Maria del Prado Esteban, madre de familia, maestra de educación infantil, anarquista, es una intelectual española que investiga sobre la familia española y la mujer. Se ha ocupado especialmente de las clases populares y llegué a ella por el interés que demuestra hacia la figura de Simone Weil. Es autora de varios libros, el último "Feminicidio o auto-construcción de la mujer" así como del blog "Mujer, verdad y revolución integral". Ha escrito numerosos artículos de pedagogía.
Lo interesante de sus conferencias, sus artículos y sus libros es que huye de la especialización que tanto daño hace al saber que quiera ser algo más que mera erudición. Prado Esteban aborda el tema de la mujer y de la familia desde un punto de vista holístico, muy pegado a la realidad, estudiando y valorando como se debe las costumbres populares que desgraciadamente hemos ido perdiendo y que tenían un sentido intenso de construcción de la sociedad.
En este vídeo se refiere a alguna de esas costumbres de su tierra natal, un pueblo de la provincia de Burgos, que por suerte todavía no se ha perdido y que eran un medio de integración de los niños en la sociedad.
Prado consigue a mi parecer con acierto integrar en sus explicaciones la cultura clásica, la filosofía, la historia, el arte, la cultura oral y la experiencia práctica personal. Está preocupada por la devastación física y espiritual del ser humano en la civilización contemporánea. Se refiere en este vídeo a la pérdida de las relaciones auténticamente humanas en el seno de las propias familias como fuente de malestar.
En otros tiempos oí hablar mucho de la familia y me ha llamado la atención encontrarme con una mujer de filiación política anarquista defensora de la familia numerosa, que se lamenta de no haber podido tener todos los hijos que a ella le hubiese gustado debido a las exigencias del "trabajo asalariado".
Fue feminista cuando esta corriente empezaba a manifestarse en España al final de la dictadura. Reconoce méritos a esas luchas feministas pero al mismo tiempo no le duelen prendas en criticar sus limitaciones e incluso sus exageraciones que a ella le parece perjudican a la mujer y por ende al hombre. También habla en este vídeo de ese papel del padre, que hoy parece que se ha perdido, y que sigue siendo necesario como antaño para la formación de la personalidad.
Lamenta haberse visto arrastrada por el "progresismo" franquista y antifranquista y no haber sido capaz de defender lo bueno de la tradición. El desarraigo del hombre moderno es el punto que sin duda le ha llevado a coincidir con Simone Weil, si no es que ha tomado de la francesa su inspiración para aplicarla a sus trabajos de campo sobre las familias y las mujeres españolas de las clases populares. Prado reconoce que quiere legar a sus tres hijas, y de paso a todo el que por estos temas se interese, "una feminidad auténtica, autoconstruida y no manipulada".
En la actualidad le parece que feminismo y lucha por la emancipación de la mujer se enfrentan. Pues el feminismo que ha conseguido llegar al poder por ejemplo a través de la Ley de violencia de género española, trata a la mujer como una menor, necesitada de la tutela del Estado.
Me parece de gran interés sus observaciones sobre el mito de la "mujer, ángel del hogar", nacido de algunas lecturas decimonónicas, como el libro escrito por Maria Pilar Sinués de Marco en 1857. Ese ideal fue rescatado por Sección femenina de Falange y el objetivo consistió en imponerlo a las españolas. Pero de "ángeles del hogar" según Prado, hemos pasado a ser "ángeles de la empresa". Se sigue negando tanto a la mujer como al varón, muy perdido según parece, la vida consciente, humana y libre.
La mujer nace y se hace y Prado apuesta por una serie de virtudes que no son ni femeninas ni masculinas, pero que se han querido asociar tradicionalmente a la mujer. Hace un elogio de la mujer rural, tradicional que nos ayuda a reconciliarnos y admirar en lo que tenían de admirable a nuestras abuelas y bisabuelas:
"No pretendo hacer del pasado un paraíso de las mujeres pero, como sujetos, como personas, eran entonces más aptas, más competentes, más enérgicas pero menos violentas, más convivenciales, más capaces de amar y de cuidar a otros, de tomar decisiones, de entender la propia experiencia y tenían más sabiduría práctica de la que hoy portamos las que somos llamadas mujeres emancipadas. La calidad de nuestras vidas no ha cesado de caer desde la revolución liberal, también con ella nuestra propia excelencia como seres humanos completos. Estamos siendo despojadas de elementos esenciales de nuestro caudal humano. La negación de la maternidad, por ejemplo, cuando no es decisión soberana, y hoy no lo es en la mayoría de los casos, mutila de forma extraordinaria a las mujeres".
Pero lo que más me ha llamado la atención de esta conferencia sobre la familia son las sugerencias que hace para la educación. No sabemos formar personalidades porque no damos responsabiliades, y al no colaborar los jóvenes carecen de autoestima y seguridad en sí, sienten que no aportan, que no se cuenta con ellos. En otros foros hemos hablado "vis à vis" de la importancia de asignar tareas a los alumnos en el caso de los centros educativos, contar con ellos es tan educativo o más que asistir a una clase bien dada. La pasividad, apatía lleva a que no crecen las personalidades.
Otro elemento que distorsiona la maduración del adolescente y que Prado pone de relieve es la excesiva "cercanía" en ocasiones de los padres sobre los hijos. Para formarse con salud hace falta combinar cercanía con lejanía, estar y a la vez dejar estar. Cercanía y separación son igualmente importantes en educación y para la maduración de la personalidad.
Así mismo me parece muy sugerente su idea de que los padres se han convertido en "imitadores" de la madre, porque las figuras de autoridad tienen muy mala fama en nuestra sociedad. El machismo por desgracia está igualmente repartido en hombres y mujeres. Y todo esto nos aleja del ser humano integral al que se supone deberíamos aspirar.
Muy interesante, y lima algunas de las aristas más hirientes y contradictorias, para las mujeres sobre todo, de ese feminismo que se ha convertido en ideología de género políticamente correcta y progre. Creo que a mi compañera del alma le encantará, así que se lo voy a enlazar... Efectivamente, mantenemos a los chicos aniñados, sobreprotegidos, y luego nos lamentamos de que no maduran porque no les hemos dejado siquiera equivocarse y aprender del dolor de equivocarse. Y lo peor, el abandono. También me gusta eso que afirma sobre la necesidad de cierta distancia. Ese usted, en la educación, que hemos hipócritamente desdeñado, por ejemplo. Es curioso que el tabú de tocarse o darse un coscorrón o un tirón de orejas, se avenga con un estar encima constante, con una vigilancia feroz, incluso en los retretes, donde nosotros por lo menos respirábamos tabaco libremente. En cinco años de facultad, creo que les escribí a mis padres una docena de cartas y les hablé por teléfono otras tantas veces. Eso no nos alejó, tal vez al contrario. Ellos fueron un par de veces a darnos la teta. Ahora las madres y padres les matriculan, les lavan la ropa, les mandan fiambreras, presionan a los hijos constantemente para que les aporten el relato de su vida, al segundo y por guasap, en lugar de dejarles vivir; y los padres (me refiero al varón), la mayoría de las veces, como ausentes, su voz, cuando presente, apenas oída... Se han vendido como "liberación de la mujer" nuevas especies de alienación, y se ha malgastado un caudal histórico muy apreciable, por injustamente menospreciado, esa labor que se piensa que no vale porque no se paga, y que es la verdaderamente importante y urgente, esa cultura del cuidado, que los varones deberían aprender, al lado de las mujeres, ni encima ni debajo.
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