Paul Ricoeur |
“Dios es todopoderoso;
Dios es absolutamente bueno;
sin
embargo, el mal existe”.
Esta contradicción ha sido históricamente un martillo pilón en las cabezas de los teólogos, fuesen estos fideístas o racionalistas, dogmáticos o tolerantes. ¿Por
qué? Porque sólo dos de estas proposiciones son compatibles. Nunca las tres
juntas.
Si Dios es todopoderoso, entonces no es absolutamente bueno
porque consiente el mal en el mundo. Luego, o no es todopoderoso, o no es
absolutamente bueno, porque es evidente que existe el mal, el crimen, el
atropello de derechos, el sufrimiento inútil, la catástrofe natural que se
lleva casas y vidas de ricos y pobres de justos e injustos… Y aún trata la naturaleza peor a los pobres. Aunque, como veremos más adelante,
también es posible negar la existencia del mal (o al menos una cierta
concepción limitada de lo malo), para poder admitir la verdad de las dos primeras
proposiciones.