujo es clave en el pensamiento oriental.  El hindú Radhakrishnan se expresa así: “cuando entendamos la verdad de las cosas, nos daremos cuenta del absurdo que es adorar productos aislados de la serie incesante de transformaciones, como si fueran eternos y reales. La vida no es una cosa o estado de una cosa, sino un continuo movimiento de cambio”.

De ahí que los taoístas chinos plasmaran su visión de los cambios en el Libro de las mutaciones, donde se recogen las situaciones arquetípicas que permiten analizar todo lo que nos pueda ocurrir.

De manera que el conjunto de estos postulados señalan el fin del mecanicismo. Ni leyes fundamentales, ni principios. Se abandona la creencia en la ley natural derivada de la Biblia, Dios legislador, que ha condicionado la ciencia hasta ayer. Más que la realidad, las leyes son creaciones de nuestra mente “para” lidiar con esa realidad.

La concepción bootstrap de Geoffrey Chew afirma que todos los fenómenos del universo son determinados por autoconsistencia mutua. Cada cosa está conectada con cada una de las demás, las propiedades de cualquier parte son determinadas por las propiedades de todas las demás partes.

Ya lo dijo Hermes Trimegisto en Egipto: “Como es arriba, es abajo”. Y en la mitología hindú el universo es una red de diamantes del dios Indra, en la que cada cuenta refleja todas las demás.

En versos de W. Blake:

“Para ver un mundo en un grano de arena, y un cielo en una flor silvestre,

Ten el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora.”

En lugar de la máquina del mundo como quería el mecanicismo, mejor el “órgano” del mundo, un todo armonioso, visión que emerge de los estados de conciencia meditativos, no analíticos.

Los místicos utilizan conceptos que proceden de sus experiencias no ordinarias. Es una visión que no sirve para construir máquinas ni para resolver problemas técnicos. Ni el misticismo necesita la ciencia, ni la ciencia necesita el misticismo, pero el hombre necesita las dos. La ciencia es esencial en la vida moderna, pero la visión mística enseña la naturaleza más profunda de las cosas, porque más allá de nuesto medio ambiente cotidiano los conceptos mecanicistas pierden validez.

No es síntesis entre análisis científico e intuición mística, sino interacción dinámica entre ambas de lo que andamos necesitados.

 

1 comentario:

  1. Que maravilla de escritos, este blog es un tesoro porque está hecha de la misma materia que el alma de su autor@. Sea donde sea donde nos lleve esta era de la hiperconectividad y digitalización, si es a la autodestrucción o la incultura de masas, todo habrá valido la pena por faros y destellos que irrumpen, como este que aquí se encuentra ante mis ojos. Gracias de corazón.

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