sábado, 25 de enero de 2014

¿HACIA DONDE VA LA EVOLUCION DEL HOMBRE?

Traducción Ana Azanza

Un asunto apasionante de filosofía en primero de bachiller es la evolución del hombre. Cada cierto tiempo salen nuevos huesos que ponen en cuestión nuestras clasificaciones sobre los ancestros. Vemos qué poco tiempo llevamos por aquí y qué difícil saber qué es un hombre y que no es un hombre. Se plantea la pregunta sobre cómo será la humanidad en el futuro. Lo más interesante de este artículo que traduzco es el final: la evolución necesaria del hombre que nos exige la actual situación es una evolución cultural.


¿Continuará la evolución? ¿Cuál es su meta? Durante mucho tiempo creímos que estábamos tan bien hechos que no podríamos mejorar. Nos equivocábamos. 




Quien vea cualquiera de los numerosos vídeos de Stephen Wiltshire no se recupera del asombro. Wiltshire puede dibujar durante horas una ciudad que ha sobrevolado en helicóptero. Cada perspectiva, cada esquina de un edificio está dibujada con detalle como si fuera una cámara. Wiltshire, británico de 39 años, es un autista con un talento único. Wiltshire dispone de un pensamiento fotográfico, es un sabio.

Mientras los médicos ven en ese supertalento el desarrollo de un trastorno, algunos valientes futuristas como Juan Henríquez, presidente de la firma de inversiones Biotechonomy, piensan que estos sabios autistas anuncian un nuevo escalón de la evolución humana. Un homo sapiens con capacidades extraordinarias, en comparación con los cuales un día nosotros pareceremos anticuados.

Es una tesis muy audaz. Pero digna de ser señalada, muestra que desde hace algunos años la autoimagen del hombre vacila. En el siglo XX se veía como el culmen de la creación, el punto final de la evolución. Estaba acordado que nuestra especie, 7 u 8 millones de años tras su separación de los chimpancés alcanzó un estado estable, que ya no habría más cambios biológicos. La evolución se ha trasladado a la cultura.

Así aparecía en el Proyecto GenomaHumano, que secuenció el genoma completo en el año 2000. Desde entonces se han descifrado miles de otros genomas cómo el ADN del Neandertal. Los datos lo muestran: el homo sapiens desde el punto de vista biológico no está todavía preparado.

El ADN describe el plan de construcción del ser vivo. Los genéticos y los antropólogos han empezado a leer en la secuencia de ADN como si fuera un libro. Gracias a modelos informáticos pueden seguirlas variaciones genéticas en los diferentes grupos de población, dado que todos los genes tienen una secuencia de 4 elementos A, T, G y C. A veces un gen A se transcribe como C. Los genetistas llaman a ese "error" variación de ADN, SNP o "snip". Esas variantes de un gen cuya función cumplen de forma correcta en la célula se llaman alelos. Los hombres en Shangai, Berlín, Nairobi o Bogotá pueden tener diferentes alelos del mismo valor y vivir muy bien con ello.

Cuando se sabe como se tiene que leer los "snips" y los alelos, se puede sacar una gran cantidad de información. Se puede saber qué caminos siguió el homo sapiens desde su salida de Africa hace 200.000 años hacia los demás continentes, a qué epidemias sobrevivió, cómo se acostumbró a los nuevos climas en lugares hasta entonces desconocidos. La selección natural, el principal mecanismo de la evolución, transmitirá por las diferentes regiones del mundo las variantes de los genes que prueben ser más ventajosos.

EN LOS ULTIMOS 5000 AÑOS SE ACELERÖ LA DIVERSIFICACION DEL ADN

Entre los hombres primitivos que abandonaron Africa caminando hacia el norte se expandió una variación genética que favoreció otro color de piel. El homo sapiens “emblanqueció” porque una piel más clara podía hacerse mejor con los pocos rayos UV de zonas nórdicas y así fabricar la vitamina D. Sin embargo el homo sapiens "se rompió" dos veces de forma independiente: en el grupo que a través de Próximo Oriente llegó a Europa, se impuso otra variación genética diferente a la del grupo que llegó a Extremo Oriente.

El InternationalHapMap Project empezado en 2002 ha investigado sistemáticamente las variantes genéticas en la población mundial. “Mediante la evaluación de los datos hemos encontrado 3,9 millones de SNP, que han acelerado mucho la selección en los últimos 40.000 años”, así lo hizo constar un grupo liderado por el antropólogo John Hawks de la universidad de Wisconsin 5 años después del comienzo del proyecto. Según Hawks la variación genética se ha acelerado de forma espectacular en los pasados 5.000 años. En consecuencia los egipcios que construyeron las pirámides se diferencian en sus variaciones genéticas mucho más de sus descendientes actuales que del homo sapiens y neandertal de hace 40.000 años, aunque se trate de dos especies diferentes.

También está relacionado con esto el hecho de que desde hace 10.000 años la población mundial ha crecido cada vez más rápido.  Se estima que la población pasó de 5 millones a finales de la última glaciación (hace 11.000 años) a 250 millones en los tiempos de Julio César y alcanzó a finales del siglo XIX el umbral de los mil millones. A través de azares químicos surgen cada vez más mutaciones que añaden una nueva variante a las que ya hay. Cada uno de nosotros traemos unas cien mutaciones y los mismos alelos en nuestro genoma que no estaban ni en nuestro padre ni en nuestra madre. Cuanto mayor es la población mundial, mayor es el grupo de genes en el homo sapiens que pueden repercutir en la evolución. En los actuales siete mil millones de seres humanos el genoma se está moviendo.

A presar de ello muchos creen que la evolución se ha detenido. Esto no tiene que ver con la falta de conocimientos genéticos. Con cada cráneo de nuestros ancestros descubierto por los arqueólogos en la tierra, aumenta la imagen de que el hombre moderno es un modelo que ha tenido éxito, y que los otros no estaban suficientemente preparados: el Neandertal vivió varios miles de años al lado del homo sapiens pero se extinguió. Antes había habido otras especies de hombre que también desaparecieron: homo erectus, homo heidelberguensis, homo antecessor, hasta las más antiguas especies de Australopitecus y el Parántropo con un cerebro que equivale a la mitad del nuestro. En esta mirada al pasado el hombre moderno aparece como el vencedor que no puede cambiar de aquí en adelante. Pero la evolución no se preocupa por esta estimación sobre nosotros mismos. La evolucion no conoce ni final ni meta.
Homo antecessor


Cómo el hombre ha llegado a ser quien hoy es, es un asunto que desata apasionadas controversias entre los científicos. Hay indicaciones en las mutaciones que ampliaron de forma duradera las formas de funcionamiento de nuestro cerebro. Un cambio tuvo lugar hace más o menos 200.000 años en el llamado gen FOX2. Este gen está en otros mamíferos, incluidos los ratones, pero la nueva variante dió lugar a algo tremendo: el lenguaje.

Otro importante cambio ocurrió hace 50.000 años. En ese momento el homo sapiens aprendió el pensamiento en símbolos, en abstracciones. Aparecen las primeras pinturas en las cuevas, las herramientas son más ingeniosas. Pudo ser el momento en el que el hombre descubrió la religión. Un grupo dirigido por el genetista americano Bruce Lahn especuló en 2005 que la nueva variante del gen MCHP1 dió lugar a ese cambio. Otros científicos criticaron con dureza la relación entre el gen y el origen del desarrollo. Puesto que Lahn y sus colegas afirmaron también que esa variante genética se encuentra en el 70% de la población, pero no en el genoma de los pueblos africanos al sur del Sáhara, los críticos temían que esa tesis podía conducir al racismo genéticamente fundado. Lahn defendió su trabajo, pero no continuó con sus investigaciones sobre el gen MCHP1.

Primeras pinturas de Europa, primeros signos abstractos, cueva El Castillo

La evolución no funciona exclusivamente con la selección de las mutaciones que hacen posible las nuevas capacidades, hay otros mecanismos. Uno es el llamado “Gendrift o "deriva genética". Cuando una gran parte de una población muere debido a una catástrofe natural, por ejemplo un tsunami o un volcán, la cantidad de genes es menor, algunas variantes se extinguen. La antropóloga Rebecca Ackermann deduce de simulaciones por ordenador que los cambios en la cara de diferentes especies humanas, alejándose de las mandíbulas y bocas prominentes se han originado por una deriva genética y no por la selección natural.

¿CONSTRUYE EL HOMBRE SU PROPIO NICHO BIOLÓGICO?

Otro mecanismo, discutido por los biólogos desde hace algún tiempo es el llamado “construcción del nicho. Las especies animales no sólo se adaptan al medio, también lo transforman. El castor se transforma en la medida en que construye presas. Estos nichos construidos pueden influir a su vez en la especie como en un feedback. “El hombre ha construido en gran medida su propio nicho”, dice Jean JacquesHublin del Instituto Max Planck de Antropología evolucionista.

Tras la última glaciación el hombre inventó la agricultura y la ganadería, más tarde la ciudad. Los hombres Cambiaron su medio con algunas consecuencias. La cría de bóvidos condujo al hombre a desarrollar la tolerancia a la lactosa, puesto que la leche pasó a formar parte de la dieta básica. Anteriormente el hombre no podía digerir la leche, ya que en la edad adulta dejaba de producir el enzima lactasa. En oriente próximo, en Europa y en diferentes regiones de Africa los cambios genéticos condujeron a que no se dejara de producir lactasa. Para Jonathan Prichard, genetista de la U. de Stanford, se trata de “una respuesta adaptativa a un nuevo modo de vivir”.

La agricultura es el primer pecado del homo sapiens en lo referente al cambio climático provocado por él mismo. Cuando empezó hace 8000 años a roturar los bosques para cultivar cereales, hizo aumentar por primera vez la concentración de CO2 en la atmósfera. Con el cultivo del arroz hace 5000 años aumentó el metano en la atmósfera. Esto debería de ser un motivo esencial por el cual el clima de la tierra se mantiene cálido desde hace 11.000 años. Comparado con el anterior cambio climático de la última glaciación, el holoceno, como se conoce al presente momento en la historia de la tierra, es un período extraordinariamente estable y largo. Tan largo, que el hombre ha tenido tiempo suficiente para someter la tierra: ya no tiene enemigos que compitan con él por la comida, puede mantener a siete mil millones de congéneres y puede incluso volar a la luna.

¿Iran las cosas más lejos todavía? ¿Qué significado tiene que el número de las mutaciones aumenta en una población mundial creciente? ¿Habrá nuevas especies de hombre? ¿O dentro de 5.000 años el hombre será como el actual?

Que una nueva especie de Homo se separe del actual homo sapiens parece poco probable a los expertos. “Hoy los genes pueden volar entre Europa, Estados Unidos, Tahilandia o Madagascar. Esto es homogeneizador”, dice Axel Meyer, biólogo de la evolución de la universidad de Constanza. Nuevas especies surgen donde las poblaciones existen separadas y donde no hay intercambio de material genético. También el antropólogo Ian Tattersall, director durante muchos años del American Museum for Natural History, asegura “que podremos jugar con las variaciones genéticas que existen hoy no con más.”

GENES RESISTENTES A LA MALARIA

Esto no significa que en la cantidad de genes disponibles de la población mundial no se puedan dar nuevos cambios. En Africa hay gran presión selectiva a través de la malaria y del VIH. Quien tiene la variante genética que le hace inmune a esas dos enfermedades, la transmite a sus hijos, mientras que los demás mueren antes de poder transmitirlo. La "anemia de células falciformes" es una enfermedad que proporciona cierta protección contra la malaria. La correspondiente variante del gen de la enfermedad se extiende en el genoma del oeste de Africa. Una resistencia al VIH podría influenciar la mutación del gen CCR5. Evita que el virus se introduzca en las células del sistema inmunitario a través del receptor CCR5. El mismo camino que sirve para el virus VIH es utilizado por la viruela y la peste que desde la edad media asolaron Europa, por lo que aquí la mutación aparece más frecuentemente. En el genoma africano aparece con menos frecuencia, pero con el tiempo podría expandirse. De cualquier forma, la presión de la selección dura cientos de generaciones hasta que haya alcanzado a casi toda la población.

Muchas mutaciones antes que ser útiles para quien las padece provocan nuevas enfermedades. Por ello decimos que el autismo es un trastorno. Unos 500 genes tienen que ver con ese desarrollo del cerebro que da lugar a algunos hombres geniales. Según las estadísticas oficiales de Estados Unidos el número de autistas ha pasado de ser de un niño por cada 5000 en 1975 a uno por cada 110. Este crecimiento epidémico es el motivo por el que se habla de un cambio evolutivo.

En contra está el hecho de que muchos casos de autismo se deben a  "mutaciones ex novo” que no vienen de los padres sino que salen de uno mismo. A favor está el  hecho de que entre los padres hay muchos matemáticos o ingenieros, lo que tiene que ver con la “Teoría del extremo cerebro humano” de Simon Baron Cohen. Este científico inglés argumenta que el autismo es una enfermedad del cerebro cuya capacidad para la sistematización -que Baron Cohen considera típica de los dotados para la ciencia y la técnica- está superdesarrollada. La capacidad para la empatía a su vez se ve disminuida.

EL HOMBRE PUEDE DIRIGIR SU PROPIA EVOLUCION

Que los sabios entre los autistas sean vistos con cierto respeto debería dar lugar a un “espíritu de época” en la que se busque lo “sobrehumano”. No se trata tanto del superhombre de Nietzsche como de un hombre técnicamente optimizado. Particularmente los representantes del Transhumanismo, como el sueco Nick Bostrom, que sueñan con “descargar” el espíritu humano en las máquinas. “Podríamos sustituir la evolución natural del hombre por una evolución dirigida”, dice Bostrom. "Bajo esa afirmación se esconde la representación que se hace de la evolución quien está influido por la creencia neoliberal en la técnica y la obligación de optimizarlo todo", dice el filósofo de la ciencia Alfred Nordmann. “Aquí juega la vergüenza prometeica de que el hombre no es tan bueno como sus herramientas.”

El transhumanismo tiene la idea fija de que puede haber una evolución dirigida, es su visión del futuro de las tecnologías biológicas. “El hombre es la primera especie que puede comprender su propio genoma”, dice el investigador Jean Jacques Hublin del instituto Max Planck. “Estoy convencido de que el hombre del futuro podrá influir en la evolución de su genoma”. Lo que empezó como "diagnóstico genético de prieimplantación", podrá convertirse un día en cotidiano con los cambio del genoma del embrión por medio de la terapia embrionaria. Para el bioético Giovanni Maio de la universidad de Friburgo esto supondría una ruptura significativa con el espíritu de la ilustración, gracias a la cual la dignidad del hombre y por tanto su derecho a no ser manipulado se convirtió en una exigencia básica. “La manipulación del Genoma significa que un hombre dirige a los demás y les obliga a su definición de vida buena.”, dice Maio. “En la evolución no interviene ninguna representación ideológica previa de lo que es una buena vida.”

Al menos queda claro que apropiarse de la evolución no ayudará al hombre en su camino en el siglo XXI marcado por el cambio climático, el consumo sin freno de los recursos y el aumento siempre creciente de la población.

De todos modos el salto evolutivo más importante del futuro debería ser cultural, que el Homo sapiens desarrollarara una empatía colectiva por sí mismo como especie y que rechazara la estrechez de pensar primero en su propio grupo o nación. Pero aún no hemos llegado ahí. El hombre no está todavía preparado.




TRAS LAS HUELLAS DEL HOMBRE

Como Homo sapiens el hombre es hoy el único superviviente de la especie Homo de la familia de los hominínidos. La mayoría de los Hominínidos no son antepasados del hombre, sino que se desarrollaron en líneas paralelas de la evolución. Por ahora se han identificado 7 especies del género Homo que andaron por la tierra alguna vez. Si se trata de hecho de diferentes especies o más bien de un tipo particular con diferentes características es algo que da lugar a intensas discusiones. Un repaso a los ancestros:

4,4 millones de años. Ardipitehcus ramidus. Se ha encontrado en Etiopía, se le clasifica como un tipo de hombre y está más lejos de los monos de lo que se pensaba hasta ahora.
3,2 millones de años. Australopithecus afarensis, Se descubrió en 1974 en Etiopía, “Lucy”, trozos de un esqueleto que se considera el último antepasado de varias líneas de homínidos.

Lucy
2,1 millones de años. Homo rudolfensis. Este hombre tiene un cerebro más grande que los antepasados, los australopitecinos, y usa herramientas. Podría ser uno de los antepasados directos del hombre moderno.
Homo rudolfensis

2,1 a 1,8 millones de años Homo habilis. Los hallazgos de huesos proceden de Africa oriental, este hombre podría haber vivido a la vez que el rudolfensis y el erectus.
homo habilis
Homo habilis

Entre 2 millones y 500.000 años
1,8 a 2 millones de años. Australopithecus sediba: los fosiles encontrados en una cueva la región sudafricana de Sterkonfontein pertenecientes a un muchacho y una mujer podrían ser una especie intermedia entre los australopitecinos y los hombres primitivos.

Autralopitecus sediba
1,8 millones de años a 300.000. Homo erectus. Con el erectus empieza la emigración desde Africa a Europa y Asia. En 1891 el holandés Dubois encontró en Java los restos de un hombre que pudo haber vivido hace 500.000 años. Desde 1999 en Georgia los investigadores han hallado restos de hombres de más de 1,75 millones de años que se han clasificado como erectus.
Mujer erectus


500.000/780.000 años. Homo Heidelbergensis. En octubre de 1907 se descubrió cerca de Heidelberg una mandíbula inferior de hace unos 500.000 años. En 1995 se descubrieron en España restos de 4 hombres de ese tipo de 780.000 años y sus herramientas. Se cuentan entre los primeros pobladores de Europa.

160.000 años hasta hoy.
120.000 hasta 10.000. Homo floriensis. El llamado Hobbit mide sólo un metro y fue encontrado en 2004 en la isla de Flores. Se discute si se trata de una especie o sólo de un pequeño ejemplar de Homo sapiens. 
Homo "Hobbit"

40.000 años. Homo neanderthalensis. Un hallazgo de 1850 en la cueva Feldhoffer en Neandertal supuso el comienzo de la investigación en la evolución del hombre.
30.000 años. Denisovan hominis. En 2008 los arqueólogos encontraron en una cueva de Siberia huesos de la mano fosilizados y una muela cuya genética corresponde tanto al neandertal como al Homo sapiens. Los investigadores lo llamaron hombre temprano de Denisovan por el lugar donde fue encontrado, la cueva de Denisovan.
Homo Denisovan

160.000 años. Homo sapiens. Los restos más antiguos encontrados hasta ahora del hombre moderno fueron descubiertos en 1997 en Etiopía por un equipo internacional de investigadores. Los huesos del cráneo analizados en 2003 aseguraron la hipótesis de que el hombre moderno tuvo su origen en Africa y a partir de ahí se expandió por todo el mundo.


Documental español: "En busca del primer europeo"



1 comentario:

  1. 'Nulla mens sine cultura'. Y además la cultura tecnocientífica reactúa rápidamente sobre la evolución natural. Si tardamos centenares, tal vez miles de años, en transformar los lobos en perros, hoy, o mañana, podremos fabricar nuevas especies que puedan sernos útiles. Y lo haremos. Casi todos los alimentos que comemos ya han sido transformados por la cultura (tecnociencia). Yo aún disfruto de la amargura del alcaucil (antepasado de la alcachofera del hortelano), ¡pero los tomates originarios eran tóxicos!
    Con el desciframiento de la memoria genética se abren posibilidades fantásticas. El mundo de "monstruos" y cyborgs que propone Dona Haraway será una realidad, no lo dudes. Si no nos destruimos antes, nos transformaremos intencionalmente. No esperaremos a que el oscuro azar de los genes, en su accidental interacción con el medio (un medio ya antrópico, claro), nos transforme.

    No aludes a la epigenética en tu interesante artículo. Parece ser que el fenotipo también sobreactúa sobre el genotipo, y que Lamarck no estaba tan equivocado...

    El mundo de la paleoantropología cambia cada día. Me he tirado toda mi vida diciendo que cromagnon y neanderthal eran especies distintas, y que si hibridaron, los descendientes fueron, como los mulos, estériles. Parece ser que esto no es del todo cierto, y que sí hubo hibridación fértil en algunas poblaciones...

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