domingo, 2 de marzo de 2025

PERNICIOSAS REDES SOCIALES

 PERNICIOSAS REDES SOCIALES

Selección del texto de Gonzalo Torné, “Amigos, público y enemigos” incluido  en el volumen Plutarco “Sobre el inconveniente de tener muchos amigos” (2023)

 Gracias Torné, no sabía por qué las redes no eran mi sitio. Intuía sin razonar, “venga sí, ábrete un FB, metete en Twiter, yo te  sigo.”

Como nunca he estado no podía dar argumentos basados en la experiencia. He visto muchas personas inteligentes, o que estimo como tales, “subirse y bajarse” de este tren. Bien disgustados.

La parte positiva es evidente, gran rapidez en los contactos y como solucionador de problemas pequeños, mensajes veloces, “recados” o “mandados” realizados en un suspiro. Contacto con seres queridos físicamente muy alejados, ya no es el ritual de hace 40 años, “llamamos por teléfono a nuestra hija que está en otro país una vez al mes”. Años luz tecnológicos han pasado desde entonces.




viernes, 28 de febrero de 2025

EL CASO JÜNGER


 Luis Roca Jusmet 


 El "caso Jünger" es muy interesante, ya que presenta un caso muy sugerente y paradójica de nuestra mitología moderna. Si entendemos el mito como un modelo ejemplar, entonces Ernst Jünger lo fue y lo es para muchas generaciones desde un espectro político-ideológico extraordinariamente amplio y contradictorio. No sólo para los extremos (que para algunos se tocan) sino también para el centro. El neofascismo se entusiasmó con Jünger (como podimos comprobar en muchas de sus publicaciones, como la desaparecida "Punto y coma") pero también lo hizo un sector de intelectuales heterodoxos procedentes de la izquierda radical (como verificamos igualmente en antiguos números de revistas también desaparecidas como "Archipiélago" o "Ajoblanco"). Lo sorprendente es que también los grandes estadistas de la socialdemocracia europea, como François Mitterand o Felipe Gónzalez visitaron a Jünger en su mansión de la Selva Negra con la única intención de conocerle y conversar con él.

 ¿Por qué nos sedujo Jünger ? En primer lugar,por su legendaria y romántica figura de superviviente, de hombre que había recorrido un siglo después de curtirse en mil batallas. Su talante aventurero, que se inicia en la adolescencia cuando huye de su casa burguesa para enrolarse en la Legión Extranjera (experiencia que describirá en su novela "Juegos africanos"). Luego, su legendaria participación en la Primera Guerra Mundial, donde escribió desde las trincheras sus impresionantes "Tempestades de acero". Experiencia intensa, desde las trincheras, que le supuso varias balas en su propio cuerpo. Libro polémico en la medida en que reivindica la guerra como experiencia-límite. Posteriormente su experimentación con drogas alucinógenas, al lado de Albert Hoffman, el inventor de la LSD. Siempre buscando ampliar las puertas de la percepción, lo que le llevó a escribir tanto uno de los mejores estudios teóricos sobre las drogas ( Acercamientos ) como  un relato breve denso y muy sugerente (Visita a Godenhom Su carácter indomable, su libertad interior le hizo ser respetado al mismo tiempo por Bertolt Brech y por Hitler, que paraban respectivamente a "las huestes comunistas y nazis que lo querían colgar". Movilizado en la Segunda Guerra Mundial en un puesto burocrático en el París ocupado Jünger escribe un valioso testimonio en sus "Radiaciones". Sospechoso de haber colaborado en un atentado contra Hitler lo movilizaron como oficial al frente ruso pensando que les esperaba una muerte segura, que por muy anunciada no se cumplió.
Un hombre inquieto, entusiasta, lleno de energía, pero capaz de mantener su serenidad en las situaciones más difíciles. Una especie de samurai europeo, un ronin "sin señor al que someterse". Un emboscado, como se definía, que resistía la uniformidad del mundo burgués, la lógica de la mercantilización.
 ¿Quién fue realmente Jünger ? No cabe duda que Jünger formó parte en su juventud de la revolución conservadora alemana, aristocrática, nacionalista y guerrera. Que no fue un oportunista y que se mantuvo al margen del nazismo, con todos los peligros que comportaba, aunque manteniendo una posición política ambigua bajo el lema de la lealtad a su patria. Que a la larga se convirtió en un escéptico que mantuvo un espíritu muy crítico con el mundo en que vivía. ¿Desde que posición? Yo diría que desde una serenidad aristocrática, nietzscheana, que despreciaba lo plebeyo, que no soportaba a las masas y que sentía nostalgia por un pasado de caballero heroico que seguramente nunca existió y que queda reflejado en su novela Abejas de Cristal y en su ensayo La emboscadura. Como diría Jacques Rancière, tuvo odio a la democracia, al poder de cualquiera. Al igual que Nietzsche, por cierto. Pero, en todo caso, inclasificable.


 ¿Qué queda de aprovechable de Jünger, una vez "muerto el mito" ? Muchas cosas, por supuesto. Sus parábolas políticas contra el totalitarismo, como "Heliópolis","Los acantilados de mármol" o "Eumeswill", que vale la pena revisar. Quizás una lectura bien crítica de sus libros teóricos, como "El trabajador". Sus reflexiones sobre lo que llamaba "la era de los titanes" o la discusión que mantuvo con su amigo Martín Heidegger sobre el nihilismo son todavía interesantes.Sus novelas, como justamente le reconoció el Premio Goethe, tienen valor propio. Igualmente libros muy potentes de aforismos (como "La tijera" y "la emboscadura" ).
  Pero lo que yo salvaría incondicionalmente de Jünger son sus diarios. Radiaciones y Pasados los setenta, los diarios que fue escribiendo y se fueron publicando a lo largo de su vida. Reconozco mi debilidad por esta escritura sobre uno mismo, mucho más sincera y directa que las memorias autobiográficas, que siempre pasan un filtro que los hacen menos sinceros. Los diarios de Jünger me parecen extraordinarios y son un testimonio humano e histórico impagable.  También hay que reconocer el valor que continúa teniendo hoy el testimonio  reflejado en las inteligentes entrevistas de los italianos Antonio Gnoli y Franco Volpi (Los titanes venideros) o el francés Julien Hervier (Conversaciones con Ernst Jünger), ambas dirigidas a un viejo Jünger que, desde una perspectiva serena sobre su propia biografía nos ofrece un valioso recorrido de todo el siglo XX.
 Me gustaría invitar a estas lecturas porque son un material inestimable para cualquiera que quiera pensar el mundo en que vivimos. Lectura crítica, por supuesto, como en cualquier otro caso. Formarse un criterio es, muchas veces, leer y dialogar con aquellos que, estando ideológicamente en nuestras antípodas, nos hacen pensar desde una experiencia vital enormemente rica. Porque uno de los peores síntomas de la banalidad de nuestra época es que no existen adultos, es decir personas capaces de interpelarnos desde sus propias experiencias.Vivimos en un mundo donde ya no hay experiencia, decía Walter Benjamín. Hay que recuperarla, y Ernst Jünger es un maestro para mostrar el camino. Júnger fue también un adulto, un hombre capaz de responsabilizarse de su vida y de sus actos. "Ya no quedan hombres mayores", digo alguien hace unas décadas. Jünger lo fue.


miércoles, 12 de febrero de 2025

DEL "SIEMPRE TUYA" A "EL AMOR ES UN MITO"

Ilustración creada para el artículo por Bing IA


por MAR CRUZ

Los monjes budistas no están obligados a renunciar al amor ni a la sexualidad, así me lo comentó Mushin, un amigo de juventud que ha cambiado la filosofía occidental por el budismo, pero ¿cómo ama un monje budista? ¿Qué relatos tiene el budismo sobre el amor? ¿No amamos todos de la misma forma?

Recordé el libro El Profeta que él mismo me había regalado hace bastantes años. “El amor os trillará hasta dejaros desnudos, os tamizará hasta liberaros de lo inútil, os molerá hasta dejaros como el campo en la nieve…”. Así lo relataba Kahlil Gibran en lo que ya se considera un bestseller de todos los tiempos. ¿Seguirá Mushin esperando un amor así, que lo trille, que lo tamice, que lo muela…?

La filosofía postmoderna nos dice que cualquiera amará en función del lenguaje y los relatos que hayan ido calando culturalmente en él: porque el lenguaje nos instruye sobre el modo de ver la realidad. En nuestra forma de hablar subyace siempre un tratado de psicología popular. Así, nos dice J.A. Marina, cuando aprendemos el léxico sentimental asimilamos un saber ancestral sobre los sentimientos humanos y se nos instruye acerca de los afectos y las relaciones.

¿Elegimos nuestra forma de hablar sobre las cosas? ¿Soy libre al menos cuando me hablo a mí misma sobre lo que siento? Para los estructuralistas como Lévi-Strauss, Lacan o Foucault, la respuesta es un rotundo No. El lenguaje es un fenómeno social y como tal está controlado por la estructura social y a ésta no le queda otra que mantenerse y transmitirse a través de él.

Derrida, uno de los que llegó más lejos con su interpretación, habla de la erradicación de la subjetividad individual en el proceso de la comunicación. Así cuando Julie Lespinasse, una mujer culta e ilustrada, amiga de D’Alambert escribía esto a Jacques de Guibert: “Os amo como hay que amar, de una manera exagerada, con locura, arrebato y desesperación”, no es que Julie hubiese decidido voluntariamente amar así, sino que la mitología grecorromana o textos como “Romeo y Julieta” habían hecho mella en ella y seguían perpetuándose a través de ella.

De la misma manera, cuando yo digo, en broma, que me sentí flechada (aquí el mito de Cupido) por Darío Sztajnszrajber, el rockstar de la filosofía en Argentina, fue algo que sucedió fuera del campo de mi consciencia. Yo no fui dueña de esa emoción, fue el discurso de Sócrates en el Banquete, el que hizo su trabajo. Platón argumenta que el amor a alguien es una excusa para llegar a un amor más profundo, el amor por el saber en el sentido de búsqueda de un sentido. Es decir, mi inclinación por Darío es sólo una excusa para desplegar mi verdadero amor, que es el amor a la filosofía –palabra que aparece por primera vez como sustantivo en ese texto.

Este relato que configura nuestra subjetividad provoca que el amor a alguien exceda a ese alguien y siempre esté queriendo ir mucho más allá. Darío diría algo así como “siento una relación erótica por el todo, pero llegué al todo porque me enganché con Vos”.

Hablando con Mushin me percaté que desconocía el movimiento queer, la idea del sexo no binario… y andaba in albis sobre el poliamor. Se ha hecho budista, pero es un hombre occidental maduro. Todo apunta a que los textos clásicos se apoderarán de él y está esperando que una mujer le diga: “¿Hasta cuándo, dónde, si no contigo? Y qué, sino tuya” como dice Elisabeth Barrett a Robert Browing en sus cartas.

Al final, siempre dependemos de vivir en una tribu inteligente con relatos inteligentes, incluso para amar.

lunes, 10 de febrero de 2025

MICHEL FOUCAULT : ANÁLISIS DEL PODER

 


Escrito por Luis Roca Jusmet



Después de todo su análisis sobre el poder Michel Foucault acabó aprendiendo ( y enseñando) tres cosas :

La primera que el poder no es una propiedad sino una relación.

La segunda que el poder es más productivo que represivo.

La tercera que el poder está en todas las relaciones y que solo es insoportable cuando no genera una resistencia, es decir un contrapoder.

miércoles, 29 de enero de 2025

SOBREVOLANDO LA MEDITACIÓN

 

Dibujo de IA Copilot

La meditación: reducción del estrés para la mayoría, el nirvana para pocos.

“Igual que en el piano, se necesitan diez años (por lo menos) 
para aprender a tocar las teclas del alma”. 
Pablo D’Ors
Por Mar Cruz

“En el budismo el yo es insustancial. Así que da igual si publicas mi nombre”. Me dijo Mu-shin, un monje budista, cuando le entrevisté. Me pareció muy irónico y me dio la risa, pero un par de días después me percaté de que ahí estaba toda la cuestión y se me había escapado. ¿A qué se refería con ese Yo? ¿Se refería al ego freudiano, al Ello? ¿Es un yo más profundo que se encuentra dentro de nosotros? De forma automática me vino a la mente el “llega a ser el que eres” del Oráculo de Delfos. Pero… ¿es que podemos ser otros?

La primera impresión es que meditar te hace desconectar de ti para poder liberarte de ti mismo. Entonces, ¿queremos olvidarnos o queremos encontrarnos? Somos unos seres extraños, híbridos de biología y cultura, como nos recuerda a menudo J.A.Marina. La inteligencia nos ha ampliado y facilitado la vida, pero parece que casi de forma proporcional nos ha entrampado, nos la ha complicado. Basta ver cómo han aumentado nuestros miedos: antes nos bastaba con el miedo a las fieras y a las tormentas, ahora el miedo más común es el de no realizarse personalmente entre otros miles que nos hemos fabricado.

Parece que el hombre del s.XXI tiene que hacer muchos malabarismos para sostenerse en pie. La meditación se presenta como una gran herramienta. Los famosos van por delante: Richard Gere, Madonna, Youval Noah Harari, Paul McCartrney, Oprah Winfrey…

El método parece sencillo: quietud y concentración en la respiración: un auténtico asalto a nuestra parte más primigenia, a lo más puro, a lo más esencial de la vida.

Es como si en el imaginario colectivo existiese una idea genuina de ser hombre y, por ende, un yo auténtico en cada uno de nosotros y andamos tras ello, no sólo en la meditación, por cierto, sino en todas esas modas de vivir en el campo, comida bio, ecologismo…Estoy rodeada de gente que se fabrica hasta sus propios detergentes y te miran mal si te equivocas reciclando.

Witold Gombrowicz, escritor polaco, dedicó toda su vida a mostrar el mito de la autenticidad, nos vino a decir que, si nos desprendemos de todas las máscaras, nos encontraremos con el vacío, porque ser persona implica ser “artificial”. Sin nuestros revestimientos culturales, no seríamos nada….

Pero ¿cómo reaccionar al observar que “la tecnología ha sofisticado de manera extraordinaria nuestras posibilidades de no ser nadie?” Ferran Toutain nos muestra cómo el individuo actual se reduce a una esponja que absorbe todos los fluidos que genera la sociedad. “La postmodernidad ha llevado hasta sus últimas consecuencias tanto la despersonalización del hombre como su afán por personalizarse”. De ahí el éxito de las identidades colectivas como medio para encontrar la ilusión de ser original. Otro gran malabarismo actual.

Vivimos tan cómodos con nuestras ilusiones que me resulta descorazonador averiguar, como decía André Bretón, que el “Yo” es una fantasía de las ciencias sociales.

Sería muy inquietante pensar que el supuesto “yo auténtico” que queremos descubrir pueda ser igual de impostor que nuestra máscara. Se dice que “Víctor Hugo era un loco que creía ser Víctor Hugo”. Toda una locura, por eso la filosofía no es para todos los públicos y puede uno “morir” fácilmente de sobredosis. Así que mejor a sorbitos…

La mayoría de los mortales quizás sólo acuda a la meditación para rebajar el estrés, cosa que en la Universidad de Massachussets aseguran que hace, además de otros beneficios como reducción de la ansiedad y los síntomas de la depresión secundaria. Así que como hecho fáctico si te quedas quieto y te concentras en la respiración aumentará tu sentido del bienestar. A mayor atención y concentración menos posibilidades de sufrir secuestros emocionales. Sólo por eso, vale la pena.

Además de la relajación y la concentración, los monjes añaden una tercera fase a esa práctica: la contemplación, que en su estado máximo puede llevarte al Nirvana. Y esto ya son palabras mayores y nos obliga a adentrarnos en el terreno de la metafísica.

Lo que parece claro es que la sociedad líquida (Zygmunt Bauman) en la que vivimos no está necesitada de más dogmas, sino de más cuerpo. Añoramos como nunca sentir el simple latido de nuestro corazón. Hasta Pablo d’Ors está revolucionando el catolicismo recuperando esta práctica como lo hacían los padres/madres del desierto y está teniendo éxito.

¿Cómo podemos comprender esa dimensión espiritual? Pues probablemente no podamos, como tampoco entendemos la física cuántica. Pero veamos por dónde pueden ir los tiros. La escuela de budismo japonés Rinzai utilizaba los koans en su práctica. Los koans eran unos acertijos para trabajar durante la meditación, en realidad, no pueden resolverse desde la lógica, hay que disolverse en ellos. Experimentar esa sensación es como dinamitar todo lo racional, romper con ello e instalarse en un plano más intuitivo y visceral. Debe ser como tomarse la pastilla roja de Matrix o sentirse el esclavo liberado de la Caverna de Platón. En esas experiencias hablan con frecuencia de fusión con el universo, con el todo… y cómo has arrasado con todo y estás en otro lugar, ahí ya no está ni tu ego ni tus máscaras ni tu yo más profundo y, probablemente, ni siquiera estás siendo más tú mismo. Estás comprendiendo el todo.

La comparación con Matrix requiere una aclaración porque no es tan fácil como tomarse una pastilla, es más bien como aprender a tocar al piano: mínimo diez años para aprender a tocar las teclas del alma -nos aclara D’Ors.

Muy impresionante todo y algo debe tener el agua cuando la bendicen. Filósofos como Schopenhauer conocieron el budismo y lo incorporaron en parte a sus filosofías.

Los efectos de la meditación no son equiparables al síndrome de Stendhal, pero sí intuyo una conexión con la experiencia estética porque la meditación como el arte tendría una función reveladora: mostrar lo que de ninguna otra manera sería accesible, revelar lo que el intelecto -o la razón- roba a la experiencia sensible, revelar el dios de cada cosa, como decía Heidegger.