El futuro hunde sus raíces en una historia natural (antropología) y en una historia del espíritu (psicología).
En este blog reflexionamos sobre los vínculos y los desencuentros entre esos dos polos, en dirección a una anhelada armonía que unifique felizmente lo que somos. No sólo aquello de que estamos hechos, sino aquello a lo que aspiramos soñando y obrando.
En una sobresaliente disertación de 1959, reeditada en 1962 en Obra abierta, Umberto Eco examina las relaciones entre el Zen y el Occidente. El impacto de esta mística oriental en la Usamérica de la beat generation, la influencia del magisterio del maestro Daisetz Teitaro Suzuki. Eco ensaya explicar por qué el Zen y por qué en esos momentos tuvo tan gran predicamento en Norteamérica y Europa, o sea los elementos del Zen que han podido fascinar a los occidentales.
El Zen es una actitud fundamentalmente antiintelectual, de elemental y decidida aceptación de la vida en su inmediatez, en su libre fluir, en su positiva discontinuidad. En esta categoría de la discontinuidad halla una cierta clave, pues la cultura occidental moderna ha destruido definitivamente los conceptos clásicos de continuidad, de ley universal, de relación causal y previsibilidad de los fenómenos. En general, la filosofía occidental ha renunciado a elaborar metafísicas (a no ser que tomemos cosmologías como la del big bang por tales), prescindimos de módulos definitivos que expliquen el mundo. La discontinuidad irradia en conceptos como ambigüedad, inseguridad, incertidumbre, azar, probabilidad... Tras la teoría general de la relatividad y los descubrimientos de la física cuántica, la conciencia de un universo ordenado e inmutable con un tiempo y espacio únicos no es ya más que una nostalgia.
"No deseo más, y encantos afuera y Dios ayude a la razón y a la verdad"
Don Quijote de la Mancha (II, 17)
El Quijote cuenta
la historia de un hidalgo que enloquece leyendo libros de caballerías; cree histórico lo que es ficción, y, dispuesto a resucitar la orden caballeresca, sale de su aldea tres veces en busca de aventuras, hasta que, obligado mediante
engaños por quienes le quieren bien, regresa a casa, recupera el juicio,
maldice los libros de caballería y muere. Pero cuenta también, al mismo tiempo,
la historia de un libro que está haciéndose y que inaugura un nuevo género literario:
la novela moderna. Emilio Lledó dijo que Cerventes anticipó, dramatizándola, la filosofía subjetivista de Descartes. Podría decirse que también se anticipó a Kant, dramatizando su máxima sapere aude: a través del ejemplo negativo de Don Quijote, Cervantes propone al individuo de la Modernidad desencantada que se atreva a leer, pensar y obrar de forma autónoma, con espíritu crítico y distanciamiento.
as
personas del gremio “psi” y hace tiempo leí su Biografía de Franco así como su Biografía
del miedo.
Nacido en Laguardia, hijo de un médico, fue un niño enfermo
que no acudió a la escuela y aprendió a leer en casa donde se aficionó a la
lectura. Era un chiquillo despierto que ya entonces observó “cosas raras” que
ocurrían en la posguerra española y a las que nadie daba explicación. Uno de
esos sucesos inexplicables lo presenció un buen día en plena plaza de la Audiencia. Se trataba de un
desfile o procesión de mujeres mal vestidas y nauseabundas con el pelo cortado
al rape, iban sucias porque se les había dado aceite de ricino que como se sabe
tiene un efecto laxante. Los chiquillos de Jaén las perseguían haciendo mofa:
“¡Pelonas! ¡Pelonas!”. Espectáculo dantesco. Preguntó en casa y obtuvo la
callada por respuesta.
Siempre me había intrigado el hecho de que Aristóteles
considerara que la medicina era un arte, más bien parece una ciencia. Pero a
raíz de esta charla de Michel Onfray en un congreso de médicos creo haber
comprendido el motivo de la clasificación aristotélica de la medicina entre las
tekné, al lado de la carpintería o la
escultura.
“Era la playa metafísica de las grandes soledades. Allí la
arena se mezclaba al polvo siniestro del cemento y de todo lo torpe, hasta
formar un plano de infinita desdicha. El mar era sólo una espesa materia
corporal simulando el movimiento de las olas, y la luna una mancha de
empobrecidos grises”
Rafael Pérez Estrada. Los
oficios del sueño, Madrid, 1992.
Quizá no haya un miedo tan general, cerval y tan traicionero
para la especie humana como el miedo a la soledad. De cómo se trenza con el
miedo a la libertad tal vez dé cuenta el popular libro de Erich Fromm. No lo
recuerdo.
La celda de aislamiento es el peor castigo para el castigado,
la más temible prisión para el preso. La soledad conduce a la locura y Robinson Crusoe perdería por completo la razón si no fuera por la compañía de Viernes. Y esto, a pesar de la
necesidad que todos tenemos de soledad y recogimiento, la necesidad visceral y
mental de estar solos de vez en cuando, de reservar y conservar una intimidad. Tu
corazón –decía Balzac- es un tesoro, vacíalo de golpe y quedarás arruinado. Elegir
vivir solo un tiempo está bien. Muchos rituales de tránsito de diversas
culturas así lo imponen. Pero no poder sino estar solo continuamente es un
infierno.
Un amigo filósofo me regaló hace tiempo el libro de Michel
Henry “Filosofía y fenomenología del cuerpo” que sólo ahora he leído con
detenimiento. Michel Henry es un fenomenólogo francés no tan conocido como
Merleau Ponty, tuve la suerte de conocer a un discípulo suyo que nos explicaba
con entusiasmo su Fenomenología.
4.CAMBIOS EN LA JERARQUÍA: CONTEMPLACIÓN FRENTE A ACCION
Hay que decir unas pocas frases sobre la jerarquía que se ha
establecido entre estas actividades humanas desde la Antigüedad a nuestros
días.
En Grecia labor y trabajo eran actividades que tenían lugar
fuera de la escena pública, en el ámbito privado de la casa. Sólo el ciudadano
que tenía esclavos se podía permitir el lujo de aparecer ante los demás en el
ágora, el “mundo” de entonces. Sus esclavos laboraban y trabajaban para él.
En el mundo entero se acuerdan de Hannah Arendt, en especial en zona de conflicto (Palestina, Ucrania, Egipto.....), como lo demuestra este documental de 2015. Su figura se agiganta con el paso del tiempo, más bien encuentra el reconocimiento que se merece.
Hoy parece que nuestros contemporáneos la aprecian porque encuentran en ella inspiración para ejercer "el derecho a desobedecer", según reza el título del documental.
« Il
existait deux voies qu’une culture pouvait emprunter après avoir satisfait ses
besoins matériels fondamentaux. La première était celle de la réflexion et de l’étude :
prendre du recul, observer, chercher la connaissance et l’inspiration dans le
monde environnant. La seconde consistait à investir toute son énergie dans la
protection de sa bonne fortune. »
Greg Egan. Gloire (2007,
trad. Bragelonne, Paris 2009)
Ante la dificultad de encontrar obras de Greg Egan
traducidas al español, decidí comprar un relato suyo en versión francesa: Gloire (2007, traducción 2009). Dos
exploradoras espaciales pertenecientes a una gran confederación galáctica no
dudan en encarnarse en otra especie, la raza de los Noudah, y en atravesar
veinte años luz para acceder a los secretos matemáticos de una tercera especie
desaparecida: los Niahs.
LA POESÍA Y SU SOMBRA
(Una meditación en torno a la obra de Yves Bonnefoy)
Miguel Florian
“La parole est pleine
de cendres”i
se lee en Une pierre, poema perteneciente a Vie errante
(1993). Esas cenizas, tal vez puedan explicar el que la lectura de la
obra de Yves Bonnefoy (1923-2016) nos deje un eco remoto, brumoso,
inasible. Esas palabras creemos haberlas escuchado antes, en un
tiempo y un lugar imprecisos. Lo mismo que al recorrer por vez
primera las calles de una ciudad, nos sobrecoge a veces el estupor,
la improbable sospecha de haber estado allí antes; su voz despierta
en nuestra alma otra voz, y nos reconocemos turbiamente en su eco.
Sí, en alguna ocasión -¿quizá en la entraña del sueño?- fuimos
mecidos en un mar de similares voces. Como un murmullo que en el
fondo de la noche desvela un alma fatigada, y recupera el un perfume
lejano perdido, así, su palabra fascina.
En entomología se usa en general la expresión “mimetismo
batesiano” para referir a un viviente, por ejemplo una especie de mosca inofensiva
que imita los colores y formas de otra especie, esta sí venenosa o armada con aguijón,
por ejemplo una avispa o una abeja. Con ello la mosca consigue preservarse de los depredadores.
“Batesiano” se dice en honor del científico británico Henry Walter Bates que
estudió el mimetismo de las mariposas del Amazonas en el XIX.
Muy frecuentemente, las familias de moscas Syrphidae y Bombilidae emulan a abejas y avispas, de este modo un insecto
inofensivo saca provecho de su parecido con otros peligrosos o repugnantes.
Así, un pájaro o una libélula no atacará a una mosca con listas o puntos
amarillos en el abdomen si el instinto le dice que es una avispa o ha tenido
antes una experiencia negativa una de ellas.
Cada vez me resultan más ridículos esos nietzscheanos postnihilistas que, por desesperar del otro mundo, santifican la Vida y
divinizan la Tierra. Podrían ilustrarse un poco y desilusionarse de su nueva fe
leyendo un buen manual de parasitología.
La esencia de la vida no tiene nada de santa, nada que ver
con la caridad cristiana, ni con la solidaridad comunitaria, ni con la
compasión budista. En realidad, la evolución de la vida parece no contar con
finalidad alguna, y por consiguiente carece por completo de ética. Ni siquiera es cierto que siempre sobrevivan los más inteligentes. La vida se
abre paso, casi siempre, por no decir siempre, a costa de otras vidas, como puede, más acá
del bien y del mal.
Si usted no está de acuerdo, le sugiero que lea El encantador de saltamontes, de David
G. Jara (Ed. Guadalmazán, 2015), amenísimo libro de divulgación científica
centrado en los casos más sonados y mejor conocidos de parasitismo.
En seguida que comencé a navegar sus páginas se me ocurrió
la idea de extrapolar estos casos a nuestro mundo social, en el que el
parasitismo ejercido por bípedos implumes sobre bípedos implumes adquiere
formas tan diversas como ingeniosas, salvo que los seres humanos, al contrario
que otros bichos o a diferencia de los hongos, podemos tomar conciencia de que
estamos parasitando o siendo parasitados, aunque casi siempre una de las
habilidades del parásito, natural o social, sea pasar desapercibido para
nutrirse, como todos los pícaros y cucos, de las energías y el trabajo ajeno, es decir, del pobre y
desapercibido hospedador.
“La escultura de sí” es una obra de ética y estética escrita
por Michel Onfray tras los pasos de Nietzsche. Hay que tomar esta
circunstancia, “tras los pasos”, de forma literal. Onfray viajó por Italia,
estuvo en Venecia, costa de Liguria, luego en Suiza, en Sils Maria en la Engandina. Visitó
casas, pueblos, montañas, lagos, bosques, rocas, lugares de inspiración del
filósofo. La coda del libro titulada “Cita bergamasca” describe las impresiones
de ese viaje.
Luc Ferry, Alain Finkelkraut y Onfray discuten sobre esta filosofía nacida en Estados Unidos en los 80.
Onfray participa en este programa como autor del libro: "Féeries anatomiques, généalogie du corps faustien"
"La revolución transhumanista, cómo la revolución de la tecnomedicina y la uberización
del
mundo van a cambiar nuestras vidas" es el último libro de Luc Ferry. En
él se ocupa de esta filosofía americana que defiende que el uso de la
ciencia para mejorar nuestra especie, aumentar sus capacidades de
conocimiento, reflexión y dejar atrás los TRES inconvenientes que nos
estropean la vida: enfermedad, envejecimiento, muerte.
El primer volumen de la trilogía Esferas, titulado Burbujas
de Peter Sloterdijk es una caja de sorpresas. Destila ironía, con un estilo
literario brillante y recurso a dobles y triples sentidos Sloterdijk describe
las burbujas en que vivimos los humanos. La amplitud de la cultura de este
filósofo alemán es ilimitada. Trae a colación las leyendas egipcias que la vida de Lao Tsé 81 años antes de
nacer en el vientre de su madre, que las visiones y predicaciones de Margarita Poreta, una mística
medieval quemada por bruja. Por no hablar de su conocimiento intenso y extenso
de los desarrollos trinitarios en los escritos de los padres de la iglesia o de los inicios del mesmerismo, precedente del psicoanálisis del que escribí para inaugurar este blog hace cinco años.
"Filosofía: el apasionamiento del preguntar extremo en la sobriedad del decir
que se pliega a lo dicho"
Martín Heidegger (Cuadernos negros)
Desde hace poco tiempo se han comenzado a publicar los textos, hasta ahora inéditos, de Heidegger titulados Cuadernos negros. Se trata de una extensa serie de anotaciones que el filósofo hizo entre los años 1931 y 1976. Lo publicado hasta ahora comprende textos datados en los años que van desde 1931 hasta 1938.
Los cuadernos se llaman “negros” a causa de que los textos que los componen estaban agrupados originalmente en cuadernos de tapas negras. Pero más allá de esa contingencia, lo de “negros” parece ser un ominoso signo anticipatorio de la leyenda negra que se está construyendo alrededor del filósofo a partir de la publicación de los mismos.
Cómo el conocimiento de los idiomas cambia nuestro cerebro
Fanny Jiménez
Trad. Ana Azanza
El
niño duda, el adulto que está enfrente le ha pedido que le entregue el
coche más pequeño que está encima de la mesa, ¿pero cuál? El adulto no
puede ver el más pequeño de los 3 coches porque está detrás de un
pequeño muro.
El
niño sólo tiene 4 años y la decisión no le resulta fácil. Al final
acaba por elegir el coche mediano, que para el adulto es el más
pequeño.
Todos los excesos son malos. Vivimos en mitad de una utopía de la comunicación, o de una "comunicracia". Sociedad del espectáculo incesante; parece que estemos obligados por imperativo mediático al infierno de los otros, incesantemente. Pero los otros no inquietan demasiado, no amenazan con su presencia real, porque no se ofrecen ya aquí en persona, en cuerpo y alma, sino virtualmente, en imagen, como fantasmas.
Oír, ver, salir, entrar, participar, vender, comprar, tratar, reunirse, entre el ruido y el humo, con sombras... Vivimos en una sociedad que prolonga la niñez, una sociedad adolescente en la que nadie sabe estar quieto ni solo, consigo mismo, entretenido en sentir sencillamente el rumor de sus propios pensamientos.
Gracias al blog de Luis Roca “MATERIALES PARA PENSAR” descubrí
al filósofo y autor Pierre Hadot. No es muy conocido y no lleva la fama y el
relumbrón de un Foucault o tantos otros filósofos galos admirados mundialmente.
No obstante su libro “Qu’est ce que la philosophie antique?” que acabo de devorar
literalmente me ha parecido una delicia.
Alain Badiou (1937) quizá uno de los más grandes filósofos
actualmente vivos, no es un pensador mediático. Es un pensador comprometido que
no teme reconocer su adscripción marxista en medio de la atmósfera neoliberal
dominante que disfrutamos, fue maoísta en su juventud y no aparca ninguna de
sus ideas políticas. Al mismo tiempo es un gran conocedor y "amante" de Platón, hasta el punto de haber reescrito una República adaptada a nuestros tiempos que fue editada en 2012.
En esta entrevista hecha por un canal dirigido a un público
juvenil, tenemos una muestra de su magisterio. En 2009 escribió un “Elogio del
amor” y en enero de 2016 publicó la conferencia que impartió sobre los
asesinatos del 13 de noviembre. Esos dos escritos marcan los dos temas de la entrevista, el amor y el odio.
El ser humano es capaz de pensamiento racional y consciente, eso dijo
Aristóteles. Actualmente los psicólogos y neurocientíficos van más lejos y
afirman que el inconsciente sería más importante que el pensamiento consciente.
El filósofo de Stuttgart Philipp Hübl se ocupa de este tema en su libro "Der
Untergrund des Denkens. Eine
Philosophie des Unbewussten"
Gracias a don José Biedma he podido leer “La insuficiencia
del discurso racional” de Laureano Luna, filósofo jiennense alejado del
mundanal ruido. Me ha sorprendido el libro. Los primeros capítulos se me
hicieron pesados, pues Laureano parte de la lógica, Cantor, Gödel, Richard,
Husserl, Babel, no fue un buen comienzo.
Tampoco me agradó la tesis del límite de la razón
discursiva, en efecto, la razón tiene límites, pero en una circunstancia como
la nuestra, la española, con una ilustración tan débil y siempre cuestionada,
pensé que no nos hacía falta otro antiilustrado más. No voy a repetir
argumentos sobre la falta de ilustración, ya lo hago en otros lugares y no
quiero repetirme.
'Initium Sapientiae Timor Domini' es el lema de la Universidad de los Andes en Mérida (Venezuela). Este proverbio latino u otros similares versionan el Salmo111:
"Principio del saber, el temor de Yahveh;
muy cuerdos todos los que lo practican.
Su alabanza por siempre permanece"
La idea del miedo como principio del saber siempre me ha producido escalofríos, mucho más si ese saber tiene por fin último el conocimiento de Dios.
Por una parte, no parece presentable un amor a Dios basado en el miedo, ni mucho menos una búsqueda de Dios -aun entre sombras- que tenga por origen el espanto.
Mas por otra parte, ese temor se asocia a la alabanza, al reconocimiento de que por encima de lo humano hay algo superior, más poderoso e incontrolable, de lo cual dependemos, bajo lo cual existimos y ante lo cual no cabe más que la humildad del reconocimiento de nuestra menesterosidad, reconocimiento que algunos grandes filósofos de la religión sitúan como fundamento de esta.
Günther Anders, seudónimo de Günther Stern, (1902-1992) es
conocido por haber sido el primer marido de Hannah Arendt, estuvieron casados
de 1929 a
1937. El matrimonio se rompió cuando la filósofa conoció al que sería su
segundo y definitivo marido Heinrich Blücher, se casaron en 1940, antes de su
exilio en Estados Unidos.
Günther Anders se doctoró con Husserl, realizó trabajos
filosóficos, periodísticos y literarios en París y Berlín. Entre 1936 y 1950
vivió en Estados Unidos alternando los trabajos manuales con su obra escrita. A
partir de esa experiencia dará forma asu obra principal “La obsolescencia del hombre”. En 1950 se instala en
Viena. Visita Hiroshima y mantiene una intensa correspondencia con el piloto norteamericano
que lanzó las bombas atómicas. Fue un comprometido activista antinuclear y
anti-guerra del Vietnam.
“La obsolescencia del hombre” libro editado a principios de
los años 50, lleva por subtítulo “sobre el alma en la época de la segunda
revolución industrial”. Ya entonces hablaba en los congresos a los que asistía
del “analfabetismo postliterario” y del “actual diluvio global de imágenes”.
Hace más de 60 años, cuando la televisión todavía no había llegado a nuestro
país, Günther Anders era consciente de cómo este medio invita al hombre a
quedarse con la boca abierta ante imágenes del mundo, a la participación
aparente en todo el mundo y tanto más generosamente cuanto menos se le ofrece
al individuo la posibilidad de comprender los contextos y menos se le admite en
la toma de decisiones importantes. Denunciaba la "iconomanía" que nos entontece.
En el libro citado trata pormenorizadamente de la amenaza de
las máquinas para todos y cada una, todos los países y todas las clases
sociales se ven afectados por el riesgo de la aniquilación del ser humano por
parte de sus propios productos. Evidentemente la posibilidad de la extinción
nuclear de la humanidad en aquellos momentos estaba en su punto culminante.
A la amenaza nuclear se han añadido hoy otros peligros. Por
no decir que la avalancha de las imágenes no comprendidas se ha acrecentado y
llega todavía a más seres humanos que hace 60 años.
Anders se defiende de los filósofos que opinan que no es
serio de ocuparse de algo tan poco metafísico como la televisión y de los que
le acusan de haber exagerado la nota. Hay fenómenos que quedarían sin
identificar si no se pusiera la lupa o el microscopio sobre ellos. La tesis
principal del libro es que frente a ese nuevo mundo de la segunda revolución
industrial, el alma humana no está actualizada. Llama “desnivelprometeico” al hecho de la a-sincronía del
hombre con respecto a sus productos. Desniveles hay muchos: entre actuar y
sentir, entre hacer y representar, entre conocimiento y conciencia, entre
aparato producido y cuerpo del hombre.
Como actriz que se transforma a sí misma la mujer, y el
hombre como actor, disfruta de menos libertad que como constructora de accesorios para su
mundo histórico. Haría falta una “Crítica de los límites del ser humano” en
general, su fantasía, su sentir, su responsabilidad…no basta especular sobre
nuestra finitud.
El libro se divide en tres partes:
“Sobre
la vergüenza prometeica”, expresión que significa la vergüenza ante las
cosas producidas quelleva a
preguntar al Prometeo actual ¿Quién soy yo?
“El
mundo como fantasma y matriz”, capítulo en el que filosofa sobre radio y
televisión.
“Sobre
la bomba y las raíces de nuestra ceguera del Apocalipsis”
Hay que señalar la lucidez y adelantamiento a su tiempo que
muestra en especial en la segunda parte. Es valiosa la crítica que hace de las
emisiones televisivas es demoledora, “puesto que estamos abastecidos no nos
ponemos en camino”, “los acontecimientos vienen a nosotros no nosotros a
ellos”,“la radio y la pantalla se
convierten en mesa familiar negativa, la familia se convierte en público en
miniatura”, “el consumo de masas tiene lugar hoy de manera solitaria. Cada
consumidor es un trabajador doméstico no pagado al servicio de la formación del
hombre-masa”, “los aparatos nos quitan el habla, por eso nos transforman en
menores de edad y subordinados”. “las emisiones eliminan la diferencia entre
cosay noticia, son juicios camuflados”.
Pero lo que más me ha llamado la atención es el anexo donde
pergeña la necesidad de una historia de los sentimientos. “La historia de los
estilos y morales es una cadena ininterrumpida de empresas, en que la humanidad
ha intentado compensar su carácter indeterminado mediante obligaciones que se
ha impuesto a sí misma, determinarse siempre de nuevo social y
psicológicamente, hacer algo nuevo desde sí misma.”
La dote del hombre consiste en su sociabilidad genérica, un
cheque en blanco que debe rellenar suplementariamente para funcionar. Lo que el
hombre produce como sociedad concreta es “no natural” y en comparación con lo
“genérico” contingente. En cada sociedad producida hay violencia contra los
perdedores de la misma, y violencia contra la naturalidad del hombre como tal.
Por eso un esquema de sociedad tiene éxito si conforma al hombre en su
totalidad, pero la conformación del hombre sólo es total si se modelan también
los sentimientos.
En la mayoría de los casos cuando un nuevo esquema de
sociedad ha empezado a imponerse el ser humano se ha intentado adaptar
sentimentalmente, para quien se ha adaptado lo contingente se convierte en
aparente naturaleza, en costumbre, lo a posteriori se convierte en a priori.
No siempre se puede abandonar a ese proceso de
acostumbramiento precisamente por el fenómeno del desnivel porque la
transformación del sentimiento avanza más lenta que la transformación del mundo.
Aparece así la necesidad de ayudar al sentir o de producir y expresar
sentimientos. Cuando el desnivel representa un riesgo político como lo fue en
1933 la propaganda nazi es más importante la producción de nuevos sentimientos.
Los nacionalsocialistas intentaron que las víctimas marcharan jubilosas al
matadero por el bien de la nación, incluso con entusiasmo. Esta campaña del
terror desatado al que los perseguidos deben someterse voluntariamente por el
bien común que “alguien” ha decretado me resulta familiar, no es privilegio de
los seguidores hitlerianos.
“La falta de una historia de los sentimientos, en analogía
con la historia de los hechos y la historia de las ideas, representa el mayor
desiderátum de la filosofía de la historia y la ciencia de la historia. A lo
sumo, esa historia existe en versiones involuntarias, por ejemplo, en forma de
historia de la religión o del arte. Ese vacíotiene su causa en el prejuicio de que la vida sentimental es lo constante,
lo no histórico en la historia de la humanidad.”
Pero a lo largo de la historia también los sentimientos han
cambiado, sólo que de manera más lenta. La tesis del deísmo racionalista según
la cual las religiones universales sólo difieren en sus contenidos, pero que
todas son cuestión de fe, es decir han sentido igual, es increíble y demuestra
que el racionalismo es más cristiano de lo que parece: considera su propio
sentimiento históricamente acuñado como el sentimiento en general.
Cada religión es un sistema afectivo sui generis, cada fundamentación
de la religión ha sido una revolución en la historia sentimental de la
humanidad.
Cada artista ha sentido de manera diferente, Delacroix y
Parmeggiano, Berlioz y Palestrina, crearon obras totalmente diferentes y
sintieron de manera diferente, el mundo histórico respectivo al favor o en
contra del cual estos artistas crearon, les permitió diferentes sentimientos.
Günter Anders propone una ampliación intencional del volumen de comprensión de nuestro sentir. Lo
explica con el ejemplo de la música de Bruckner. Cuando suena la sinfonía de
Bruckner es un evento de tal amplitud que hace desaparecer el mundo cotidiano.
Abriéndonos a él, ese evento se adentra en nosotros, lo captamos, lo
concebimos, el alma es dilatada, adquiere una capacidad o una “cabida” o un
volumen o una amplitud que ella no se puede dar a sí misma.
Pero ¿qué quiere decir que no podemos darle esa capacidad al
alma? La música de Bruckner no deja de ser un producto humano, por lo que es
algo que hemos hecho también nosotros, los oyentes.
La dilatación del alma pormedio de la música significa que el alma concibe la música, sólo en la
medida en que la experimenta, experimenta su transformación en tamaño. La
relación no es entre un contenedor y su contenido, ¿es una relación entre un sujeto
y un objeto? ¿está la sinfonía enfrente como un ob-jeto normal?
El que escucha se encuentra “en” la música y la música “en”
él. En la esfera musical la confrontación sujeto-objeto pierde su sentido. Al
escuchar en verdad la música yo mujer oyente me hago idéntica a mi objeto y
éste conmigo.
Hacer música crea una situación en la que el “Prometeo
desconcertado” alcanza su producto. El ser humano nunca está más articulado que
cuando está en la “música”, pues su estado de ánimo es inseparable de las voces
y de la afinada coherencia del desarrollo objetivo de la pieza ejecutada. Quien
hace o escucha música acoge sus tensiones, su desarrollo, su espacio, el oyente
se convierte en el objeto.
Y a la música también le corresponden los caracteres que
normalmente atribuimos al sujeto: expresión, estado de ánimo. Sujeto y objeto
forman una unidad, lo mismo que en la danza o en la interpretación de un
instrumento.
Las obras musicales crean sentimientos, como las obras de
arte en general, no se limitan a la expresión de un sentimiento ya sentido.
Cada una tiene el suyo imposible de sentir si no hubiera sido creada esa
determinada pieza. Las situaciones en las que nos colocan las obras de arte son
también “obras de arte”.
Con este ejemplo musical queda explicado el tema de la
“historia de los sentimientos”, no estamos limitados a sentir de una vez para
siempre lo mismo. Los hombres y mujeres descubrimos siempre nuevos
sentimientos, algunos de los cuales superan la capacidad cotidiana del alma, porque
proponen un ejercicio de elasticidad “exagerado”.
Con La Ilustración Anthony Pagden continúa el camino emprendido en 2002 con La ilustración y sus enemigos. Dos ensayos sobre los orígenes de la
modernidad, obra con la que pretendía identificar los valores de la
Ilustración para defenderla de los críticos que la hicieron responsable de
todos los males del mundo contemporáneo. Confiesa Pagden en el prólogo a la edición española de la obra que reseñamos que escribió La Ilustración y sus enemigos porque
éstos habían conseguido ocultar el
aspecto positivo más significativos del proyecto ilustrado, que, a
grandes rasgos, no fue otro que el de “fundar una ´ciencia´ absolutamente laica
de la humanidad” (p. 12). Es decir, hacer uso de la razón y liberar al hombre
de prejuicios, especialmente los religiosos; lo que Kant condensó en el
lema Sapere Aude, o lo que es lo
mismo: atrévete a usar tu propia razón.
“Menos que nada” es el último libro del filósofo esloveno
Slavoj Zizek y el primero que leo de él. Hasta ahora lo conocía por referencias
en Internet, por ejemplo por los escritos de Luis Roca. También lo recuerdo en
un vídeo donde diferentes filósofos contemporáneos hablan de ética, Zizek
aparece en ese vídeo en un vertedero de basura. No entendí semejante marco y
contexto para una exposición filosófica. Tras leer "Menos que nada" y ver el
nivel de sinceridad incluso obscenidad al que es capaz de llegar, me parece que
he comprendido mejor. Aunque seguramente a Zizek le molesta “ser comprendido”.
Jacques Ellul (1912-1994) fue líder de la resistencia durante la Segunda guerra mundial, filósofo, sociólogo, teólogo y anarquista cristiano francés. Junto a su amigo Ivan Illich es considerado uno de los padres de las ideas sobre el post-desarrollo: decrecimiento, simplicidad voluntaria, ecología política.
Considera que el hombre moderno ha reducido la multiplicidad o diversidad de sus dimensiones (poética, simbólica, religiosa, técnica) a la tecnológica y política, en un mundo en el que sólo cuentan eficacia y potencia.
En Los nuevos poseídos (Monteávila, Caracas, 1978) afirma que vivimos en una era post-cristiana. Pero la vuelta al paganismo es imposible. Si nuestra época ha dejado de ser cristiana, es importante no obstante insistir en que ha pasado por la experiencia de serlo.
El humanismo ateo parece haberse impuesto. Su contenido ideológico se resume: