Escrito por Luis Roca Jusmet
NIetzsche y Spinoza son dos filósofos que se presentan como antitéticos a nivel de manual.
Nietzsche y Cioran son, en cambio, dos filósofos que parecen presentar secretas
afinidades. Muchos son los lectores que siente fascinación por ambos. El
filósofo contemporáneo Clément Rosset es un paradigma. Pero Nietzsche y
Cioran son incompatibles, mientras que Nietzsche y Spinoza son mucho más afines en su ética. Hablo de ética y no de política. En este campo Nietzsche tiene una concepción
jerárquica y antidemocrática, es antiigualitario. Spinoza, en cambio,
defendía la democracia radicalmente. Es el sistema político que
desarrolla todas las capacidades, todas las potencias. El hombre es un
esclavo cuando se somete a sus pasiones o cuando lo hace a una
Autoridad. La democracia conduce a seguir las leyes que la comunidad
como conjunto ha decidido. Spinoza es, en este sentido, muy superior a
Nietzsche. Cioran es, en cambio, un escéptico conservador en la política, aunque tuvo afinidades juveniles con el fascismo.
En primer lugar lo que une a Nietzsche y a Spinoza es su ética afirmativa de la vida. Para Nietzsche es la voluntad de poder que se expande, para Spinoza es la alegría de vivir siguiendo el conatus de querer ser. Los dos denuncian el supuesto Orden Moral del Mundo : el Bien y el Mal no existen, son inventos para someternos al poder sacerdotal. Bueno es lo que proporciona placer y alegría y malo lo que nos produce sufrimiento y tristeza. Pero hay más: Nietzsche defiende la acción contra la reacción : hay que actuar por el propio impulso y no como respuesta a la acción del otro. Hay que ser creativo. Spinoza dice en esta línea que hay que hacer y no padecer : lo primero es poder y lo segundo impotencia. Ambos critican la ficción del libre albedrío. Estamos determinados pero la libertad es autodeterminación : ser capaces de decidir por nosotros mismos y no por la presión de los otros. Es una determinación interna contra la determinación externa. Spinoza considera igualmente, con Nietzsche, que la culpa y la compasión son pasiones tristes, negativas, inútiles. No hay voluntad libre : hay voluntad fuerte y voluntad débil. Spinoza no es racionalista : es el deseo lo que mueve y debe mover al hombre. Pero hay que distanciarse serenamente de los condicionamientos externos e internos. En esto me parece mejor que Nietzsche, que hace una especie de apología de la vida como exceso.
Podríamos hacer una analogía, algo arriesgada pero posible entre el Eterno Retorno de Niezsche y el Amor a Dios de Spinoza. El Eterno Retorno de Nietzsche es un misterio, una especie de visión global de la Naturaleza como un proceso. Pero el Amor a Dios de Spinoza es lo mismo. Spinoza es tan materialista como Nietzsche pero lo dice en el lenguaje que le permite su época. Si Dios es la Naturaleza quiere decir que no hay nada más que ella. La Naturaleza es infinita. Los dos son deterministas y Schopenhauer quizás sea aquí su enlace : todo es necesario porque las cosas ocurren de la única manera que pueden suceder. Podrían suceder de otra manera si el mundo fuera otro. El mundo es lo que es y no puede ser otra cosa. Amor Fati decía Nietzsche: hemos de querer las cosas como son porque es lo que hay. Pero la Naturaleza es un proceso abierto y creativo, es un encadenamiento en el que nuestra acción participa.
Nietzsche hubiera considerado a Cioran un nihilista, igual que a Schopenhauer y en este sentido lo hubiera atacado sin piedad. Pero seguro que hubiera apreciado muchos matices de Cioran. Era un intempestivo como él, aunque partieran de posiciones opuestas.
Cioran
es ambivalente con respecto a Nietzsche. Aprecia de él su estilo
fragmentario. Es más, lo considera el iniciador del mismo tipo de
filosofía (o antifilosofía) que él practica. También aprecia muchos de
sus pensamientos pero desprecia su entusiasmo y su propuesta del
super-hombre. Lo considera un ingenuo y cada vez se siente más alejado de
él. Tienen
en común una cierta lucidez pero aplicando el perspectivismo de
Nietzsche sólo podemos compararlos desde su punto de vista sobre la
vida.
El punto de vista de
Cioran es el de la tristeza, la amargura, pero si lo leemos a fondo
viene de la pérdida del paraíso perdido : la infancia. Cioran habla de
ella como de una infancia absolutamente feliz. Le dominan las pasiones
tristes, no el dolor. El dolor también lo acepta Nietzsche, ésta no es
la cuestión. La cuestión es si, a pesar del dolor, vale la pena vivir.
Cioran dice no. También lo decía Schopenhauer, porque más allá del dolor
solo experimentaba aburrimiento. La diferencia es que Schopenhauer
hablaba de una redención. Pero en el caso de Schopenhauer su sinceridad
es muy dudosa. Ni está claro que fuera una persona que no disfrutara de
muchas cosas mundanas (materiales, prestigio) ni tampoco lo es que su
vida tuviera algo que ver con el camino de redención que pregonaba.
Nietzsche
dice sí a la vida, quiere vivir intensamente. Habla desde la alegría,
aunque sea una alegría que es trágica por su lucidez, porque se sabe
finita. Seguramente Nietzsche no tenía un paraíso perdido de una
infancia feliz. Es curioso comparar aspectos personales de Cioran y
Nietzsche, sobre todo si nos referimos a su final. Cioran, finalmente,
tiene una vida larga y una muerte tranquila. Nietzsche enloquece en su
primera madurez.
¿Azar? Stefan Zweig en su libro La lucha contra el demonio compara el destino de Holderlin, Von Kleist y Nietzsche por un lado y Goethe por otro. Dice que los primeros tenía una energía centrípeta que los conduce a romper su propio centro y acabar en la locura. Goethe en cambio tenía una capacidad centrífuga que hacía que todas sus experiencias revirtieran en un refuerzo de su yo. La superficialidad actual lo interpretaría en términos de inteligencia emocional. Huyamos de términos como éste que simplifican y distorsionan tanto las cosas que convierten un problema complejo de interacción entre inteligencia, carácter y deseo en una banalidad.
¿Azar? Stefan Zweig en su libro La lucha contra el demonio compara el destino de Holderlin, Von Kleist y Nietzsche por un lado y Goethe por otro. Dice que los primeros tenía una energía centrípeta que los conduce a romper su propio centro y acabar en la locura. Goethe en cambio tenía una capacidad centrífuga que hacía que todas sus experiencias revirtieran en un refuerzo de su yo. La superficialidad actual lo interpretaría en términos de inteligencia emocional. Huyamos de términos como éste que simplifican y distorsionan tanto las cosas que convierten un problema complejo de interacción entre inteligencia, carácter y deseo en una banalidad.
Me sorprende, Luis, que afirmes que Spinoza no fue un racionalista, ¡alguien que pretende demostrar las verdades éticas como teoremas matemáticos!...
ResponderEliminarProbablemente la identidad entre Spinoza y Nietzsche se halle en una metafísica panteísta, "estamundanista", que diría Lovejoy. Nietzsche, para sacralizar la naturaleza y la vida no tiene más remedio que recurrir al mito del eterno retorno, mientras que a Spinoza le basta con identificar la Naturaleza con Dios mismo, ese Dios que había heredado del platonismo el atributo de la perfección y la plenitud absoluta, por un lado, y de la fertilidad y la fecundidad dinámica por otro.
Por lo que sé, Nietzsche fue un niño mimado, rodeado de halagüeñas caricias de mujeres. El curita las necesitó a su lado hasta su muerte (sobre todo a su hermana), pero nunca se caracterizó por su habilidad con ellas...
No veo, Luis, por qué te parece superficial la noción de "inteligencia emocional", tan próxima por otra parte a la "inteligencia sentiente" zubiriana. Emociones, sentimientos y pasiones tienen estatuto propio a parte del deseo, la inteligencia o del carácter, de cuya economía forman parte material. Tal vez prefieras el título pascaliano, "razones del corazón". Desvelar esas "razones" es objetivo tbn. de este blog.
Por lo demás, estas comparaciones que nos regalas siempre resultan interesantes, y me has brindado una referencia de S. Zweig -autor al que admiro- que desconocía por completo.
Me parece que es simplemente un formato. Spinoza considera que lo que define la vida, y debe hacerlo, es el deseo. Pero habla de las ideas claras y del amor a Dios en un sentido que se me escapa. No creo que sea ni espiritualista, ni panteista, ni tampoco materialista como algunos le atribuyen. Es profundamente original, Plantea algo nuevo que no acabo de entender del todo. por esto vuelvo y escribo sobre él.
ResponderEliminarNietzsche fue una personalidad compleja que se sentía asfixiado por su madre y su hermana pero que no pudo escapar de ellas. Sus amores me parece que fueron algo patéticos.
El término inteligencia emocional no me gusta porque confunde varias cosas. Por una parte la capacidad para entender las propias emociones, por otra la de entender la de los otros y finalmente la de controlarlas. Son tres cosas diferentes. las dos primeras coinciden con estas razones del corazón y me interesan mucho aunque me parece que el término "inteligencia emocional" las ha trivializado un poco. Por otra parte la manera como uno se encara a sus pasiones y las trabaja me parece que es cuestión de carácter y no de inteligencia. Y no creo que sea cuestión de control, es algo más complejo.
Gracias por tus comentarios, como ya te he dicho son para mí muy estimulantes.
Me encantó el libro de Zweig que citas al final. Es absolutamente magistral en sus descripciones psicológicas. Sentí una pena y un afecto enormes por Von Kleist y Höderlin en su fase final de la locura. Para los alumnos de filosofía, creo que es muy recomendable su biografía de Montaigne, breve y fácil y que te hace amar al personaje.
ResponderEliminarSorprendentes tus correlatos entre Nietzsche y Spinoza. A mí me aburren un poco los libros de historia de la Filosofía con los autores metidos en sus respectivos compartimentos estancos. Con comparaciones y contraposiciones como las que tú realizas da gusto, porque permiten identificar las líneas de fuerza ocultas entre pensadores que yo creía que tenían poco que ver.
Me he quedado con ganas de que hablaras más de Cioran.