Incendios y deforestación en Brasil, disputas por los bosques de
Hambach, rebelión de los ganaderos contra los osos pardos eslovenos
introducidos en el bosque pirenaico. Los bosques son objeto de discusión
en el mundo entero. Tenemos que pensar nuestra relación con la
naturaleza, anima el filósofo Christoph Quarch, la única manera de
salvar el espacio y la experiencia del bosque, lugar refugio para muchos
habitantes de las ciudades.Un lugar donde el cuerpo descansa y en el
que los sentidos se despiertan gracias a ruidos, olores, ritmos que apenas
llegan a nosotros en la vida cotidiana.
Como a otros muchos escritores y filósofos, también a Christoph Quarch le gusta estar rodeado de árboles: "En el bosque se me ocurren las mejores ideas, es un ambiente de vida que siempre me inspira cosas buenas."
De las estrechas paredes de la ciudad al bosque, Quarch se deja arrastrar por la naturaleza.
Quarch dirige caminatas filosóficas por el bosque, para él es un lugar de la naturaleza pero lleno de huellas culturales. "La historia de la humanidad puede leerse como una relación siempre nueva entre el claro y el bosque".
Hacia 1730 el filósofo Giambatista Vico escribió un mito fundador de la civilización que comienza en medio del bosque. Era un pueblo de gigantes que deambulaban como animales salvajes pero un día sorprendidos por una tormenta se refugian en un claro que ellos mismos realizan. Este nuevo lugar que se abre con vistas al cielo simboliza el núcleo de toda sociedad humana. Hasta hoy el contraste entre el bosque y el claro, entre el desierto y el paisaje cultivado dan cuenta de nuestra relación con la naturaleza.
Hasta el período moderno las personas vivían rodeadas de bosques en Europa, lo natural era vivir en claros arrancados a la naturaleza mediante la tala. "El bosque, el lugar original se convirtió en un lugar misterioso, el anti mundo del que nos habíamos despegado nos resultó cada vez más extraño."
Los jóvenes pensadores del idealismo alemán "buscaban una salida de este exceso racionalizador". Siguieron la misma senda el escritor norteamericano Henry David Thoreau, a la búsqueda de un nuevo fundamento, de un potencial de vida que realmente pueda desarrollarse en nosotros". Ese fundamento lo buscó en la naturaleza pero no en una transformada por el hombre sino en la naturaleza salvaje.
Lo principal es repensar nuestra relación con el bosque: "La amenaza del cambio climático en el horizonte hace que sea urgente desarrollar un paradigma espiritual que nos ayude a reconectarnos con el bosque de una manera nueva"
En El amante de Lady Chatterley el escritor D. H. Lawrence lo expresa con estas palabras: "Tenemos que volver a plantar de nuevo el universo" y a Christoph Quarch le parece que se trata de un nuevo imperativo para la filosofía, para la política y para la economía del futuro.
Como a otros muchos escritores y filósofos, también a Christoph Quarch le gusta estar rodeado de árboles: "En el bosque se me ocurren las mejores ideas, es un ambiente de vida que siempre me inspira cosas buenas."
De las estrechas paredes de la ciudad al bosque, Quarch se deja arrastrar por la naturaleza.
Quarch dirige caminatas filosóficas por el bosque, para él es un lugar de la naturaleza pero lleno de huellas culturales. "La historia de la humanidad puede leerse como una relación siempre nueva entre el claro y el bosque".
Hacia 1730 el filósofo Giambatista Vico escribió un mito fundador de la civilización que comienza en medio del bosque. Era un pueblo de gigantes que deambulaban como animales salvajes pero un día sorprendidos por una tormenta se refugian en un claro que ellos mismos realizan. Este nuevo lugar que se abre con vistas al cielo simboliza el núcleo de toda sociedad humana. Hasta hoy el contraste entre el bosque y el claro, entre el desierto y el paisaje cultivado dan cuenta de nuestra relación con la naturaleza.
Hasta el período moderno las personas vivían rodeadas de bosques en Europa, lo natural era vivir en claros arrancados a la naturaleza mediante la tala. "El bosque, el lugar original se convirtió en un lugar misterioso, el anti mundo del que nos habíamos despegado nos resultó cada vez más extraño."
El precio de la Ilustración, un bosque desencantado
Los poetas románticos describieron esa distancia como una pérdida. El bosque cada vez más objeto de la industria maderera dejó de ser "el escenario donde tienen lugar los cuentos de hadas, donde te puedes encontrar con espíritus y deidades", dice Quarch. La filosofía de las luces expulsó a los espíritus del bosque, de manera que en un bosque "utilitario" de nuestros días nunca te podrás tropezar con Caperucita.Los jóvenes pensadores del idealismo alemán "buscaban una salida de este exceso racionalizador". Siguieron la misma senda el escritor norteamericano Henry David Thoreau, a la búsqueda de un nuevo fundamento, de un potencial de vida que realmente pueda desarrollarse en nosotros". Ese fundamento lo buscó en la naturaleza pero no en una transformada por el hombre sino en la naturaleza salvaje.
El cambio climático nos obliga a pensar
Hoy es prácticamente imposible encontrar un lugar donde el ser humano no haya puesto el pie y dejado su huella. Los bosques son objeto de interés económico y su extensión disminuye en el mundo entero. La relación bosque-claro ha dado un giro de ciento ochenta grados: "Creo que hoy sólo un 20% de la superficie terrestre es considerada tierra salvaje, a principios del siglo XX constituía un 80%".Lo principal es repensar nuestra relación con el bosque: "La amenaza del cambio climático en el horizonte hace que sea urgente desarrollar un paradigma espiritual que nos ayude a reconectarnos con el bosque de una manera nueva"
En El amante de Lady Chatterley el escritor D. H. Lawrence lo expresa con estas palabras: "Tenemos que volver a plantar de nuevo el universo" y a Christoph Quarch le parece que se trata de un nuevo imperativo para la filosofía, para la política y para la economía del futuro.
Uno de esos lugares donde un humano puede escapar de la humanidad. Por qué será que estos lugares son perfectos porque simplemente no se han sido tocados por dicho colectivo humano. La naturaleza nos sobrevivirá, eso seguro.
ResponderEliminarCreo que está reflexión hace juego con tu interesante entrada, Ana: https://nuevodiario.es/noticia/6588/cultura/somos-naturaleza-por-jose-biedma-lopez.html
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