VER SIN VER
Presento este título en una última vuelta de tuerca al tema
de la utopía. Etienne Klein es físico, investigador, filósofo de la ciencia y
persona interesada en la divulgación de la misma. Lo acabo de descubrir y tras escuchar
varias de sus conferencias me han parecido muy útiles para intentar adentrarse
en los arcanos de la física más puntera. Decimos a menudo que la filosofía no
puede estar separada de los demás saberes, que un pensamiento filosófico tiene
que estar a la altura de la investigación contemporánea. Tarea que se presenta
difícil dado el alto grado de especialización y matematización no apta para
todos los públicos de la ciencia física actual.
Etienne Klein es consciente de ello, y tiene la gentileza de
haber presentado esta interesantísima conferencia a la gente del lugar donde
vive.
I.
DE LA CAIDA DE
LOS CUERPOS A LA FISICA DE
PARTICULAS
El problema planteado en la charla es ¿qué sabemos del
origen del universo? Klein asegura que verificar las teorías físicas no siempre
es posible. En el CERN, en Ginebra, en ese reactor de 27 km de perímetro se intenta
recrear las condiciones del universo primordial, en el que los protones
colisionan entre sí cargados de la energía de un mosquito volando. Para un
protón es una cantidad exagerada de energía. Sobre todo si tenemos en cuenta
que en el universo inicial la energía de las partículas sería la de un AVE en
circulación, condiciones físicas que hoy por hoy resultan inaccesibles a
nuestra capacidad de experimentación. De ahí la pregunta ¿estamos hablando de
metafísica matemática o de teorías auténticas que podrían encontrar la
confirmación experimental algún día?
Vulgarmente se suele decir que cuando teoría y hechos se
contradicen, los hechos tienen razón por esencia y por tanto la teoría es
falsa. Pero esta es una idea peligrosa, pues ya Koyré nos había enseñado que la
apuesta de la física moderna es “expresar lo real empírico por lo imposible”. La física explica la realidad que nos rodea
con leyes físicas cuyo enunciado oído por primera vez parece absurdo.
Antes de entrar en el “místico” mundo de las partículas
estudiadas por la física cuántica, Klein explica lo que le pasó a Galileo con
la caída de los cuerpos. Las experiencias de dejar caer cuerpos de diferente
masa a la vez muestran que la velocidad de caída de un cuerpo es mayor cuanto
mayor es su masa. Esto se sabía desde Aristóteles, y se desprende de la
observación pura y simple. Se puede subir a la torre de Pisa como según la
leyenda cuenta Galileo y las bolas de petanca tiradas llegarán antes al suelo
que las pelotas de tenis.
Pero el genio de Galileo estuvo precisamente en preguntarse
si esa ley sacada de la observación natural es verdad. Tenemos una botella
llena de agua y un vaso de plástico, evidentemente la botella más el vaso
unidos por una cuerda pesan más que solo la botella. Sin embargo si tiramos el
conjunto de vaso más botella, el vaso hará de paracaídas y caerá más lento.
Tenemos por tanto dos conclusiones contradictorias: todos los cuerpos caen a la
misma velocidad con independencia de su masa. Lo que contradice la observación.
Galileo tuvo que pelear para convencer a los aristotélicos de si los cuerpos
están sometidos a la fuerza de la gravedad también lo están a la resistencia
del aire, y es la resistencia del aire la que juega en la diferencia de
velocidad de caída de los objetos. Pero si sólo está la gravedad como en el
vacío, todos los cuerpos caerán a la misma velocidad, ley que parece
contradecir la observación. Este experimento galileano en versión Etienne Klein
es una primera muestra de que en realidad los hechos son criticados por la
teoría, no al revés.
Perímetro del acelerador de par´ticulas del CERN, Ginebra |
Pasando ya al tema central de la charla sobre el origen del
universo, hace 40 años según la teoría física las partículas no deberían de
tener masa. Pero la medida nos dice que sí tienen masa. Hay algunas como el
fotón y el gluón que no la tienen, pero todas las demás, atención a la manera
de expresarse, “tienen masa no nula”. Hay una contradicción que ha llevado a
algunos a decir que eso demuestra que las ecuaciones son falsas. Pero a lo
mejor es nuestra noción de masa la que está mal formulada, estamos viendo la
noción de masa de modo incorrecto como se veía incorrectamente la caída de los
cuerpos antes de Galileo.
Un poco de “mística” de partículas, parece ser que la masa
de las partículas no les pertenece. Las ecuaciones tienen razón, las partículas
no tienen masa pero nos parece que la tienen porque interaccionan con el vacío.
Vacío que por su parte no está vacío. Más mística. El vacío al que nos
referimos contiene el famoso bosón de Higgs, interactuando con él es como las
partículas nos dan la impresión de tener masa.
Si Galileo explicaba la diferencia de velocidad de la caída
de los cuerpos por la interacción con el aire, nosotros explicamos la
diferencia de masa de las partículas por la interacción de las mismas con el
vacío cuántico.
Todo ello nos lleva a la conclusión provisional de que la
cuestión de las relaciones entre la teoría y la realidad es bastante más sutil
de lo que parece.
II.
EL ORIGEN DEL UNIVERSO
Ya hemos establecido un primer problema que nos hace poner a
la física en sus justos términos. Pero nos queda un segundo, es la relación
entre el lenguaje natural y las ecuaciones que constituyen el lenguaje de la
física. ¿Son traducibles al lenguaje vulgar? ¿tendríamos todos que aprender
ecuaciones para comprender la física? Sería útil pero inhumano. Etienne Klein
intenta decir con palabras las enseñanzas de la física. Pero el lenguaje
natural no contiene lo que dice la física. Hay que crear un “espacio” en el
idioma para poder decir la originalidad de los mensajes que vienen de la
física.
Para empezar, cuando hablamos del origen del universo
¿evocamos bien el problema según lo que hoy sabemos de física? Parece ser que
no.
“En el siglo XX los físicos han comprobado que el universo
tiene historia” Esta afirmación es verdadera y falsa. Ya en el siglo XVIII Kant
escribió una “Teoría del cielo” en la que explica el origen del sistema solar.
En el siglo XIX el segundo principio de la termodinámica provocó el pánico en
las mentes porque predecía la muerte térmica del universo.
Sin embargo cuando un físico del siglo XX dice “el universo
tiene una historia”, no dice lo mismo que lo que decía Kant en el XVIII y otros
en el XIX. En 1915 Einstein publicó la Teoría de la Relatividad General
que cambia el estatuto de la gravedad, ya no es una fuerza de atracción entre
dos cuerpos sino una deformación de la estructura del Espacio-Tiempo. Según
Einstein los cuerpos que interaccionan por la gravedad no padecen una fuerza
sino que la gravedad deforma el espacio-tiempo en el que se desplazan y las
trayectorias no son rectilíneas sino que están deformadas por la curvatura del
espacio-tiempo. Esta teoría atribuye al universo las propiedades de un objeto
físico, porque esta teoría caracteriza el universo con propiedades no
reductibles a propiedades locales: curvatura general, densidad de materia, el
universo no es la envoltura de los objetos en él contenidos sino un objeto
físico en sí mismo cuya medida es la solución de una ecuación física. El
estatuto formal del universo fue completamente modificado por Einstein.
Pero Einstein pensaba que el universo no tenía historia, el
universo es un objeto físico estático. Hubble, descubrió que las galaxias se alejan unas
de otras. Las galaxias huyen dentro de un espacio estático. Pero a partir de
Einstein ya no se dice que las galaxias se desplazan a velocidad proporcional a
su distancia sino que las galaxias son inmóviles y es el espacio que las separa
el que se dilata. En la interpretación relativista el espacio no es estático.
Si le damos al REW de esta película espacial, las galaxias se acercan. Y a
medida que nos vamos hacia el pasado, aparece un universo más pequeño, más
caliente, más denso y en el extremo tenemos un universo puntual, de volumen
cero y temperatura infinita, densidad infinita de energía. Es la singularidad
inicial o instante cero de volumen nulo que hemos llamado Big Bang desde 1950.
Dada nuestra cultura occidental troquelada por la enseñanza
bíblica hemos identificado el Big Bang con la creación del mundo. Pero la
pregunta surge ¿qué había antes? ¿qué hizo de cerilla cósmica que encendió la
mecha universal? ¿hubo una potencia trascendental que intervino en la historia?
Según Klein son preguntas apasionantes que nos hacen pensar, pero son
prematuras. Y además son preguntas que nos hacemos por nuestra manía occidental de pensar en términos "parmenídeanos" ser-no ser. Los chinos como explica François Jullien, al que Luis Roca conoce bien, no tienen ese problema, en su forma de ver siempre continuidad, transiciones. El problema del "origen" es occidental. Probablemente un Einstein chino no hubiera identificado el big bang con el origen. Siempre hubo algo que sufre diferentes procesos, sin Nada inicial. Pero hemos estructurado nuestro lenguaje contando con ella. Nuestro lenguaje nos impide decir el cambio.
En 1992 Stephan Hawkings fue recibido en el Vaticano. El
Papa Juan Pablo II le vino a decir al científico que lo que había antes del Big
Bang es de “nuestro departamento” y lo que hay después les corresponde a
“ustedes los astrofísicos”. Etienne Klein considera que esta afirmación papal
denota una gran ingenuidad.
III.
EL MURO DE PLANCK
El llamado muro de Planck es el momento de la historia del
universo más allá del cual la descripción de lo que pasa debe integrar las
cuatro fuerzas a la vez.
Es justo decir que sabemos contar la historia del universo
que nos separa del muro de Planck. Fue hace 13,7 mil millones de años. Tenemos
descripción precisa a partir del momento en que la expansión enfrió las
partículas lo suficiente como para que su energía fuera la de un mosquito
volando, podemos hacerlo porque hemos
experimentado en el CERN las condiciones físicas de ese universo.
Pero sólo una fracción de segundo antes las partículas
tenían la energía de un AVE circulando y de eso no tenemos experiencia. Sólo
disponemos de ideas, de teorías físicas y no podemos decir nada a partir del
muro de Planck. Por lo que más vale callar o reconocer humildemente que estamos
buscando nuevas teorías que puedan describir las cuatro fuerzas.
En los años 70 se asociaron simetrías matemáticas a cada una
de ellas y a partir de ahí se busca conocer sus interacciones. Las 3
fuerzas están unificadas desde el punto de vista teórico, son descritas por
conceptos análogos. Pero la física cuántica reposa sobre principios
contradictorios con la relatividad general. En física cuántica el
Espacio-tiempo es rígido y plano, sin curvatura. Es el espacio plano de la relatividad restringida, como un
escenario fijo en el seno del cual se desarrollan los fenómenos.
Sin embargo recordamos que el espacio tiempo de la teoría de
la relatividad general que describe la gravitación es un objeto físico, ligero,
dinámico, cambia de topología cuando los objetos en él contenidos se desplazan.
Y cuando queremos ir más allá del muro ¿con cuál nos quedamos? Todas las
tentativas fracasan. Hoy en día hay hipótesis más o menos audaces para intentar
describir lo que está antes del muro: se ha sugerido un espacio tiempo de 26
dimensiones o de otros números “mágicos”, tenemos la teoría de las
supercuerdas. No podemos probar ninguna de esas teorías, los científicos
intentan ir más allá del muro de Planck sin tener la certeza de hacerlo igual
que lo hizo el universo.
En la teoría de cuerdas el Big Bang se interpreta como el
“rebote” sobre sí mismo de un universo que estaba contraído. De esta forma la
singularidad inicial ya no es el principio, el Big Bang no es metafísica sino
física, antes había otra “cosa” que lo provocó.
Otra teoría es que el universo no sería continuo sino
granulado, discontinuo por tanto. Es la
llamada teoría cuántica en bucle. No hay volumen cero, todos los volúmenes son
un múltiplo entero de un mínimo que no es nulo. Es el tipo de frase que me
sigue pareciendo mística más que ciencia. Cuando se aplica esta teoría a la cosmología llegamos a casi lo mismo que
llega la teoría de cuerdas: el universo “rebota” y ahí se produce el Big Bang.
CONCLUSIONES
En Física sólo se explica el ser por otro ser, no por la
nada.
No está científicamente probado que el universo haya tenido
un origen, el paso de la ausencia de todo a la existencia de algo no se puede
probar.
No tenemos la prueba de que lo haya tenido. El origen del
universo es por tanto una cuestión abierta. Y es además una cuestión política,
dado que cuando se habla del origen del universo se adquiere poder sobre las
mentes.
Klein se refiere a algunos que hablan de estas cuestiones
como si acabaran de descender de la nave espacial en la que han podido ir a
contemplar dicho origen. Más vale atenerse a la pura ciencia. Y por ello es
arriesgado la afirmación de “Dios no fue necesario” al final del último libro
atribuido a Hawkings.
Multitud de cuestiones quedan abiertas:
¿Es Dios la ley de la gravedad? ¿Las leyes físicas estaban
antes del universo? ¿son trascendentes a él? ¿cómo sabían los primeros
electrones que se tenían que separar unos de otros? ¿las leyes son trascendentes,
son inmanentes o evolucionan a lo largo de la vida del universo?
Espinosa y Platón han tratado el tema de la relación entre
las leyes y la empiria y haríamos bien en leerlos para iluminar nuestra mente
sobre estas cuestiones.
La física ha podido entender el origen de lo que está en el
universo, de los átomos. Proceden de las reacciones nucleares que se dan en las
estrellas.
En física origen es conclusión de un proceso que ha tenido
lugar antes, el origen nos remite a una genealogía. Ese desesperante resultado
es la conclusión de la física del siglo XX. Por ejemplo, el origen de la masa
de las partículas es su interacción con el bosón de Higgs.
Llevados por el entusiasmo queremos llegar a comprender el
“origen origen”, y ahí nos perdemos, porque según nuestro lenguaje occidental
antes del origen está la nada y la nada para dejar de serlo, en física, tiene
que tener alguna propiedad. Con lo que ya no sería nada. El origen del universo
descoloca nuestro lenguaje, es un enigma, debe de tener una solución que
desconocemos. No es un misterio.
La ciencia como es, sin exageraciones ni promesas
metafísicas es suficientemente interesante.
Etienne Klein reconoce algo que ya está en Galileo: la
física es eficaz cuando se autolimita. El mundo es demasiado complejo para
poder entenderlo totalmente, Hay que seleccionar propiedades. Y la fisica
selecciona y describe lo que se deja matematizar, además de que las ecuaciones
de la física han permitido predecir la existencia de partículas que luego se
han demostrado. Pero no todo es matematizable
El físico continúa filosofando sobre las diferentes cuestiones
abiertas que le quedan a la ciencia, muchas veces para que las leyes funcionen
no se sabe si añadir “cosas” por ahí que no vemos y no hacen que nuestras
ecuaciones no se correspodan con lo observado o si lo que falla son las
ecuaciones. Apasionante, auténtica filosofía nacida y provocada por los
descubrimientos y los callejones sin salida de la física actual.
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