El
niño duda, el adulto que está enfrente le ha pedido que le entregue el
coche más pequeño que está encima de la mesa, ¿pero cuál? El adulto no
puede ver el más pequeño de los 3 coches porque está detrás de un
pequeño muro.
El
niño sólo tiene 4 años y la decisión no le resulta fácil. Al final
acaba por elegir el coche mediano, que para el adulto es el más
pequeño.
La psicóloga Katherine Kinzler de la Universidad de Chicago quiere comprobar la capacidad para ponerse en el lugar de los demás. Este difícil cambio de perspectiva es más sencillo para unos niños que para otros, y concretamente lo hacen mejor los que hablan varios idiomas.
Katherine Kinzler |
La psicóloga Katherine Kinzler de la Universidad de Chicago quiere comprobar la capacidad para ponerse en el lugar de los demás. Este difícil cambio de perspectiva es más sencillo para unos niños que para otros, y concretamente lo hacen mejor los que hablan varios idiomas.
Según
Kinzler esos niños se ven confrontados a diario con la necesidad de
entenderse en distintos idiomas, y oyen uno o dos idiomas cada día, uno
de su cuidadora, otro el de los abuelos. Con dos años, según la
investigación de Kinzler: los niños que hablan varios idiomas son más
capaces de ponerse en el lugar de los demás.
La
idea de lo que significa el conocimiento de varios idiomas y lo que
supone para el cerebro ha cambiado mucho en los últimos años.
Antiguamente los expertos eran más bien críticos con el hecho de que los
niños tuvieran que vérselas cada día yendo de un idioma a otro,
circunstancia que en la mayoría de las ciudades alemanas afecta a casi a
la mitad de los niños escolarizados.
Hoy ya hemos aprendido que el conocimiento de varios idiomas no es un problema para el cerebro humano. Todavía más, sabemos que es una gran suerte.
Hoy ya hemos aprendido que el conocimiento de varios idiomas no es un problema para el cerebro humano. Todavía más, sabemos que es una gran suerte.
Numerosas
investigaciones han mostrado que conocer idiomas tiene muchas más
ventajas que van más allá del simple hecho de hablar en lenguas.
Favorecen la concentración, la resolución de conflictos y facilitan la
capacidad para ponerse en el lugar de los demás. El cerebro se hace más
ágil y flexible, incluso hasta edad avanzada. Y de todo ello se
aprovechan no sólo los que tienen la posibilidad de expresarse en
diferentes lenguas desde su tierna infancia sino también las personas
que los aprenden de mayores.
"Las
personas que hablan más de un idioma, cuando están usando uno de ellos
se ven obligados a reprimir los otros idiomas, tienen que controlarlos."
Lo dice Claudia Maria Riehl, que dirige el Instituto de alemán como
lengua extranjera en Universidad de Munich Ludwig-Maximilian
. Todos los idiomas que se aprenden entran a formar parte de un único
sistema lingüístico. Cuando se está hablando en un idioma, los demás
tienen que quedar en segundo plano. Todos los idiomas se activan a la
vez en cuanto el centro del lenguaje se pone en marcha.
El cerebro trabaja de modo más eficiente
Para
mantener a todos los idiomas que compiten en juego, el cerebro
desarrolla desde muy temprano "controles cognitivos". Esto ocurre en
determinadas zonas del cerebro responsables del control del lenguaje
desde la infancia en la que se utiliza más sustancia gris, lo que
significa más células nerviosas.
De ellos se ocupa el núcleo caudado y la corteza prefrontal,
que dirige muchas capacidades. Estas dos regiones del cerebro no sólo
forman parte del sistema del lenguaje sino también de otros importantes
sistemas. Algunos de ellos son la capacidad para concentrar la atención,
para resolver conflictos, la capacidad de empatizar o la de reprimir
los impulsos. Todas estas capacidades se ven favorecidas con los
idiomas, según afirma la profesora Riehl. Hay investigaciones que
demuestran que la corteza prefrontal tiene que trabajar menos en los
plurilingües que en los monolingües cuando se trata de tomar una
decisión difícil.
Mayor empatía
Holger Hopp |
Estas
ventajas duran toda la vida, según dice Holger Hopp, que trabaja en
ciencias del lenguaje en la Universidad Técnica de Braunschweig. En
determinadas fases dichas capacidades se aprovechan de modo especial:
"Las ventajas del plurilingüismo se ven sobre todo en los niños en la
fase en la que se desarrolla el cerebro y en las personas mayores cuando
las facultades mentales van disminuyendo poco a poco."
Siempre que el cerebro cambia ya sea porque crece o disminuye, la densidad de las células nerviosas en el núcleo caudado y en la corteza prefrontal permite al cerebro trabajar de modo más efectivo.
Siempre que el cerebro cambia ya sea porque crece o disminuye, la densidad de las células nerviosas en el núcleo caudado y en la corteza prefrontal permite al cerebro trabajar de modo más efectivo.
Los
niños como el pequeño del experimento de Katherine Kinzler aprenden
antes a ponerse en el lugar de los demás, además desarrollan
competencias sociales, como controlar sus impulsos y concentrar su
atención.
Y
en los ancianos previene el declive de facultades mentales, porque en
las demencias se produce una disminución de las células nerviosas en
esas dos regiones cerebrales. Donde hay más células el proceso de
degeneración es claramente más lento. Está bien probado que conociendo
más idiomas se puede aplazar el comienzo de una demencia hasta cinco
años.
Experiencias en diferentes idiomas
Se
equivoca quien se siente perjudicado por no haber sido educado desde el
principio en dos o más idiomas. Los investigadores hablan hoy de
plurilingüismo en un sentido más amplio. En el experimento de Kinzler no
se trata sólo de hablar varios idiomas desde la infancia sino de
realizar experiencias en diferentes idiomas, mantenerlos activos y ser
capaz de pasar de uno a otro.
"Con
frecuencia se entiende mal lo que signfica ser plurilingüe" dice
Claudia Maria
Riehl. "Significa ser capaz sin grandes problemas de pasar de modo
flexible de un idioma a otro." No es tan decisivo cuando se ha aprendido
el idioma y lo bien que se entiende y se habla.
Durante
mucho tiempo los expertos pensaban que un niño tenía que aprender un
idioma lo más pronto posible para interiorizarlo realmente y con todas
las consecuencias. Esta teoría de los períodos críticos se ha puesto en
duda, según asegura Holger Hopp. Hoy se dice que "Con cuanta mayor
frecuencia se habla un idioma y se cambia de un idioma a otro, más y
mejor provecho se puede obtener." la edad es un factor pero no el más
importante.
Annick De Houewer |
Annick
De Houwer, que trabaja en la universidad de Erfurt piensa igual.
En una gran muestra de 5000 niños bilingües se puede ver que la cuarta
parte de los niños que desde el nacimiento oyen dos idiomas solo hablan
de modo activo uno de los dos. Es una equivocación pensar que aprender
un idioma en la infancia significa que se pueda hablar perfectamente.
Para asimilar pefectamente un idioma hay que querer hacerlo y sobre todo
tener la oportunidad. Muchos padres que intentan educar a su hijo en
dos o más idiomas están desesperados porque no lo consiguen y el niño se
aferra a un solo idioma.
Hablar varios idiomas también puede ser una carga
Por
el contrario cuando se empieza a aprender un idioma tarde con mucho
ejercicio se puede sobrepasar de largo el vocabulario y la fluidez de un
niño bilingüe. También en este caso se aprovechan los controles
cognitivos que el cerebro desarrolla por el hecho de pasar de un idioma a
otro.
Holger
Hopp, que investiga como se aprende inglés en la escuela primaria ha
averigüado que las ventajas del plurilingüismo no se dan siempre como
ocurre en el caso de los niños que vienen de una familia inmigrante.
"Las ventajas del plurilingüismo que se miden en el laboratorio no se
ven de manera tan fácil en la realidad". Esto sucede porque en la
escuela el plurilingüismo se valora más bien como una carga o un
obstáculo para el éxito escolar antes que como un recurso. Por ejemplo
al aprender inglés se ayudaría a los niños inmigrantes a trabajar con su
lengua materna en vez de intentar eliminarlo.
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