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«Filosofía
significa dar un sentido a la vida» - David Precht
La filosofía popular de Precht no siempre es apreciada por la crítica, pero el público da su aprobación: Su libro ¿Quién soy yo y cuántos? (2007) en el que se ocupa de las cuestiones centrales de la filosofía ha vendido un millón de ejemplares y ha sido traducido en 32 idiomas. Siguieron «Amor. Un sentimiento desordenado» (2009), «El arte de no ser egoísta» (2010), «¿Por qué hay todo y no nada?» (2011), «Anna, la escuela y el buen Dios» (2013) y el último «Conoce el mundo» (2015), la primera parte de una historia de la filosofía en 3 tomos. El siguiente título será «Pensar los animales».
Sigue avanzando la robotización del mundo,
escena de Kaliningrado en 1969. (Imagen: Kaspiev / Sputnik / Keystone)
«Filosofía
significa dar un sentido a la vida.» - David Precht
Por la traduccion Ana Azanza
Richard David Precht habla del presente: «La Filosofía tiene por delante una nueva edad de oro»
Claudia Mäder
El filósofo alemán Richard David Precht sondea la delgada
línea entre el sentido profundo y el débil y explica para qué sirve la
reflexión sobre la vida en tiempos de crisis.
«Filosofía
significa dar un sentido a la vida» - David Precht
Filósofo, presentador, profesor
y autor de bestsellers (Imagen: PD)
El filósofo más popular
Richard David Precht, nacido en 1964, estudio filosofía, germanística e historia del arte en Colonia. Realizó una tesis sobre El hombre sin atributos de Musil y desde 1990 escribe artículos en prensa y libros. Es profesor honorario en Berlín y en Luneburgo y tiene su propio programa de entrevistas en la cadena ZDF («Precht») es el único filósofo contemporáneo que se ha convertido en un auténtico fenómeno mediático.La filosofía popular de Precht no siempre es apreciada por la crítica, pero el público da su aprobación: Su libro ¿Quién soy yo y cuántos? (2007) en el que se ocupa de las cuestiones centrales de la filosofía ha vendido un millón de ejemplares y ha sido traducido en 32 idiomas. Siguieron «Amor. Un sentimiento desordenado» (2009), «El arte de no ser egoísta» (2010), «¿Por qué hay todo y no nada?» (2011), «Anna, la escuela y el buen Dios» (2013) y el último «Conoce el mundo» (2015), la primera parte de una historia de la filosofía en 3 tomos. El siguiente título será «Pensar los animales».
Sigue avanzando la robotización del mundo,
escena de Kaliningrado en 1969. (Imagen: Kaspiev / Sputnik / Keystone)
Sr Precht, como consumidora de medios de comunicación tengo la impresión de que nunca ha habido tanta filosofía, en la tele, en la radio, en los foros on line, en las revistas y en los bestsellers. ¿Estamos viviendo una edad de oro de la filosofía?
Sí. Las crisis sociales y los períodos de ruptura siempre fueron buenos
tiempos para la filosofía Sus dos grandes momentos fueron precisamente la
época de la Grecia
Antigua cuando la
Atenas clásica entra en crisis y la época de la Ilustración, cuando
ocurre el cambio desde unos tiempos feudales a la época burguesa, todo ello
hubiera sido impensable sin filosofía. Y seguramente vivimos una época
comparable en la que a la filosofía le espera un tiempo de protagonismo.
Acabamos de situarnos
en un nivel bastante elevado. En sus libros en los que trata del amor, del
egoísmo, de la relación con los animales figuran preguntas concretas y
esenciales para la vida. ¿No se esconde tras el éxito de los mismos más la
necesidad de un sentido personal que el interés por la formación social?
¡No soy de gran ayuda para encontrarle un sentido personal a la
vida! Mi libro sobre el sistema
educativo por ejemplo trata muy concretamente la cuestión de como colapsa
una estructura social que necesita urgentemente un cambio. La educación es un
tema clásico para la
Ilustración sobre la que los antiguos filósofos pensaron sin
descanso. Y a propósito del título del libro al que Vd se refiere no lo escribo
con una finalidad terapéutica, la filosofía no es ninguna instancia solucionadora de problemas. Sólo intento
ordenar algunos temas complejos que me permitan mostrar al lector caminos para
seguir pensando.
La filosofía fracasa
cuando no se adecua a la generalidad de la gente.
Sí, el orden filosófico me parece paradójico, porque la
filosofía avanza a través de las dudas y las preguntas y ocurre que parece
aumentar la complejidad de la vida en vez de reducirla.
No pretendo reducir la complejidad de las cosas. Mi objetivo
coincide con la que estimo como tarea fundamental del filósofo: hacer que las
personas piensen y reflexionen sobre su propia vida. Y para ello en mis libros
no utilizo ninguna frase que no sea comprensible para cualquier persona
“normal” por muy complicada que sea la materia de la que hablo.
Otras disciplinas
científicas viven de no ser comprendidas por la generalidad de la gente. ¿Hasta
donde puede adecuarse la filosofía a la generalidad sin traicionarse a sí
misma?
¡Se traiciona a sí misma cuando no se adecua a todos! Lo ha hecho
desde sus orígenes: Platón
escribió diálogos en el que pone a los personajes a hablar entre sí como si se
trata de un Talkshow, mientras que Aristóteles escribe en un estilo muy
sencillo. También lo hizo Kant,
sufrió mucho cuando su colega Christian Garve le echó en cara que el estilo de la Crítica de la razón pura
era difícil. Porque cuando algo es incomprensible a menudo tras la aparente
profundidad se esconde el absurdo o la superficialidad, eso dijo Kant. Claro
que hay filósofos que se preocupan mucho de la exclusividad de su pensamiento
utilizando un estilo complicado, pero esto es más una aberración alemana que
una tradición en la historia de la filosofía. La mayoría de los filósofos
querían hacerse entender por la mayor cantidad de gente posible y en todas las
épocas.
Una meta que sin
embargo no consiguen, en la antigüedad muy pocos disponían del tiempo que se
necesita para darse el lujo de filosofar.
Claro, siempre hubo una parte privilegiada de la sociedad que
participó de la filosofía y el tiempo disponible tenía un papel esencial en
poderlo hacer. Pero por eso mismo la filosofía se vuelve hoy más actual que
nunca. Hoy muchos disponen de
mucho tiempo. Y en el futuro serán más los que tengan todavía más tiempo.
No me diga, según el discurso corriente vivimos en una
sociedad en la que seres
humanos estresados se ven desmoralizados por una creciente presión sobre
sus vidas...
Sí pero eso va a desaparecer. Es un fenómeno transitorio. Entre
el 10 el 20 % de la población tendrán
que trabajar más pero muchos no tendrán trabajo. En los próximos años y décadas
veremos desaparecer muchos puestos de trabajo, de ocupaciones en servicios que ya no existirán en un futuro previsible. Una máquina trabaja definitivamente por mucho menos dinero que
una persona y además no implica cargas sociales.
¿Es Vd tan pesimista?
¿Por qué pesimista? Está bien, la gente no tendrá que
trabajar....
. . ., ¿y podrán
concentrarse en la filosofía? ¡maravilloso! ¿Pero quién lo financiará?
¡Vaya con la financiación!
Habrá muchos problemas pero la financiación no será uno de ellos. El
sentido de la racionalización del trabajo consiste en un aumento de la
eficiencia. Una máquina trabaja
definitivamente por mucho menos dinero que una persona y además no implica
cargas sociales. De ahí se siguen increíbles ganancias. El dinero disponible
será suficiente.
Financiación es lo
mismo que reparto, ¿quitar a uno para dar a otro?
Claro, cuando las ganancias se reparten de manera racional todos
tienen lo suficiente. En Suiza se da ya el 20% para la renta
básica incondicionada. En menos de 10 años ocurrirá lo mismo en muchos
países de Europa occidental, se lo garantizo.
Una tesis difícil y
una precaria garantía. Formulo la pregunta en vista de sus preferencias:
¿Realmente es Vd tan optimista? La queja de que la gente se ve desplazada por
las máquinas y al final es superflua circula desde principios del siglo XIX. De
hecho el trabajo no ha desaparecido sino que ha aumentado.
Sí, tiene razón, pero ahora las cosas son de otra manera. Hay una
ley económica desde los años 50, el modelo Solow, que afirma que todo progreso técnico al final procura más puestos
de trabajo de los que quita. Esto ha ocurrido muy a menudo y durante mucho
tiempo, ya que por ejemplo con las novedades siempre hay nuevos mercados que
conquistar, pero hoy ya no es el caso. De ahí la diferencia fundamental: tras
la Digitalización total subsiste la idea de que se produce más barato y de manera más eficiente y
eso se hace sin intervención humana. Es algo completamente diferente a lo que ocurrió en la industrialización del
siglo XIX. En aquel momento se produjo un desclasamiento, los campesinos se
transformaron en obreros en las fábricas. Hoy no pasa lo mismo, ¿en qué campos
tendrían que convertirse los médicos de familia o los juristas? Sus campos de actuación pueden cambiar de repente.
Todo eso me parece
demasiado precipitado, que las máquinas puedan encargarse de procesos de
pensamiento me parece fantasioso.
En el tema del pensamiento yo también soy escéptico pero en el
terreno del derecho no hay mucho que pensar, la justicia últimamente se ha convertido en un
gran sistema que puede implementarse al caso concreto mecánicamente. Ya se
hace, ¿conoce Vd la el buscador semántico de IMB llamado «Watson»? se trata de
un ordenador en el que cualquier abogado puede introducir una cuestión jurídica
y al minuto obtiene la respuesta del “experto”. Claro que sigue habiendo
juristas que se enfrentan a asuntos más complicados que requieren soluciones
creativas. Pero el abogado de bosque y
prados desaparecerá junto con otros.
La influencia espiritual
de la filosofía que se dió en la antigüedad o en la Ilustración ya no se
da hoy.
Supongamos que es cierto, ¿qué puede ofrecer la filosofía
para los nuevos tiempos? Ahora funciona para todas las personas que no tienen trabajo, en el
futuro funcionará para todos los que quieran dar un sentido a su vida más allá
del mundo del trabajo. Es una tarea exigente en la que la filosofía no puede
funcionar como la solucionadora de problemas. Pero el hecho de tener tras ella
una larga tradición de reflexión creativa sobre la vida será de gran ayuda en
las nuevas circunstancias.
La situación económica
proporciona tarea abundante a la filosofía. Hablemos ahora de política. Ha
mencionado que la crisis de la democracia en la antigua Grecia dio lugar a un
florecimiento de la filosofía. Muchos estarán de acuerdo en que la democracia
sufre hoy una crisis. ¿Pero tiene la filosofía algún papel en esta situación?
Seguramente la filosofía no tiene el mismo papel que entonces, no
conforma espiritualmente el mundo como en la Antigüedad o en la Ilustración. Y
ello porque la política tampoco lo hace. La política actual es un asunto
bastante pragmático, enfocada a la resolución de problemas, ya no tiene nada que
ver con el desarrollo de un espacio creativo en el que la filosofía algo tendría
que decir. En consecuencia sólo puede actuar
subliminalmente creando y manteniendo la conciencia crítica de la
población.
¡Ojalá la política
fuera pragmática! Se tiene más bien la impresión de que trabaja lejos
de los hechos . Mientras la filosofía ve nacer otras corrientes que
propagan un «nuevo
Realismo» , en política se celebran las verdades subjetivas, es decir, las
mentiras, las teorías de la conspiración y parecidas nuevas y alegres
primaveras…
Me parece que el gran problema estriba en que llamamos Política
de la realidad a lo que hacen todos los políticos que tiene muy poco que ver
con la realidad. Esa política significa hoy en día oportunismo sin visión ni a
medio ni a largo plazo. Lo que muchas veces se traduce en que nos movemos
alegremente en una falsa dirección. Por ejemplo fijémonos en el
consumismo: tiene como efecto el saqueo
completo de todos los recursos mundiales de manera que llenamos nuestras casas
de chismes que no necesitamos para nada. Comprender esto no es política de la
realidad, política de la realidad sería darse cuenta de que nos estamos cargando
el planeta. Y sin embargo todos los partidos de derechas o de izquierdas no
paran de hablar de que “necesitamos crecimiento económico“. Como los leminosi todos corremos en la misma dirección, y lo peor
es que se considera equivocado al que cuestiona el crecimiento y pone en duda dicha política de la realidad.
Piensa Vd con agudeza.
Pero quedémonos en un nivel más modesto, ¿cómo puede la filosofía o el filósofo
detener esta loca carrera o al menos influir en la sociedad?
En tanto en cuanto levanta una y otra vez la mano para
expresarse y despertar la conciencia de la gente, porque queramos o no esto
acaba siempre por infiltrase en la política. Intentando descubrir lo que
sienten los ciudadanos a través de la investigación de la opinión pública, y se
puede influir un poco en ese sentimiento y ese pensamiento como intelectual
público.
«¿El filósofo en política? Lo echarían enseguida del Partido.»
¿Ocurre realmente eso?
A menudo nos quejamos del silencio de poetas y filósofos.
Siempre podemos seguir quejándonos, pero también es fácil de
explicar. Ante todo en el asunto de los poetas, quien se extraña de que hoy no
tengamos ningún Grass o ningún Böll reconoce la situación histórica especial en
la que resonaron sus voces. Al menos en Alemania ocurre que casi toda la alta
intelectualidad se vió muy desacreditada en tiempos del tercer Reich. En esa
situación los jóvenes autores de Kahlschlag se hicieron con el papel de
personas responsables y que merecían una confianza. En principio era una
situación desacostumbrada y que no estaba en la tradición de los literatos. Durante
un tiempo aparecieron ostensiblemente en público, fue algo especial que sucedió
tras la segunda guerra mundial y más tarde se vino abajo.
¿Hay pensadores que
intervengan desde las ciencias sociales o estamos alimentando un mito?
No, en ese campo ha habido un cambio fundamental, si hablamos de
universitarios expertos de los años 60 y 70 me vendrían una decena de nombres
sin esfuerzo: todos los Dahrendorfs,
Mitscherlichs, Marcuses o Becks que tuvimos se correspondían con el papel del
intelectual influyente. Pero hoy ya no quedan, ¿por qué? Por la empirificación de las disciplinas,
porque todo se hace con ordenadores.
Suena bien, pero
concretamente, ¿qué quiere decir?
Significa que si alguien hoy quiere ser profesor y sociólogo,
experto en medios o politólogo tiene que aprender a “medir”. En eso consiste la
tarea intelectual, para ello se reciben medios y así se va avanzando. Ya no se
avanza haciendo teorías que especulan sobre cómo es la sociedad como hizo en su
momento Niklas Luhmann. Y en ese tipo de desarrollo está el porqué del silencio
de los intelectuales. Porque con los números que al día siguiente ya están obsoletos
no se pueden contar historias, ni se pueden construir paradigmas sociales. En
el mejor de los casos se pueden usar de “fondo de armario” para que los saque a
relucir en cualquier discurso un secretario de Estado, no sirven para nada más.
La filosofía no se ve
afectada por la locura numérica de las ciencias sociales. ¿Por qué sus representantes
se mantienen también en silencio?
La filosofía universitaria padece la preferencia de una dirección
muy específica llamada Filosofía analítica que se dedica a problemas lógicos
muy complicados de un nivel metalógico. Lo hace de manera muy inteligente, no lo
voy a discutir, pero de ahí no surge impulso alguno para la vida de los seres
humanos. Por ello la mayoría de los filósofos son hoy desconocidos para el gran
público. Y viceversa, pocos profesores tienen el sentimiento de que por el
dinero que ganan tendrían que decir algo al público, algo que se pareciera a
una formación activa de la sociedad.
Habla Vd casi como un
político. ¿La influencia en la sociedad pertenece a las condiciones
existenciales de la filosofía?
No, pero fue el resorte original que hizo surgir la filosofía. Me
refiero a Platón, cuando formuló su teoría del conocimiento no estaba buscando
una teoría del conocimiento, como hoy hace la filosofía analítica. Su objetivo
era reformar la polis y por ello se dedicó a pensar el conocimiento.
¿Ha pensado ya
dedicarse a la política?
Por supuesto que no. ¿Conoce Vd algún buen político y filósofo?
No, pero ya que nos
hemos referido tanto a lo empírico no estaría mal ese pequeño experimento
pensado. También porque fue Platón quien diseñó la figura del filósofo rey. Con
la mano en el corazón ¿Piensa Vd que el Estado o la Democracia irían mejor
si gobernaran los Filósofos?
Lo que me parece interesante es que el mismo Platón propuso el
reino de los filósofos al tiempo que él se había excluido de hacer carrera
política. Lo hubiera podido hacer ya que procedía de una de las más importantes
familias de la oligarquía ateniense. Hubiera podido desempeñar el papel de un
Pericles pero lo evitó en beneficio de la existencia de la Filosofía. Hasta
ahí Platón. ¿Qué pasaría hoy en Alemania si en vez de Angela Merkel tuviéramos
un canciller filósofo? No creo que el mundo fuera mejor y ello por el hecho de
lo que ya hemos dicho: la política hoy en día no tiene nada que ver con la
formación.
Me parece muy derrotista,
el político filósofo podría conseguir que la política volviera a ser un espacio
de formación y creatividad.
Imagínese las cosas concretamente por favor. El filósofo que
quiera entrar en política tiene que militar primero en un partido. Esto sería bastante
complicado, no sabría cuál elegir. Luego tendría que ser aceptado, nadie le
estaba esperando y obligatoriamente tendría que renunciar a sus ideas para
poder sobrevivir. Dicho metafóricamente, el filósofo caería como cristal de roca
en el partido y a las pocas semanas lo echarían.
Dejemos a un lado la
política de los partidos y la cancillería y pongamos la barra un poco más baja.
Es fundamental que ya no se puede influir más que con las palabras, hace algún
tiempo Vd escribió un artículo en el que hablaba del trato ético que se debía
dar a los refugiados. ¿Se le ha ocurrido ya mezclarse más en esa crisis de los
refugiados y ayudar en uno de los centros de acogida?
Pienso que puedo hacer una cosa o la otra. Tengo una vida, una
relación, un hijo y cuando miro el trabajo que he de realizar no sé cómo
encontrar tiempo para comprometerme en un centro de acogida. No podría hacer
algo distinto de lo que ya hago.
«Filosofía
significa dar un sentido a la vida.» - David Precht
Filósofo, presentador, profesor
y autor de bestsellers (Bild: PD)
Sí pero esa es la cuestión decisiva: ¿Con qué consigue el filósofo de a pie más influencia?
Me parece que haciendo lo que puedo, con un artículo en un
periódico importante más que con un trabajo personal, con el que por otra parte
podría decir: mirad lo que hago, haced lo mismo. Pero también se podría
interpretar como que me ponía de ejemplo, sería algo penoso. Esto no significa
que mi trabajo de escritor me parezca más importante que el trabajo del que
ayuda en un centro de acogida. Es muy difícil decir cuál es el influjo real
cuando se habla o se escribe. No quisiera valorarme en demasía, pero tampoco
creo que no influya nada de nada.
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