tag:blogger.com,1999:blog-2044109935887147628.post3427004766367036542..comments2024-03-28T22:20:17.817+01:00Comments on Espíritu y Cuerpo: Psicología y realidad del malJosé Biedma L.http://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.comBlogger3125tag:blogger.com,1999:blog-2044109935887147628.post-22518213273802920862012-08-19T20:20:44.178+02:002012-08-19T20:20:44.178+02:00Sobre la cuestión educativa del final del artículo...Sobre la cuestión educativa del final del artículo: Me parece que para educar es decir ayudar a que el adolescente de "nuestro negocio" madure y encuentre su propio camino en la vida, no hay que complicarse la existencia: empatía y ejemplo. Fray ejemplo es el mejor predicador, decían no sé que antiguos predicadores, y es algo que me parece esencial. Y empatía con el educando, que no significa reírle todas las gracias, sino "escucha" de sus necesidades. Si quiero que me respeten yo soy la primera que debo respetar, enseñar, corregir sin humillar, sin hacer sentir mal al educando. Sin usar del puesto de profesor como del puesto de un "carcelero", hay una autoridad que se debe ganar. NO es evidente pero tampoco es imposible.<br />Mi experiencia es que cuando se respeta a los alumnos, ellos te devuelven lo que les das. <br /><br />Respecto al tema del principio:<br />El problema que la Arendt vió bien y que la psicología social con sus diversos experimentos no deja de confirmar, es que como humanos somos bastante más borregos que lo que como filósofos estamos dispuestos a admitir. <br />Dar el cante contra el poder abusivamente ejercido lo hacen algunos Sócrates, Juanas de Arco y personajes cuya figura crece con el paso del tiempo al mismo ritmo que decrece la de sus verdugos. Son las terribles paradojas de la sociedad humana: los buenos grandes ejemplos que todos alabamos sin discusión crían malvas desde hace siglos. Y a los Sócrates del mañana probablemente los estemos linchando hoy.Ana Ahttps://www.blogger.com/profile/00368932536304883219noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2044109935887147628.post-41850698309573653632012-08-17T20:26:45.335+02:002012-08-17T20:26:45.335+02:00Gracias por tu comentario, Amelia. Lamentaría que ...Gracias por tu comentario, Amelia. Lamentaría que se pudiese seguir del artículo la consecuencia de que hay adolescentes malos y buenos. En realidad no hay malas personas, sino malos actos de las personas. El verdadero problema, que se manifiesta en los casos concretos, es el de llevar a los hombres a distinguir entre lo mejor y lo peor. En esto yo prefiero la retórica de las virtudes a la de los derechos. Pero tu posición es perfectamente justa, y tal vez más moderna que la mía... El problema de los valores es que todavía no hemos introducido la democracia en ellos. Me explico, la tolerancia no cabe duda que es una virtud (sobre todo tal y como la entendió Voltaire), pero la piedad también, y hemos dejado que se fuera por el sumidero de la historia reciente... Igual pasa con la innovación y la conservación, o con la ansiedad (que dosificada es incluso virtud) y la paciencia. ¡Santa paciencia, más necesaria que en ningún lado en este nuestro "negocio"!José Biedma L.https://www.blogger.com/profile/04296778322076392326noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2044109935887147628.post-88647395595376601522012-08-17T13:18:25.517+02:002012-08-17T13:18:25.517+02:00Para enlazar con el artículo de Juan José Millas, ...Para enlazar con el artículo de Juan José Millas, "¡Qué asco de Vicente del Bosque!" (El País, 11-08-2012). Te pregunto y me pregunto: ¿elegimos el mal a sabiendas de que es "el mal" o porque lo convertimos en "el bien"? Me explico: desde un punto de vista pragmático, el bien se desdibuja en la frontera de lo que me conviene. Según expone en su artículo, J.J. Millas, Forentino Pérez consideró "bueno" despedir a Vicente del Bosque porque no tenía actractivo mediático. ¿Actuó bien? Posiblemente no actuó mal a sabiendas, ni fue un ignorante. Sus valores, económico-comerciales, le guiaron para tomar esa decisión. El problema está en la Escala que se tome y yo creo que fluctuamos en la valoración, a veces cayendo del lado pragmático, en otras ocasiones remitiéndonos a escalas esencialistas del tipo "derechos humanos", y, desgraciadamente, son incompatibles en nuestro mundo.<br />Millas lo tenía claro; si tenía que elegir a alguno de los dos para tomarse un gin tonic, prefería, sin dudar, a Vicente del Bosque. Hoy por hoy también lo tengo claro, si tengo que elegir una manera de enseñar ética, será siguiendo ese código esencialista que recogen todas las Constituciones modernas, aunque sean otros los artículos que más se debatan, precisamente los que terminarán poniendo en entredicho la "conveniencia" de los derechos fundamentales.Amelia Fernándezhttps://www.blogger.com/profile/08051273147339019872noreply@blogger.com