domingo, 14 de febrero de 2021

LA LOCURA HUMANA

 En ocasiones las clasificaciones históricas que se hacen de los filósofos nos juegan malas pasadas y hacen que nos perdamos lo mejor de sus aportaciones. En principio Bertrand Russell, filósofo analítico, no estaba entre mis lecturas preferidas. Mis tendencias son "continentales" sin remedio. Y sin embargo y aún a pesar de no compartir la crítica que hace este autor  de las religiones cuando las condena a todas como origen de supersticiones y sufrimientos sin cuento, me he llevado una grata sorpresa con su libro de 1954 "Sociedad humana, ética y política".

No sé qué podría decir hoy Russell si viviera y padeciera las condiciones que nos está inflingiendo el poder a todos los ciudadanos de este país y de nuestros vecinos. Nada que ver con la religión como en el pasado, hoy la inquisición es seudo sanitaria.

Curiosamente las naciones pobres no están tan "afectadas". Sería mi argumento frente a la defensa que hace Russell de la evidencia científica como apoyo y base de una sociedad próspera y en paz, frente al fanatismo de las religiones que nos hacen creer en ilusiones y matar por las mismas.

Hoy hemos descubierto que también la ciencia es corruptible.

Pero el tema que me lleva a escribir es compartir mis hallazgos en los escritos de Russell, que por cierto rezuman flema y humor inglés. Concretamente cuando se pone a comparar los diferentes tabúes de las sociedades.

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Bertrand Russell (1872-1970)


"Las creencias éticas a lo largo de la historia conocida han tenido dos orígenes diferentes, uno político, el otro relacionado con las convicciones personales religiosas y morales. En el Antiguo Testamento los dos aparecen por separado, uno como la Ley y el otro como los Profetas. En la Edad media existía el mismo tipo de distinción entre la moralidad oficial inculcada por la jerarquía y la santidad personal que era enseñada y practicada por los grandes místicos. En nuestro mundo actual persiste la misma dualidad.

Cuando Kropotkin después de la revolución rusa pudo volver de su largo exilio, no encontró la Rusia de sus sueños. Había soñado con una comunidad no atenazada de individuos libres y dignos, pero se encontró con un Estado fuertemente centralizado en el que el individuo era considerado solo como un medio.

Esta dualidad entre moralidad personal y cívica es una de las que debe tomar en cuenta cualquier teoría ética adecuada. Sin moralidad cívica, las comunidades perecen, sin moralidad personal su supervivencia no tiene valor. Por tanto, la moralidad cívica y personal son igualmente necesarias para un mundo feliz."

Esto por lo que hace a una sencilla reflexión sobre la necesidad de ambas moralidades para la supervivencia, por señalar que de corrupción en corrupción, tal y como vamos, "sin solución de continuidad", estamos abocados a desaparecer. Como país, como nación, como especie. Aplicable a cualquier grupo humano, aunque evidentemente me interesa más el mío.

Del capítulo Previsión y habilidad:

"El hombre se diferencia de otros mamíferos superiores en varios aspectos, en todos los cuales, al ser el hombre el juez, se cree superior a los animales. Las diferencias no tienen mucho que ver  con la herencia congénita de impulso y pasión. Un niño recién nacido se diferencia muy poco de un perrito o de un gatito recién nacidos, excepto en que es más desvalido. El ciclo de hambre, lloro, rabieta y saciedad es casi el mismo en un bebé que en cualquier otra cría de cualquier otra especie de mamíferos.

IMAGINACIÓN E INTELIGENCIA

No es en el aspecto material de la pasión y el impulso por lo que los seres humanos son singulares en el reino animal sino por múltiples capacidades que pueden agruparse bajo dos grupos, las que pertenecen a la inteligencia y las que pertenecen a la imaginación. Tanto la inteligencia como la imaginación proporcionan nuevas salidas a las pasiones sin cambiarlas fundamentalmente. 

Es triste y confuso a primera vista que, aunque tanto la inteligencia como la imaginación permiten a los hombres nuevas formas de satisfacer sus deseos y dar rienda suelta a sus impulsos, ninguna de las dos  ha aumentado la felicidad de los seres humanos, o ni siquiera les ha permitido mantener el nivel que habían alcanzado cuando en un principio los monos se convirtieron en hombres.

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Consideremos por un momento la comparación de dos individuos típicos: uno, un mono en una selva tropical, balanceándose de una rama a otra con hábiles ejercicios ginmásticos, recogiendo plátanos y cocos y satisfaciendo libremente cualquier impulso de placer o ira que se le presente en ese momento. El otro, un empleado en una compañía en el centro de la ciudad, que vive en un deprimente lugar del extrarradio, que se despierta con un despertador mucho antes de que tenga ganas de dejar la cama, que desayuna a toda velocidad, atormentado todo el día por el temor de disgustar a sus superiores, y volviendo agotado por la noche a la monotonía  familiar. 

¿Se puede honradamente afirmar que el hombre es más feliz que el mono? Y sin embargo, el hombre en cuestión es mucho más feliz que la mayoría de la raza humana. No está sujeto a una dominación extraña, no es un esclavo, ni un prisionero, ni un miembro de un campo de trabajos forzados, ni un campesino en época de hambre.

En vista de todas estas consideraciones no se puede decir que el hombre haya usado su inteligencia y su imaginación de modo más sabio posible. Hay una felicidad humana en oposición a la de los otros animales, a la que los seres humanos tienen acceso y que algunos humanos logran. Sería completamente inútil intentar volver a una felicidad puramente animal, porque la felicidad animal está amenazada por el desastre bajo la forma de inanición o muerte repentina, y para los seres humanos, con su capacidad de pensamiento, una vida expuesta a tales riesgos no puede ser feliz.

Pero la felicidad que es característica del hombre, aunque rara vez se da hoy en día, podría ser casi universal. Las cosas que hacen que la vida humana sea desgraciada se pueden evitar, y se conocen los medios para evitarlas. ¿Por qué entonces no se adoptan esos medios? La respuesta a esta pregunta es trágica y complicada. Los siguientes capítulos tratarán de explicarlo.


PASIÓN E INTELIGENCIA

Empecemos con algunas consideraciones psicológicas que son necesarias para explicar esta gran locura humana. Hay, para empezar, una gran diferencia entre pasión e inteligencia, la pasión determina los fines que los hombres buscarán y la inteligencia les ayuda a encontrar los medios para esos fines. Pero en la esfera de la pasión hay una distinción que a menudo se pasa por alto, me refiero a la distinción entre el impulso y el deseo.

IMPULSO Y DESEO

Un acto es impulsivo cuando se hace sin ningún propósito consciente. En principio lo son todos los reflejos, y además de estos hay cosas que la gente hace cuando, como se dice, están dominados por una pasión invencible: un hombre furioso hará cosas que si las pensara un momento vería que son imprudentes; un hombre muerto de sed puede beber hasta el punto de producirse un grave daño físico; un hombre que tiene puestas sus esperanzas en un tío rico al que odia, puede en ocasiones ser incapaz de disimular su odio. En todos estos casos hay actos a los que somos impulsados casi tan irresitiblemente como cuando tenemos el impulso de estornudar o toser; casi, aunque no tanto.

El deseo consciente, por otra parte, piensa primero en un estado de cosas que espera y después busca medios de producir ese estado de cosas. El deseo consciente mientras predomina, trata de controlar el impulso, ya que a menudo el impulso tiende hacia acciones que desde el punto de vista del deseo consciente son imprudentes. Sin embargo este control tiene sus límites.

Si un impulso es fuerte es muy doloroso controlarlo, y cuesta mucho admitir que nos hará daño si no está controlado. 

Un dipsómano y un drogadictos son ejemplos claros, pero hay muchos ejemplos que, aunque menos claros, son mucho más importantes. Es agradable ofenderser por los agravios. Es agradable atribuir nuestra falta de suerte a la manquinación de los enemigos. Es agradable dejarse llevar por el sentimiento de poder al superar los obstáculos que  surgen en momentos de pasión. El placer de dejarse llevar por el impulso y el dolor de reprimirlo son tan grandes que los hombres se engañan en cuanto a las consecuencias de la satisfacción.

Un eslogán como "la justicia triunfará" o "lo correcto prevalecerá", es la protesta del impulso contra el cálculo, como se puede ver en el hecho de que en una discusión ambas partes apelan por igual a tales mentiras favorables y por tanto ambas partes han llegado a la conclusión de que la conciliación será cobarde.

No se puede decir que sea conveniente controlar el impulso más allá de un cierto líjmite. En las formas extremas, como el impuslo de asesinar, ha de ser controlado, ya sea por el individuo o por la ley. Pero una vida en que se controla el impulso más allá de un cierto límite pierde su savbor y se convierte en triste e insípida. El impulso debe tener un lugar importante en la vida humana, pero no debería conducir, como de hecho lo hace, a vastos sistemas de engaño individual y colectivo.

La inteligencia se ha utilizado, en términos generales, para controlar el impuslo en interés dle deseo consciente La distinción se puede explicar con tipos de comportamiento muy sencillos. Cuando un animal tiene hambre y la comida está ante él, como bajo impulso, y no existe ese abismo entre el presente y el futruo que es característico del deseo consciente. El animal entonces ya no intenta buscar comida hasta que vuleve a tener apetito. Un ser humano sin embargo, cuando ha comido suficiente se da cuenta de que volverá a tener hambre de poco y tomas las medidas necesarias para asegurar las comidas futuras. Al hacer eso actúa movido por el deseo, más que por el impulso. No quiero decir con esto que el deseo como opuesto al impulso esté ausente en la vida de los animales, y menos aún que el impulso como opuesto al deseo esté ausente en la vida de los seres humanos. Lo que digo es que, debido a la inteligencia, el deseo como opuesto al impulso controla una parte mucho mayor en las acciones de los hombres que en las de los animales.

La inteligencia, según podemos ver en la historia humana, adopta dos formas principales la previsión y la habilidad. Empecmos por

LA PREVISIÓN

es un producto de la memoria. El hombre está menos dominado por el ambiente que le rodea de lo que lo están los animales. Como vimos hace un momento, los seres hunanos se acuerdan del hambre cuando no la padecen, y por tanto, pueden tomar precauciones almacenando alimentos. Es cierto que los animales también almacenan comida en ciertos casos, las abejas almacenan miel y las ardillas nueces, pero creo que es razonable suponer que lo hacen movidas por un impulso directo hacia las acciones implicadas, y no porque se han dado cuenta de las agradables consecuencias que tendrá más tarde. Todo el mundo admitiría un punto de visto parecido en lo que se refiere al sexo. Nunca he conocido a nadie que pensara que los animales se entregaran al sexo porque deseaban tener descendencia.

 No hay duda de que la ardilla encuentra el mismo tipo de placer directo en enterrar nueces que cuando copula. Los seres humanos, sin embargo, son diferentes a las ardillas y a las abejas en este aspecto. Hacen cosas en las que no encuentran ningún placer inmediato, porque creen que estas cosas son medios para satisfacciones futuras. Algunas veces la satisfacción futura está bastante lejana. Cuando José advirtió al faraón que a los 7 años de vacas gordas iban a suceder 7 años de vacas flacas, indujo al rey a almacenar el grano que sobraba de los 7 años de vacas gordas, anticipándose al momento en que sería necesitado. Cuando se empezaron a construir ferrocarriles en el Medio Oeste con idea de suministrar grano a Europa, el período de tiempo transcurrido entre la primera labor de la tierra y el consumo del primer pan fabricado con las cosechas del Medio Oeste fue por lo menos igual de largo.

La previsión es la más importante de todas las causas que hacen que la vida humana sea diferente a la de los animales. Con el paso del tiempo se ha hecho cada vez más dominante. El primer paso realmente importante fue la adopción de la agricultura, que se debió a que durante el verano la gente preveía el hambre que pasarían durante el invierno. Ha seguido aumentando su dominio por medio del gobierno, la ley, las armas, los aperos y las máquinas modernas. Hay que considerar la importancia del capital en la economía moderna.

"Capital" es una de esas palabras que, porque resultar familiares se usan sin darnos cuentas de lo que significan. El capital es ante todo un medio para producir productos de consumo. Se puede tomar el ferrocarril como ejemplo, un ferrocarril no se puede comer. De hecho no tiene ninguna finalidad directa. Su finalidad consiste en facilitar a la gente el suministro de otras cosas que proporcionan satisfacciones distintas a los ferrocarriles.

Debido a la complejidad de nuestro sistema económico tiene otros propósitos, proporcionar ganancias a quienes los construyen. Pero a largo plazo, no seguirá proporcionado estos propósitos inmediatos a menos que sea un medio para la satisfacción de los consumidores, porque si no, no transportará suficientes mercancías y pasajeros como para rendir provecho. El capital tiene otras formas menos concretas que las de un tren. El capital toma la forma del crédito.

Pero todas sus formas tienen eso en común, que suponen el aplazamiento de un consumo actual en provecho de un consumo más abundante en un tiempo futuro. Así dependen esencialmente de la previsión para su mismsa existencia (...)

Consideremos por un momento hasta qué punto la previsión domina la vida de un individuo civilizado corriente. El mismo es menos previsor de niño que de aulto, pero los  adultos le imponen su propia previsión obligándole a pasar gran parte de su tiempo en el colegio donde tiene que hacer cosas por las que no siente el más mínimo interés. Llega el momento en que se da cuenta de que la educación es necesaria si quiere ganarse la vida. Se conforma entonces con el proceso educativo, no debido a un impulso sino a la previsión.(...)

Los asuntos públicos setán igualmente dominados por la previsión. Tenemos la ley y la policía, la educación pública, todo el vasto aparato de gobierno, los ejércitos, la marina y las fuerzas aéreas, y en la cumbre de toda la estructura hay unos pocos hombres inteligentes pensando en el modo más eficaz de exterminar a las poblaciones enemigas (...)

He hablado de las diversas formas en que la previsión es contraria a la felicidad, pero sería completamente erróneo terminar la discusión sobre la previsión así. Aunque hay que admitir que en muchos aspectos hay un exceso de previsión, hay otros aspectos, quizás más importantes, en que hay demasiado poco. El más importante de ellos es la prevención de la guerra, el aumento de la provisión de alimentos y la limitación de la población. Estos son problemas que el futuro tendrá que resolver, y que no resolverá sin nuevas formas de previsión. 

Llegó el papel que juega la HABILIDAD en el desarrollo humano:

No es sola propia delser humano, pero la importancia que tiene entre los hombres es mucho mayor que la que tiene en los animales más desarrollados.

Para mí la habilidad es la práctica de actividades debido a que se ha encontrado que estas actividades tendrán algún efecto. Debería añadir que las actividades deberían ser tales que uno no se dedicaría a ellas si no fuera por el conocimiento de sus efectos deseados. La acumulación y transmisión de habilidades adquiridas habría sido imposible sin el lenguaje.

El origen del lenguaje está en la oscuridad total....Otra cosa que tiene un origen completamente prehistórico es el fuego. La agricultura que introdujo el primer cambio realmente importante en la vida social, parece haber empezado muy poco antes del nacimiento de la historia, probablemente debido a una combinación entre la causalidad y la previsión (...)

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Probablemente la domesticación de las ovejas y el ganado precedió al comienzo de la agricultura. Supuso un cambio mucho menor en las costumbres de los hombres de lo que supuso la agricultura, ya que continuaron siendo nómadas...Los animales domésticos como ovejas y ganado eran útiles, no solo para el alimento y el vestido, sino también como fuente de energía en la tracción y como un medio de aumentar la velocidad y disminuir la fatiga en la locomoción. El caballo, que se incorporó más tarde a los animales domésticos, tuvo en un principio un uso militar y dio a las tribus que lo empleaban una superiroidad decisiva en la batalla sobre las que dependían del asno.

La fabricación de armas tuvo en principio dos propósitos de importancia parecida: la guerra y la caza...

El progreso en la  habilidad técnica se ha desarrollado a un ritmo muy desigual en los distintos períodos de la historia...la técnica industrial ha aumentado mucho esta tendencia que empezó con la agricultura, de alargar el proceso desde una necesidad de su satifacción. Un animal sólo tiene que dedicar unas pocas horas a la actividad de buscar alimento, mientras que un agricultor, aunque sea del tipo más primitivo, tiene que dejar pasar varios meses entre su primera actividad para producir alimento y el momento en que  puede comerlo. En el mundo moderno el proceso es muchísimo más largo y complejo....

Volvamos a la pregunta inicial: ¿Ha aumentado o disminuido la felicidad media de la humanidad conm el aumento de la inteligencia y muy especialmente de la técnica? Se podría haber esperado que no se hiciera esta pregunta, porque ya la técnica consiste en el descubrimiento de formas más fáciles de satisfacer nuestros desesos, se podría haber supuesto que el aumento de la técncia significaría con toda razón una disminución del trabajo, y formas más fáciles de satisfacer nuestras necesidades. Pero éste no ha sido, de hecho el curso de la historia humana. Las nuevas habilidades, en un principio, no han sido propiedad de todos los hombres por igual. Han sido casi siempre monopolizadas por una minoría y esta minoría las ha utilizado para aumentar su dominio sobre otros hombres. 

La consecuencia ha sido que aunque la minoría sacaba provecho, la mayoría estaba más expuesta al poder de los pocos. La agricultura al atar al cultivador a su trozo de tierra, hacía que fuera fácil esclavizarle y originaba, allí donde predominaba, un sistema de esclavitud o de servidumbre que hacía que la vida del cultivador de la tierra fuera menos libre y mucho menos feliz que la de los nómadas. La presión produjo gobiernos y ejércitos que establecieron derechos de propiedad favorables a los que ostentaban el poder y les permitieron vivir con lujo mientras que la mayoría de la población trabajaba más para sacar menos provecho del que sacaba en un estado de cosas menos primitivo.

Un proceso muy similar se repitió con la introducción de la industrialización en todas partes menos en EEUU. Los comienzos de la industrialización en Gran Bretaña, Francia, Alemania y más tarde en Rusia, China y Japón, fueron extremadamente duros y crueles. Paradójicamente cada máquina pensada para ahorrar trabajo aumentaba las horas de trabajo y disminuía los salarios que se pagaban por este trabajo. Estos resultados tan funesto se debieron en todas partes a una distribución desigual del poder (...)

Hay otro mal al que es más difícil de hacer frente, que se ha producido por el desarrollo de nuevas técnicas. Cada especie animal que sobrevive debe tener un cierto equilibrio entre sus impulsos y las oportunidades que el medio ambiente le ofrece. Cuando por algún motivo el medio ambiente le ofrece nuevas oportunidades en distintas direcciones, el equilibrio se puede alterar.

A los osos les gusta la miel y en un estado natural no les resulta fácil conseguirla. O sea que, por lo general, sólo consiguen la miel que no les hace daño. Pero si de repente aprendieran el arte de la apicultura y pudieran conseguir tanta como quisieran se pondrían muy enfermos y desaparecerían como especie. Su única esperanza es que desarrollaran una moralidad ascética que les enseñara que el placer de la miel es pecaminoso. Esto es exactamente lo que ocurrió con los seres humanos en el caso del alcohol. A las tribus salvajes que no tienen costumbre de beberlo se las arruina rápidamente si se permite a los comerciantes proveerles del agua de fuego con toda libertad...

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Un ejemplo más grave que éste es el impulso del poder. La mayoría de los hombres enérgicos poseen este impulso en un alto grado. En una comunidad inestable de primitivos almacenadores de alimentos no tiene mucho alcance, y es probablmente útil para la tribu cuando la tribu está en guerra con cualquier otra tribu y necesita un líder. Pero a medida que la organización se hace más compleja, el impulso de poder tiene un alcance mayor, por lo que los individuos que aman el poder se parecen a los osos que tienen de repente acceso a demasiada miel o a los salvajes a quienes de repente se les proporciona whisky. Esta es la razón por la que cada vez sean más importantes las garantías bajo la fomra de derechos humanos y de gobiernos democráticos en las comunidades altamente organizadas.


(...)

El uso principal que se ha hecho de la inteligencia hasta ahora es aumentar el número de la población humana del globo. No sé hasta qué punto esto puede ser considerado un mérito. Si todos fuéramos felices claramente lo sería. Pero si la mayoría somos desgraciados no parece que tenga mucho interés que aumente el número de los que sufren. Esta cuestión es especialmente importante en lo que se refiere al alimento. Hasta ahora la habilidad ha permitido aumentar la producción de alimentos, pero hay razones para temer que esto ha dejado de ser así....

Si hacemos un balance todavía no podemos saber si la inteligencia ha resultado ser un beneficio o una maldición para la humanidad. Pero hay una cosa clara, si se demuestra que ha sido una maldición será solo porque no se ha sido lo suficientemente inteligente. El hombre no puede volver a la felicidad irreflexiva de los animales. La felicidad de que puede disfrutar debe ser ganada con la ayuda de la inteligencia y si no logra conseguirlo, no será por exceso, sino por defecto de su cualidad más claramente humana."



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